/ domingo 5 de abril de 2020

La contingencia ha dejado sin dinero a 4 de 10 microempresas

Afecta a giros como restaurantes, bares, talleres, servicios profesionales, comercios, empresas medianas, construcción, transporte, entretenimiento, y fábricas: Coparmex

El sindicato patronal agrupado en la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) a través de su dirigente nacional Gustavo A. De Hoyos, en un escrito mencionó que se diseñó “con tiempo, diversas propuestas para enfrentar la crisis, con dos grandes prioridades”:

1.- La protección del empleo y el ingreso de las familias mexicanas.

2.- La recuperación rápida de la economía.

Estas propuestas se presentaron hace tiempo al Gobierno Federal.

Por ello estaremos atentos al mensaje que dirigirá al País el Presidente Andrés Manuel López Obrador este domingo 5 de abril a las 5 de la tarde hora del centro, y en el que se espera anuncie un “Plan de reactivación

económica” para mitigar los efectos de la pandemia del coronavirus COVID-19.

Sin embargo, hasta donde se sabe, la idea del Presidente de la República es la misma desde que inició su gobierno: apoyos para la subsistencia, pero no para conservar las empresas para que estas puedan crecer en empleos.

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA

Mensaje de Gustavo A. De Hoyos Walther, Presidente Nacional de Coparmex, previo al informe del Presidente de la República, en el que se presentarán medidas en torno a la contingencia del COVID-19.

Esto es grave, tanto que en las calles está aumentando el desempleo, cuanto más porque nos encontramos en una economía en recesión.

A nivel internacional, las calificadoras están bajando las calificaciones de PEMEX, la CFE y del gobierno federal, lo que se traduce en que deban

pagar más por su deuda.

A pesar de este sombrío escenario, el Gobierno Federal encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha negado a escuchar, a realizar un ajuste razonable a su agenda política en función de las circunstancias, y a modificar su discurso de polarización por uno de unidad.

El Presidente desperdició semanas enteras negando la seriedad de la pandemia, convocando irresponsablemente a eventos masivos sin acatar las medidas básicas de prudencia, como la sana distancia.

Tampoco quiso dialogar oportunamente con los representantes de los sectores productivos del País que le presentamos un amplio y fundado paquete de propuestas, para enfrentar juntos la emergencia sanitaria y sus secuelas económicas. Para el titular del Poder Ejecutivo Federal, primero son sus obras faraónicas, y solo después todo lo demás.

El gobierno federal dará 27.5 mil millones de pesos al aeropuerto de Santa Lucía (mil 343 por ciento más que en este año) y 26.7 mil millones al Tren Maya (un alza de 969 por ciento). Y dado que Dos Bocas es un proyecto de Pemex, no aparece en estos cálculos.

Los precriterios económicos que presentó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público al Congreso de la Unión, prevén un recorte de al menos 405 mil millones de pesos para el presupuesto 2021 del país (por la caída en los precios del petróleo y de la recaudación de impuestos).

Sin embargo, el presidente ya los descalificó en una conferencia matutina, porque, al parecer no le agradó que en los mismos se prevea un decrecimiento de hasta 3.9 por ciento de la economía mexicana para 2021, que sería el tercer año de su mandato, es decir, la mitad de su gobierno.

Asimismo, en los últimos días, múltiples instituciones han pronosticado escenarios más adversos con una caída de hasta el 7% negativo para México.

Los planes de la presente administración federal, históricos para unos, y absurdos para otros, ya perdieron sentido ante la presente coyuntura.

En cambio, al Presidente de la República parece no importarle las micro, pequeñas y medianas empresas, que pagan los impuestos con los que opera el gobierno. Las mismas que representan más del 95% de la economía de nuestro País y que generan 7 de cada 10 empleos, con lo que subsisten las familias de 18.1 millones de trabajadores.

Los gobiernos de todo el mundo, salvo el de México, están priorizando ante la crisis, la protección del ingreso de las familias, tratando de salvar el mayor número de empresas posibles.

Por ejemplo, mientras que el gobierno de estados Unidos destina 849 mil millones de dólares -equivalente al 10 por ciento del PIB de esa nación para salvar a las empresas, en México sólo se vislumbra inyectar créditos por 63 mil 700 millones de pesos, que, vía banca de desarrollo, equivalen a 1.4% del gasto programable para 2021 y al 0.2 por ciento del Producto Interno Bruto del mismo año.

La Secretaria de Hacienda presentó un plan a la Cámara de Diputados dentro de los precriterios de política económica para 2021, donde plantea un programa de reactivación económica a los afectados por la epidemia.

En dicho documento se consideran apoyos para la liquidez de las empresas del sector de infraestructura, de primer y segundo piso, así como reestructura de créditos, recalendarizar pagos, aplicar nuevos plazos, suspensión de cobros, dar garantías bursátiles y nuevos créditos, entre otras medidas.

No obstante que la crisis sanitaria y los efectos económicos de la misma serán verdaderamente negativos y profundos para el País, el documento

NO ofrece un margen suficiente para implementar la política contracíclica, agresiva, que el país necesita para palear estas adversidades y proteger los millones de empleos que dan sustento a las familias mexicanas.

Si bien COPARMEX coincide en la importancia de mantener un presupuesto balanceado, las circunstancias demandan la disponibilidad y uso de recursos públicos de forma inmediata.

Dicho lo anterior, el análisis de la SHCP sólo presenta un (-)0.4% de déficit primario, cuando en realidad se necesitaría de un déficit de entre el (-)2.0%y el (-) 4.0% para impulsar el flujo de recursos de forma

inmediata.

No es momento para que el Gobierno se aferre a fórmulas económicas ultraortodoxas; hay que invertir en mantener los empleos y en infraestructura productiva, incluso si se tiene que contratar responsablemente algo de deuda.

Es notorio que al titular del Poder Ejecutivo Federal le disgustan las ideas que no provengan del interior de su Administración. Que no le gusta escuchar voces divergentes.

Ejemplo de ello es que hizo caso omiso del paquete de propuestas que el Sector Empresarial le entregó desde hace cerca de un mes, para implementar una serie de medidas contundentes e inmediatas, que fortalezcan la economía nacional con mayores condiciones de confianza y certidumbre, reactivando así la inversión e impulsando la actividad

económica.

Dichas medidas ayudarían a contener los graves efectos económicos de la pandemia que enfrentamos, y contribuirían a conservar con urgencia el empleo, así como a dotar de liquidez a personas y empresas, para crear las condiciones de recuperación del crecimiento económico que tendrá que llegar después de la crisis.

Dado que la reactivación tardará mucho más de treinta días, en la Coparmex propusimos un “Acuerdo solidario entre trabajadores, gobierno y patrones”, para que en las empresas que no puedan reiniciar actividades, se establezca un salario solidario, que puede ser igual o menor al salario habitual de cada empleado, con una contribución para solventarlo de los tres actores involucrados, es decir, el empleador, el trabajador y el gobierno federal, todos aportando algo, con el fin primario de evitar despidos y cierres definitivos de empresas, ante la incapacidad real de pagar la nómina por la falta de ingresos.

El Gobierno puede y debe hacer mucho para cuidar a las empresas del País: acelerar la devolución del IVA realizándolo en no más de 20 días; otorgar plazo ampliado para que se realicen las declaraciones anuales y los llamados “pagos provisionales” de ISR, así como en las cotizaciones sociales, IMSS e INFONAVIT, ajustándolos a la realidad económica.

Por ejemplo, en el caso del ISR, no tomar en cuenta el coeficiente de utilidad de 2019 (que no será representativo para 2020) y en el caso de las cuotas del IMSS, revisar lo que se paga por “riesgos de trabajo”, si el trabajador no está por ahora laborando.

Si su gobierno rectifica y apoya a las empresas, en realidad está apoyando de manera duradera a las familias. A que conserven sus empleos y con ello sus ingresos. A que no necesiten de programas sociales para subsistir. Que lo sigan haciendo con dignidad, a partir del valor de su trabajo.

En la Coparmex creemos que México requiere de la colaboración y la solidaridad hacia un líder con visión de Estado, que libre de ideologías y prejuicios, brinde confianza, serenidad y firmeza a la ciudadanía y al sector productivo.

Necesitamos de un verdadero estadista que, con racionalidad, tome las medidas precisas, sensatas y necesarias, en urgente apoyo de la salud y la economía de todas y todos los mexicanos.

Cada servidor público, empezando por el titular del Poder Ejecutivo Federal, debe trabajar por todos los mexicanos, sin distinción de ideologías o preferencias políticas.

Presidente López Obrador:

Siga el ejemplo de los médicos y las enfermeras de este País, que atienden a todos sin más consideración que la mejora de su salud.

Actúe como lo hacen los soldados y marinos en las emergencias, que velan por la vida de todos.

Condúzcase como los buenos maestros con los estudiantes y los policías con los ciudadanos, a los que sirven por igual, sin cuestionar su nivel económico, ideas o convicciones.

Asuma el carácter de Jefe de Estado, que por encima de su proyecto político personal, coloca los intereses más altos de la Nación.

Si actúa así, no lo dude, todos lo vamos a apoyar y todos se lo vamos a reconocer.

EG

El sindicato patronal agrupado en la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) a través de su dirigente nacional Gustavo A. De Hoyos, en un escrito mencionó que se diseñó “con tiempo, diversas propuestas para enfrentar la crisis, con dos grandes prioridades”:

1.- La protección del empleo y el ingreso de las familias mexicanas.

2.- La recuperación rápida de la economía.

Estas propuestas se presentaron hace tiempo al Gobierno Federal.

Por ello estaremos atentos al mensaje que dirigirá al País el Presidente Andrés Manuel López Obrador este domingo 5 de abril a las 5 de la tarde hora del centro, y en el que se espera anuncie un “Plan de reactivación

económica” para mitigar los efectos de la pandemia del coronavirus COVID-19.

Sin embargo, hasta donde se sabe, la idea del Presidente de la República es la misma desde que inició su gobierno: apoyos para la subsistencia, pero no para conservar las empresas para que estas puedan crecer en empleos.

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA

Mensaje de Gustavo A. De Hoyos Walther, Presidente Nacional de Coparmex, previo al informe del Presidente de la República, en el que se presentarán medidas en torno a la contingencia del COVID-19.

Esto es grave, tanto que en las calles está aumentando el desempleo, cuanto más porque nos encontramos en una economía en recesión.

A nivel internacional, las calificadoras están bajando las calificaciones de PEMEX, la CFE y del gobierno federal, lo que se traduce en que deban

pagar más por su deuda.

A pesar de este sombrío escenario, el Gobierno Federal encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha negado a escuchar, a realizar un ajuste razonable a su agenda política en función de las circunstancias, y a modificar su discurso de polarización por uno de unidad.

El Presidente desperdició semanas enteras negando la seriedad de la pandemia, convocando irresponsablemente a eventos masivos sin acatar las medidas básicas de prudencia, como la sana distancia.

Tampoco quiso dialogar oportunamente con los representantes de los sectores productivos del País que le presentamos un amplio y fundado paquete de propuestas, para enfrentar juntos la emergencia sanitaria y sus secuelas económicas. Para el titular del Poder Ejecutivo Federal, primero son sus obras faraónicas, y solo después todo lo demás.

El gobierno federal dará 27.5 mil millones de pesos al aeropuerto de Santa Lucía (mil 343 por ciento más que en este año) y 26.7 mil millones al Tren Maya (un alza de 969 por ciento). Y dado que Dos Bocas es un proyecto de Pemex, no aparece en estos cálculos.

Los precriterios económicos que presentó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público al Congreso de la Unión, prevén un recorte de al menos 405 mil millones de pesos para el presupuesto 2021 del país (por la caída en los precios del petróleo y de la recaudación de impuestos).

Sin embargo, el presidente ya los descalificó en una conferencia matutina, porque, al parecer no le agradó que en los mismos se prevea un decrecimiento de hasta 3.9 por ciento de la economía mexicana para 2021, que sería el tercer año de su mandato, es decir, la mitad de su gobierno.

Asimismo, en los últimos días, múltiples instituciones han pronosticado escenarios más adversos con una caída de hasta el 7% negativo para México.

Los planes de la presente administración federal, históricos para unos, y absurdos para otros, ya perdieron sentido ante la presente coyuntura.

En cambio, al Presidente de la República parece no importarle las micro, pequeñas y medianas empresas, que pagan los impuestos con los que opera el gobierno. Las mismas que representan más del 95% de la economía de nuestro País y que generan 7 de cada 10 empleos, con lo que subsisten las familias de 18.1 millones de trabajadores.

Los gobiernos de todo el mundo, salvo el de México, están priorizando ante la crisis, la protección del ingreso de las familias, tratando de salvar el mayor número de empresas posibles.

Por ejemplo, mientras que el gobierno de estados Unidos destina 849 mil millones de dólares -equivalente al 10 por ciento del PIB de esa nación para salvar a las empresas, en México sólo se vislumbra inyectar créditos por 63 mil 700 millones de pesos, que, vía banca de desarrollo, equivalen a 1.4% del gasto programable para 2021 y al 0.2 por ciento del Producto Interno Bruto del mismo año.

La Secretaria de Hacienda presentó un plan a la Cámara de Diputados dentro de los precriterios de política económica para 2021, donde plantea un programa de reactivación económica a los afectados por la epidemia.

En dicho documento se consideran apoyos para la liquidez de las empresas del sector de infraestructura, de primer y segundo piso, así como reestructura de créditos, recalendarizar pagos, aplicar nuevos plazos, suspensión de cobros, dar garantías bursátiles y nuevos créditos, entre otras medidas.

No obstante que la crisis sanitaria y los efectos económicos de la misma serán verdaderamente negativos y profundos para el País, el documento

NO ofrece un margen suficiente para implementar la política contracíclica, agresiva, que el país necesita para palear estas adversidades y proteger los millones de empleos que dan sustento a las familias mexicanas.

Si bien COPARMEX coincide en la importancia de mantener un presupuesto balanceado, las circunstancias demandan la disponibilidad y uso de recursos públicos de forma inmediata.

Dicho lo anterior, el análisis de la SHCP sólo presenta un (-)0.4% de déficit primario, cuando en realidad se necesitaría de un déficit de entre el (-)2.0%y el (-) 4.0% para impulsar el flujo de recursos de forma

inmediata.

No es momento para que el Gobierno se aferre a fórmulas económicas ultraortodoxas; hay que invertir en mantener los empleos y en infraestructura productiva, incluso si se tiene que contratar responsablemente algo de deuda.

Es notorio que al titular del Poder Ejecutivo Federal le disgustan las ideas que no provengan del interior de su Administración. Que no le gusta escuchar voces divergentes.

Ejemplo de ello es que hizo caso omiso del paquete de propuestas que el Sector Empresarial le entregó desde hace cerca de un mes, para implementar una serie de medidas contundentes e inmediatas, que fortalezcan la economía nacional con mayores condiciones de confianza y certidumbre, reactivando así la inversión e impulsando la actividad

económica.

Dichas medidas ayudarían a contener los graves efectos económicos de la pandemia que enfrentamos, y contribuirían a conservar con urgencia el empleo, así como a dotar de liquidez a personas y empresas, para crear las condiciones de recuperación del crecimiento económico que tendrá que llegar después de la crisis.

Dado que la reactivación tardará mucho más de treinta días, en la Coparmex propusimos un “Acuerdo solidario entre trabajadores, gobierno y patrones”, para que en las empresas que no puedan reiniciar actividades, se establezca un salario solidario, que puede ser igual o menor al salario habitual de cada empleado, con una contribución para solventarlo de los tres actores involucrados, es decir, el empleador, el trabajador y el gobierno federal, todos aportando algo, con el fin primario de evitar despidos y cierres definitivos de empresas, ante la incapacidad real de pagar la nómina por la falta de ingresos.

El Gobierno puede y debe hacer mucho para cuidar a las empresas del País: acelerar la devolución del IVA realizándolo en no más de 20 días; otorgar plazo ampliado para que se realicen las declaraciones anuales y los llamados “pagos provisionales” de ISR, así como en las cotizaciones sociales, IMSS e INFONAVIT, ajustándolos a la realidad económica.

Por ejemplo, en el caso del ISR, no tomar en cuenta el coeficiente de utilidad de 2019 (que no será representativo para 2020) y en el caso de las cuotas del IMSS, revisar lo que se paga por “riesgos de trabajo”, si el trabajador no está por ahora laborando.

Si su gobierno rectifica y apoya a las empresas, en realidad está apoyando de manera duradera a las familias. A que conserven sus empleos y con ello sus ingresos. A que no necesiten de programas sociales para subsistir. Que lo sigan haciendo con dignidad, a partir del valor de su trabajo.

En la Coparmex creemos que México requiere de la colaboración y la solidaridad hacia un líder con visión de Estado, que libre de ideologías y prejuicios, brinde confianza, serenidad y firmeza a la ciudadanía y al sector productivo.

Necesitamos de un verdadero estadista que, con racionalidad, tome las medidas precisas, sensatas y necesarias, en urgente apoyo de la salud y la economía de todas y todos los mexicanos.

Cada servidor público, empezando por el titular del Poder Ejecutivo Federal, debe trabajar por todos los mexicanos, sin distinción de ideologías o preferencias políticas.

Presidente López Obrador:

Siga el ejemplo de los médicos y las enfermeras de este País, que atienden a todos sin más consideración que la mejora de su salud.

Actúe como lo hacen los soldados y marinos en las emergencias, que velan por la vida de todos.

Condúzcase como los buenos maestros con los estudiantes y los policías con los ciudadanos, a los que sirven por igual, sin cuestionar su nivel económico, ideas o convicciones.

Asuma el carácter de Jefe de Estado, que por encima de su proyecto político personal, coloca los intereses más altos de la Nación.

Si actúa así, no lo dude, todos lo vamos a apoyar y todos se lo vamos a reconocer.

EG