El juego final de la semana 10 fue un auténtico juegazo desde el Highmark Stadium de Bufalo, Nueva York cuando los Bills recibieron a los Broncos con realidades distintas para ambos equipos. Primero los locales no han logrado desplegar el juego que muchos esperaban y después, la visita parece vivir un resurgir después de un inicio que incluso los llevó a ser el peor de la liga.
El partido inició en medio del caos, luego de que apenas en la primera jugada del encuentro, la ofensiva local perdió el balón luego de que James Cook no lograra asegurar el ovoide y lo perdiera. La visita lo capitalizó y abrieron el marcador tras un gol de campo de Will Lutz.
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Para la segunda ofensiva, de nueva cuenta apenas en la primera jugada, los Bills sufrieron una nueva intercepción que de milagro fue invalidada después de que Alex Singleton no pudiera bajar ambos pies tras atrapar el balón. Josh Allen, contrario a otros años, ha venido jugando de manera muy insegura y fue así como cuando la serie ya estaba apunto de entrar a zona roja, que el mariscal de campo de los Bills lanzó un pase a Gabe Davis que este último no pudo atrapar y terminó cayendo en manos del estelar safety Justin Simmons.
Las siguientes ofensivas de ambos equipos no lograron trascender, pero fue a la mitad del cuarto cuando los Broncos pudieron enfilar varias jugadas positivas en ataque que terminaron con una sublime recepción de Courtland Sutton de 7 yardas y que sin duda, estará dentro de las mejores atrapadas del año.
Parecía que los Bills continuarían arrastrando una mala inercia a la ofensiva, pero Josh Allen y compañía lograron reaccionar con una larga serie que culminó con un pase del QB a Dalton Kincaid por 22 yardas.
El final de la primera mitad fue caótico para los Bills, luego de que sufrieran dos goles de campo por parte de Denver y además, una nueva intercepción para Josh Allen que con ello, se convierte en el mariscal de campo con más entregas en la presente campaña.
La segunda mitad despertó a los Bills
Cuando parecía que las cosas podrían empeorar para los locales, la defensa detuvo en la primera serie a Denver dejando el empate a merced de la ofensiva, sin embargo la poca efectividad se hizo presente cuando entregaron el balón tras no poder lograr el primero y diez.
Los Broncos de nueva cuenta tenían opciones de poder hacer crecer la ventaja, pero un fumble de Courtland Sutton revivió a los Bills que de inmediato atacaron para lograr el empate a 15 puntos justo al minuto 10 del tercer cuarto.
Sin ningún equipo poder establecer un claro dominio, parecía que el momento de los Bills poco a poco comenzaba a imponerse sobre la defensa de los Broncos, pero de nueva cuenta una desconcentración de Josh Allen en ataque ocasionó un balón suelto que recuperaron los visitantes, llegando así a un diferencial de +3 en el saldo de balones a favor.
Las emociones llegaron hasta los últimos minutos
Cuando parecía que Denver una vez más sucumbía por el despertar de los Bills, Russell Wilson y compañía comandaron una sólida serie ofensiva de más de seis minutos para tomar ventaja con menos de cinco minutos en el cuarto con un pase de 4 yardas de Wilson a Javonte Williams y de nueva cuenta, poner al frente a los visitantes.
Los Bills no quisieron entregar la derrota en su propia casa y fue ahí cuando Jason Cook, uno de los principales señalados por las entregas de balón, despertó corriendo para más de 60 yardas tan sólo en dicha serie y poner a su equipo en posición de empatar y ponerse al frente.
Cuando parecía que Denver no podría reaccionar ante el duro golpe de la anotación de Buffalo, una vez más los Broncos demostraron de qué están hechos y consiguieron una gran serie que tras una interferencia de pase, colocó a la visita para ganar el encuentro tras la patada de Will Lutz.
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