/ domingo 15 de septiembre de 2024

Cueva de la Olla, parte de la cultura de Paquimé [Fotorreportaje]

Considerado uno de los mayores atractivos turísticos de Chihuahua, esta zona arqueológica es un excelente ejemplo del sistema de vivienda denominado Casas en Acantilado.

La zona arqueológica de la Cueva de la Olla, es parte de la cultura de Paquimé; es uno de los lugares turísticos de Chihuahua que no se pueden dejar de visitar, pues te remonta a cinco mil 500 años antes de Cristo. Es un excelente ejemplo del sistema de vivienda denominado Casas en Acantilado.

Esta vivienda está construida de cuartos agregados uno seguido del otro y encima de ellos a lo largo de varias generaciones de sus moradores que los habitaban por familias. Estos hombres tuvieron como base de sustento la agricultura; sembraron maíz, frijol, calabaza y chile, entre otros cultivos, que guardaban con mucho cuidado en enormes graneros con formas de ollas gigantes con el fin de conservar las cosechas y repartirla entre la población en épocas en que los recursos se agotaban. Recibe este nombre por el granero de magnas dimensiones que se encontró, cuya forma redondeada recuerda la de una gran vasija.

Impresionante vestigio de una ocupación que, en la zona, se remonta a cinco mil 500 años A.C., el más antiguo de Aridoamérica y de todo México. Sobresale el gran granero comunal en forma de vasija, un prodigio de la conservación, con estructura de hojas secas retorcidas recubiertas de barro. Se trata de un sitio característico de la cultura de Paquimé, formado por siete habitaciones construidas dentro de un abrigo rocoso.

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Destaca un gran granero circular que desde lejos parece una olla, de ahí el nombre, en el que se almacenaba maíz y calabazas. Tanto las habitaciones como el granero fueron construidos con adobe colado y muestran la arquitectura típica de la región, como las puertas en forma de T. La Cueva de la Olla tiene en su vestíbulo un área plana donde se construyeron siete recintos.

Se divide en dos grandes ramas que debieron ser utilizadas para usos múltiples a pesar de ser áreas oscuras y frías. En la rama norte se encontraron esqueletos humanos, pues era costumbre regional enterrar a los muertos cerca o dentro de sus habitaciones. En el área se han encontrado vestigios de la cultura Mogollón, restos de cerámica de tipo sencillo y otros materiales de tipo suntuario más escasos, propios de la cultura de Paquimé.

El grupo que habitó en la Cueva de la Olla, debió estar formado al menos por 30 individuos que se organizaron para trabajar en las áreas más planas de la región, propias para el cultivo; dispusieron de agua corriente todo el año gracias al arroyo cercano y acumulando su producción en el granero, para proveerse durante por lo menos 170 días. Además, consumían productos silvestres como bellotas y palmas.

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La zona arqueológica de la Cueva de la Olla, es parte de la cultura de Paquimé; es uno de los lugares turísticos de Chihuahua que no se pueden dejar de visitar, pues te remonta a cinco mil 500 años antes de Cristo. Es un excelente ejemplo del sistema de vivienda denominado Casas en Acantilado.

Esta vivienda está construida de cuartos agregados uno seguido del otro y encima de ellos a lo largo de varias generaciones de sus moradores que los habitaban por familias. Estos hombres tuvieron como base de sustento la agricultura; sembraron maíz, frijol, calabaza y chile, entre otros cultivos, que guardaban con mucho cuidado en enormes graneros con formas de ollas gigantes con el fin de conservar las cosechas y repartirla entre la población en épocas en que los recursos se agotaban. Recibe este nombre por el granero de magnas dimensiones que se encontró, cuya forma redondeada recuerda la de una gran vasija.

Impresionante vestigio de una ocupación que, en la zona, se remonta a cinco mil 500 años A.C., el más antiguo de Aridoamérica y de todo México. Sobresale el gran granero comunal en forma de vasija, un prodigio de la conservación, con estructura de hojas secas retorcidas recubiertas de barro. Se trata de un sitio característico de la cultura de Paquimé, formado por siete habitaciones construidas dentro de un abrigo rocoso.

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Destaca un gran granero circular que desde lejos parece una olla, de ahí el nombre, en el que se almacenaba maíz y calabazas. Tanto las habitaciones como el granero fueron construidos con adobe colado y muestran la arquitectura típica de la región, como las puertas en forma de T. La Cueva de la Olla tiene en su vestíbulo un área plana donde se construyeron siete recintos.

Se divide en dos grandes ramas que debieron ser utilizadas para usos múltiples a pesar de ser áreas oscuras y frías. En la rama norte se encontraron esqueletos humanos, pues era costumbre regional enterrar a los muertos cerca o dentro de sus habitaciones. En el área se han encontrado vestigios de la cultura Mogollón, restos de cerámica de tipo sencillo y otros materiales de tipo suntuario más escasos, propios de la cultura de Paquimé.

El grupo que habitó en la Cueva de la Olla, debió estar formado al menos por 30 individuos que se organizaron para trabajar en las áreas más planas de la región, propias para el cultivo; dispusieron de agua corriente todo el año gracias al arroyo cercano y acumulando su producción en el granero, para proveerse durante por lo menos 170 días. Además, consumían productos silvestres como bellotas y palmas.

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