/ domingo 19 de agosto de 2018

RITUALES SANGRIENTOS

SECTA MALDITA Por los terribles y tétricossucesos que acontecieron, se podría decir, que Adolfo de JesúsCostanzo fue un emisario de Satanás en la Tierra.

Alfredo Sosa Esta es la historia de una bandaque sembró el temor en el Estado de Matamoros, a finales de losaños 80. Su líder fue el mismísimo diablo, quien se alimentó devarias almas inocentes para cumplir sus maléficos planes. LAPRENSA dio cuenta oportuna a sus lectores el 8 de mayo de 1989,sobre el atemorizante grupo delictivo conocido como losNarcosatánicos; quienes ocupan desde entonces, una de las páginasmás sanguinarias en la historia del crimen nacional. Por losterribles y tétricos sucesos que acontecieron, se podría decir,que Adolfo de Jesús Costanzo fue un emisario del demonio en laTierra. Desde niño conoció las fuerzas oscuras desatadas mediantelos rituales que realizaba su madre, Delia González del Valle,quien lo inició en el culto del Palo Mayombe. Práctica espiritualproveniente de África y arraigada en Cuba, la cual se mezcló conla religión católica y pasó a ser parte de la llamada Santería.Según fuentes policiacas, Costanzo nació en 1961 y vivió suinfancia en el condado de Miami, Florida, Estados Unidos, debido aque sus padres fueron migrantes cubanos que salieron de la islacuando la revolución castrista triunfó en 1959. Se cuenta que sehizo sacerdote del culto a la edad de 14 años y junto a su madre,hicieron de la religión un negocio y una forma de ganarse la vida;ya que la señora Delia González tuvo una amplia agenda declientes; entre los que se encontraron artistas y políticos,quienes desembolsaron cantidades significativas de dinero, con talde que las deidades del Palo Mayombe les ayudaran a obtener fama ypoder. Así pasó el tiempo y en 1983, el joven Costanzo y su madrese mudaron a la Ciudad de México, donde se establecieron por losrumbos de la Colonia Roma. Para entonces, el joven tenía 21 años.En la urbe, consiguió empleo en una agencia de modelaje, donde vioel ambiente idóneo e hizo muchos amigos, a quienes les ofreciósus servicios espirituales. Varios de ellos, ansiosos por adquiriréxito, no dudaron en consultarlo y se vieron beneficiados con losrituales de Costanzo, quien adquirió fama entre la clase altamexicana, ya que artistas, políticos y hasta narcotraficantesrecurrieron a sus poderes. Poco a poco y con resultados efectivos,Costanzo se ganó la confianza de muchas personas, quienes se sin-tieron atraídos por él; esto, más el aspecto misterioso quetenía, lo volvió atractivo tanto para hombres y mujeres, quieneslo seguían sin cuestionar sus ideas. Pero las ambicionesdiabólicas de Costanzo fueron más allá, porque decidió traficardroga y recurrir a sus poderes ocultos para llevar a cabo susplanes. Fue entonces, cuando emigró a Matamoros, Estado deTamaulipas; sitio donde formó una banda delictiva y aprovechó lacercanía de la frontera con Brownsville para introducir losestupefacientes.

Fue una tarde de 1988, en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas;Sara Aldrete, joven atractiva y estudiante universitaria, conducíasu automóvil rumbo a su casa, cuando de manera repentina fueabordada por un auto modelo Grand Marquis negro, el cual le cerróel paso. De éste descendió un sujeto alto, corpulento, tezblanca, ojos claros, se acercó a su ventanilla, la chicaatemorizada subió las ventanillas, puso el seguro a su portezuela,con seguridad el sujeto le dijo: “no te voy a hacer daño, niña.Sólo quiero hablar contigo”. Sara sintió que el corazón se lesalía del pecho, experimentó una gran atracción por el tipo quetenía enfrente y que le pedía hablar con ella. Del pecho delsujeto hubo algo que llamó la atención de Sara, fueron varioscollares de colores que se parecían a los que usan los santeros enla religión yoruba y lucumí. Lo sabía porque estaba haciendo untrabajo para su clase de antropología, entonces pensó que eldestino le había puesto en su camino, la oportunidad de terminarsu investigación. Sin embargo, la joven reflexionó que era untipo al que no conocía y que tal vez su vida corría peligro, asíes que evadió el auto del sujeto y pisó el acelerador paraescapar. Pero cuál fue su sorpresa que su acosador se subió a suGrand Marquis y la persiguió; en ese momento Sara miró por elretrovisor y se dio cuenta de que eran tres hombres los que laseguían, sabía que no se darían por vencidos y decidiódetenerse para encararlo y preguntarle qué es lo que quería.Cuando orilló su auto a la acera, el hombre de mirada hipnotizantese volvió a acercar a su ventanilla y le dijo con ese tono de vozextraño: “¿qué quieres saber nena? ¿Si has encontrado al amorde tu vida? Está enfrente de ti. Me llamo Adolfo de JesúsCostanzo”, y estiró su mano para saludarla. Ella la estrechó yle contestó: “hola, me llamo Sara Aldrete". Él le invitó uncafé y ella aceptó. La atracción por Costanzo fue implacable conSara. Sus encuentros fueron más frecuentes y cuando se sintió enconfianza, la estudiante le contó a su misterioso amigo, que lafamilia de su novio, un tipo de nombre Serafín Hernández, sededicaba a traficar licores, autos, armas y droga, pero que loestaba pasando mal, ya que los negocios se estaban yendo a pique,debido a grupos delictivos antagonistas que les estaban comiendo elmandado. Costanzo le propuso convencer a su enamorado de realizarun ritual para quitar los obstáculos que le impedían a su negocioprosperar. Tres meses después, Sara llevó a Serafín y a su tíoElio Hernández a casa de Costanzo para que lo conocieran, ellosaccedieron y de inmediato hubo afinidad entre los tres. Quedaronfascinados con los objetos que el joven mago poseía, ya que teníavarias obras de arte, fajos de dólares atados con ligas, muchasjoyas y un cuarto lleno con lingotes de oro. Cuando Costanzo viosus caras incrédulas, les dijo: “la Santería es cara. Hay quecomprar animales y darles de comer a los santos. Yo soy unsacerdote ñáñigo, y nos respetan mucho por el poder que tenemos.También tengo que darle de comer a la nganga, donde están miseggun (muertos), porque a ellos les gusta comer bien y si no lohago, se ponen muy bravos”. Embelesado por lo que sus ojosacababan de ver, el tío Elio pensó que nada sería mejor para susnegocios, que el contar con un brujo poderoso, y ése eraCostanzo.

Los dioses se ocultan de ConstanzoCarlos Álvarez­

Sara María Aldrete Villarreal, mejor conocida como “LaNarcosatánica” o “La Madrina”, fue apresada el 6 de mayo de1989 alrededor de las 15:00 horas en la calle Río Sena no. 19,departamento 14, Colonia Cuauhtémoc, junto con cuatro personas:los hermanos Jorge Arturo y Alejandro Mercado Celis, de 23 y 26años; Omar Francisco Orea Ochoa de 24 y Álvaro de León Valdez,alias “El Duby”. Ella tan sólo tenía 24 años, pero era comosi hubiera vivido una eternidad haciendo el mal. Se le acusó de 13asesinatos en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, realizados consaña y mutilación de miembros, además de delitos contra la saluden su modalidad de posesión y exportación de marihuana, acopio dearmas de fuego, profanación de cadáveres y asociacióndelictuosa. Delitos que ella siempre se ha negado a reconocer. Diceque fue embrujada por una secta que la secuestró.

La caída: inicio del fin Se creíanintocables. No obstante, un lejano 5 de abril del año 89 lesfalló la magia, pues la policía detuvo en la carretera, que correde Matamoros a Reynosa, a David Serna Valdez “El Coqueta”. Setrataba de una revisión rutinaria, en la que azarosamente seinspeccionaban aquellos cargamentos cercanos a la frontera.Entonces, cuando David Serna abrió la camioneta ChevroletSilverado, no sólo los policías encontraron restos de marihuana yuna pistola calibre .38 -lo cual fue motivo para detenerlo,trasladarlo y posteriormente interrogarlo-; sino, además, sinsaberlo, aquellos agentes estaban desvelando un caso turbio queinvolucraba una red de trasiego de drogas, asesinatos, influenciaspolíticas y favores a personalidades de la farándula. El hombredetrás de todo aquello aún permanecía oculto; sin embargo,sorprendió a los inquisidores la respuesta de ese pobre sujeto confacha de pollero: “No me pueden dañar, pertenezco a un clanpoderoso que se dedica al narcotráfico, estoy protegido por ‘ElPadrino’ Adolfo de Jesús Constanzo”. Luego de lo cual salió ala luz la existencia de una secta de magia negra que realizabasacrificios humanos y traficaba marihuana. Ése fue el inicio delfinal para el clan de “El Padrino”, pues a consecuencia de ladetención de David se derivó el cateo en el rancho Santa Elena,donde la verdad despiadada mostró que la realidad sólo es unainvención y que los hombres pueden ser más salvajes en sudelirio, como Constanzo, “El Duby”, Sara María Aldrete ysecuaces. Cuando se destapó el terror de la secta asesina,también se descubrió una red de “clientes” que acudían con“El Padrino” en busca de los favores de sus dioses oscuros, yaque localizaron las agendas de Adolfo en su apartamento y en suscontactos se destacaban figuras reconocidas del medio artísticocomo Irma Serrano “La Tigresa”, Yuri, Alfredo Palacios, JuanGabriel, así como funcionarios públicos y de la política,quienes, no obstante, siempre lo negaron. La única certezadespués de abrir la caja de Pandora del terror era que debíansilenciar a “El Padrino”, pues demasiadas personas“influyentes” tenían razones de sobra para que el brujodesapareciera cuanto antes, para que la podredumbre de sus actos noalcanzara más que para él y su séquito.

Al ser descubiertos huyeron al DF Así fue comoinició la búsqueda y cacería de los responsables de tan atroceshechos, quienes ya se habían fugado. Constanzo y Sara no demoraronen alejarse a toda costa. De McAllen volaron hasta la Ciudad deMéxico y en el camino se reunieron con otros miembros de la banda.Debido a sus contactos criminales conseguían siempre estar un pasodelante de los movimientos de los detectives, hasta que el 5 demayo de 1989 se tuvo un primer indicio sobre su paradero, cuando lapolicía recibió la denuncia de una mujer que afirmaba haber vistoa un sujeto que con frecuencia compraba dólares en la ColoniaCuauhtémoc. Al entrevistarse con la policía y hacerles ladescripción del sujeto, se llevaron una fuerte sorpresa cuandodescubrieron que se trataba de “El Duby”, uno de los empleadosde confianza -quizá el más sanguinario y que merece una páginaen los Archivos Secretos de Policía LA PRENSA- de Constanzo. Fueasí como se ejecutó un operativo en la zona, pues estaban cercade encontrarlos, pero todavía faltaba para que pudiera capturar alos prófugos. No obstante y a pesar de todo, un día Sara mirópor la ventana y vio que ya estaban muy cerca de ellos. Entonces,como todo astuto criminal que sabe muy bien que el olor a sangre esmuy fuerte, supo que el rastro que habían dejado era penetrante,faltaba poco para que cayeran. Por lo cual decidió pedir ayuda, sopretexto de estar secuestrada por Adolfo y sus compinches. De talmodo, Sara escribió en un papel una nota, la cual arrojó desde eldepartamento en el que supuestamente se encontraba cautiva, en lacalle Río Sena número 19. Así pues, luego de tal acto por partede Sara, la policía se dio cita en los alrededores de la ColoniaCuauhtémoc.

Lluvia de dólares plomo y sangre Al díasiguiente, aquellos agentes que en el pasado se habían relacionadocon Constanzo, se dispusieron a terminar con él para siempre. Almediodía, un vigía reconoció a unos policías encubiertos.Entonces Adolfo echó un vistazo por la ventana. Allí estaban, nosólo encubiertos sino un grupo de agentes fuertemente armados quese disponían a tomar posiciones. Al verse sorprendidos, losnarcosatánicos decidieron atacar a los agentes. De una de lasventanas del edificio, “El Duby” sacó el cañón de su Uzipara darles da la bienvenida con una ráfaga de plomo a losjudiciales del Grupo Especial de Intervención Inmediata; luegohizo llover dólares para crear confusión, pero los confundidoseran ellos, porque no entendían cómo ninguno de sus amuletostenía el poder para ocultarlos. Afuera la incertidumbre y elpánico. Algunos espectadores al ver los dólares caer dudaron enir por ellos o mantenerse guarecidos. Los agentes respondieron alfuego y se armó la balacera con ametralladoras, pistolas ypalabras altisonantes. El sacerdote del Palo Mayombe enloqueció alverse atrapado. Sin saber bien lo que hacía, quizá en el deliriojuntó el dinero que tenía y le prendió fuego. Para Sara labalacera era su rescate, o eso creyó. Pero para Constanzosignificaba el fin. Rodeado por la policía, sin lugar hacia dóndeescapar, lo único que le quedaba era ponerle fin a todo lo que élera en el plano terrenal. Le apostó a la inmortalidad, o esocreyó. Se encerró en el armario con su amante y brazo derecho,Sergio Quintana, y le ordenó al “Duby” que les disparara.Adolfo decidió prepararse para su último “sacrificio humano”,el suyo junto con su amante. “El Duby” quizá lo haya dudadopor un instante, pero cuando a un asesino le piden que mate, élmatará; tal como lo hizo al acabar con la vida de ambos dentro delcloset. Paradoja amatoria para aquellos años: salieron del closetmuertos. Mientras tanto, Sara permaneció al margen,victimizándose. Una vez muerto “El Padrino”, la banda cayó yse entregaron los que aún quedaban vivos. Y cuando la policíapudo entrar, lo hizo para cerciorarse que Constanzo estaba muertojunto a su amante.  Los policías llevaron a los delincuentes aempellones afuera, donde estaba un público ajeno, abstracto,terrenal. La calle Río Sena tardó en recuperar la calma de antes,aunque nunca más sería la misma. Algunos espectadores quesufrieron crisis nerviosas fueron atendidos por elementos de laCruz Roja. En tanto, se esparcía poco a poco la leyenda de “LosNarcosatánicos”, mientras los casquillos en la calle esperaban aser recogidos como evidencia y los dólares desaparecían. Lossobrevivientes y 12 miembros más del culto fueron procesados pornumerosos cargos, entre los que destacan el de asesinatosmúltiples, violaciones y posesión de armas y narcóticos, entremuchos otros. A partir de entonces y para siempre, se asociará aSara María Aldrete y a Adolfo de Jesús Constanzo indefinidamentecomo “Los Narcosatánicos”, quienes pasaron a la historia de lacrónica criminal en México.

Sara María Aldrete “La Narcosatánica”Algunos medios de información registraron en sus páginas que“La Madrina” fue condenada inicialmente a purgar una condena de647 años de prisión; no obstante, la mayoría de laspublicaciones coincide en señalar la de 62 años, los cualesdebía cumplir en la Ciudad de México, dentro del penal de SantaMartha Acatitla, donde conoció a “La Mataviejitas”, a quienenseñó a leer y escribir. Sin embargo, en el año 2011 fuetrasladada a un penal en Mexicali y posteriormente a un penal enTepic. Escribió el libro intitulado “Me dicen ‘LaNarcosatánica’”, bajo el cuidado de Josefina Estrada,convirtiéndose así en la primera mujer recluida en publicar unlibro. Quizá su paradero hoy en día sea desconocido y quizá lamagia la haya hecho desaparecer, pues nada se sabe de ellaahora.

El silencio también es mortal así era "LaMataviejitas" En los casos de homicidio, al realizaruna observación minuciosa, existen considerables similitudes en elmodus operandi de diferentes tipos de crímenes no clasificadoscomo seriales, y esto es un problema, ya que en el futuro uno deesos podría ser el de un asesino serial.

De haber sabido, mejor ni hubiera nacido Tiempoantes, Juana Barraza se dedicó a practicar el deporte delpancracio. En los encordados se hacía llamar La Dama del Silencio,debido a que ella misma se consideraba alguien silente y solitaria,por lo cual encubría su identidad ataviándose con un antifaz demariposa y un traje rosa con vivos plateados. Es verdad que luchóen varios cuadriláteros de diferentes partes del país, enpequeñas arenas y en varios pueblos, pero desgraciadamente tuvoque abandonar la lucha debido a una caída que la dejó lesionada,pues corría el riesgo de quedar paralítica, lo cual hubieracesado su carrera criminal. Pero quiso el destino que la rabiaincubara en ella por una desgracia más. Ningún destino es justo,salvo quizá con aquellos que viven con la gentileza de undesconocido. Luego de padecer las miserias de una vida injusta,Juana comenzó -como todo criminal que se profesionalizará- arobar, desde nimias autopartes, hasta el hurto en tiendas y atranseúntes; asimismo, inició con el ritual de adoración de laSanta Muerte. Si el destino y el azar estaban en su contra, ellabuscaría la forma de hacerle frente e inclinar la balanza a sufavor, ya con hechizos, ya con amuletos. Comenzó a visitar abrujos. Sin embargo, la cruda realidad le pegó contundente, porqueni así logró mejorar su situación. Luego de retirarse comoluchadora no le quedó más que ser una simple promotora de estedeporte. No obstante, era algo con lo que no podía costear lamanutención de un hogar, de sus hijos, de su infernal vida llenade podredumbre e inmundicia. Así que decidió dedicarse a ofrecersus servicios como empleada doméstica, ¿qué más puede haceralguien que ha tenido torcido el pasado, con el presente y elfuturo desdibujados? Pero lavar y planchar ajeno siempre es unainfamia, ya que una se rompe el lomo por unos pocos pesos; aunquecuando se ama a un hijo… y más si el amor es triple. Perfiladaya en rambla del desacato a las buenas costumbres, al respeto a lavida ajena, Juana comenzó o, mejor dicho, ascendió en la escalade la maldad. No le fue suficiente despojar de sus pertenencias alas personas o desvalijar un auto, quizá. No. Dentro de ella algoquería aniquilar esa angustia no mitigada e incesante causada porel pasado, el siempre pasado que la envolvía con el recuerdo deuna horrenda madre a quien nunca soportó. La mayoría de laspersonas viven entrampadas, pero muchos prefieren evitar caer ententación, nunca se sabe cuándo se caerá en una de las miles detrampas que tiene la vida. La idea es evitarlo, sólo de ese modopuede mantenerse uno vivo, hasta que lo atrapan o muere. Por elaño de 1996 Juana ya era azas diestra en cuestiones turbias.Inició realizando sus hazañas delictivas en compañía de sucomadre Araceli. Comenzaron haciéndose pasar por enfermeras, queprometían a los ancianos ayudarlos con sus pensiones, pero aldescuidarse los pobres viejos, éstas rapaces aprovechaban paradespojarlos de sus pertenencias. Para Juana no era sólo robar, eracomo asistir a una cátedra para perfeccionar sus futurasfechorías. Es bien sabido que un asesino serial comenienza quizámatando una araña, luego un pájaro, quizá después un gato o unperro, y así va nutriendo su inquina pérfida, hasta que no bastacon algo menor y da el salto a un ser humano. Para Juana, cada actodelictivo era una enseñanza para perfeccionar su arte con el cableen el cuello ajeno.

Génesis del mal la asesina del silencioExisten fuentes que afirman que Juana asesinó por primera vez auna anciana el 25 de noviembre de 2002. No obstante, en otrosregistros se asienta que su primera víctima, y quizá con la queasaltó la fama por la serie de crímenes que la harían una de lasasesinas más recodadas en los archivos de la historia infame decriminales mexicanos de alta peligrosidad, fue en octubre de 2004.Sin embargo, aquella primera víctima vivía en la DelegaciónCoyoacán, una ancianita de 64 años que respondía al nombre deMaría. Como ya lo había ido perfeccionando desde tiempo antes,Juana se disfrazó de enfermera, ¿por qué elegir el blanco paraasesinar? Ése era el traje con el que embaucaba. Se ganó laconfianza de la señora María, quien la llevó a su casa, donde sequejó amargamente de sus males. Y allí estaba ella, la asesina,en silencio, escuchando por azar las penurias de la mujer mayor. Depronto, de la boca de la anciana emergieron palabras violentascontra la otrora luchadora, palabras filosas como las de unaestocada en un toro, que se estrellaron en el pequeño mundo deJuana; entonces su silencio se rompió, transformándose en ira. Nopudo entenderlo, de tal modo que despertó en ella la verdadasesina. Todo lo que siempre quiso y todo lo que siempre necesitóestuvo en sus manos; no las palabras que dañan siempre cuando sondichas con oprobio, sino el placer que se mantiene -justo como eldolor que llevaba manteniendo durante casi 40 años-, cuando semata a alguien. Juana perdió los estribos. Se abalanzó sobreMaría y con ambas manos -y tal vez utilizando algo a su alcanceque enredó en su cuello- poco a poco fue asfixiándola. Luego,como si nada, recorrió la casa tomándose su tiempo en el silenciomortuorio. Se hizo propietaria nueva de los viejos objetos que leparecieron de valor. Y luego se marchó. Quizá subrepticiamente sele presentó una revelación. Tanto tiempo tuvo que soportar losembates de la realidad, del destino, pero en el fondo sólo seconformaba con tener un patrón que le tenía tomada la medida.

Dos errores de “La Mataviejitas” Sus demásasesinatos serían realizados con el mismo modo de operar. Enabsolutamente todos los casos las víctimas fueron mujeres de latercera edad. Para lograr su cometido se disfrazaba de enfermera ode trabajadora social y se aseguraba que las ancianas vivieransolas. Las abordaba en parques, mercados, en alguna iglesia cercanaa sus domicilios. Las observaba y elegía a las que

SECTA MALDITA Por los terribles y tétricossucesos que acontecieron, se podría decir, que Adolfo de JesúsCostanzo fue un emisario de Satanás en la Tierra.

Alfredo Sosa Esta es la historia de una bandaque sembró el temor en el Estado de Matamoros, a finales de losaños 80. Su líder fue el mismísimo diablo, quien se alimentó devarias almas inocentes para cumplir sus maléficos planes. LAPRENSA dio cuenta oportuna a sus lectores el 8 de mayo de 1989,sobre el atemorizante grupo delictivo conocido como losNarcosatánicos; quienes ocupan desde entonces, una de las páginasmás sanguinarias en la historia del crimen nacional. Por losterribles y tétricos sucesos que acontecieron, se podría decir,que Adolfo de Jesús Costanzo fue un emisario del demonio en laTierra. Desde niño conoció las fuerzas oscuras desatadas mediantelos rituales que realizaba su madre, Delia González del Valle,quien lo inició en el culto del Palo Mayombe. Práctica espiritualproveniente de África y arraigada en Cuba, la cual se mezcló conla religión católica y pasó a ser parte de la llamada Santería.Según fuentes policiacas, Costanzo nació en 1961 y vivió suinfancia en el condado de Miami, Florida, Estados Unidos, debido aque sus padres fueron migrantes cubanos que salieron de la islacuando la revolución castrista triunfó en 1959. Se cuenta que sehizo sacerdote del culto a la edad de 14 años y junto a su madre,hicieron de la religión un negocio y una forma de ganarse la vida;ya que la señora Delia González tuvo una amplia agenda declientes; entre los que se encontraron artistas y políticos,quienes desembolsaron cantidades significativas de dinero, con talde que las deidades del Palo Mayombe les ayudaran a obtener fama ypoder. Así pasó el tiempo y en 1983, el joven Costanzo y su madrese mudaron a la Ciudad de México, donde se establecieron por losrumbos de la Colonia Roma. Para entonces, el joven tenía 21 años.En la urbe, consiguió empleo en una agencia de modelaje, donde vioel ambiente idóneo e hizo muchos amigos, a quienes les ofreciósus servicios espirituales. Varios de ellos, ansiosos por adquiriréxito, no dudaron en consultarlo y se vieron beneficiados con losrituales de Costanzo, quien adquirió fama entre la clase altamexicana, ya que artistas, políticos y hasta narcotraficantesrecurrieron a sus poderes. Poco a poco y con resultados efectivos,Costanzo se ganó la confianza de muchas personas, quienes se sin-tieron atraídos por él; esto, más el aspecto misterioso quetenía, lo volvió atractivo tanto para hombres y mujeres, quieneslo seguían sin cuestionar sus ideas. Pero las ambicionesdiabólicas de Costanzo fueron más allá, porque decidió traficardroga y recurrir a sus poderes ocultos para llevar a cabo susplanes. Fue entonces, cuando emigró a Matamoros, Estado deTamaulipas; sitio donde formó una banda delictiva y aprovechó lacercanía de la frontera con Brownsville para introducir losestupefacientes.

Fue una tarde de 1988, en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas;Sara Aldrete, joven atractiva y estudiante universitaria, conducíasu automóvil rumbo a su casa, cuando de manera repentina fueabordada por un auto modelo Grand Marquis negro, el cual le cerróel paso. De éste descendió un sujeto alto, corpulento, tezblanca, ojos claros, se acercó a su ventanilla, la chicaatemorizada subió las ventanillas, puso el seguro a su portezuela,con seguridad el sujeto le dijo: “no te voy a hacer daño, niña.Sólo quiero hablar contigo”. Sara sintió que el corazón se lesalía del pecho, experimentó una gran atracción por el tipo quetenía enfrente y que le pedía hablar con ella. Del pecho delsujeto hubo algo que llamó la atención de Sara, fueron varioscollares de colores que se parecían a los que usan los santeros enla religión yoruba y lucumí. Lo sabía porque estaba haciendo untrabajo para su clase de antropología, entonces pensó que eldestino le había puesto en su camino, la oportunidad de terminarsu investigación. Sin embargo, la joven reflexionó que era untipo al que no conocía y que tal vez su vida corría peligro, asíes que evadió el auto del sujeto y pisó el acelerador paraescapar. Pero cuál fue su sorpresa que su acosador se subió a suGrand Marquis y la persiguió; en ese momento Sara miró por elretrovisor y se dio cuenta de que eran tres hombres los que laseguían, sabía que no se darían por vencidos y decidiódetenerse para encararlo y preguntarle qué es lo que quería.Cuando orilló su auto a la acera, el hombre de mirada hipnotizantese volvió a acercar a su ventanilla y le dijo con ese tono de vozextraño: “¿qué quieres saber nena? ¿Si has encontrado al amorde tu vida? Está enfrente de ti. Me llamo Adolfo de JesúsCostanzo”, y estiró su mano para saludarla. Ella la estrechó yle contestó: “hola, me llamo Sara Aldrete". Él le invitó uncafé y ella aceptó. La atracción por Costanzo fue implacable conSara. Sus encuentros fueron más frecuentes y cuando se sintió enconfianza, la estudiante le contó a su misterioso amigo, que lafamilia de su novio, un tipo de nombre Serafín Hernández, sededicaba a traficar licores, autos, armas y droga, pero que loestaba pasando mal, ya que los negocios se estaban yendo a pique,debido a grupos delictivos antagonistas que les estaban comiendo elmandado. Costanzo le propuso convencer a su enamorado de realizarun ritual para quitar los obstáculos que le impedían a su negocioprosperar. Tres meses después, Sara llevó a Serafín y a su tíoElio Hernández a casa de Costanzo para que lo conocieran, ellosaccedieron y de inmediato hubo afinidad entre los tres. Quedaronfascinados con los objetos que el joven mago poseía, ya que teníavarias obras de arte, fajos de dólares atados con ligas, muchasjoyas y un cuarto lleno con lingotes de oro. Cuando Costanzo viosus caras incrédulas, les dijo: “la Santería es cara. Hay quecomprar animales y darles de comer a los santos. Yo soy unsacerdote ñáñigo, y nos respetan mucho por el poder que tenemos.También tengo que darle de comer a la nganga, donde están miseggun (muertos), porque a ellos les gusta comer bien y si no lohago, se ponen muy bravos”. Embelesado por lo que sus ojosacababan de ver, el tío Elio pensó que nada sería mejor para susnegocios, que el contar con un brujo poderoso, y ése eraCostanzo.

Los dioses se ocultan de ConstanzoCarlos Álvarez­

Sara María Aldrete Villarreal, mejor conocida como “LaNarcosatánica” o “La Madrina”, fue apresada el 6 de mayo de1989 alrededor de las 15:00 horas en la calle Río Sena no. 19,departamento 14, Colonia Cuauhtémoc, junto con cuatro personas:los hermanos Jorge Arturo y Alejandro Mercado Celis, de 23 y 26años; Omar Francisco Orea Ochoa de 24 y Álvaro de León Valdez,alias “El Duby”. Ella tan sólo tenía 24 años, pero era comosi hubiera vivido una eternidad haciendo el mal. Se le acusó de 13asesinatos en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, realizados consaña y mutilación de miembros, además de delitos contra la saluden su modalidad de posesión y exportación de marihuana, acopio dearmas de fuego, profanación de cadáveres y asociacióndelictuosa. Delitos que ella siempre se ha negado a reconocer. Diceque fue embrujada por una secta que la secuestró.

La caída: inicio del fin Se creíanintocables. No obstante, un lejano 5 de abril del año 89 lesfalló la magia, pues la policía detuvo en la carretera, que correde Matamoros a Reynosa, a David Serna Valdez “El Coqueta”. Setrataba de una revisión rutinaria, en la que azarosamente seinspeccionaban aquellos cargamentos cercanos a la frontera.Entonces, cuando David Serna abrió la camioneta ChevroletSilverado, no sólo los policías encontraron restos de marihuana yuna pistola calibre .38 -lo cual fue motivo para detenerlo,trasladarlo y posteriormente interrogarlo-; sino, además, sinsaberlo, aquellos agentes estaban desvelando un caso turbio queinvolucraba una red de trasiego de drogas, asesinatos, influenciaspolíticas y favores a personalidades de la farándula. El hombredetrás de todo aquello aún permanecía oculto; sin embargo,sorprendió a los inquisidores la respuesta de ese pobre sujeto confacha de pollero: “No me pueden dañar, pertenezco a un clanpoderoso que se dedica al narcotráfico, estoy protegido por ‘ElPadrino’ Adolfo de Jesús Constanzo”. Luego de lo cual salió ala luz la existencia de una secta de magia negra que realizabasacrificios humanos y traficaba marihuana. Ése fue el inicio delfinal para el clan de “El Padrino”, pues a consecuencia de ladetención de David se derivó el cateo en el rancho Santa Elena,donde la verdad despiadada mostró que la realidad sólo es unainvención y que los hombres pueden ser más salvajes en sudelirio, como Constanzo, “El Duby”, Sara María Aldrete ysecuaces. Cuando se destapó el terror de la secta asesina,también se descubrió una red de “clientes” que acudían con“El Padrino” en busca de los favores de sus dioses oscuros, yaque localizaron las agendas de Adolfo en su apartamento y en suscontactos se destacaban figuras reconocidas del medio artísticocomo Irma Serrano “La Tigresa”, Yuri, Alfredo Palacios, JuanGabriel, así como funcionarios públicos y de la política,quienes, no obstante, siempre lo negaron. La única certezadespués de abrir la caja de Pandora del terror era que debíansilenciar a “El Padrino”, pues demasiadas personas“influyentes” tenían razones de sobra para que el brujodesapareciera cuanto antes, para que la podredumbre de sus actos noalcanzara más que para él y su séquito.

Al ser descubiertos huyeron al DF Así fue comoinició la búsqueda y cacería de los responsables de tan atroceshechos, quienes ya se habían fugado. Constanzo y Sara no demoraronen alejarse a toda costa. De McAllen volaron hasta la Ciudad deMéxico y en el camino se reunieron con otros miembros de la banda.Debido a sus contactos criminales conseguían siempre estar un pasodelante de los movimientos de los detectives, hasta que el 5 demayo de 1989 se tuvo un primer indicio sobre su paradero, cuando lapolicía recibió la denuncia de una mujer que afirmaba haber vistoa un sujeto que con frecuencia compraba dólares en la ColoniaCuauhtémoc. Al entrevistarse con la policía y hacerles ladescripción del sujeto, se llevaron una fuerte sorpresa cuandodescubrieron que se trataba de “El Duby”, uno de los empleadosde confianza -quizá el más sanguinario y que merece una páginaen los Archivos Secretos de Policía LA PRENSA- de Constanzo. Fueasí como se ejecutó un operativo en la zona, pues estaban cercade encontrarlos, pero todavía faltaba para que pudiera capturar alos prófugos. No obstante y a pesar de todo, un día Sara mirópor la ventana y vio que ya estaban muy cerca de ellos. Entonces,como todo astuto criminal que sabe muy bien que el olor a sangre esmuy fuerte, supo que el rastro que habían dejado era penetrante,faltaba poco para que cayeran. Por lo cual decidió pedir ayuda, sopretexto de estar secuestrada por Adolfo y sus compinches. De talmodo, Sara escribió en un papel una nota, la cual arrojó desde eldepartamento en el que supuestamente se encontraba cautiva, en lacalle Río Sena número 19. Así pues, luego de tal acto por partede Sara, la policía se dio cita en los alrededores de la ColoniaCuauhtémoc.

Lluvia de dólares plomo y sangre Al díasiguiente, aquellos agentes que en el pasado se habían relacionadocon Constanzo, se dispusieron a terminar con él para siempre. Almediodía, un vigía reconoció a unos policías encubiertos.Entonces Adolfo echó un vistazo por la ventana. Allí estaban, nosólo encubiertos sino un grupo de agentes fuertemente armados quese disponían a tomar posiciones. Al verse sorprendidos, losnarcosatánicos decidieron atacar a los agentes. De una de lasventanas del edificio, “El Duby” sacó el cañón de su Uzipara darles da la bienvenida con una ráfaga de plomo a losjudiciales del Grupo Especial de Intervención Inmediata; luegohizo llover dólares para crear confusión, pero los confundidoseran ellos, porque no entendían cómo ninguno de sus amuletostenía el poder para ocultarlos. Afuera la incertidumbre y elpánico. Algunos espectadores al ver los dólares caer dudaron enir por ellos o mantenerse guarecidos. Los agentes respondieron alfuego y se armó la balacera con ametralladoras, pistolas ypalabras altisonantes. El sacerdote del Palo Mayombe enloqueció alverse atrapado. Sin saber bien lo que hacía, quizá en el deliriojuntó el dinero que tenía y le prendió fuego. Para Sara labalacera era su rescate, o eso creyó. Pero para Constanzosignificaba el fin. Rodeado por la policía, sin lugar hacia dóndeescapar, lo único que le quedaba era ponerle fin a todo lo que élera en el plano terrenal. Le apostó a la inmortalidad, o esocreyó. Se encerró en el armario con su amante y brazo derecho,Sergio Quintana, y le ordenó al “Duby” que les disparara.Adolfo decidió prepararse para su último “sacrificio humano”,el suyo junto con su amante. “El Duby” quizá lo haya dudadopor un instante, pero cuando a un asesino le piden que mate, élmatará; tal como lo hizo al acabar con la vida de ambos dentro delcloset. Paradoja amatoria para aquellos años: salieron del closetmuertos. Mientras tanto, Sara permaneció al margen,victimizándose. Una vez muerto “El Padrino”, la banda cayó yse entregaron los que aún quedaban vivos. Y cuando la policíapudo entrar, lo hizo para cerciorarse que Constanzo estaba muertojunto a su amante.  Los policías llevaron a los delincuentes aempellones afuera, donde estaba un público ajeno, abstracto,terrenal. La calle Río Sena tardó en recuperar la calma de antes,aunque nunca más sería la misma. Algunos espectadores quesufrieron crisis nerviosas fueron atendidos por elementos de laCruz Roja. En tanto, se esparcía poco a poco la leyenda de “LosNarcosatánicos”, mientras los casquillos en la calle esperaban aser recogidos como evidencia y los dólares desaparecían. Lossobrevivientes y 12 miembros más del culto fueron procesados pornumerosos cargos, entre los que destacan el de asesinatosmúltiples, violaciones y posesión de armas y narcóticos, entremuchos otros. A partir de entonces y para siempre, se asociará aSara María Aldrete y a Adolfo de Jesús Constanzo indefinidamentecomo “Los Narcosatánicos”, quienes pasaron a la historia de lacrónica criminal en México.

Sara María Aldrete “La Narcosatánica”Algunos medios de información registraron en sus páginas que“La Madrina” fue condenada inicialmente a purgar una condena de647 años de prisión; no obstante, la mayoría de laspublicaciones coincide en señalar la de 62 años, los cualesdebía cumplir en la Ciudad de México, dentro del penal de SantaMartha Acatitla, donde conoció a “La Mataviejitas”, a quienenseñó a leer y escribir. Sin embargo, en el año 2011 fuetrasladada a un penal en Mexicali y posteriormente a un penal enTepic. Escribió el libro intitulado “Me dicen ‘LaNarcosatánica’”, bajo el cuidado de Josefina Estrada,convirtiéndose así en la primera mujer recluida en publicar unlibro. Quizá su paradero hoy en día sea desconocido y quizá lamagia la haya hecho desaparecer, pues nada se sabe de ellaahora.

El silencio también es mortal así era "LaMataviejitas" En los casos de homicidio, al realizaruna observación minuciosa, existen considerables similitudes en elmodus operandi de diferentes tipos de crímenes no clasificadoscomo seriales, y esto es un problema, ya que en el futuro uno deesos podría ser el de un asesino serial.

De haber sabido, mejor ni hubiera nacido Tiempoantes, Juana Barraza se dedicó a practicar el deporte delpancracio. En los encordados se hacía llamar La Dama del Silencio,debido a que ella misma se consideraba alguien silente y solitaria,por lo cual encubría su identidad ataviándose con un antifaz demariposa y un traje rosa con vivos plateados. Es verdad que luchóen varios cuadriláteros de diferentes partes del país, enpequeñas arenas y en varios pueblos, pero desgraciadamente tuvoque abandonar la lucha debido a una caída que la dejó lesionada,pues corría el riesgo de quedar paralítica, lo cual hubieracesado su carrera criminal. Pero quiso el destino que la rabiaincubara en ella por una desgracia más. Ningún destino es justo,salvo quizá con aquellos que viven con la gentileza de undesconocido. Luego de padecer las miserias de una vida injusta,Juana comenzó -como todo criminal que se profesionalizará- arobar, desde nimias autopartes, hasta el hurto en tiendas y atranseúntes; asimismo, inició con el ritual de adoración de laSanta Muerte. Si el destino y el azar estaban en su contra, ellabuscaría la forma de hacerle frente e inclinar la balanza a sufavor, ya con hechizos, ya con amuletos. Comenzó a visitar abrujos. Sin embargo, la cruda realidad le pegó contundente, porqueni así logró mejorar su situación. Luego de retirarse comoluchadora no le quedó más que ser una simple promotora de estedeporte. No obstante, era algo con lo que no podía costear lamanutención de un hogar, de sus hijos, de su infernal vida llenade podredumbre e inmundicia. Así que decidió dedicarse a ofrecersus servicios como empleada doméstica, ¿qué más puede haceralguien que ha tenido torcido el pasado, con el presente y elfuturo desdibujados? Pero lavar y planchar ajeno siempre es unainfamia, ya que una se rompe el lomo por unos pocos pesos; aunquecuando se ama a un hijo… y más si el amor es triple. Perfiladaya en rambla del desacato a las buenas costumbres, al respeto a lavida ajena, Juana comenzó o, mejor dicho, ascendió en la escalade la maldad. No le fue suficiente despojar de sus pertenencias alas personas o desvalijar un auto, quizá. No. Dentro de ella algoquería aniquilar esa angustia no mitigada e incesante causada porel pasado, el siempre pasado que la envolvía con el recuerdo deuna horrenda madre a quien nunca soportó. La mayoría de laspersonas viven entrampadas, pero muchos prefieren evitar caer ententación, nunca se sabe cuándo se caerá en una de las miles detrampas que tiene la vida. La idea es evitarlo, sólo de ese modopuede mantenerse uno vivo, hasta que lo atrapan o muere. Por elaño de 1996 Juana ya era azas diestra en cuestiones turbias.Inició realizando sus hazañas delictivas en compañía de sucomadre Araceli. Comenzaron haciéndose pasar por enfermeras, queprometían a los ancianos ayudarlos con sus pensiones, pero aldescuidarse los pobres viejos, éstas rapaces aprovechaban paradespojarlos de sus pertenencias. Para Juana no era sólo robar, eracomo asistir a una cátedra para perfeccionar sus futurasfechorías. Es bien sabido que un asesino serial comenienza quizámatando una araña, luego un pájaro, quizá después un gato o unperro, y así va nutriendo su inquina pérfida, hasta que no bastacon algo menor y da el salto a un ser humano. Para Juana, cada actodelictivo era una enseñanza para perfeccionar su arte con el cableen el cuello ajeno.

Génesis del mal la asesina del silencioExisten fuentes que afirman que Juana asesinó por primera vez auna anciana el 25 de noviembre de 2002. No obstante, en otrosregistros se asienta que su primera víctima, y quizá con la queasaltó la fama por la serie de crímenes que la harían una de lasasesinas más recodadas en los archivos de la historia infame decriminales mexicanos de alta peligrosidad, fue en octubre de 2004.Sin embargo, aquella primera víctima vivía en la DelegaciónCoyoacán, una ancianita de 64 años que respondía al nombre deMaría. Como ya lo había ido perfeccionando desde tiempo antes,Juana se disfrazó de enfermera, ¿por qué elegir el blanco paraasesinar? Ése era el traje con el que embaucaba. Se ganó laconfianza de la señora María, quien la llevó a su casa, donde sequejó amargamente de sus males. Y allí estaba ella, la asesina,en silencio, escuchando por azar las penurias de la mujer mayor. Depronto, de la boca de la anciana emergieron palabras violentascontra la otrora luchadora, palabras filosas como las de unaestocada en un toro, que se estrellaron en el pequeño mundo deJuana; entonces su silencio se rompió, transformándose en ira. Nopudo entenderlo, de tal modo que despertó en ella la verdadasesina. Todo lo que siempre quiso y todo lo que siempre necesitóestuvo en sus manos; no las palabras que dañan siempre cuando sondichas con oprobio, sino el placer que se mantiene -justo como eldolor que llevaba manteniendo durante casi 40 años-, cuando semata a alguien. Juana perdió los estribos. Se abalanzó sobreMaría y con ambas manos -y tal vez utilizando algo a su alcanceque enredó en su cuello- poco a poco fue asfixiándola. Luego,como si nada, recorrió la casa tomándose su tiempo en el silenciomortuorio. Se hizo propietaria nueva de los viejos objetos que leparecieron de valor. Y luego se marchó. Quizá subrepticiamente sele presentó una revelación. Tanto tiempo tuvo que soportar losembates de la realidad, del destino, pero en el fondo sólo seconformaba con tener un patrón que le tenía tomada la medida.

Dos errores de “La Mataviejitas” Sus demásasesinatos serían realizados con el mismo modo de operar. Enabsolutamente todos los casos las víctimas fueron mujeres de latercera edad. Para lograr su cometido se disfrazaba de enfermera ode trabajadora social y se aseguraba que las ancianas vivieransolas. Las abordaba en parques, mercados, en alguna iglesia cercanaa sus domicilios. Las observaba y elegía a las que

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