/ domingo 28 de julio de 2024

Avivan cultivo en CDMX de nueve razas de maíz nativo 

Cuatro de ellas son de amplio cultivo y consumo para tortilla, tamales, tlacoyos, quesadillas, chileatole, gorditas, tlaxcales, pinole y elotes

El cultivo de nueve razas de maíz nativo en el Suelo de Conservación de la Ciudad de México, que representa el 14 por ciento de la riqueza nacional de razas de maíz, se desarrolla en Suelo de Conservación afirmó la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).

Con el propósito de fomentar su uso y conservación, la dependencia, a través de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), ha apoyado el cultivo agroecológico de estas razas de maíz y estableció, en este año, el primer banco de semillas agrícolas de la ciudad denominado la "Casa de Semillas Toxinachcal” donde se preservan más de mil 500 muestras de semilla de esta riqueza genética y biocultural.

Sedema detalló que de las nueve razas cultivadas en el Suelo de Conservación, cuatro de ellas (Cónico, Elotes Cónicos, Chalqueño y Cacahuacintle) son de amplio cultivo y consumo para tortilla, tamales, tlacoyos, quesadillas, chileatole, gorditas, tlaxcales, pinole y elotes. Otras cuatro, con menor presencia (Palomero, Arrocillo, Ancho y Pepitilla) se destinan a usos similares y la raza Elotes Occidentales para elote, pinole y tortilla.

Foto: Cortesía

Fortaleciendo el patrimonio genético

La Casa de Semillas Toxinachcal está integrada por un Laboratorio de Diagnóstico Molecular y un Banco de Germoplasma, el cual tiene como objetivo resguardar y restituir a los productores agrícolas el patrimonio genético heredado por los pueblos prehispánicos.

Dicho legado ha sido erosionado por prácticas agrícolas como el uso de semillas híbridas y transgénicas, así como una política de abandono al campo, promovidos durante el periodo neoliberal, y ha colocado al borde de la amenaza a 64 razas de maíces nativos a nivel nacional y nueve razas en el Suelo de Conservación, lo cual incide en la autosuficiencia, soberanía y cultura alimentaria. Toxinachcal buscará también establecer vínculos con las casas comunitarias de semillas locales para fortalecer el patrimonio genético.

Foto: Cortesía

Plantas endémicas también bajo resguardo

El banco alberga dos colecciones de semillas: una para uso inmediato, almacenada a cuatro grados centígrados, que permite a los campesinos depositar y retirar semillas para sus cultivos de manera continua, y otra para el futuro, conservada a menos 18 grados centígrados, que protege material genético con una vida útil de 90 años, destinada a proyectos futuros, sin transgénicos, para desarrollar semillas más productivas, resistentes al estrés hídrico y adaptadas al cambio climático.

Actualmente, el banco protege muestras de semillas de cultivos nativos como maíz, amaranto, frijol, haba, romerito, chile, cempasúchil, huauzontle y calabaza, además de plantas endémicas y en peligro de extinción.

En el 2019 se destinan más de mil millones de pesos anuales para el Suelo de Conservación, que representa cinco veces más de lo destinado en años anteriores, cuando había un presupuesto de alrededor de 200 millones de pesos anuales, lo que ha permitido mejoras para las y los productores.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem



Foto: Cortesía

El cultivo de nueve razas de maíz nativo en el Suelo de Conservación de la Ciudad de México, que representa el 14 por ciento de la riqueza nacional de razas de maíz, se desarrolla en Suelo de Conservación afirmó la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).

Con el propósito de fomentar su uso y conservación, la dependencia, a través de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), ha apoyado el cultivo agroecológico de estas razas de maíz y estableció, en este año, el primer banco de semillas agrícolas de la ciudad denominado la "Casa de Semillas Toxinachcal” donde se preservan más de mil 500 muestras de semilla de esta riqueza genética y biocultural.

Sedema detalló que de las nueve razas cultivadas en el Suelo de Conservación, cuatro de ellas (Cónico, Elotes Cónicos, Chalqueño y Cacahuacintle) son de amplio cultivo y consumo para tortilla, tamales, tlacoyos, quesadillas, chileatole, gorditas, tlaxcales, pinole y elotes. Otras cuatro, con menor presencia (Palomero, Arrocillo, Ancho y Pepitilla) se destinan a usos similares y la raza Elotes Occidentales para elote, pinole y tortilla.

Foto: Cortesía

Fortaleciendo el patrimonio genético

La Casa de Semillas Toxinachcal está integrada por un Laboratorio de Diagnóstico Molecular y un Banco de Germoplasma, el cual tiene como objetivo resguardar y restituir a los productores agrícolas el patrimonio genético heredado por los pueblos prehispánicos.

Dicho legado ha sido erosionado por prácticas agrícolas como el uso de semillas híbridas y transgénicas, así como una política de abandono al campo, promovidos durante el periodo neoliberal, y ha colocado al borde de la amenaza a 64 razas de maíces nativos a nivel nacional y nueve razas en el Suelo de Conservación, lo cual incide en la autosuficiencia, soberanía y cultura alimentaria. Toxinachcal buscará también establecer vínculos con las casas comunitarias de semillas locales para fortalecer el patrimonio genético.

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Plantas endémicas también bajo resguardo

El banco alberga dos colecciones de semillas: una para uso inmediato, almacenada a cuatro grados centígrados, que permite a los campesinos depositar y retirar semillas para sus cultivos de manera continua, y otra para el futuro, conservada a menos 18 grados centígrados, que protege material genético con una vida útil de 90 años, destinada a proyectos futuros, sin transgénicos, para desarrollar semillas más productivas, resistentes al estrés hídrico y adaptadas al cambio climático.

Actualmente, el banco protege muestras de semillas de cultivos nativos como maíz, amaranto, frijol, haba, romerito, chile, cempasúchil, huauzontle y calabaza, además de plantas endémicas y en peligro de extinción.

En el 2019 se destinan más de mil millones de pesos anuales para el Suelo de Conservación, que representa cinco veces más de lo destinado en años anteriores, cuando había un presupuesto de alrededor de 200 millones de pesos anuales, lo que ha permitido mejoras para las y los productores.

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