Para la directora Tatiana Huezo, “el cine es una herramienta para provocar emociones y reflexiones”, por lo que ha aprovechado sus proyectos para contar historias de distintas índoles.
“Sirve para mover el pensamiento de lugar. Sobre todo para acercar a un espectador a una realidad que tal vez no es la suya”, comentó en entrevista con El Sol de México.
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La cineasta es originaria de El Salvador, pero emigró a México con su familia, cuando tenía sólo cuatro años de edad, donde posteriormente realizaría sus estudios de cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica.
Inició su carrera con los cortometrajes Tiempo caústico (1997) y El ombligo del mundo (2001), y en 2011 lanzó su primer largometraje documental, titulado El lugar más pequeño, al que le siguió la aclamada Tempestad, que la hizo merecedora de un Ariel en 2016.
Aunque opinó que el cine no puede cambiar la realidad, sí “guarda el tiempo que vivimos”, señala.
“Tiene la enorme capacidad de generar empatía, y eso me parece algo muy poderoso. Nos permite compartir estas historias para que otros puedan sentirlas y tener un pensamiento al respecto, que toca fibras y guarda memorias”.
Su trabajo más celebrado hasta el momento, llegó cuando incursionó en la ficción, con la película Noche de fuego, que plasma la situación que viven las comunidades de la sierra ante la violencia ejercida por el narco, que obliga a vestir de hombres a las niñas para evitar que sean secuestradas.
“Habla de cosas que nos suceden en México, no es la única realidad aquí, pero es una de ellas, que vivimos desde hace muchos años”, comentó.
“Cada vez hay más películas que hablan de esto, como cineasta lo que puedo decir es que es inevitable que la realidad y la vida se cuelen, es inevitable que no esté presente en mis proyectos, y en las historias que cuento”.
Al haber incursionado primero en el cine documental, ha visto en carne propia el dolor de estos mundos que muestra en sus filmes, algo que considera le ha dado una visión más personal para realizar su trabajo.
“Vengo de trabajar con la realidad, y hace mucho que he tocado de cerca ese monstruo que es el miedo, esta cosa tremenda que es ver qué significa crecer con miedo, al interior de una familia, la pérdida de un ser amado, cómo vive una mamá la búsqueda de una hija desaparecida, me ha tocado oler y sentir eso”.
Noche de fuego tuvo una premiere en el Festival de Cannes, donde recibió una ovación de 10 minutos y fue merecedora de una Mención Especial, abriéndose así paso de otros festivales internacionales, en San Sebastián y Atenas.
Tatiana considera estos espacios “una ventana enorme para llevar las películas a distintas partes del mundo”, sin embargo, la mayor difusión de los proyectos se hace a través de las plataformas streaming, pues son ellas las que les permiten ser vistas por un público masivo.
“Ha hecho que la película se vea de una forma masiva, que es algo nuevo para mí. La película nunca hubiera podido acceder a un público tan amplio sin una plataforma, ha llegado a muchos territorios, y a rincones del mundo. Tal vez en México el cine no se ve tanto como quisiéramos, ese es un tema pendiente y fundamental”, finalizó.