La noche del jueves 30 de octubre sexoservidoras, asociaciones civiles, activistas, académicas y estudiantes de la Ciudad de México colocaron dos ofrendas para recordar a aquellas trabajadoras sexuales que fueron asesinadas.
La mayoría de aquellas a las que le es rebatada la vida son mujeres transexuales, como el caso de una joven que fue asfixiada dentro de una de las habitaciones del hotel ubicado en la calle de Juan de Dios Peza en la colonia Obrera.
Afuera de dicho hotel un grupo de trabajadoras se reunió para conmemorar la muerte de casi 40 compañeras en circunstancias violentas.
Ante dicha cifra activistas se han dedicado a velar por los derechos de las mujeres que se dedican a este oficio y exigir que se legalice de manera digna el trabajo sexual, y que las autoridades den seguridad a las mujeres, pues enfrentan muchos peligros.
Aseguran que desde las faltas de respeto verbales hasta lanzarles objetos como huevos o rociarlas con extinguidores, son situaciones que tienen que enfrentar día con día; incluso han sido víctimas de asaltos y violaciones, sin que la policía intervenga.
Otro altar a las mujeres muertas se realizó en la esquina de Puente de Alvarado y Buenavista, lugar donde varias sexoservidoras entre ellas trans y travestis se dan cita para laborar cada día.
En la ofrenda una cartulina muestra la leyenda: “¡Las trabajadoras vivas recordamos a nuestras muertas”, y abajo se enlistan los nombres de más de 60 trabajadoras sexuales de la CDMX asesinadas.
De acuerdo con datos del Centro de Apoyo a Identidades Trans, México es el segundo país con más transfeminicidios, sólo después de Brasil.