/ miércoles 25 de diciembre de 2019

Ausencia de esperanza reina en La Merced

Locatarios desolados hacen recuento de daños

A casi 7 años, Emiliano observa con tristeza los escombros que dejó el incendio de la noche anterior en su puesto de frutas, donde mucha de la mercancía ennegrecida por el paso del fuego y la humareda, aún conservaba su forma en medio de los pasillos de la Nave Mayor dentro del Mercado La Merced.

Sus manos sostenían un martillo, el mismo que le sobrevivió al incendio anterior en febrero del 2013 y al que, con resignación forzada en el rostro, quitaba pedacería chamuscada del contorno, mientras observaba el desastre a su alrededor.

“Todavía no nos recuperábamos del incendio anterior cuando viene este a terminar con nuestro patrimonio” y es que para Emiliano y el resto de sus compañeros locatarios, ha sido una carrera cuesta arriba levantar sus negocios, mientras pacientes han esperado el apoyo de las autoridades, “que no termina de llegar para todos los afectados desde el anterior en que a mí también me tocó”, dijo el comerciante.

Foto: Luis Barrera

Con paciencia, el locatario recogía algunos ganchos en los que la fruta fresca lucía en torno a su local antes del incendio, mientras, platicaba con sus amigos y compañeros sobre el terrible suceso del que se enteró casi de inmediato porque vive muy cerca del mercado.

El humo todavía salía de las cajas de metal que servían como almacén de los comerciantes, y el olor a quemado, rememoraba la tragedia que presenciaron vendedores y vecinos al ver las llamas extenderse rápidamente.

Los pocos bomberos aún presentes en el lugar removieron escombros durante la mañana del 25 de diciembre, mientras los propietarios de los negocios derruidos hacían limpieza entre los pasillos para ingresar, solo con la intención de verificar que todo se les quemó.

Todos los recuerdos de la conflagración anterior se avivaron para Teresa cuando se aproximó a la entrada del mercado, y al caminar entre los artículos quemados, cómo los que halló al llegar a su local de verduras.

Foto: Luis Barrera

La comerciante, debatida entre el enojo y la tristeza sacaba el agua estancada en el pasillo donde se ubicaba su local, en el que quedaron los vestigios de las verduras que vendía y los fierros del resto de los negocios.

"Anoche vi la noticia con mis dos pequeños, estábamos festejando y me asusté", su familia no la dejó salir hacia el mercado, conscientes de que poco podría hacer, "hoy solo veo pérdidas, y tengo mucha desesperación y enojo con las autoridades por no apoyar a los más necesitados", dijo la joven madre de tres menores de edad.

Con las manos entretenidas por la jícara con la que sacaba el agua y la voz entrecortada, Teresa compartió para La Prensa, sobre lo mucho que le costó a sus padres mantener ese local para llevar sustento a la familia, aunque la responsabilidad cae en sus manos actualmente.

Foto: Luis Barrera

En una lista se plasmaron los nombres de los representantes de cada pasillo, harían una reunión con las autoridades, a las que les pediría apoyo y también, les exigirían que se termine la remodelación que lleva más de 6 años de atraso.

Los comerciantes dicen que las autoridades reportan 600 locales afectados, pero ellos saben que se trata de 2 mil, "todos nosotros, los dos mil, no tenemos mercancía, ni un lugar para vender y mantenernos por meses, un tiempo indefinido, hasta que las autoridades hagan algo para apoyarnos", expresó Mario, uno de los líderes dentro del mercado.

Foto: Luis Barrera

La unidad en los vendedores era constante, unos a otros en apoyo, intentando rescatar de los escombros lo más mínimo, porque "la unión hace la fuerza, y la tragedia ya nos ha pegado tres veces en tan poco tiempo, del gobierno no podemos esperar nada, pero muchos de nosotros sabemos que si le echamos ganas vamos a salir una vez más", entusiasta dijo Sandra, comerciante de verduras, mientras veía con nostalgia el entorno afectado por el fuego.

Antes del incendio, el olor de las frutas de temporada, el color de las flores de Noche Buena y la alegría de las piñatas, lograban sembrar la esperanza en medio de un mercado afectado en el 2013 y después en el 2017 por el sismo, en plena fecha navideña, los comerciantes dicen sentirse solos y sin confianza en las autoridades.

A casi 7 años, Emiliano observa con tristeza los escombros que dejó el incendio de la noche anterior en su puesto de frutas, donde mucha de la mercancía ennegrecida por el paso del fuego y la humareda, aún conservaba su forma en medio de los pasillos de la Nave Mayor dentro del Mercado La Merced.

Sus manos sostenían un martillo, el mismo que le sobrevivió al incendio anterior en febrero del 2013 y al que, con resignación forzada en el rostro, quitaba pedacería chamuscada del contorno, mientras observaba el desastre a su alrededor.

“Todavía no nos recuperábamos del incendio anterior cuando viene este a terminar con nuestro patrimonio” y es que para Emiliano y el resto de sus compañeros locatarios, ha sido una carrera cuesta arriba levantar sus negocios, mientras pacientes han esperado el apoyo de las autoridades, “que no termina de llegar para todos los afectados desde el anterior en que a mí también me tocó”, dijo el comerciante.

Foto: Luis Barrera

Con paciencia, el locatario recogía algunos ganchos en los que la fruta fresca lucía en torno a su local antes del incendio, mientras, platicaba con sus amigos y compañeros sobre el terrible suceso del que se enteró casi de inmediato porque vive muy cerca del mercado.

El humo todavía salía de las cajas de metal que servían como almacén de los comerciantes, y el olor a quemado, rememoraba la tragedia que presenciaron vendedores y vecinos al ver las llamas extenderse rápidamente.

Los pocos bomberos aún presentes en el lugar removieron escombros durante la mañana del 25 de diciembre, mientras los propietarios de los negocios derruidos hacían limpieza entre los pasillos para ingresar, solo con la intención de verificar que todo se les quemó.

Todos los recuerdos de la conflagración anterior se avivaron para Teresa cuando se aproximó a la entrada del mercado, y al caminar entre los artículos quemados, cómo los que halló al llegar a su local de verduras.

Foto: Luis Barrera

La comerciante, debatida entre el enojo y la tristeza sacaba el agua estancada en el pasillo donde se ubicaba su local, en el que quedaron los vestigios de las verduras que vendía y los fierros del resto de los negocios.

"Anoche vi la noticia con mis dos pequeños, estábamos festejando y me asusté", su familia no la dejó salir hacia el mercado, conscientes de que poco podría hacer, "hoy solo veo pérdidas, y tengo mucha desesperación y enojo con las autoridades por no apoyar a los más necesitados", dijo la joven madre de tres menores de edad.

Con las manos entretenidas por la jícara con la que sacaba el agua y la voz entrecortada, Teresa compartió para La Prensa, sobre lo mucho que le costó a sus padres mantener ese local para llevar sustento a la familia, aunque la responsabilidad cae en sus manos actualmente.

Foto: Luis Barrera

En una lista se plasmaron los nombres de los representantes de cada pasillo, harían una reunión con las autoridades, a las que les pediría apoyo y también, les exigirían que se termine la remodelación que lleva más de 6 años de atraso.

Los comerciantes dicen que las autoridades reportan 600 locales afectados, pero ellos saben que se trata de 2 mil, "todos nosotros, los dos mil, no tenemos mercancía, ni un lugar para vender y mantenernos por meses, un tiempo indefinido, hasta que las autoridades hagan algo para apoyarnos", expresó Mario, uno de los líderes dentro del mercado.

Foto: Luis Barrera

La unidad en los vendedores era constante, unos a otros en apoyo, intentando rescatar de los escombros lo más mínimo, porque "la unión hace la fuerza, y la tragedia ya nos ha pegado tres veces en tan poco tiempo, del gobierno no podemos esperar nada, pero muchos de nosotros sabemos que si le echamos ganas vamos a salir una vez más", entusiasta dijo Sandra, comerciante de verduras, mientras veía con nostalgia el entorno afectado por el fuego.

Antes del incendio, el olor de las frutas de temporada, el color de las flores de Noche Buena y la alegría de las piñatas, lograban sembrar la esperanza en medio de un mercado afectado en el 2013 y después en el 2017 por el sismo, en plena fecha navideña, los comerciantes dicen sentirse solos y sin confianza en las autoridades.

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