/ miércoles 31 de mayo de 2017

TRAGEDIA EN EL PANTANO, CAYÓ BOEING CERCA DEL AEROPUERTO, EN 1969

LUIS FRANCISCO MACÍAS

ARCHIVOS SECRETOS DE POLICÍA

DRAMÁTICO RESCATE DE VÍCTIMAS

Todo parecía funcionar bien. La torre de control autorizó a latripulación del vuelo 801 el aterrizaje, pero inexplicablemente laaeronave se estrelló cerca de la vía del tren a Texcoco,rebotando para luego clavarse en medio de un gran pantano. Alimpacto, el flamante jet quedó partido en tres con la cabina hundida en el lodo y agua, infestada de mosquitos.

LA PRENSA informó oportunamente que la aeronave veníaprocedente de Chicago, Illinois, y se estrelló con 111 pasajeros y7 tripulantes a kilómetro y medio del Aeropuerto Internacional dela Ciudad de México. Horas de angustia y desesperación vivieronlas 91 personas que resultaron heridas mientras les llegaba elauxilio, el cual se dificultó porque los cuerpos quedaronesparcidos en un radio de 300 metros entre agua y lodo.

El reporte indicaba que hubo más de 20 muertos.

El experimentado equipo de reporteros y fotógrafos de estediario se enfiló hacia el lugar de la tragedia. El primero enllegar al lugar fue el reconocido fotógrafo Enrique Metinides ytras él arribaron los reporteros Juan Nieto Martínez, JulioVillarreal Arreola, Mauro Jiménez Lazcano, Wilbert Torre, AugustoCorro, Alfonso Ortiz y José Luis Jiménez, equipo reforzado por elreportero gráfico Carlos Peláez Fuentes.

Dos testigos presenciales de la tragedia -Guadalupe Prieto Lunay Antonio Auza- dijeron que el aparato quedó partido en trespartes.

-¡Una aeromoza brincó y corriendo entre el agua se puso asalvo! Luego, en unos cuantos minutos, veintenas de personasinvadieron el lugar y con el pretexto de auxiliar, se dedicaron alsaqueo total.

-¡Nosotros pudimos ver cómo uno de los pilotos (RobertoUrías), aún con vida, se encontraba debajo de los hierrosretorcidos, en la cabina!

La proa quedó como a unos 300 metros de la parte principal deldestrozado fuselaje, en donde decenas de heridos pasaron horas deangustia, atrapados por el hacinamiento de hierros, antes de quefuesen rescatados.

El impresionante accidente ocurrió el domingo 21 de septiembrede 1969, a las 17:45 horas, en un desolado pantano, a kilómetro ymedio antes de llegar a la pista 5 derecha del AeropuertoInternacional. El lugar donde cayó la aeronave es conocida como elantiguo Vaso de Texcoco; el aparato destrozado quedó sobre el lote130 de la sección sur del Fraccionamiento de la Colonia Cuchilladel Tesoro.

Decenas de pasajeros salieron despedidos al partirse el avión.Una de las turbinas se desprendió de la cola y salió despedida.No hubo incendio ni explosión, afortunadamente. Las fangosas aguasdel pantano impedían el rescate de heridos y cadáveres. El Boeing727 de la Compañía Mexicana de Aviación venía tripulado por elcapitán Roberto Urías y los oficiales Luis Franco Espinosa y LuisGuillot.

Como sobrecargos figuraban Rafael Aguilar Beltrán, José LuisOrtegón, Graciela Flores Alvarado y Elisa González, quienfalleció.

Graciela Flores Alvarado, aeromoza, quien al partirse el aviónsalió despedida para caer a unos 40 metros de distancia sobre elpasto y el agua, caminó más de dos kilómetros -después de haberrescatado a varios pasajeros- para pedir auxilio.

La hermosa mujer informó dijo que el avión comenzó a vibrarfuertemente cuando descendía para enfilar hacia la pista y luegose sintió un fuerte impacto y la nave se volvió a elevar unoscuantos segundos para luego clavarse definitivamente.

En el interior, los pasajeros, quienes tenían puestos loscinturones de seguridad, gritaban con desesperación.

También comentó la joven sobrecargo que cuando el avión sedisponía a aterrizar, no había mal tiempo, sólo lloviznaba.

-No me di cuenta cuando salí disparada de la nave, ya queperdí momentáneamente el conocimiento y luego me vi en el agualodosa -dijo la aeromoza.

El piloto del Jet 727 pereció en la cabina que quedó hundidaen el lodo y sobre ella parte del fuselaje del avión. Tambiénmurieron los oficiales Luis Franco Espinosa de los Monteros y LuisGuillot. Sus cuerpos quedaron junto al del capitán RobertoUrías.

El fango entorpeció las labores de auxilio y hubo que llevar alsitio de la tragedia varias lanchas del Lago de San Juan deAragón.

El rescate más dramático fue el de Benneky, un norteamericanocomo de 35 años de edad, que venía con su mujer Margaret a pasarvarios días de vacaciones en el puerto de Acapulco. Benneky estabaatrapado entre el flap y el ala derecha del avión. A un lado,únicamente se veían las piernas de su esposa, el resto del cuerpolo cubría el agua. Estaba prensado entre el ala y su asiento. Nopodía mover las piernas. Un médico llegó e inyectó alnorteamericano para que no sintiera dolor.

VUELO 801

...AQUEL FATÍDICO DÍA EN QUE EL PANTANO SE CUBRIÓ DEMUERTE

Cerca de unos 50 hombres, socorristas, bomberos y policías,trataron de levantar el ala. Cuando Benneky le daba la mano a unsocorrista para que lo ayudara a salir, se rompió un pedazo demadera con que se apoyaba y volvió a quedar atrapado. Uno de lospolicías ordenó que bajaran los cadáveres que estaban sobre elala, porque era demasiado peso y no se podía despegar el llamadoflap. Benneky sugirió que consiguieran un helicóptero para queataran unas cuerdas al ala y pudieran rescatarlo, pero todoresultaba infructuoso. Mientras se reunían más personas queayudarían a mover el flap y el ala, Benneky dijo desconocer laforma en que había ocurrido la tragedia. “Fueron golpes, ruidosy gritos. En ningún momento perdí el conocimiento. Pero no puedoexplicarme cómo vine a quedar prensado”, dijo, mientras mirabacon tristeza hacia el lado derecho, donde estaba semihundido elcadáver de Margaret.

Finalmente, más de 60 hombres movieron el ala. Benneky fuerescatado. Cuando lo subieron a la camilla vio el cuerpo deMargaret y pidió que la “ayudaran”. El norteamericano fuellevado en helicóptero al Hospital Inglés.

LA PRENSA llegó minutos después de la caída del jet ypresenció una escena de pesadilla. Entre las aguas lodosas habíamuertos, heridos y pedazos del avión.

Rostros ensangrentados de hombres, mujeres y niños, víctimasdel accidente caían y volvían a salir de entre el lodo.

Eran rostros silenciosos que como máscaras de barro griscorrían hasta el sitio donde estaban las brigadas de auxilio.Muchos de los heridos eran estadounidenses. El miedo de haber vistotan de cerca la muerte había cerrado sus labios. Muchos caminabancomo autómatas entre el lodo que se teñía de rojo. En la partemedia del avión era donde había más muertos y lesionados y unseñor quedó entre el lodo, debajo de una de las alas. Fue de losprimeros en ser rescatados. Ya había muerto.

Las brigadas de rescate avanzaban en el pantanoso sitio. Secaminaba mientras miles de moscos se estrellaban contra los rostrosenvueltos en máscaras de barro.

Y mientras, un norteamericano herido culpaba del avionazo a latripulación, su esposa afirmó que “oyó un ruido raro antes queel aparato se estrellara”.

Por su parte, Javier Cantú comentó en la Cruz Roja que en latravesía no existieron contratiempos, sin embargo “cuandofaltaba poco para llegar a la ciudad de México, el avión oscilócomo si hubiese entrado en una gran bolsa de aire”.

“El avión ya no se elevó, se estrelló en el lodo, salvó lavía ferroviaria luego de estrellarse contra el talud y se clavóde nariz en el pantano. Se le cayeron las alas y se deslizó sobreel lodo, dando un par de panzazos”, decía el señor Cantú.

En opinión de los expertos de Aeronáutica Civil, con base endeclaraciones de los sobrevivientes, el terrible accidente seatribuyó a un desplome inesperado cuando el jet se encontraba abaja altura y a sólo 1,800 metros de las cabeceras de las pistasdel aeropuerto, a las 17:45 horas del domingo 21 de septiembre de1969.

El descenso era correcto, pues aunque llovía ligeramente,existía plena visibilidad y los mismos pasajeros declararon habervisto desde las ventanillas cómo el jet descendía “poco apoco”.

Esos desplomes, dijeron los peritos, acontecen cuando setropieza con alguna corriente de aire, que abre un vacío en elespacio, sólo que a varios miles de pies de altura, los avioneslogran corregir su posición y los pasajeros sólo experimentan unrápido descenso y todo vuelve a la normalidad.

Pero en el caso del jet de Mexicana de Aviación, que sólovolaba en aquellos momentos a unos 600 metros de altura, seprecipitó a tierra, aun cuando el piloto hizo grandes esfuerzospara salvar pasajeros, forzando los motores para elevarse. Luego secomentó en el aeropuerto que más o menos en el mismo lugarfangoso habían ocurrido cinco accidentes parecidos, uno de ellos,en 1969, cuando una avioneta particular se desplomó y ocasionó lamuerte del joven Rómulo O’Farril Ávila.

Al enterarse del percance, el Presidente Gustavo Díaz Ordazordenó la movilización de todos los elementos disponibles yatención médica a las víctimas.

La Secretaría de la Defensa Nacional destacó a decenas deelementos para custodiar la zona donde ocurrió el avionazo, a finde evitar que se cometieran actos de rapiña, aunque la medidaresultó tardía porque vecinos del área saquearon todo, sinimportarles demasiado que junto a las valijas que vaciaban paraapoderarse del contenido, había personas que solicitabanauxilio.

Al día siguiente, una verdadera romería se formó en torno delos fangosos terrenos que rodeaban los restos del aviónaccidentado. Miles de curiosos acudían en filas interminables amirar desde lejos las últimas labores de rescate de las víctimas.A lo largo del angosto y polvoso camino se habían establecidopuestos de aguas frescas, tacos, tortas y frutas.

Y hasta allá habían llegado carritos con paletas heladas ytodo ello daba el aspecto de una feria pueblerina. La empresaCocina del Aire, que surtía de alimentos a los aviones, envióviandas y refrescos a los trabajadores que luchaban por rescatar alas víctimas. Salubridad mandó vacunas antitetánicas, que fueronaplicadas a los socorristas que resultaron heridos con las láminasdesprendidas del jet-avión. Y técnicos de la Dirección Generalde Aeronáutica Civil de la Secretaría de Comunicaciones yTrasportes descartaron la posibilidad de que el accidente hubierasido ocasionado por fallas en los sistemas. Se informó tambiénque la caja negra del avión fue recuperada y enviada alaboratorios de  Washington para su análisis.

Cabe mencionar que al día siguiente del avionazo, lunes 22 deseptiembre de 1969, dejó de existir el expresidente Adolfo LópezMateos, tras cuatro días de gravedad extrema.

CÓMO FUERON CAYENDO LAS BESTIAS HUMANAS

TERCERA PARTE

En los anteriores números le di cuenta, amigo lector, delcrispante crimen de la acaudalada dama boliviana, Rosaminda Roda deLund, en su fastuosa mansión de las Lomas de Chapultepec, casoregistrado en septiembre de 1940. Los temibles asesinos fuerondetenidos y faltaba dar cuenta de la sirvienta cómplice,Concepción Calzada.

Es pavoroso ver cómo contaron su crimen los sanguinariosbandidos.

A continuación veremos cómo fueron aprehendidos.

NARRAN DETECTIVES SU INVESTIGACIÓN

En las Lomas de Chapultepec, existía una policía privada quela Jefatura reconocía como auxiliar. Enviaban al grupo develadores y detectives. El mayor Leandro Castillo Venegas y elcomandante Rafael Alvarado Hernández eran los responsables de laseguridad en la aristocrática zona.

Enterados del crimen –relatan los policías al reporteroMiguel Gil – nos lanzamos a la investigación  en cumplimientode nuestro deber, dando parte de nuestra decisión al coronelRégulo Garza, jefe nato del cuerpo policiaco. Nos pusimos enacción.

Nos trasladamos a la casa donde se había cometido el crimen yallí supimos que había trabajado como jardinero, FlorencioJiménez.  El 17 de septiembre entró en su lugar MauricioCastellanos, quien junto con la sirvienta Concepción, desaparecióa raíz del crimen.

-Supusimos que Mauricio y Concepción eran los autores delcrimen y empezamos su persecución. Investigamos y logramos saberque Mauricio había trabajado en la casa 1440 del Paseo de laReforma, en la misma colonia, y que posteriormente había tambiénprestado sus servicios como jardinero en la calle Monte Everest1070, a las órdenes del licenciado Javier Torres, de donde habíapasado a la residencia de la señora Lund.

En la casa del licenciado Torres hallaron a un sujeto de nombreDavid Padilla, que se decía primo de Mauricio Castellanos, quienhabía dejado ropa, y al revisarla los detectives, fue hallado unretrato suyo, en el que aparecía con su mujer, María Vázquez,que también se ocupaba como sirvienta.

-Obtuvimos más datos de lo que nos pareció el hallazgo de lamadeja de la investigación, que ya estaba haciéndosenovelesca.

-Sin descansar un solo momento y sabedores de que Mauriciotenía un hermano de nombre Blas, nos trasladamos a su domicilio enAyuntamiento 159, donde trabajaba como portero. Ahí lodescubrimos, y nos llevó hacia Mauricio, en la ciudad dePuebla.

MAURICIO CANTÓ TODO

-En la Jefatura de Policía de Puebla, interrogamos a Mauricio,quien dijo todo lo que sabía, agregando que cuando lo dejaron a“echar aguas” en la esquina de Sierra Madre y Monte Everest, ledio miedo y que después de que vio saltar a sus amigos por laverja, se fue a la casa donde dormía habitualmente y se acostótranquilo sobre su petate, quedándose profundamente dormido a lospocos minutos. Ya en posesión de los nombres de los asesinos y dellugar donde podrían ser hallados, Castillo Venegas y AlvaradoHernández regresaron a México cerca de las 3 de la madrugada, ysin pérdida de tiempo se trasladaron a la calle de Los Alpes 565 yaprehendieron a los criminales, Agustín Tapia, Carlos Ortiz, Blasy Mauricio Castellanos para ser llevados ante la justicia.

El crimen quedó esclarecido

Sábado 28 de septiembre de 1940.

Se ha dado un golpe magnífico al aprehender en Guanajuato a lacriada, Concepción Calzada, principal cómplice de “Las BestiasHumanas”.

Concepción Calzada se encontraba ya en poder de la policía.Como se recordará, esta mujer señaló a los asesinos de laseñora Lund el camino que deberían seguir para encontrar a ladama boliviana, a la que planearon matar para robar suresidencia.

El agente Alvarado Hernández, al aprehender a la sirvientaConcepción Calzada, implicada en el crimen de la señora Lund.

POR DINERO MATARON A LA SEÑORA LUND EN SU RESIDENCIA

Concepción fue interrogada en las oficinas del ServicioSecreto. Se supo que durmió en la casa de la señora Lund, noobstante saber que había sido atacada por los bandidos y al díasiguiente esperó durante varias horas que los ladrones volviesenpara hacerle entrega del dinero que le prometieron por ayudarlos.Pero el tiempo transcurrió y los ladrones no daban señales devida. Entonces Concepción hizo sus maletas y se marchó de lacasa, alojándose en el domicilio de una amiga, de donde sedirigió a tomar el tren que debería conducirla hasta Querétaro,de donde se trasladó a la ciudad de Comonfort, donde vivía unatía suya.

Concepción no quería confesar su participación, aunqueindirecta, en el crimen, y menos que había visto el cadáver de supatrona, pero habiéndosele sujetado a estrecho y hábilinterrogatorio, acabó por confesar que habló con MauricioCastellanos, Carlos Ortiz y Agustín Tapia, los criminales.

La criada infiel y perversa dijo a los detectives que trabajóun mes en la casa de la infortunada señora Lund.

QUE LA AMENAZARON

Dijo Concepción que el día fatídico, no supo por dónde semetieron los bandidos, pero que cuando se dio cuenta ya estabandentro de la casa. LA PRENSA designó a tales criminales como“Las Bestias Humanas”.

Concepción se resistía a decir la verdad, pero al fin declaróque ella bajaba de las habitaciones de la casa e iba a entrar a lacocina cuando vio a los tres hombres, entre los cuales reconocióal jardinero que hacía poco había dejado su trabajo en lacasa.

A punto estaba de dar un grito por la  sorpresa recibida, peroalguno de ellos le dijo:

-Sin gritar, porque si grita la matamos… ¿Dónde tiene eldinero la señora?

-No lo sé –respondió, nerviosa, la sirvienta.

Entonces los bandidos le hicieron una proposición que lepareció buena, consistente en que le darían cierta cantidad dedinero si guardaba silencio.

-Yo no me interesaba por dinero, pero…

Después de mucha resistencia Concepción confesó de plano suparticipación en el crimen. Después que habló con los bandidos,subió a ver a la señora, con la que conversó cerca de mediahora.

La señora aprovechó aquel momento para exhortarla a que semanejara bien, diciéndole que como ya había comprendido, duraríaen la casa.

Concepción fue después fue a echar alguna ropa en jabón,dirigiéndose al cuarto de baño que tiene entrada por el hall dela casa, y luego bajó, mirando que ya estaba cerrada la cocina,por lo que comprendió que los bandidos se habían introducido aella, encerrándose por dentro. Y ya no vio más, porque se fue asu cuarto y se durmió.

-¿Pero, pudo usted conciliar el sueño?

-No mucho, estaba con la tentación.

-¿Y vio cuando llegó el hijo de la señora Lund?

Concepción contestó que no, pero dijo que a las 23:00 horas seasomó a ver si ya había llegado su patrón, y creyó que sí,porque vio luz en su habitación.

-¿Pero es posible que sabiendo que su patrona había sidoatacada no diera aviso a su hijo? ¿Por qué?

Concepción no contestó concretamente esa pregunta, por lo quededujimos que estaba interesada en lo que deberían darle losladrones. Continuaba guardando silencio.

Dijo que se levantó a las 6 de la mañana de aquel sábado.Subió al hall, donde encontró a la señora Lund tirada en elpiso, inmóvil y cubierta con un sarape blanco. Ni en ese momentoquiso avisar al hijo de la señora, pensando en la recompensa porsu silencio, y descendió nuevamente, hallando la puerta de lacocina abierta, por lo que cree que por allí salieron losasesinos.

-¿Y continuó usted en la casa?

-Sí, hasta la una de la tarde, y como no volvían –se refierea los criminales- y yo tenía mucha hambre, me salí.

-Luego me fui al número 475 de la calle Volcán, donde vive unamuchacha llamada Rosario. Ella me prestó dinero para completar mipasaje a Querétaro.

-¿Y por qué a las 6 de la mañana en que viste a la señoratendida, no avisaste a su hijo?

-Porque sentiría feo de ver a su mamá muerta.

-¿Y estás arrepentida?

-¡Cómo no! Porque haya sido como haya sido la señora con suscriados, pues ya está muerta.

Salta a la vista la contradicción de aquella criada enrelación a lo que decían “Las Bestias Humanas”, pues en tantoque aseguraba Concepción que en cuanto acordó ya estaban dentrode la casa los bandidos, amagándola de muerte, ellos asegurabanque al saltar por la verja ya los esperaba ella, a quiendijeron:

-Venimos a darle a la vieja…

Lo que indica que la criada sabía que iban a matar a su patronapara robarla.

-¿Te dijeron o no que iban a eso los bandidos?

Concepción no quería confesar pero al fin convino que sí; quele dijeron que a eso iban, por lo que su complicidad en el crimenes manifiesta, pues no fue el asalto ninguna sorpresa para ella;seguramente estaba en el secreto con mucha anticipación.

Y hubo un detalle que también demuestra aquella complicidad.Ordinariamente se presentaba el lechero; pero en la noche delcrimen, la criada amarró la verja diciendo que fue por orden de supatrona, para que el lechero supiera al día siguiente que no iba acomprársele leche. Posiblemente Concepción no recibió tal orden,pero le convenía que nadie llamara a la casa, y comenzó poraislar al lechero.

Al día siguiente del crimen, se presentó un señor queriendover a la señora, y sorprendió a Concepción cuando hacía susmaletas. La criada dijo a aquel hombre que no podía hablar con supatrona, porque ella había dado órdenes de que nadie lamolestara.

Así, el Primer Comandante de Agentes, Simón Estrada, levantóel acta, y como ya estaban en poder de la justicia todas “Lasbestias humanas”, fueron consignadas y pasaron a laPenitenciaría de la Ciudad a purgar sus condenas.

Y hasta aquí esta historia.

Escrito por LA PRENSA

Consulta hemerográfica:

LUIS FRANCISCO MACÍAS

LUIS FRANCISCO MACÍAS

ARCHIVOS SECRETOS DE POLICÍA

DRAMÁTICO RESCATE DE VÍCTIMAS

Todo parecía funcionar bien. La torre de control autorizó a latripulación del vuelo 801 el aterrizaje, pero inexplicablemente laaeronave se estrelló cerca de la vía del tren a Texcoco,rebotando para luego clavarse en medio de un gran pantano. Alimpacto, el flamante jet quedó partido en tres con la cabina hundida en el lodo y agua, infestada de mosquitos.

LA PRENSA informó oportunamente que la aeronave veníaprocedente de Chicago, Illinois, y se estrelló con 111 pasajeros y7 tripulantes a kilómetro y medio del Aeropuerto Internacional dela Ciudad de México. Horas de angustia y desesperación vivieronlas 91 personas que resultaron heridas mientras les llegaba elauxilio, el cual se dificultó porque los cuerpos quedaronesparcidos en un radio de 300 metros entre agua y lodo.

El reporte indicaba que hubo más de 20 muertos.

El experimentado equipo de reporteros y fotógrafos de estediario se enfiló hacia el lugar de la tragedia. El primero enllegar al lugar fue el reconocido fotógrafo Enrique Metinides ytras él arribaron los reporteros Juan Nieto Martínez, JulioVillarreal Arreola, Mauro Jiménez Lazcano, Wilbert Torre, AugustoCorro, Alfonso Ortiz y José Luis Jiménez, equipo reforzado por elreportero gráfico Carlos Peláez Fuentes.

Dos testigos presenciales de la tragedia -Guadalupe Prieto Lunay Antonio Auza- dijeron que el aparato quedó partido en trespartes.

-¡Una aeromoza brincó y corriendo entre el agua se puso asalvo! Luego, en unos cuantos minutos, veintenas de personasinvadieron el lugar y con el pretexto de auxiliar, se dedicaron alsaqueo total.

-¡Nosotros pudimos ver cómo uno de los pilotos (RobertoUrías), aún con vida, se encontraba debajo de los hierrosretorcidos, en la cabina!

La proa quedó como a unos 300 metros de la parte principal deldestrozado fuselaje, en donde decenas de heridos pasaron horas deangustia, atrapados por el hacinamiento de hierros, antes de quefuesen rescatados.

El impresionante accidente ocurrió el domingo 21 de septiembrede 1969, a las 17:45 horas, en un desolado pantano, a kilómetro ymedio antes de llegar a la pista 5 derecha del AeropuertoInternacional. El lugar donde cayó la aeronave es conocida como elantiguo Vaso de Texcoco; el aparato destrozado quedó sobre el lote130 de la sección sur del Fraccionamiento de la Colonia Cuchilladel Tesoro.

Decenas de pasajeros salieron despedidos al partirse el avión.Una de las turbinas se desprendió de la cola y salió despedida.No hubo incendio ni explosión, afortunadamente. Las fangosas aguasdel pantano impedían el rescate de heridos y cadáveres. El Boeing727 de la Compañía Mexicana de Aviación venía tripulado por elcapitán Roberto Urías y los oficiales Luis Franco Espinosa y LuisGuillot.

Como sobrecargos figuraban Rafael Aguilar Beltrán, José LuisOrtegón, Graciela Flores Alvarado y Elisa González, quienfalleció.

Graciela Flores Alvarado, aeromoza, quien al partirse el aviónsalió despedida para caer a unos 40 metros de distancia sobre elpasto y el agua, caminó más de dos kilómetros -después de haberrescatado a varios pasajeros- para pedir auxilio.

La hermosa mujer informó dijo que el avión comenzó a vibrarfuertemente cuando descendía para enfilar hacia la pista y luegose sintió un fuerte impacto y la nave se volvió a elevar unoscuantos segundos para luego clavarse definitivamente.

En el interior, los pasajeros, quienes tenían puestos loscinturones de seguridad, gritaban con desesperación.

También comentó la joven sobrecargo que cuando el avión sedisponía a aterrizar, no había mal tiempo, sólo lloviznaba.

-No me di cuenta cuando salí disparada de la nave, ya queperdí momentáneamente el conocimiento y luego me vi en el agualodosa -dijo la aeromoza.

El piloto del Jet 727 pereció en la cabina que quedó hundidaen el lodo y sobre ella parte del fuselaje del avión. Tambiénmurieron los oficiales Luis Franco Espinosa de los Monteros y LuisGuillot. Sus cuerpos quedaron junto al del capitán RobertoUrías.

El fango entorpeció las labores de auxilio y hubo que llevar alsitio de la tragedia varias lanchas del Lago de San Juan deAragón.

El rescate más dramático fue el de Benneky, un norteamericanocomo de 35 años de edad, que venía con su mujer Margaret a pasarvarios días de vacaciones en el puerto de Acapulco. Benneky estabaatrapado entre el flap y el ala derecha del avión. A un lado,únicamente se veían las piernas de su esposa, el resto del cuerpolo cubría el agua. Estaba prensado entre el ala y su asiento. Nopodía mover las piernas. Un médico llegó e inyectó alnorteamericano para que no sintiera dolor.

VUELO 801

...AQUEL FATÍDICO DÍA EN QUE EL PANTANO SE CUBRIÓ DEMUERTE

Cerca de unos 50 hombres, socorristas, bomberos y policías,trataron de levantar el ala. Cuando Benneky le daba la mano a unsocorrista para que lo ayudara a salir, se rompió un pedazo demadera con que se apoyaba y volvió a quedar atrapado. Uno de lospolicías ordenó que bajaran los cadáveres que estaban sobre elala, porque era demasiado peso y no se podía despegar el llamadoflap. Benneky sugirió que consiguieran un helicóptero para queataran unas cuerdas al ala y pudieran rescatarlo, pero todoresultaba infructuoso. Mientras se reunían más personas queayudarían a mover el flap y el ala, Benneky dijo desconocer laforma en que había ocurrido la tragedia. “Fueron golpes, ruidosy gritos. En ningún momento perdí el conocimiento. Pero no puedoexplicarme cómo vine a quedar prensado”, dijo, mientras mirabacon tristeza hacia el lado derecho, donde estaba semihundido elcadáver de Margaret.

Finalmente, más de 60 hombres movieron el ala. Benneky fuerescatado. Cuando lo subieron a la camilla vio el cuerpo deMargaret y pidió que la “ayudaran”. El norteamericano fuellevado en helicóptero al Hospital Inglés.

LA PRENSA llegó minutos después de la caída del jet ypresenció una escena de pesadilla. Entre las aguas lodosas habíamuertos, heridos y pedazos del avión.

Rostros ensangrentados de hombres, mujeres y niños, víctimasdel accidente caían y volvían a salir de entre el lodo.

Eran rostros silenciosos que como máscaras de barro griscorrían hasta el sitio donde estaban las brigadas de auxilio.Muchos de los heridos eran estadounidenses. El miedo de haber vistotan de cerca la muerte había cerrado sus labios. Muchos caminabancomo autómatas entre el lodo que se teñía de rojo. En la partemedia del avión era donde había más muertos y lesionados y unseñor quedó entre el lodo, debajo de una de las alas. Fue de losprimeros en ser rescatados. Ya había muerto.

Las brigadas de rescate avanzaban en el pantanoso sitio. Secaminaba mientras miles de moscos se estrellaban contra los rostrosenvueltos en máscaras de barro.

Y mientras, un norteamericano herido culpaba del avionazo a latripulación, su esposa afirmó que “oyó un ruido raro antes queel aparato se estrellara”.

Por su parte, Javier Cantú comentó en la Cruz Roja que en latravesía no existieron contratiempos, sin embargo “cuandofaltaba poco para llegar a la ciudad de México, el avión oscilócomo si hubiese entrado en una gran bolsa de aire”.

“El avión ya no se elevó, se estrelló en el lodo, salvó lavía ferroviaria luego de estrellarse contra el talud y se clavóde nariz en el pantano. Se le cayeron las alas y se deslizó sobreel lodo, dando un par de panzazos”, decía el señor Cantú.

En opinión de los expertos de Aeronáutica Civil, con base endeclaraciones de los sobrevivientes, el terrible accidente seatribuyó a un desplome inesperado cuando el jet se encontraba abaja altura y a sólo 1,800 metros de las cabeceras de las pistasdel aeropuerto, a las 17:45 horas del domingo 21 de septiembre de1969.

El descenso era correcto, pues aunque llovía ligeramente,existía plena visibilidad y los mismos pasajeros declararon habervisto desde las ventanillas cómo el jet descendía “poco apoco”.

Esos desplomes, dijeron los peritos, acontecen cuando setropieza con alguna corriente de aire, que abre un vacío en elespacio, sólo que a varios miles de pies de altura, los avioneslogran corregir su posición y los pasajeros sólo experimentan unrápido descenso y todo vuelve a la normalidad.

Pero en el caso del jet de Mexicana de Aviación, que sólovolaba en aquellos momentos a unos 600 metros de altura, seprecipitó a tierra, aun cuando el piloto hizo grandes esfuerzospara salvar pasajeros, forzando los motores para elevarse. Luego secomentó en el aeropuerto que más o menos en el mismo lugarfangoso habían ocurrido cinco accidentes parecidos, uno de ellos,en 1969, cuando una avioneta particular se desplomó y ocasionó lamuerte del joven Rómulo O’Farril Ávila.

Al enterarse del percance, el Presidente Gustavo Díaz Ordazordenó la movilización de todos los elementos disponibles yatención médica a las víctimas.

La Secretaría de la Defensa Nacional destacó a decenas deelementos para custodiar la zona donde ocurrió el avionazo, a finde evitar que se cometieran actos de rapiña, aunque la medidaresultó tardía porque vecinos del área saquearon todo, sinimportarles demasiado que junto a las valijas que vaciaban paraapoderarse del contenido, había personas que solicitabanauxilio.

Al día siguiente, una verdadera romería se formó en torno delos fangosos terrenos que rodeaban los restos del aviónaccidentado. Miles de curiosos acudían en filas interminables amirar desde lejos las últimas labores de rescate de las víctimas.A lo largo del angosto y polvoso camino se habían establecidopuestos de aguas frescas, tacos, tortas y frutas.

Y hasta allá habían llegado carritos con paletas heladas ytodo ello daba el aspecto de una feria pueblerina. La empresaCocina del Aire, que surtía de alimentos a los aviones, envióviandas y refrescos a los trabajadores que luchaban por rescatar alas víctimas. Salubridad mandó vacunas antitetánicas, que fueronaplicadas a los socorristas que resultaron heridos con las láminasdesprendidas del jet-avión. Y técnicos de la Dirección Generalde Aeronáutica Civil de la Secretaría de Comunicaciones yTrasportes descartaron la posibilidad de que el accidente hubierasido ocasionado por fallas en los sistemas. Se informó tambiénque la caja negra del avión fue recuperada y enviada alaboratorios de  Washington para su análisis.

Cabe mencionar que al día siguiente del avionazo, lunes 22 deseptiembre de 1969, dejó de existir el expresidente Adolfo LópezMateos, tras cuatro días de gravedad extrema.

CÓMO FUERON CAYENDO LAS BESTIAS HUMANAS

TERCERA PARTE

En los anteriores números le di cuenta, amigo lector, delcrispante crimen de la acaudalada dama boliviana, Rosaminda Roda deLund, en su fastuosa mansión de las Lomas de Chapultepec, casoregistrado en septiembre de 1940. Los temibles asesinos fuerondetenidos y faltaba dar cuenta de la sirvienta cómplice,Concepción Calzada.

Es pavoroso ver cómo contaron su crimen los sanguinariosbandidos.

A continuación veremos cómo fueron aprehendidos.

NARRAN DETECTIVES SU INVESTIGACIÓN

En las Lomas de Chapultepec, existía una policía privada quela Jefatura reconocía como auxiliar. Enviaban al grupo develadores y detectives. El mayor Leandro Castillo Venegas y elcomandante Rafael Alvarado Hernández eran los responsables de laseguridad en la aristocrática zona.

Enterados del crimen –relatan los policías al reporteroMiguel Gil – nos lanzamos a la investigación  en cumplimientode nuestro deber, dando parte de nuestra decisión al coronelRégulo Garza, jefe nato del cuerpo policiaco. Nos pusimos enacción.

Nos trasladamos a la casa donde se había cometido el crimen yallí supimos que había trabajado como jardinero, FlorencioJiménez.  El 17 de septiembre entró en su lugar MauricioCastellanos, quien junto con la sirvienta Concepción, desaparecióa raíz del crimen.

-Supusimos que Mauricio y Concepción eran los autores delcrimen y empezamos su persecución. Investigamos y logramos saberque Mauricio había trabajado en la casa 1440 del Paseo de laReforma, en la misma colonia, y que posteriormente había tambiénprestado sus servicios como jardinero en la calle Monte Everest1070, a las órdenes del licenciado Javier Torres, de donde habíapasado a la residencia de la señora Lund.

En la casa del licenciado Torres hallaron a un sujeto de nombreDavid Padilla, que se decía primo de Mauricio Castellanos, quienhabía dejado ropa, y al revisarla los detectives, fue hallado unretrato suyo, en el que aparecía con su mujer, María Vázquez,que también se ocupaba como sirvienta.

-Obtuvimos más datos de lo que nos pareció el hallazgo de lamadeja de la investigación, que ya estaba haciéndosenovelesca.

-Sin descansar un solo momento y sabedores de que Mauriciotenía un hermano de nombre Blas, nos trasladamos a su domicilio enAyuntamiento 159, donde trabajaba como portero. Ahí lodescubrimos, y nos llevó hacia Mauricio, en la ciudad dePuebla.

MAURICIO CANTÓ TODO

-En la Jefatura de Policía de Puebla, interrogamos a Mauricio,quien dijo todo lo que sabía, agregando que cuando lo dejaron a“echar aguas” en la esquina de Sierra Madre y Monte Everest, ledio miedo y que después de que vio saltar a sus amigos por laverja, se fue a la casa donde dormía habitualmente y se acostótranquilo sobre su petate, quedándose profundamente dormido a lospocos minutos. Ya en posesión de los nombres de los asesinos y dellugar donde podrían ser hallados, Castillo Venegas y AlvaradoHernández regresaron a México cerca de las 3 de la madrugada, ysin pérdida de tiempo se trasladaron a la calle de Los Alpes 565 yaprehendieron a los criminales, Agustín Tapia, Carlos Ortiz, Blasy Mauricio Castellanos para ser llevados ante la justicia.

El crimen quedó esclarecido

Sábado 28 de septiembre de 1940.

Se ha dado un golpe magnífico al aprehender en Guanajuato a lacriada, Concepción Calzada, principal cómplice de “Las BestiasHumanas”.

Concepción Calzada se encontraba ya en poder de la policía.Como se recordará, esta mujer señaló a los asesinos de laseñora Lund el camino que deberían seguir para encontrar a ladama boliviana, a la que planearon matar para robar suresidencia.

El agente Alvarado Hernández, al aprehender a la sirvientaConcepción Calzada, implicada en el crimen de la señora Lund.

POR DINERO MATARON A LA SEÑORA LUND EN SU RESIDENCIA

Concepción fue interrogada en las oficinas del ServicioSecreto. Se supo que durmió en la casa de la señora Lund, noobstante saber que había sido atacada por los bandidos y al díasiguiente esperó durante varias horas que los ladrones volviesenpara hacerle entrega del dinero que le prometieron por ayudarlos.Pero el tiempo transcurrió y los ladrones no daban señales devida. Entonces Concepción hizo sus maletas y se marchó de lacasa, alojándose en el domicilio de una amiga, de donde sedirigió a tomar el tren que debería conducirla hasta Querétaro,de donde se trasladó a la ciudad de Comonfort, donde vivía unatía suya.

Concepción no quería confesar su participación, aunqueindirecta, en el crimen, y menos que había visto el cadáver de supatrona, pero habiéndosele sujetado a estrecho y hábilinterrogatorio, acabó por confesar que habló con MauricioCastellanos, Carlos Ortiz y Agustín Tapia, los criminales.

La criada infiel y perversa dijo a los detectives que trabajóun mes en la casa de la infortunada señora Lund.

QUE LA AMENAZARON

Dijo Concepción que el día fatídico, no supo por dónde semetieron los bandidos, pero que cuando se dio cuenta ya estabandentro de la casa. LA PRENSA designó a tales criminales como“Las Bestias Humanas”.

Concepción se resistía a decir la verdad, pero al fin declaróque ella bajaba de las habitaciones de la casa e iba a entrar a lacocina cuando vio a los tres hombres, entre los cuales reconocióal jardinero que hacía poco había dejado su trabajo en lacasa.

A punto estaba de dar un grito por la  sorpresa recibida, peroalguno de ellos le dijo:

-Sin gritar, porque si grita la matamos… ¿Dónde tiene eldinero la señora?

-No lo sé –respondió, nerviosa, la sirvienta.

Entonces los bandidos le hicieron una proposición que lepareció buena, consistente en que le darían cierta cantidad dedinero si guardaba silencio.

-Yo no me interesaba por dinero, pero…

Después de mucha resistencia Concepción confesó de plano suparticipación en el crimen. Después que habló con los bandidos,subió a ver a la señora, con la que conversó cerca de mediahora.

La señora aprovechó aquel momento para exhortarla a que semanejara bien, diciéndole que como ya había comprendido, duraríaen la casa.

Concepción fue después fue a echar alguna ropa en jabón,dirigiéndose al cuarto de baño que tiene entrada por el hall dela casa, y luego bajó, mirando que ya estaba cerrada la cocina,por lo que comprendió que los bandidos se habían introducido aella, encerrándose por dentro. Y ya no vio más, porque se fue asu cuarto y se durmió.

-¿Pero, pudo usted conciliar el sueño?

-No mucho, estaba con la tentación.

-¿Y vio cuando llegó el hijo de la señora Lund?

Concepción contestó que no, pero dijo que a las 23:00 horas seasomó a ver si ya había llegado su patrón, y creyó que sí,porque vio luz en su habitación.

-¿Pero es posible que sabiendo que su patrona había sidoatacada no diera aviso a su hijo? ¿Por qué?

Concepción no contestó concretamente esa pregunta, por lo quededujimos que estaba interesada en lo que deberían darle losladrones. Continuaba guardando silencio.

Dijo que se levantó a las 6 de la mañana de aquel sábado.Subió al hall, donde encontró a la señora Lund tirada en elpiso, inmóvil y cubierta con un sarape blanco. Ni en ese momentoquiso avisar al hijo de la señora, pensando en la recompensa porsu silencio, y descendió nuevamente, hallando la puerta de lacocina abierta, por lo que cree que por allí salieron losasesinos.

-¿Y continuó usted en la casa?

-Sí, hasta la una de la tarde, y como no volvían –se refierea los criminales- y yo tenía mucha hambre, me salí.

-Luego me fui al número 475 de la calle Volcán, donde vive unamuchacha llamada Rosario. Ella me prestó dinero para completar mipasaje a Querétaro.

-¿Y por qué a las 6 de la mañana en que viste a la señoratendida, no avisaste a su hijo?

-Porque sentiría feo de ver a su mamá muerta.

-¿Y estás arrepentida?

-¡Cómo no! Porque haya sido como haya sido la señora con suscriados, pues ya está muerta.

Salta a la vista la contradicción de aquella criada enrelación a lo que decían “Las Bestias Humanas”, pues en tantoque aseguraba Concepción que en cuanto acordó ya estaban dentrode la casa los bandidos, amagándola de muerte, ellos asegurabanque al saltar por la verja ya los esperaba ella, a quiendijeron:

-Venimos a darle a la vieja…

Lo que indica que la criada sabía que iban a matar a su patronapara robarla.

-¿Te dijeron o no que iban a eso los bandidos?

Concepción no quería confesar pero al fin convino que sí; quele dijeron que a eso iban, por lo que su complicidad en el crimenes manifiesta, pues no fue el asalto ninguna sorpresa para ella;seguramente estaba en el secreto con mucha anticipación.

Y hubo un detalle que también demuestra aquella complicidad.Ordinariamente se presentaba el lechero; pero en la noche delcrimen, la criada amarró la verja diciendo que fue por orden de supatrona, para que el lechero supiera al día siguiente que no iba acomprársele leche. Posiblemente Concepción no recibió tal orden,pero le convenía que nadie llamara a la casa, y comenzó poraislar al lechero.

Al día siguiente del crimen, se presentó un señor queriendover a la señora, y sorprendió a Concepción cuando hacía susmaletas. La criada dijo a aquel hombre que no podía hablar con supatrona, porque ella había dado órdenes de que nadie lamolestara.

Así, el Primer Comandante de Agentes, Simón Estrada, levantóel acta, y como ya estaban en poder de la justicia todas “Lasbestias humanas”, fueron consignadas y pasaron a laPenitenciaría de la Ciudad a purgar sus condenas.

Y hasta aquí esta historia.

Escrito por LA PRENSA

Consulta hemerográfica:

LUIS FRANCISCO MACÍAS

Policiaca

Homicida escapa luego de asesinar a un hombre en calles de Neza

De acuerdo a vecinos de la calle de Tlalpan en el lugar se escucharon por lo menos cuatro detonaciones de arma de fuego

Policiaca

Motosicario acribilla a una persona y escapa al verse sorprendido por la policía [Video]

La víctima fue sorprendida en la entrada de su vivienda, su acompañante se salvó de milagro mientras que los sicarios escaparon ante la mirada de dos elementos policiacos

Policiaca

Enfrenta “El Canuto” una segunda vinculación a proceso ahora por homicidio

El imputado es señalado como presunto generado de violencia en la zona norte del Edomex