/ domingo 19 de junio de 2022

Miguel Ángel Garrido explora movimiento y lenguajes pictóricos

En las redes de @DonPintor, se encuentra un universo de arte en movimiento creado por Miguel Ángel Garrido

El artista audiovisual Miguel Ángel Garrido (Ciudad de México, 1982) encuentra en el arte pictórico una suerte de salvación del mundo caótico en el que vivimos. Una terapia catártica. Un ejercicio de desahogo de emociones y pensamientos, por lo que sus obras son referentes directo a su entorno, su vida cotidiana e íntima.

Es un realismo que se encamina a la abstracción que da cuenta de las diferentes etapas de su vida desde sus inicios como artista en San Miguel de Allende, pasando por su paternidad hasta el presente en el que es capaz de pintar sin preocuparse del mercado del arte o de la escena artística, y más bien concentrado en explorar nuevos lenguajes.

Cuando Garrido define al arte como una “tabla de salvación” se refiere a cómo le permite enfrentarse al presente y experimentar con nuevas técnicas, temas y lenguajes. Justo en este momento asegura estar en una gran exploración.

“Estoy en una exploración que me entusiasma, por un lado siempre he estado interesado en el movimiento porque me interesa la cinética, y empecé con una serie secuenciada que son básicamente animaciones con óleo, es algo que lo llevo planeando desde hace más de siete años, y por otro lado estoy revisitando pintura de la historia y la estoy transformando en versiones modernas, pero es una parte más experimental”, refirió el pintor en entrevista.

Si bien sus obras se pueden leer de manera abierta según los intereses de cada espectador, Garrido confiesa que tiene al menos dos hilos conductores en su trayectoria de más de diez años. Estos ejes son la intimidad, la propia y la del ser humano, y la cotidianidad entendida como el registro del mínimo detalle que puede cambiar la perspectiva del entorno.

“Tengo muchos hilos conductores pero el principal es la intimidad, la exploración de la intimidad lo que produce mi interés y en esa intimidad está la condición humana que es todo, prácticamente lo abarca todo; es el hombre frente al mundo pero creo que más allá de esa condición me interesa la exploración.

“También la cotidianidad pero abordada desde un mostrar mis circunstancias y mi contexto sin ningún problema de querer ocultar nada, simplemente tomar lo que ocurre en mi entorno como pretexto, como espacios pictóricos, que me satisfacen a la vista”, acotó quien ha sido dos veces becario del programa Jóvenes Creadores del ex Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y ganador de Mención Honorífica en la IV Bienal Pedro Coronel.

Si bien su primer interés fue el cine, Garrido detalla que su encuentro con la pintura fue tan explosivo y lleno de posibilidades que decidió mantenerse en el óleo donde encontró, primero, un medio que no depende de otros para ser, y, segundo, goza de la libertad de poder desarrollarlo en cualquier espacio.

“En algún momento en la adolescencia tenía claro que lo que quería era hacer cine pero conforme pasó el tiempo me di cuenta que no quería estudiar en una escuela de cine como tal sino encontrar una manera de tener un bagaje cultural para tener herramientas y tener un lenguaje cinematográfico y se me ocurrió que del lado de la plástica podría ser una buena entrada a este arte visual.

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“En la pintura fue un descubrimiento tan pleno que encontré todo lo que necesitaba, no fue porque el cine no funcionara sino que fue tan rico mi descubrimiento de la pintura que pensé que no necesitaba más”, apuntó quien fue miembro del Sistema Nacional de Creadores 2019-2021.

Si algo identifica su obra es el movimiento, que a veces copia de alguna fotografía y otras del recuerdo; movimiento que se traduce en exploración. Por ahora su obra se puede visitar en la galería Aldama Fine Arts o en las redes del artista donde se presenta como @DonPintor.

El artista audiovisual Miguel Ángel Garrido (Ciudad de México, 1982) encuentra en el arte pictórico una suerte de salvación del mundo caótico en el que vivimos. Una terapia catártica. Un ejercicio de desahogo de emociones y pensamientos, por lo que sus obras son referentes directo a su entorno, su vida cotidiana e íntima.

Es un realismo que se encamina a la abstracción que da cuenta de las diferentes etapas de su vida desde sus inicios como artista en San Miguel de Allende, pasando por su paternidad hasta el presente en el que es capaz de pintar sin preocuparse del mercado del arte o de la escena artística, y más bien concentrado en explorar nuevos lenguajes.

Cuando Garrido define al arte como una “tabla de salvación” se refiere a cómo le permite enfrentarse al presente y experimentar con nuevas técnicas, temas y lenguajes. Justo en este momento asegura estar en una gran exploración.

“Estoy en una exploración que me entusiasma, por un lado siempre he estado interesado en el movimiento porque me interesa la cinética, y empecé con una serie secuenciada que son básicamente animaciones con óleo, es algo que lo llevo planeando desde hace más de siete años, y por otro lado estoy revisitando pintura de la historia y la estoy transformando en versiones modernas, pero es una parte más experimental”, refirió el pintor en entrevista.

Si bien sus obras se pueden leer de manera abierta según los intereses de cada espectador, Garrido confiesa que tiene al menos dos hilos conductores en su trayectoria de más de diez años. Estos ejes son la intimidad, la propia y la del ser humano, y la cotidianidad entendida como el registro del mínimo detalle que puede cambiar la perspectiva del entorno.

“Tengo muchos hilos conductores pero el principal es la intimidad, la exploración de la intimidad lo que produce mi interés y en esa intimidad está la condición humana que es todo, prácticamente lo abarca todo; es el hombre frente al mundo pero creo que más allá de esa condición me interesa la exploración.

“También la cotidianidad pero abordada desde un mostrar mis circunstancias y mi contexto sin ningún problema de querer ocultar nada, simplemente tomar lo que ocurre en mi entorno como pretexto, como espacios pictóricos, que me satisfacen a la vista”, acotó quien ha sido dos veces becario del programa Jóvenes Creadores del ex Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y ganador de Mención Honorífica en la IV Bienal Pedro Coronel.

Si bien su primer interés fue el cine, Garrido detalla que su encuentro con la pintura fue tan explosivo y lleno de posibilidades que decidió mantenerse en el óleo donde encontró, primero, un medio que no depende de otros para ser, y, segundo, goza de la libertad de poder desarrollarlo en cualquier espacio.

“En algún momento en la adolescencia tenía claro que lo que quería era hacer cine pero conforme pasó el tiempo me di cuenta que no quería estudiar en una escuela de cine como tal sino encontrar una manera de tener un bagaje cultural para tener herramientas y tener un lenguaje cinematográfico y se me ocurrió que del lado de la plástica podría ser una buena entrada a este arte visual.

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“En la pintura fue un descubrimiento tan pleno que encontré todo lo que necesitaba, no fue porque el cine no funcionara sino que fue tan rico mi descubrimiento de la pintura que pensé que no necesitaba más”, apuntó quien fue miembro del Sistema Nacional de Creadores 2019-2021.

Si algo identifica su obra es el movimiento, que a veces copia de alguna fotografía y otras del recuerdo; movimiento que se traduce en exploración. Por ahora su obra se puede visitar en la galería Aldama Fine Arts o en las redes del artista donde se presenta como @DonPintor.

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