Habitantes de las comunidades aledañas a la Sierra de Guadalupe, en el municipio de Ecatepec, reportaron presencia de perros callejeros muertos, principalmente en los alrededores de la zona del cerro Ehécatl.
Al manifestar que esta situación constituye un foco de infección, los residentes hicieron denuncias públicas en redes sociales, haciendo énfasis en que los canes han muerto por envenenamiento masivo.
Manifestaron que en la Sierra de Guadalupe, la cadena de montañas del Valle de México que atraviesa varios municipios y alcaldías de la zona norte de la capital, es común la presencia de jauría de perros sin dueño, que deambulan a todas horas.
Los habitantes aseveraron que existen personas que se incomodan con la presencia de perros callejeros y que para acabar con ellos han encontrado una forma a través del envenenamiento. “El problema es que los canes mueren y sus cadáveres quedan a la intemperie, lo que constituye un foco de infección por la descomposición natural”, se lee en las denuncias divulgadas a través de Facebook.
Al respecto, encargado del Centro de Atención Canina y Felina de Ecatepec (Cacyfe), perteneciente al DIF municipal, Sergio Chávez Bravo, dio a conocer que los animales son envenenados con cebos de pollo que contienen distintos tipos de sustancias tóxicas, incluso más dañinas que el propio veneno para matar ratas, ya que el efecto es casi inmediato y letal.
Por ello, indicó que las autoridades locales determinaron realizar recorridos constantes en el cerro Ehécatl o cerro de la Cruz para detectar puntos donde desconocidos arrojan alimento con veneno, luego de que se reportaron varios perros muertos en las partes altas de la localidad.
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“Vamos a realizar distintos recorridos para detectar las zonas donde suelen dejar los cadáveres. En esta ocasión encontramos un perro que muestra señales de que fue arrastrado, es decir que murió en un punto y lo trasladaron a otro arrastrándolo”, agregó Sergio Chávez Bravo
Agregó que no es conveniente dejar los cuerpos a la intemperie, ya que representan un foco de infección, además de que la fauna local como tlacuaches, cacomixtles y serpientes podrían devorar algún resto y causarles la muerte por intoxicación.
Reiteró que se trabaja en conjunto con la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México (Propaem) para seguir de cerca estos hechos y castigar a los responsables.
De manera extraoficial se sospecha que ganaderos de la zona sean quienes colocan el alimento envenenado, para que las jaurías que rondan por la Sierra de Guadalupe detengan su caza, ya que en diversas ocasiones lo perros devoran reses que escapan de los corrales.
De acuerdo con el artículo 235 BIS del Código Penal del Estado de México, estos actos son considerados como maltrato animal y son penados con un mínimo de dos años de prisión y hasta cuatro años máximo.
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