/ viernes 28 de septiembre de 2018

MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DEL 68

Alfredo Sosa Las principales demandas delos universitarios fueron la necesidad de la democratización delsistema político y que se abriera el diálogo público

El Movimiento Estudiantil mexicano de 1968, estimado lector, fueun acontecimiento muy complejo. No se dio de manera espontánea,tampoco se derivó de un enfrentamiento entre golpeadores pagadospor el gobierno y estudiantes, no fue un conflicto exclusivo delentorno universitario; es cierto que lo encabezaron jóvenesuniversitarios de distintas instituciones y el apoyo de ciertossectores de la sociedad civil, pero no surgió de la nada. En losaños sesenta, México padeció un severo estancamiento económico,en el sistema político, sólo existió un partido: el PRI, no hubouna oposición que le compitiera. Por lo tanto, el régimen gozóde hegemonía y autoritarismo por varios sexenios, no huboposibilidades de diálogo con los distintos sectores de la sociedadque resolviera sus problemas y necesidades. Este comportamiento sevolvió hábito y se reprodujo desde la cúpula del poder hasta elseno familiar, las mujeres maniatadas en su rol de abnegadas ysumisas, y padres e hijos eran incapaces de comprenderse, lacomunicación entre ellos era nula y el castigo y la represión seimpuso.

ESPÍRITU DE RESISTENCIA La mañana del 22 dejulio de 1968 comenzó muy agitada, por los rumbos de Lucerna yVersalles, en pleno centro de la Ciudad de México. Eran las 10horas con quince minutos, cuando alumnos de la secundaria ypreparatoria Isaac Ochoterena fueron agredidos con piedras, palos ytubos por estudiantes de las Vocacionales 2 y 5 del InstitutoPolitécnico Nacional y a la gresca se sumaron dos pandillasdelincuenciales del rumbo, “Los Arañas” y “LosCiudadelos”; aquel suceso se convirtió en un combate de todoscontra todos. Testigos de la época mencionaron que entre losestudiantes del Poli y la escuela incorporada a la UNAM, yaexistía un pique por varias razones; sobre las dos pandillas,dijeron que éstas golpeaban a quien sea por puro placer o cuandoles pagaba el gobierno, pero si madreaban a algún estudiante, eramucho mejor, su repudio contra ellos era evidente. Al díasiguiente la bronca se reinició, los politécnicos llegaronarmados con piedras hasta la Ochoterena y la agredieron hasta quese cansaron. Hubo varios adolescentes y maestros lesionados,también causaron daños contra automovilistas que circulaban porla zona. Cuando los del Poli regresaron a sus planteles en LaCiudadela, les cayeron decenas de granaderos, quienes ingresaron alas Vocacionales y los golpearon con sus macanas a diestra ysiniestra, también los profesores sufrieron el ataque, además deque la autoridad lanzó bombas lacrimógenas contra ellos. La riñaduró más de dos horas. La policía detuvo a cientos de jóvenes ya varios maestros, a quienes trasladaron en camiones a distintasagencias del ministerio público. El día 26, la Federación deEstudiantes Técnicos (FNET), del Politécnico realizó una marchaen protesta por la agresión policiaca, la cual partió de LaCiudadela y tenía como destino el Casco de Santo Tomás, sinembargo, en el camino fueron de nuevo reprimidos por losgranaderos. Más jóvenes resultaron heridos y decenas tambiénfueron detenidos. A este enfrentamiento y la intrusión de lapolicía a las Vocacionales 2 y 5, se les consideró como el origendel Movimiento Estudiantil de 1968. El mismo 26, por la tarde,otros alumnos del Politécnico pertenecientes a la ConferenciaNacional de Estudiantes Democráticos (CNED), de perfil comunista,celebraba como cada año el aniversario del asalto al CuartelMoncada en 1953 que originó el movimiento revolucionario cubano,encabezado por Fidel Castro. Indignados por los sucesos ocurridosunas horas antes, decidieron marchar hacia el Zócalo. De pronto,en la Alameda y Avenida Juárez, un grupo de espontáneos con pintade golpeadores apedrearon los aparadores de los negocios, atracarona los peatones y golpearon a los universitarios. En San Juan deLetrán y Madero la policía instaló retenes y detuvieron a todoaquel que se les hizo sospechoso. En la Avenida 5 de Mayo semultiplicaron los agentes, todo fue caos, transeúntes yestudiantes trataron de correr hacia el Zócalo y se mezclaron porlas principales calles del Centro Histórico, mientras los agentespoliciacos los apalearon con sus macanas y los subieron a loscamiones para remitirlos a los separos. Los alumnos de lasPreparatorias 2 y 3 salieron a las calles para ayudar a suscompañeros del Politécnico. Improvisaron barricadas con camiones,se armaron con piedras y palos e hicieron frente a los policías,quienes cada vez eran más y sometían con saña a los detenidos.El enfrentamiento duró casi cuatro horas. Entonces los estudiantesse refugiaron en la Preparatoria 1, en San Ildefonso. Esa noche, laparanoia del gobierno gritaba: “¡salvemos las olimpiadas!”. Eldía 28, las procuradurías del Distrito Federal y de la Repúblicaremitieron a 43 jóvenes a la Penitenciaría de Lecumberri, loscargos fueron: lesiones, secuestro, robo, pandillerismo, daño enpropiedad ajena, daño a las vías de comunicación y daño a lanación. Entre los consignados se encontraban tres extranjeros:Mika Seeger, hija del cantante estadounidense Pete Seeger,Alejandro Pérez William y el chileno, Raúl Patricio Poblete,miembro del Partido Comunista Mexicano. Mientras, otros 200jóvenes quedaron en libertad y el gobierno los conminó a nometerse en más problemas.

LAS PESADILLAS DE LA PARANOIA La antorchaolímpica llegaría a México en el 68, serían los primeros juegosde su categoría en Latinoamérica, nada podría salir mal, alcontrario, el gobierno mexicano encarnado en la figura de GustavoDíaz Ordaz estaría ante las miradas del mundo, tendría que seruna justa deportiva fastuosa; sin embargo, el Presidente sospechabaque algo turbio se respiraba en el ambiente, una situaciónterrible se gestaba. Ante los rumores surgía la pregunta:¿Quiénes eran los conspiradores? Impaciente Díaz Ordaz aguardabala irrupción del mal. La paranoia inundaba sus pensamientos yaparecieron los monstruos. Mismos que, según su creencia, sematerializaron el día 26, en las marchas de estudiantes hacia elCasco de Santo Tomás y el Zócalo; por eso la orden de aplacarloscon violencia, pues estaba convencido de que entre los jóvenes seanidaba la infamia de la traición.

Valientes aquellos que quieren recordar lo que otros hanolvidado ya Carlos Álvarez

Si los nombres de grandes personajes del movimiento estudiantilde 1968 resuenan, aunque la memoria se desvanezca con el tiempo y apesar del oscuro silencio y de la opaca verdad en torno a lajusticia, con aquella muestra de unión y solidaridad de losestudiantes con el pueblo y viceversa, lograda el 13 de septiembrede 1968 mediante la denominada Marcha del Silencio, quedódemostrado que el gran personaje en la historia es una comunidadorganizada. Convocada por el Consejo Nacional de Huelga (CNH)como una manifestación pacifista, la marcha respondía de maneracontundente y con elocuencia al mensaje del entoncesPresidente Gustavo Díaz Ordaz, que en su 4o. Informe deGobierno se había mostrado autoritario contra el movimiento yhabía dejado en suspenso tanto las demandas como la petición dediálogo público. Porque aquél cabalístico 13 de septiembre,frente a la infamia de un gobierno represor, los estudiantesdemostraron que bastaba con un límpido mensaje sin pretensiones,bajo la consigna de “nadie deberá abrir la boca”. Por latarde, aproximadamente a las 15:00 horas, comenzaron a congregarselos estudiantes en torno al Museo Nacional de Antropología eHistoria; posteriormente, hacia las 17:00 horas, se estimaba quealrededor de doscientos mil manifestantes -como se consignó en LAPRENSA- iniciaban su trayecto al Zócalo, avanzando por Paseo de laReforma, virando luego en diagonal hacia Avenida Juárez, paraposteriormente internarse por Madero y 5 de Mayo rumbo a la Plazade la Constitución. Una vanguardia de vehículos y motocicletas-informaron los reporteros Félix Fuentes y Ubaldo Díaz de ElPeriódico que Dice lo que Otros Callan- iba abriendo paso a las“miles de personas de todas las clases sociales...”, a quienesaplaudían durante su paso. Fue a las 19:00 horas cuandocomienzaron a entrar en el Zócalo los manifestantes, concluyendoel arribo de los últimos casi a las 21:00 horas, cuando el mitinya había comenzado. Aquel día también se conmemoraba elaniversario de la Batalla de Chapultepec de 1847 pero nadie mirabaal pasado, pues todos tenían puestos los ojos en ese instantepresente. Y aunque los discursos en el mitin fueron emotivos, erancasi un vaticinio de lo que habría de pasar después: “Puedentodavía desatar la más brutal de las represiones, pero ya no nosdoblegarán; no nos pondrán de rodillas. Hemos comenzado la tareade hacer un México justo, porque la libertad la estamos ganandotodos los días...”. Y en tanto la manifestación del silencio sedesarrollaba, en las inmediaciones del Museo de Antropología losautomóviles de los participantes eran destrozados por grupos dechoque. Así pues, cuando estudiantes y maestros regresaron allugar de partida de la manifestación, se encontraron con quevarios de sus vehículos habían sido apedreados y los neumáticospinchados. Se pensó que ésta había sido la obra de elementos delgobierno, seguramente elementos del Ejército vestidos de civil omiembros del MURO  (Movimiento Universitario de RenovadoraOrientación). Un profesor que se hallaba en ese lugar escuchó unaorden en el sentido de que dispararan contra todo aquel que seacercara para impedir que fueran destruidos esos vehículos. De esamarcha que pretendía ser silenciosa resultó herido el estudianteRodolfo Oliveros Ángeles, quien fue agredido a tiros y, de acuerdocon información de los médicos, perdió el ojo izquierdo. Alrespecto, Manuel Alonso Aguerrebere, presidente del MURO, declaró:“No es la primera vez que los comunistas utilizan la violencia yel terror para atemorizar a aquellos que se oponen a sus apátridasobjetivos”. En un memorandum con rúbrica de Nazar Haro, seinformó sobre una supuesta conversación telefónica que elcomandante Guadarrama sostuvo con el licenciado Nogerón,secretario particular del rector, la cual sirvió como antecedentepara que el rector Barros Sierra hiciera un llamado a terminar lahuelga: “El Rector ha hecho un llamado al retorno a la normalidaden la vida de nuestra casa de estudios. Mas, para evitar gravespeligros a la Universidad, ello no debe lograrse por la imposiciónde unos grupos sobre de otros, y menos aún con violencia".

Entrada del Ejército a CU, el 18 de septiembre Durante laocupación el 18 de septiembre del 68, aconteció el curioso casode Víctor Villela, el "único" herido por el Ejército, así comoel insólito ocultamiento de Alcira Soust Scaffo. Un recital depoesía irrumpió desde unos altoparlantes acostumbrados atransmitir mensajes revolucionarios aquel día en que los militaresingresaron a Ciudad Unviersitaria. Así fue, porque una mujerhabía puesto al poeta León Felipe, que no muy lejos, en elSanatorio Español, dejaba este mundo, tal como lo dio a conocer LAPRENSA en su edición del 19 de septiembre, junto con todos lospormenores respecto a la toma de CU. En la década de los años 60la vida intelectual en México era intensa, los jovenes convivíancon intelectuales y escritores, ya Luis Villoro, León Felipe,Octavio Paz, José Revueltas o Juan Rulfo. Por ese entonces arribóa México Alcira Soust Scaffo, de nacionalidad uruguaya, becadapara estudiar. Por alguna extraña razón, quizá debido a sugentileza, la Torre de Humanidades se convirtió en casa de Alcira,quien se hizo amiga no sólo de intelectuales como Revueltas, sinode la comunidad universitaria. De tal suerte que la noche del 18 deseptiembre de 1968, cuando se percató de que la artilleríaentraba en Ciudad Universitaria para reprimir al moviemientoestudiantil, Alcira permaneció escondida en la Torre desde dondepuso un disco del poeta León Felipe, para recibir a los militaresque violaban la autonomía de la Universidad. Desde la ventana deun baño del octavo piso, Alcira miró los cuerpos de profesores yestudiantes ante el pánico que la dejó paralizada en un pisovacío de una Universidad que estaba siendo ocupada por elEjército. El lunes 30, cuando las tropas salieron de CU dejando unrastro de robos y destrozos -pero no todo atribuible al Ejércitosino más bien a la policía-, Alcira, que había permanecidoencerrada durante 12 días en los baños, fue encontrada por elpoeta Rubén Bonifaz Nuño, que tenía su cubículo en el mismopiso. Al escuchar gritos provenientes de los baños, se acercó yvio a Alcira casi desfallecida; entonces la recogió para llevarlaa Servicios Médicos. Ella relataría más tarde lo que habíavivido. “Estuve en este baño para que no me vieran los soldados.Me subía a la taza y ponía el seguro para que al entrar no vierana nadie”. Cuando los militares salían del baño, Alcira bajabade la taza y se asomaba por la ventana para ver si podía salir,pero se daba cuenta de que ahí seguían. Durante esos días queestuvo agazapada, sólo tuvo por alimentos agua y papel higiénico.La mañana del 19 de septiembre de 1968, el poeta Víctor Villela,quien entonces era el secretario de Rubén Bonifaz Nuño, fueherido por una bala, luego de que unos estudiantes le habían hechoel favor de acercarlo al estacionamiento de la Facultad deFilosofía y Letras. El curioso caso de Víctor fue consideradocomo el del único herido durante la toma de la Universidad por elEjército. El despistado poeta se había presentado a trabajar,como lo hacía cada mañana, pero ese día se econtró con quehabía sido “tomada” la autónoma Ciudad Universitaria(“recuperada para el gobierno por el Ejército Nacional” lanoche anterior, según decían los noticieros). Un militar lehabía marcado el alto y Víctor insistió en que debía entrar ala Torre. Luego de intentarlo durante un considerable tiempo, losestudiantes lo convencieron de desistir, tras lo cual, al darsecuenta de que el asunto de la milicia en las instalaciones era algograve, subieron al coche para marrcharse a toda prisa. No obstante,el mílite se molestó al punto que cortó cartucho y disparócontra el auto. La bala viajó hasta llegar a su objetivo y,perforando láminas y forros internos, se alojó en la cadera y lacabeza del fémur de Víctor Villela. Entonces, finalmente fuerondetenidos y el herido transportado al Hospital Militar, dondeconvaleció y de donde saldría días después cojeando parasiempre. Víctor Villela había sido el único herido en la“gloriosa recuperación” de la UNAM, a la vez que el Casco deSanto Tomás del Politécnico había sido también“invadido”.

La toma del Casco de Santo Tomás, el 23 deseptiembre La violencia contra la comunidad politécnicafue mucho mayor a la ejercida contra los universitarios, pues nosólo hubo detenciones, heridos y muertos, sino tambiéndesapariciones forzadas. Destacó en este evento las tácticasofensivas por parte del Estado, desde el envío de la PolicíaPreventiva del DDF, la intervención de grupos paramilitares y laocupación de las instalaciones por parte del Ejército. Losedificios fueron balaceados y los coches ametrallados. Rodeando lasinstalaciones, el Ejército abrió fuego y realizó detencionesilegales. Además, se aplicó una política de exterminio contra elgrupo nacional opositor movilizado, demostrando con ello el Estadoy sus instituciones la particular violencia en contra lospolitécnicos y el trato represivo de tintes clasistas.

BAZUCAZO EN SAN ILDEFONSO En los añossesenta la comunidad estudiantil cuestionó el sistema político ysocial mexicano, pero el gobierno creyó que se trataba de unaconspiración contra los Juegos Olímpicos; Díaz Ordaz no dudó enreprimir a la juventud La resistencia demostrada del día 23al 26 de julio por los estudiantes no agradó nada al PresidenteDíaz Ordaz, así que en una reunión con el Secretario deGobernación Luis Echeverría Álvarez, decidieron que el Ejércitomexicano interviniera contra el Movimiento Estudiantil. Por ello,la madrugada del 30 de julio, decenas de elementos de la PrimeraZona Militar al mando de José Hernández Toledo, llegaron alprimer cuadro de la ciudad armados con bayonetas. El convoy lointegraban también tanques, jeeps equipados con bazucas, cañonesde 101 milímetros, y varios camiones transportadores de tropas. Alas afueras de las Preparatorias 1 y 3, en San Ildefonso, losmilitares volaron la puerta del plantel de un bazucazo, despuésingresaron, los estudiantes se resistieron; el combate era muydesigual, llevaron las de perder. Decenas intentaron escapar hacialas calles, pero fueron detenidos. En las Preparatorias 2, 5 y enla Vocacional 5 se presentó el mismo escenario entre soldados yuniversitarios. Los escombros del inmobiliario, los heridos ymuertos fueron testimonios de la acción militar. Pasado elzafarrancho, los planteles de la UNAM y del Poli fueron tomados porel Ejército, con esto, la autonomía universitaria tambiénresultó violada. Por la noche, las contradicciones abundaban en elreporte de hechos del Secretario de la Defensa Nacional MarcelinoGarcía Barragán: “no se disparó un solo cartucho, no se tratómal a los estudiantes… La puerta de la Preparatoria 1 no fueabierta de un bazucazo, sino por un conjunto de bombas molotovlanzadas por los propios estudiantes… los muchachos se dejaronarrastrar por las pasiones… por comunistas que los azuzaron hastalos extremos de la violencia. No creo que los universitarios formenparte de una conspiración”. El informe del Ejército señalóque no se les decomisaron armas a los estudiantes y 127 fuerondetenidos y remitidos a la Procuraduría capitalina. Sobre losfallecidos, no hubo ninguna mención. La paranoia y las pesadillasdel gobierno se habían militarizado. La ocupación de militares enlos planteles universitarios indignó aún más a la comunidadestudiantil, así que se decidió levantar una huelga en señal deprotesta. En Ciudad Universitaria se concentraron cientos deestudiantes y también, para ese momento, eran apoyados pordiversas organizaciones de trabajadores, las cuales acudieron a laexplanada de Rectoría, donde se presentó el rector Javier BarrosSierra para apoyar al Movimiento. En el lugar, el rector colocó laBandera Nacional a media asta en repudio a la represióngubernamental, la violación a la autonomía universitaria y seguardó un minuto de silencio en conmemoración de los compañerosfallecidos. En el acto Barros Sierra destacó: “Hoy es un día deluto para la Universidad; la autonomía está amenazada gravemente.Quiero expresar que la institución, a través de sus autoridades,maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por lo sucedido…No cedamos a provocaciones, vengan fuera o de dentro… Launiversidad es lo primero, permanezcamos unidos para defendernuestra casa, las libertades de pensamiento, de reunión, deexpresión y la más cara: ¡nuestra autonomía! ¡Viva la UNAM!¡Viva la autonomía universitaria!”. La multitud se desbordó envivas para su líder moral, el rector.

1o. DE AGOSTO: LA MANIFESTACIÓN DEL RECTOR Lacomunidad estudiantil con el paso de los sucesos se hizo cada vezmayor. El 1o. de agosto estudiantes normalistas y de la Universidadde Chapingo se unieron al Movimiento en una megamarcha con el Poliy la UNAM, encabezada por autoridades universitarias y el rectorJavier Barros Sierra. Sin embargo, el ambiente estaba muy tenso. ElEjército se había desplegado por los distintos puntos dondepasarían los contingentes: Parque Hundido, Félix Cuevas y laColonia del Valle. La movilización tenía contemplado movilizarsede la Rectoría de Ciudad Universitaria hacia el Zócalocapitalino. Ante los rumores de un posible ataque de las FuerzasArmadas, Barros Sierra se dirigió a los universitarios:“Necesitamos demostrar al pueblo de México que somos unacomunidad responsable, que merecemos la autonomía. Haremos, nosólo la defensa de la autonomía; exigiremos la libertad deprofesores y estudiantes presos, así como el cese de larepresión”. Así que la manifestación avanzó bajo la lluvia deesa tarde por Avenida Insurgentes hasta Félix Cuevas, ahídoblaron hacia Avenida Coyoacán; en este punto, se apreció ungran despliegue militar: tanquetas, jeeps, tropas con bayoneta enmano y la vanguardia de la movilización marchó enlazada de losbrazos. La respuesta de los ciudadanos a su paso fue de apoyo ysolidaridad. Desde sus balcones y ventanas la gente aplaudía ylanzaba periódicos a los estudiantes y profesores para que secubrieran de la lluvia. El Movimiento se comenzaba a tornarcomunitario. Sin embargo, La presencia del Ejército hizo regresaral multitudinario contingente al campus universitario. El díasiguiente, estudiantes de varias instituciones educativasrealizaron una asamblea en Ciudad Universitaria, y ahí, se creóel Consejo Nacional de Huelga con estudiantes de distintasuniversidades, el cual se constituyó bajo tres principios: 1.Sólo estarán representadas las escuelas en huelga, no en paroactivo. 2. Habrá tres representantes por escuela, elegidos enasamblea. 3. No se admite la representación de federaciones,confederaciones, partidos o ligas, sólo de escuelas. Ahí tambiénse nombraron a sus líderes: Raúl Álvarez Garín, de la Facultadde Ciencias de la UNAM; Gilberto Guevara Niebla, estudiante deMatemáticas del IPN; Marcelino Perelló, Facultad de Ciencias,UNAM; dos mujeres: Tita Avendaño y Nacha; Roberto Escudero,Facultad de Filosofía y Letras; Luis Tomás Cervantes Cabeza deVaca, Agronomía de Chapingo, entre otros. Y por último, sesuscribió el Pliego Petitorio con seis puntos muy claros: 1.Libertad a los presos políticos. 2. Destitución de los generalesLuis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como también elteniente coronel Armando Frías. 3. Extinción del cuerpo deGranaderos, instrumento directo en la represión, y no creación decuerpos semejantes. 4. Derogación del artículo 145 y 1 45 bis delCódigo Penal Federal (delito de Disolución Social), instrumentosjurídicos de la agresión. 5. Indemnización a las familias de losmuertos y a los heridos que fueron víctimas de la agresión desdeel viernes 26 de julio en adelante. 6. Deslindamiento deresponsabilidades de los actos de represión y vandalismo por partede las autoridades, a través de la policía, granaderos yEjército. Entre el 5 de agosto y el 13 de septiembre se produjo elgran auge del Movimiento. No hubo día en que el Consejo Nacionalde Huelga no realizara asambleas y mítines; los jóvenes sereunieron con sindicatos de trabajadores, padres de familia,llevaron a cabo jornadas en los principales espacios públicos parainformar a los ciudadanos las causas y objetivos del Movimiento: elrespeto a los derechos humanos, terminar con el autoritarismo, larepresión y la democratización del sistema político. Todos ellosse realizaron de forma pacífica, dando prioridad al diálogo sobreel enfrentamiento. Lo que había surgido como un impulsogeneracional, poco a poco se convirtió en una experienciacolectiva.

28 DE AGOSTO: LA CEREMONIA DEL DESAGRAVIO Aqueldía, Trabajadores del Departamento Central realizaron un mitinsimulado en el Zócalo capitalino. En la astabandera bajaron lainsignia tricolor y colocaron una rojinegra. En el templete elsupuesto obrero Gonzalo Cruz pronunciaba un discurso. Luego seunieron en calidad de acarreados burócratas de la Secretaría deHacienda y de la SEP, de pronto, estudiantes infiltrados en lamultitud, deciden acabar con la farsa y realizar un acto políticoverdadero. En cuestión de minutos los universitarios seorganizaron y comenzaron a gritar consignas frente a PalacioNacional: “¡Muera el Ejército! ¡Muera el mal gobierno!”.Entonces aparecieron los tanques militares, y decenas de soldados,quienes dispararon contra los jóvenes desde las azoteas de algunosedificios. La multitud huyó como pudo y al filo de las tres ymedia de la tarde, la explanada del Zócalo fue resguardada por lasFuerzas Armadas.

INFORME PRESIDENCIAL Durante su informe degobierno, el 1o. de septiembre, el Presidente Díaz Ordaz trató depersuadir a los diputados y al pueblo de que el MovimientoEstudiantil pretendía boicotear el magno acontecimiento deportivo:Los Juegos Olímpicos. El Mandatario era dominado por una patrañay la convirtió en doctrina.

Alfredo Sosa Las principales demandas delos universitarios fueron la necesidad de la democratización delsistema político y que se abriera el diálogo público

El Movimiento Estudiantil mexicano de 1968, estimado lector, fueun acontecimiento muy complejo. No se dio de manera espontánea,tampoco se derivó de un enfrentamiento entre golpeadores pagadospor el gobierno y estudiantes, no fue un conflicto exclusivo delentorno universitario; es cierto que lo encabezaron jóvenesuniversitarios de distintas instituciones y el apoyo de ciertossectores de la sociedad civil, pero no surgió de la nada. En losaños sesenta, México padeció un severo estancamiento económico,en el sistema político, sólo existió un partido: el PRI, no hubouna oposición que le compitiera. Por lo tanto, el régimen gozóde hegemonía y autoritarismo por varios sexenios, no huboposibilidades de diálogo con los distintos sectores de la sociedadque resolviera sus problemas y necesidades. Este comportamiento sevolvió hábito y se reprodujo desde la cúpula del poder hasta elseno familiar, las mujeres maniatadas en su rol de abnegadas ysumisas, y padres e hijos eran incapaces de comprenderse, lacomunicación entre ellos era nula y el castigo y la represión seimpuso.

ESPÍRITU DE RESISTENCIA La mañana del 22 dejulio de 1968 comenzó muy agitada, por los rumbos de Lucerna yVersalles, en pleno centro de la Ciudad de México. Eran las 10horas con quince minutos, cuando alumnos de la secundaria ypreparatoria Isaac Ochoterena fueron agredidos con piedras, palos ytubos por estudiantes de las Vocacionales 2 y 5 del InstitutoPolitécnico Nacional y a la gresca se sumaron dos pandillasdelincuenciales del rumbo, “Los Arañas” y “LosCiudadelos”; aquel suceso se convirtió en un combate de todoscontra todos. Testigos de la época mencionaron que entre losestudiantes del Poli y la escuela incorporada a la UNAM, yaexistía un pique por varias razones; sobre las dos pandillas,dijeron que éstas golpeaban a quien sea por puro placer o cuandoles pagaba el gobierno, pero si madreaban a algún estudiante, eramucho mejor, su repudio contra ellos era evidente. Al díasiguiente la bronca se reinició, los politécnicos llegaronarmados con piedras hasta la Ochoterena y la agredieron hasta quese cansaron. Hubo varios adolescentes y maestros lesionados,también causaron daños contra automovilistas que circulaban porla zona. Cuando los del Poli regresaron a sus planteles en LaCiudadela, les cayeron decenas de granaderos, quienes ingresaron alas Vocacionales y los golpearon con sus macanas a diestra ysiniestra, también los profesores sufrieron el ataque, además deque la autoridad lanzó bombas lacrimógenas contra ellos. La riñaduró más de dos horas. La policía detuvo a cientos de jóvenes ya varios maestros, a quienes trasladaron en camiones a distintasagencias del ministerio público. El día 26, la Federación deEstudiantes Técnicos (FNET), del Politécnico realizó una marchaen protesta por la agresión policiaca, la cual partió de LaCiudadela y tenía como destino el Casco de Santo Tomás, sinembargo, en el camino fueron de nuevo reprimidos por losgranaderos. Más jóvenes resultaron heridos y decenas tambiénfueron detenidos. A este enfrentamiento y la intrusión de lapolicía a las Vocacionales 2 y 5, se les consideró como el origendel Movimiento Estudiantil de 1968. El mismo 26, por la tarde,otros alumnos del Politécnico pertenecientes a la ConferenciaNacional de Estudiantes Democráticos (CNED), de perfil comunista,celebraba como cada año el aniversario del asalto al CuartelMoncada en 1953 que originó el movimiento revolucionario cubano,encabezado por Fidel Castro. Indignados por los sucesos ocurridosunas horas antes, decidieron marchar hacia el Zócalo. De pronto,en la Alameda y Avenida Juárez, un grupo de espontáneos con pintade golpeadores apedrearon los aparadores de los negocios, atracarona los peatones y golpearon a los universitarios. En San Juan deLetrán y Madero la policía instaló retenes y detuvieron a todoaquel que se les hizo sospechoso. En la Avenida 5 de Mayo semultiplicaron los agentes, todo fue caos, transeúntes yestudiantes trataron de correr hacia el Zócalo y se mezclaron porlas principales calles del Centro Histórico, mientras los agentespoliciacos los apalearon con sus macanas y los subieron a loscamiones para remitirlos a los separos. Los alumnos de lasPreparatorias 2 y 3 salieron a las calles para ayudar a suscompañeros del Politécnico. Improvisaron barricadas con camiones,se armaron con piedras y palos e hicieron frente a los policías,quienes cada vez eran más y sometían con saña a los detenidos.El enfrentamiento duró casi cuatro horas. Entonces los estudiantesse refugiaron en la Preparatoria 1, en San Ildefonso. Esa noche, laparanoia del gobierno gritaba: “¡salvemos las olimpiadas!”. Eldía 28, las procuradurías del Distrito Federal y de la Repúblicaremitieron a 43 jóvenes a la Penitenciaría de Lecumberri, loscargos fueron: lesiones, secuestro, robo, pandillerismo, daño enpropiedad ajena, daño a las vías de comunicación y daño a lanación. Entre los consignados se encontraban tres extranjeros:Mika Seeger, hija del cantante estadounidense Pete Seeger,Alejandro Pérez William y el chileno, Raúl Patricio Poblete,miembro del Partido Comunista Mexicano. Mientras, otros 200jóvenes quedaron en libertad y el gobierno los conminó a nometerse en más problemas.

LAS PESADILLAS DE LA PARANOIA La antorchaolímpica llegaría a México en el 68, serían los primeros juegosde su categoría en Latinoamérica, nada podría salir mal, alcontrario, el gobierno mexicano encarnado en la figura de GustavoDíaz Ordaz estaría ante las miradas del mundo, tendría que seruna justa deportiva fastuosa; sin embargo, el Presidente sospechabaque algo turbio se respiraba en el ambiente, una situaciónterrible se gestaba. Ante los rumores surgía la pregunta:¿Quiénes eran los conspiradores? Impaciente Díaz Ordaz aguardabala irrupción del mal. La paranoia inundaba sus pensamientos yaparecieron los monstruos. Mismos que, según su creencia, sematerializaron el día 26, en las marchas de estudiantes hacia elCasco de Santo Tomás y el Zócalo; por eso la orden de aplacarloscon violencia, pues estaba convencido de que entre los jóvenes seanidaba la infamia de la traición.

Valientes aquellos que quieren recordar lo que otros hanolvidado ya Carlos Álvarez

Si los nombres de grandes personajes del movimiento estudiantilde 1968 resuenan, aunque la memoria se desvanezca con el tiempo y apesar del oscuro silencio y de la opaca verdad en torno a lajusticia, con aquella muestra de unión y solidaridad de losestudiantes con el pueblo y viceversa, lograda el 13 de septiembrede 1968 mediante la denominada Marcha del Silencio, quedódemostrado que el gran personaje en la historia es una comunidadorganizada. Convocada por el Consejo Nacional de Huelga (CNH)como una manifestación pacifista, la marcha respondía de maneracontundente y con elocuencia al mensaje del entoncesPresidente Gustavo Díaz Ordaz, que en su 4o. Informe deGobierno se había mostrado autoritario contra el movimiento yhabía dejado en suspenso tanto las demandas como la petición dediálogo público. Porque aquél cabalístico 13 de septiembre,frente a la infamia de un gobierno represor, los estudiantesdemostraron que bastaba con un límpido mensaje sin pretensiones,bajo la consigna de “nadie deberá abrir la boca”. Por latarde, aproximadamente a las 15:00 horas, comenzaron a congregarselos estudiantes en torno al Museo Nacional de Antropología eHistoria; posteriormente, hacia las 17:00 horas, se estimaba quealrededor de doscientos mil manifestantes -como se consignó en LAPRENSA- iniciaban su trayecto al Zócalo, avanzando por Paseo de laReforma, virando luego en diagonal hacia Avenida Juárez, paraposteriormente internarse por Madero y 5 de Mayo rumbo a la Plazade la Constitución. Una vanguardia de vehículos y motocicletas-informaron los reporteros Félix Fuentes y Ubaldo Díaz de ElPeriódico que Dice lo que Otros Callan- iba abriendo paso a las“miles de personas de todas las clases sociales...”, a quienesaplaudían durante su paso. Fue a las 19:00 horas cuandocomienzaron a entrar en el Zócalo los manifestantes, concluyendoel arribo de los últimos casi a las 21:00 horas, cuando el mitinya había comenzado. Aquel día también se conmemoraba elaniversario de la Batalla de Chapultepec de 1847 pero nadie mirabaal pasado, pues todos tenían puestos los ojos en ese instantepresente. Y aunque los discursos en el mitin fueron emotivos, erancasi un vaticinio de lo que habría de pasar después: “Puedentodavía desatar la más brutal de las represiones, pero ya no nosdoblegarán; no nos pondrán de rodillas. Hemos comenzado la tareade hacer un México justo, porque la libertad la estamos ganandotodos los días...”. Y en tanto la manifestación del silencio sedesarrollaba, en las inmediaciones del Museo de Antropología losautomóviles de los participantes eran destrozados por grupos dechoque. Así pues, cuando estudiantes y maestros regresaron allugar de partida de la manifestación, se encontraron con quevarios de sus vehículos habían sido apedreados y los neumáticospinchados. Se pensó que ésta había sido la obra de elementos delgobierno, seguramente elementos del Ejército vestidos de civil omiembros del MURO  (Movimiento Universitario de RenovadoraOrientación). Un profesor que se hallaba en ese lugar escuchó unaorden en el sentido de que dispararan contra todo aquel que seacercara para impedir que fueran destruidos esos vehículos. De esamarcha que pretendía ser silenciosa resultó herido el estudianteRodolfo Oliveros Ángeles, quien fue agredido a tiros y, de acuerdocon información de los médicos, perdió el ojo izquierdo. Alrespecto, Manuel Alonso Aguerrebere, presidente del MURO, declaró:“No es la primera vez que los comunistas utilizan la violencia yel terror para atemorizar a aquellos que se oponen a sus apátridasobjetivos”. En un memorandum con rúbrica de Nazar Haro, seinformó sobre una supuesta conversación telefónica que elcomandante Guadarrama sostuvo con el licenciado Nogerón,secretario particular del rector, la cual sirvió como antecedentepara que el rector Barros Sierra hiciera un llamado a terminar lahuelga: “El Rector ha hecho un llamado al retorno a la normalidaden la vida de nuestra casa de estudios. Mas, para evitar gravespeligros a la Universidad, ello no debe lograrse por la imposiciónde unos grupos sobre de otros, y menos aún con violencia".

Entrada del Ejército a CU, el 18 de septiembre Durante laocupación el 18 de septiembre del 68, aconteció el curioso casode Víctor Villela, el "único" herido por el Ejército, así comoel insólito ocultamiento de Alcira Soust Scaffo. Un recital depoesía irrumpió desde unos altoparlantes acostumbrados atransmitir mensajes revolucionarios aquel día en que los militaresingresaron a Ciudad Unviersitaria. Así fue, porque una mujerhabía puesto al poeta León Felipe, que no muy lejos, en elSanatorio Español, dejaba este mundo, tal como lo dio a conocer LAPRENSA en su edición del 19 de septiembre, junto con todos lospormenores respecto a la toma de CU. En la década de los años 60la vida intelectual en México era intensa, los jovenes convivíancon intelectuales y escritores, ya Luis Villoro, León Felipe,Octavio Paz, José Revueltas o Juan Rulfo. Por ese entonces arribóa México Alcira Soust Scaffo, de nacionalidad uruguaya, becadapara estudiar. Por alguna extraña razón, quizá debido a sugentileza, la Torre de Humanidades se convirtió en casa de Alcira,quien se hizo amiga no sólo de intelectuales como Revueltas, sinode la comunidad universitaria. De tal suerte que la noche del 18 deseptiembre de 1968, cuando se percató de que la artilleríaentraba en Ciudad Universitaria para reprimir al moviemientoestudiantil, Alcira permaneció escondida en la Torre desde dondepuso un disco del poeta León Felipe, para recibir a los militaresque violaban la autonomía de la Universidad. Desde la ventana deun baño del octavo piso, Alcira miró los cuerpos de profesores yestudiantes ante el pánico que la dejó paralizada en un pisovacío de una Universidad que estaba siendo ocupada por elEjército. El lunes 30, cuando las tropas salieron de CU dejando unrastro de robos y destrozos -pero no todo atribuible al Ejércitosino más bien a la policía-, Alcira, que había permanecidoencerrada durante 12 días en los baños, fue encontrada por elpoeta Rubén Bonifaz Nuño, que tenía su cubículo en el mismopiso. Al escuchar gritos provenientes de los baños, se acercó yvio a Alcira casi desfallecida; entonces la recogió para llevarlaa Servicios Médicos. Ella relataría más tarde lo que habíavivido. “Estuve en este baño para que no me vieran los soldados.Me subía a la taza y ponía el seguro para que al entrar no vierana nadie”. Cuando los militares salían del baño, Alcira bajabade la taza y se asomaba por la ventana para ver si podía salir,pero se daba cuenta de que ahí seguían. Durante esos días queestuvo agazapada, sólo tuvo por alimentos agua y papel higiénico.La mañana del 19 de septiembre de 1968, el poeta Víctor Villela,quien entonces era el secretario de Rubén Bonifaz Nuño, fueherido por una bala, luego de que unos estudiantes le habían hechoel favor de acercarlo al estacionamiento de la Facultad deFilosofía y Letras. El curioso caso de Víctor fue consideradocomo el del único herido durante la toma de la Universidad por elEjército. El despistado poeta se había presentado a trabajar,como lo hacía cada mañana, pero ese día se econtró con quehabía sido “tomada” la autónoma Ciudad Universitaria(“recuperada para el gobierno por el Ejército Nacional” lanoche anterior, según decían los noticieros). Un militar lehabía marcado el alto y Víctor insistió en que debía entrar ala Torre. Luego de intentarlo durante un considerable tiempo, losestudiantes lo convencieron de desistir, tras lo cual, al darsecuenta de que el asunto de la milicia en las instalaciones era algograve, subieron al coche para marrcharse a toda prisa. No obstante,el mílite se molestó al punto que cortó cartucho y disparócontra el auto. La bala viajó hasta llegar a su objetivo y,perforando láminas y forros internos, se alojó en la cadera y lacabeza del fémur de Víctor Villela. Entonces, finalmente fuerondetenidos y el herido transportado al Hospital Militar, dondeconvaleció y de donde saldría días después cojeando parasiempre. Víctor Villela había sido el único herido en la“gloriosa recuperación” de la UNAM, a la vez que el Casco deSanto Tomás del Politécnico había sido también“invadido”.

La toma del Casco de Santo Tomás, el 23 deseptiembre La violencia contra la comunidad politécnicafue mucho mayor a la ejercida contra los universitarios, pues nosólo hubo detenciones, heridos y muertos, sino tambiéndesapariciones forzadas. Destacó en este evento las tácticasofensivas por parte del Estado, desde el envío de la PolicíaPreventiva del DDF, la intervención de grupos paramilitares y laocupación de las instalaciones por parte del Ejército. Losedificios fueron balaceados y los coches ametrallados. Rodeando lasinstalaciones, el Ejército abrió fuego y realizó detencionesilegales. Además, se aplicó una política de exterminio contra elgrupo nacional opositor movilizado, demostrando con ello el Estadoy sus instituciones la particular violencia en contra lospolitécnicos y el trato represivo de tintes clasistas.

BAZUCAZO EN SAN ILDEFONSO En los añossesenta la comunidad estudiantil cuestionó el sistema político ysocial mexicano, pero el gobierno creyó que se trataba de unaconspiración contra los Juegos Olímpicos; Díaz Ordaz no dudó enreprimir a la juventud La resistencia demostrada del día 23al 26 de julio por los estudiantes no agradó nada al PresidenteDíaz Ordaz, así que en una reunión con el Secretario deGobernación Luis Echeverría Álvarez, decidieron que el Ejércitomexicano interviniera contra el Movimiento Estudiantil. Por ello,la madrugada del 30 de julio, decenas de elementos de la PrimeraZona Militar al mando de José Hernández Toledo, llegaron alprimer cuadro de la ciudad armados con bayonetas. El convoy lointegraban también tanques, jeeps equipados con bazucas, cañonesde 101 milímetros, y varios camiones transportadores de tropas. Alas afueras de las Preparatorias 1 y 3, en San Ildefonso, losmilitares volaron la puerta del plantel de un bazucazo, despuésingresaron, los estudiantes se resistieron; el combate era muydesigual, llevaron las de perder. Decenas intentaron escapar hacialas calles, pero fueron detenidos. En las Preparatorias 2, 5 y enla Vocacional 5 se presentó el mismo escenario entre soldados yuniversitarios. Los escombros del inmobiliario, los heridos ymuertos fueron testimonios de la acción militar. Pasado elzafarrancho, los planteles de la UNAM y del Poli fueron tomados porel Ejército, con esto, la autonomía universitaria tambiénresultó violada. Por la noche, las contradicciones abundaban en elreporte de hechos del Secretario de la Defensa Nacional MarcelinoGarcía Barragán: “no se disparó un solo cartucho, no se tratómal a los estudiantes… La puerta de la Preparatoria 1 no fueabierta de un bazucazo, sino por un conjunto de bombas molotovlanzadas por los propios estudiantes… los muchachos se dejaronarrastrar por las pasiones… por comunistas que los azuzaron hastalos extremos de la violencia. No creo que los universitarios formenparte de una conspiración”. El informe del Ejército señalóque no se les decomisaron armas a los estudiantes y 127 fuerondetenidos y remitidos a la Procuraduría capitalina. Sobre losfallecidos, no hubo ninguna mención. La paranoia y las pesadillasdel gobierno se habían militarizado. La ocupación de militares enlos planteles universitarios indignó aún más a la comunidadestudiantil, así que se decidió levantar una huelga en señal deprotesta. En Ciudad Universitaria se concentraron cientos deestudiantes y también, para ese momento, eran apoyados pordiversas organizaciones de trabajadores, las cuales acudieron a laexplanada de Rectoría, donde se presentó el rector Javier BarrosSierra para apoyar al Movimiento. En el lugar, el rector colocó laBandera Nacional a media asta en repudio a la represióngubernamental, la violación a la autonomía universitaria y seguardó un minuto de silencio en conmemoración de los compañerosfallecidos. En el acto Barros Sierra destacó: “Hoy es un día deluto para la Universidad; la autonomía está amenazada gravemente.Quiero expresar que la institución, a través de sus autoridades,maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por lo sucedido…No cedamos a provocaciones, vengan fuera o de dentro… Launiversidad es lo primero, permanezcamos unidos para defendernuestra casa, las libertades de pensamiento, de reunión, deexpresión y la más cara: ¡nuestra autonomía! ¡Viva la UNAM!¡Viva la autonomía universitaria!”. La multitud se desbordó envivas para su líder moral, el rector.

1o. DE AGOSTO: LA MANIFESTACIÓN DEL RECTOR Lacomunidad estudiantil con el paso de los sucesos se hizo cada vezmayor. El 1o. de agosto estudiantes normalistas y de la Universidadde Chapingo se unieron al Movimiento en una megamarcha con el Poliy la UNAM, encabezada por autoridades universitarias y el rectorJavier Barros Sierra. Sin embargo, el ambiente estaba muy tenso. ElEjército se había desplegado por los distintos puntos dondepasarían los contingentes: Parque Hundido, Félix Cuevas y laColonia del Valle. La movilización tenía contemplado movilizarsede la Rectoría de Ciudad Universitaria hacia el Zócalocapitalino. Ante los rumores de un posible ataque de las FuerzasArmadas, Barros Sierra se dirigió a los universitarios:“Necesitamos demostrar al pueblo de México que somos unacomunidad responsable, que merecemos la autonomía. Haremos, nosólo la defensa de la autonomía; exigiremos la libertad deprofesores y estudiantes presos, así como el cese de larepresión”. Así que la manifestación avanzó bajo la lluvia deesa tarde por Avenida Insurgentes hasta Félix Cuevas, ahídoblaron hacia Avenida Coyoacán; en este punto, se apreció ungran despliegue militar: tanquetas, jeeps, tropas con bayoneta enmano y la vanguardia de la movilización marchó enlazada de losbrazos. La respuesta de los ciudadanos a su paso fue de apoyo ysolidaridad. Desde sus balcones y ventanas la gente aplaudía ylanzaba periódicos a los estudiantes y profesores para que secubrieran de la lluvia. El Movimiento se comenzaba a tornarcomunitario. Sin embargo, La presencia del Ejército hizo regresaral multitudinario contingente al campus universitario. El díasiguiente, estudiantes de varias instituciones educativasrealizaron una asamblea en Ciudad Universitaria, y ahí, se creóel Consejo Nacional de Huelga con estudiantes de distintasuniversidades, el cual se constituyó bajo tres principios: 1.Sólo estarán representadas las escuelas en huelga, no en paroactivo. 2. Habrá tres representantes por escuela, elegidos enasamblea. 3. No se admite la representación de federaciones,confederaciones, partidos o ligas, sólo de escuelas. Ahí tambiénse nombraron a sus líderes: Raúl Álvarez Garín, de la Facultadde Ciencias de la UNAM; Gilberto Guevara Niebla, estudiante deMatemáticas del IPN; Marcelino Perelló, Facultad de Ciencias,UNAM; dos mujeres: Tita Avendaño y Nacha; Roberto Escudero,Facultad de Filosofía y Letras; Luis Tomás Cervantes Cabeza deVaca, Agronomía de Chapingo, entre otros. Y por último, sesuscribió el Pliego Petitorio con seis puntos muy claros: 1.Libertad a los presos políticos. 2. Destitución de los generalesLuis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como también elteniente coronel Armando Frías. 3. Extinción del cuerpo deGranaderos, instrumento directo en la represión, y no creación decuerpos semejantes. 4. Derogación del artículo 145 y 1 45 bis delCódigo Penal Federal (delito de Disolución Social), instrumentosjurídicos de la agresión. 5. Indemnización a las familias de losmuertos y a los heridos que fueron víctimas de la agresión desdeel viernes 26 de julio en adelante. 6. Deslindamiento deresponsabilidades de los actos de represión y vandalismo por partede las autoridades, a través de la policía, granaderos yEjército. Entre el 5 de agosto y el 13 de septiembre se produjo elgran auge del Movimiento. No hubo día en que el Consejo Nacionalde Huelga no realizara asambleas y mítines; los jóvenes sereunieron con sindicatos de trabajadores, padres de familia,llevaron a cabo jornadas en los principales espacios públicos parainformar a los ciudadanos las causas y objetivos del Movimiento: elrespeto a los derechos humanos, terminar con el autoritarismo, larepresión y la democratización del sistema político. Todos ellosse realizaron de forma pacífica, dando prioridad al diálogo sobreel enfrentamiento. Lo que había surgido como un impulsogeneracional, poco a poco se convirtió en una experienciacolectiva.

28 DE AGOSTO: LA CEREMONIA DEL DESAGRAVIO Aqueldía, Trabajadores del Departamento Central realizaron un mitinsimulado en el Zócalo capitalino. En la astabandera bajaron lainsignia tricolor y colocaron una rojinegra. En el templete elsupuesto obrero Gonzalo Cruz pronunciaba un discurso. Luego seunieron en calidad de acarreados burócratas de la Secretaría deHacienda y de la SEP, de pronto, estudiantes infiltrados en lamultitud, deciden acabar con la farsa y realizar un acto políticoverdadero. En cuestión de minutos los universitarios seorganizaron y comenzaron a gritar consignas frente a PalacioNacional: “¡Muera el Ejército! ¡Muera el mal gobierno!”.Entonces aparecieron los tanques militares, y decenas de soldados,quienes dispararon contra los jóvenes desde las azoteas de algunosedificios. La multitud huyó como pudo y al filo de las tres ymedia de la tarde, la explanada del Zócalo fue resguardada por lasFuerzas Armadas.

INFORME PRESIDENCIAL Durante su informe degobierno, el 1o. de septiembre, el Presidente Díaz Ordaz trató depersuadir a los diputados y al pueblo de que el MovimientoEstudiantil pretendía boicotear el magno acontecimiento deportivo:Los Juegos Olímpicos. El Mandatario era dominado por una patrañay la convirtió en doctrina.

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