Tigres ya hizo historia. Lo que no pudo hacer América, Chivas, Cruz Azul y Monterrey, los felinos se encargaron de hacerlo realidad y finalmente un club de México, y de la Concacaf, está dentro de la final del Mundial de Clubes.
Carlos González acabó con la polémica. El delantero paraguayo tiene claro todo lo que representan y con el primer objetivo alcanzado, no se conforma. Ahora va por otro título internacional para la historia de la institución que representa.
"Vinimos con esa mentalidad que teníamos de dejar en alto el nombre del país, y de la Concacaf. Con mucho orgullo podemos decir que logramos lo que vinimos a buscar. Ningún equipo lo ha logrado en México y nosotros lo hicimos. Queremos más, llegamos con esa ilusión de llevarnos esa copa. Estamos cerca, estamos esperanzados de que se puede lograr este cometido", expresó con ilusión en conferencia.
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Cuando el conjunto de la Sultana del Norte firmó a González en diciembre pasado, lo hizo con la intención de que fuera el socio perfecto de André-Pierre Gignac. Y en la semifinal ante Palmeiras lo logró. Si bien no pudo marcar, fue a él al que le cometieron el penalti y el francés se encargó de cobrarlo de forma magistral. El atacante dedicó el triunfo sobre el campeón de la Copa Libertadores a toda la afición que se quedó con las ganas de acompañarlos en Qatar.
"Estamos con las estrellitas en el cielo iluminándonos. Muy orgullosos, la gente está llorando con nosotros. Este triunfo es para todos ellos, con mucho esfuerzo. Logramos el cometido y estamos muy felices por jugar esta gran Final tan soñada y esperada", aseveró.
El culpable de que Charlie no festejara fue Weverton. El portero rival le sacó un remate de cabeza que ya se coreaba como gol.
"La figura fue el arquero del Palmeiras, pudimos habernos llevado una mayor ventaja, pero hicimos lo que pudimos. Muy feliz por eso", finalizó.
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