/ jueves 3 de octubre de 2024

La amistad entre un hombre y un ave inspiró la cinta Mi amigo el pingüino

Basada en hechos reales, la película “Mi amigo el pingüino” cuenta la historia del ave marina que vivió una década con el hombre que lo rescató

En 2011 Joao Pereira de Souza, un pescador brasileño, encontró a un pingüino cubierto de petróleo, desnutrido y a punto de morir en una playa en Río de Janeiro.

El pescador, quien es un albañil retirado, lo llevó a su casa, lo curó y lo cuidó hasta el momento en el que estuviera listo para regresar a su colonia.

Al año siguiente, esta era una historia muy conocida en Brasil, que inspiró diferentes proyectos documentales y ahora, más de una década después, se lleva a la ficción.

“Mi amigo el pingüino”, dirigida por David Schurmann y protagonizada por Jean Reno y la mexicana Adriana Barraza, recrea el rescate y el vínculo que nació entre el pescador y el pingüino.

“Yo conocía la historia, me parecía muy simpática, así que no quise hacer una película sólo para niños sino una historia para adultos y jóvenes, que dejara un mensaje, por eso entramos con algo mucho más profundo”, afirmó el director brasileño en entrevista con El Sol de México.

Una vez recuperado “DinDim”, por más que Joao y su esposa María intentaron devolver al pingüino a su hábitat, éste siempre regresaba a donde consideraba su casa. Durante una década, el pingüino vivía ocho meses en Brasil y luego viajaba a la Patagonia. La cinta tiene partes reales y momentos en ficción, como la muerte del pequeño hijo del matrimonio.

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“En el caso de Joao, pasó algo similar, tenía un hijo como de tres años con su primera mujer, que lo llevó para vivir en otra parte de Brasil y él no vio a su hijo por 30 años; cuando me contó esa historia lo sentí como si muriera un hijo”, relató Schurmann.

“Yo tengo un hijo de 15 y si no lo viera por tres semanas, me muero, imagínate 30 años, entonces ficcionamos esta emoción de Joao con la muerte de su hijo; creo que por eso empezó a cuidar de los animales, en especial de ‘DinDim’, por esta laguna que tenía de su hijo.

Joao se encontró con su hijo años después, cuando se volvió famoso con su historia, un programa de televisión de Brasil los reunió, pero tres años después, su hijo falleció”.

El rodaje de la cinta contó con 10 pingüinos reales y entrenados para recrear las escenas de DinDim.

“Hicimos un casting de pingüinos, seleccionamos a 10 y vimos cuál era su personalidad, cada uno de ellos tiene una personalidad específica, uno era muy calmado, otro más nervioso, uno lo usamos para una escena, otro para otra y descubrimos que realmente los pingüinos son muy inteligentes, la gente cree que todos son iguales y que son tontos, pero no”, aseguró el cineasta.

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Para Schurmann trabajar con la mexicana Adriana Barraza fue increíble, aunque conocía su trabajo a la distancia, al encontrarse con ella quedó totalmente sorprendido.

“Adriana fue fascinante, para mí fue un gran regalo tenerla como actriz y en mi vida”, dijo.

Por otro lado, Schurmann trabaja en la post producción del documental “Por un hilo”, que filmó a inicios de año en Brasil y aborda la historia del oncólogo Drauzio Varela. “Es un doctor que le gustaba cuidar de la gente que no tenía plata, los trataba más como humanos que por su enfermedad, curaba a mucha gente, pero no pensaba en la enfermedad sino en el ser humano, es muy conocido en Brasil, tiene 82 años y fue difícil de hacer una película con un personaje que sigue vivo”, confesó.

En 2011 Joao Pereira de Souza, un pescador brasileño, encontró a un pingüino cubierto de petróleo, desnutrido y a punto de morir en una playa en Río de Janeiro.

El pescador, quien es un albañil retirado, lo llevó a su casa, lo curó y lo cuidó hasta el momento en el que estuviera listo para regresar a su colonia.

Al año siguiente, esta era una historia muy conocida en Brasil, que inspiró diferentes proyectos documentales y ahora, más de una década después, se lleva a la ficción.

“Mi amigo el pingüino”, dirigida por David Schurmann y protagonizada por Jean Reno y la mexicana Adriana Barraza, recrea el rescate y el vínculo que nació entre el pescador y el pingüino.

“Yo conocía la historia, me parecía muy simpática, así que no quise hacer una película sólo para niños sino una historia para adultos y jóvenes, que dejara un mensaje, por eso entramos con algo mucho más profundo”, afirmó el director brasileño en entrevista con El Sol de México.

Una vez recuperado “DinDim”, por más que Joao y su esposa María intentaron devolver al pingüino a su hábitat, éste siempre regresaba a donde consideraba su casa. Durante una década, el pingüino vivía ocho meses en Brasil y luego viajaba a la Patagonia. La cinta tiene partes reales y momentos en ficción, como la muerte del pequeño hijo del matrimonio.

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“En el caso de Joao, pasó algo similar, tenía un hijo como de tres años con su primera mujer, que lo llevó para vivir en otra parte de Brasil y él no vio a su hijo por 30 años; cuando me contó esa historia lo sentí como si muriera un hijo”, relató Schurmann.

“Yo tengo un hijo de 15 y si no lo viera por tres semanas, me muero, imagínate 30 años, entonces ficcionamos esta emoción de Joao con la muerte de su hijo; creo que por eso empezó a cuidar de los animales, en especial de ‘DinDim’, por esta laguna que tenía de su hijo.

Joao se encontró con su hijo años después, cuando se volvió famoso con su historia, un programa de televisión de Brasil los reunió, pero tres años después, su hijo falleció”.

El rodaje de la cinta contó con 10 pingüinos reales y entrenados para recrear las escenas de DinDim.

“Hicimos un casting de pingüinos, seleccionamos a 10 y vimos cuál era su personalidad, cada uno de ellos tiene una personalidad específica, uno era muy calmado, otro más nervioso, uno lo usamos para una escena, otro para otra y descubrimos que realmente los pingüinos son muy inteligentes, la gente cree que todos son iguales y que son tontos, pero no”, aseguró el cineasta.

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Para Schurmann trabajar con la mexicana Adriana Barraza fue increíble, aunque conocía su trabajo a la distancia, al encontrarse con ella quedó totalmente sorprendido.

“Adriana fue fascinante, para mí fue un gran regalo tenerla como actriz y en mi vida”, dijo.

Por otro lado, Schurmann trabaja en la post producción del documental “Por un hilo”, que filmó a inicios de año en Brasil y aborda la historia del oncólogo Drauzio Varela. “Es un doctor que le gustaba cuidar de la gente que no tenía plata, los trataba más como humanos que por su enfermedad, curaba a mucha gente, pero no pensaba en la enfermedad sino en el ser humano, es muy conocido en Brasil, tiene 82 años y fue difícil de hacer una película con un personaje que sigue vivo”, confesó.

Policiaca

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