En esta temporada la alegría, podría decirse, está hecha de papel periódico, china, metalizado, crepé, engrudo y confeti... aunque dure lo que la canción que reza: “Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino”.
El secreto de cómo juntar esos materiales y llevar color y risas a diferentes lugares lo sabe bien José Flores, piñatero de 52 años de edad, quien cuando tenía 17 decidió hacerlas, porque “para la Navidad no había (dinero), y se me ocurrió hacer unas piñatas, y se me ocurrió venderlas; las fui haciendo cada vez mejor y las vendía bien, hasta la fecha”, explica.
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“Llevo más o menos 37 años haciendo las piñatas. Empecé solo, y ya después me ayudó mi esposa, luego mis hijos, después mis sobrinos por parte de mi esposa, ahora ya va el nieto también aprendiendo a hacer la piñata”, añade al hablar de sus inicios.
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Ahora fabrica 9 o 10 modelos de piñatas, en estrella con 5, 7 u 8 picos, y también hace figuras, “saco burritos, perros y puerquitos, puros animalitos”.
Las fabrica todo el año, con periódico y globo para formar la base, y después las viste con papel china, metalizado, confeti metálico y papel crepé; para pegarlos usa puro engrudo tradicional. “Las monto en cualquier carro, las amarro bien, y se van lejos, hasta Veracruz, o Chignahuapan, y llegan bien”.
Con ayuda de Evelyn, Iliana y Guadalupe, en esta temporada fabrica 300 piñatas, chicas y grandes; las entregan en el Mercado de Jamaica, el mercado de la Obregón, la Central de Abasto, también en Iztapalapa, la Merced, y lugares como Pachuca. El precio depende del tamaño, por ejemplo, la jumbo sale en 900 pesos, aunque también hay de 600, 800 y menos.
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