Este 2 de octubre se cumplen 51 años de la represión violenta por parte de autoridades a estudiantes que se manifestaban en la Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México.
De acuerdo a la versión de autoridades de esa época fueron asesinadas entre 30 y 40 personas aquella tarde y más de mil fueron detenidas por elementos del Ejército.
Desde meses antes las manifestaciones se realizaban de manera continua, debido a que el 22 de julio de 1968 alumnos de la vocacional 5 se enfrentaron a golpes contra estudiantes de la Preparatoria “Isaac Ochoterena”.
La riña ocurrió en la Ciudadela y aparentemente no tuvo consecuencias graves, sin embargo, en búsqueda de venganza los alumnos de la Ochoterena acudieron al plantel del IPN en busca de venganza, reavivando el pleito, esta vez intervino el cuerpo de granaderos que abusaron del uso de violencia con los estudiantes.
Este hecho generó indignación por lo que fue organizada una marcha el 25 de julio, sin embargo, las autoridades reprimieron varias manifestaciones, el 30 de julio el ejército lanzó un bazucazo en la puerta de la Preparatoria 1 de la UNAM en San Ildelfonso.
A su vez, elementos castrenses ingresaron a las Preparatorias 2 y 3; a las vocacionales 2 y 5 para sacar a varios estudiantes y llevárselos detenidos, generando más encono por parte de la comunidad estudiantil que inició una serie de paros a los que se unieron las facultades de Cuidad Universitarias.
El 1 de agosto el rector de la UNAM Javier Barros sierra convocó a una marcha que uniera a los universitarios y politécnicos en contra de las represiones de la policía y del ejército contra los estudiantes.
El 19 de septiembre los soldados ingresaron a Ciudad Universitaria violando la autonomía de la UNAM; el 24 de septiembre tomaron el Casco de Santo Tomás y Zacatenco, las unidades más importantes del IPN.
Ante esto, fue convocado un mitin el 2 de octubre en la unidad habitacional de Tlatelolco, donde fueron expuestas las demandas del consejo Nacional de Huelga (CNH), que eran la desaparición del cuerpo de granaderos, y que se liberaran a los estudiantes detenidos.
Lo que no sabían es que antes de que se llevara a cabo dicho mitin, elementos de la policía y del ejército se habían colocado en techos y en las entradas, el ejército fue por los líderes del movimiento, mientras que un grupo paramilitar conocido como el Batallón Olimpia, se dedicó a detener y golpear a los asistentes.
Al siguiente día, periódicos internacionales publicaron la represión que el gobierno mexicano cometió contra los estudiantes, mientras que al interior del país nadie habló del asesinato ocurrido 10 días antes de que se llevaran a cabo los Juegos Olímpicos en el distrito Federal.