Especialista de los movimientos sociales del siglo XIX y principios del XX en México, la historiadora Patricia Galeana ha revisado en más de una ocasión los documentos del emblemático expresidente mexicano Benito Juárez, desde su correspondencia personal, hasta sus proclamas y manifiestos.
Galeana se lanzó a escribir su más reciente libro, Benito Juárez: el hombre y el símbolo, para conmemorar el 150 aniversario del fallecimiento del llamado Benemérito de las Américas, en 2022.
“Este libro tiene varias razones. Una de ellas es, por supuesto, los 150 años de su muerte. Pero sobre todo porque aún sigue siendo un símbolo en el tiempo presente, del que, además, se sigue teniendo una serie de discusiones sobre lo que hizo y lo que no. A pesar de todo lo que se ha escrito, hay que reconocer que muchas veces no se va a los documentos y los contenidos se repiten, incluso algunos ataques que se le hicieron a Juárez en vida.
“Lo que quise hacer con este texto fue acercar al lector lo que el propio Juárez dijo y escribió, y también lo que escribieron y dijeron de él sus contemporáneos para así ver cómo se fue construyendo su símbolo hasta el presente, en que también es símbolo del gobierno actual y de grupos populares que marchan en demanda de sus derechos”, explica Patricia Galeana.
Con ayuda de documentos íntimos del propio Juárez, sus familiares y círculos cercanos, es como la historiadora revisita la vida de aquel zapoteca que fue el primer presidente indígena de México, desde su infancia y su formación como abogado, hasta el conflicto con el emperador Maximiliano y la consolidación del Estado Mexicano republicano y laico.
La historiadora explicó que la base de la investigación fue el trabajo hecho anteriormente por el ingeniero Jorge L. Tamayo (1912-1978), quien era admirador de Juárez y se encargó de reunir la mayoría de los documentos que se encuentran hoy en el Archivo General de la Nación, en el Recinto a Juárez de Palacio Nacional y el Archivo de Oaxaca: “Lo que hice fue revisar todos esos documentos para cotejar la congruencia o no de lo que había en sus pensamientos con lo que después proclamaba”, explica.
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En el presente, agrega, “cada grupo utiliza diferentes vertientes del personaje: quienes marchan en pro de sus derechos recuerdan al Juárez indígena, la reivindicación de la raza sometida; de igual modo es símbolo de nuestra política exterior de no intervención y autodeterminación de los pueblos y también es un representante de la laicidad del Estado, así como de la autoridad civil frente al autoritarismo”.
De vuelta al gran número de textos que se han hecho en relación con el promotor de las Leyes de Reforma, la historiadora hace un par de recomendaciones: “Cuando, quienes no son historiadores, ven un libro, como es el caso de una novela histórica, tienen que comprobar la información en un libro de historia para saber en dónde termina la ficción y donde la realidad. Pero también es muy importante que se compruebe que cualquier libro de historia que se consulte tenga fundamentación, pues no basta la perspectiva del investigador, sino también las bases con que realizó su trabajo”, finaliza.