/ viernes 4 de febrero de 2022

La perturbadora historia del caso Paulette

En marzo de 2010, el enigma de la desaparición de la pequeña consternó a la sociedad mexicana


Esta es la historia de una infamia, la cual sucedió en una de las zonas más acaudaladas del Valle de México: Interlomas. Sitio que alberga a personas muy adineradas, con poder, como políticos y empresarios. Un paraíso habitado por gente, que en apariencia, parece tener una vida perfecta e inmune al sufrimiento y la desgracia. Un sitio, hay que decirlo, que desentona con la evidente pobreza de la periferia.


22 DE MARZO DEL 2010

La mañana de lunes, en uno de los llamados garden house del Edificio 11 del Fraccionamiento Hacienda del Ciervo, Érika Casimiro comenzaba con sus responsabilidades de nana, como lo hacía de forma habitual, así que se dirigió al cuarto de Paulette, de cuatro años, una chiquita con discapacidad motriz y de lenguaje, a quien asistía en varias de sus actividades, una de ellas, prepararla para asistir al jardín de niños.

Al entrar a la habitación de Po, como la llamaban de cariño, se llevó la desagradable sorpresa de que la niña no se encontraba en su cama. Movió un poco las cobijas, revisó debajo de la misma, removió algunos peluches, hurgó por los rincones donde la pequeña se pudiera esconder y estarle jugando una broma, pero no fue así.

De inmediato, Érika corrió a la recámara de la señora Lizette, madre de la niña y le informó que Paulette no se encontraba en su cama, ella un tanto despreocupada, le contestó que la buscara en el cuarto de Mauricio, su esposo, pero la nana respondió que el señor no se encontraba en casa, debido a que salió muy temprano a hacer ejercicio.

Foto: Archivo

La señora Lizette preguntó a Érika si Marta, la otra nana, sabía algo de su hija, pero le contestó que tampoco la había visto. En ese momento, las tres mujeres comenzaron a buscarla por todos los rincones de la casa. Hurgaron por todas las habitaciones y estancias, le gritaban por su nombre con las esperanzas de que la pequeña diera señal de su paradero, pero no tuvieron éxito.

Salieron a escudriñar por todas las áreas del edificio: jardines, estancia de juegos, estacionamiento y vestíbulo, sin embargo Paulette no aparecía. De pronto a Lizette le vino una terrible corazonada y echó a correr hacia la alberca, pidió a Dios no corroborar su terrible presentimiento; la destapó y sintió un gran alivio de que su pequeña no estuviera ahogada.

Después se condujo a la caseta de vigilancia para preguntarles a los elementos de seguridad si habían visto a su hija, pero éstos le respondieron que no, así que su preocupación creció, no concebía cómo era posible que no supieran nada de ella o que no la hubieran visto por ningún lado.

Minutos más tarde, Mauricio Gebara, su esposo, llegó a casa donde Lizette y las nanas le informaron sobre la desaparición de su hija, desesperados por la situación, éste decidió telefonear a una de sus hermanas, quien tenía una amiga con influencias en la Procuraduría General del Estado de México y fue así, como alrededor de las 10:00 horas, la policía arribó al fraccionamiento de Interlomas para colaborar en la búsqueda de la pequeña Paulette.

Foto: Archivo

Las instrucciones las dirigía un sujeto alto, blanco, con una cicatriz profunda en el rostro, encima del traje azul oscuro que llevaba puesto traía una chamarra del mismo color con letras blancas en la espalda con la leyenda “POLICÍA”, era el subprocurador de justicia del Estado de México, Alfredo Castillo.

Pronto desplegó a varios policías para que peinaran todo el edificio, las revisiones incluso se realizaron en departamentos aledaños, donde los vecinos colaboraron con ellos. Otro grupo entró a la habitación de la pequeña Paulette con varios caninos adiestrados, ahí los perros exploraron el lugar y les dieron a oler las sábanas de la niña para que la rastrearan por todo el domicilio de los Gebara Farah. Es sabido que el olfato de un canino muy pocas veces falla, así que pusieron toda su confianza en ellos.

Por otra parte, algunos investigadores buscaban huellas dactilares o pisadas en el departamento y corroboraron que no se habían violado las cerraduras y tampoco había ventanas rotas. Confiaron que al revisar los videos del circuito de seguridad tendrían pistas que los llevara a dar con el paradero de la niña, pero al consultar a los guardias, éstos les mencionaron que sólo usaban las cámaras para monitorear, por lo tanto, no tenían registros de las imágenes.

El garden house de los Gebara Farah era un verdadero búnker, decenas de policías entraban y salían del departamento en su intento por encontrar a la pequeña Po, mientras las autoridades se preguntaban ¿cómo podría salir de casa sin que nadie se diera cuenta?, sería posible que ¿alguien la sustrajera sin dejar rastro?

Foto: Archivo

Los días previos a la desaparición de Paulette, el señor Mauricio Gebara salió de paseo con sus dos hijas a Valle de Bravo, volvieron del viaje el domingo por la noche, cerca de las nueve, su esposa Lizette los estaba esperando, así que salió a recibirlos al vestíbulo del edificio.

Las niñas se encontraban dormidas y Mauricio se las entregó a su esposa y a la nana, quienes las llevaron entre sus brazos hacia el interior del domicilio, mientras él se dispuso a guardar el coche en el estacionamiento. El par de mujeres se dirigió a las habitaciones de las pequeñas. Lizette se hizo cargo de Chez, la mayor, a quien le colocó la pijama y acostó, la nana hizo lo propio con Paulette. Después Lizette fue al cuarto de su hija menor, quien ya se encontraba bajo las cobijas, le dio la bendición y las buenas noches, se despidió de ella, apagó la luz y cerró la puerta. Sobre lo que acontecería después, no se sabe con certeza porque los hechos quedarían envueltos por la intriga, el misterio, las mentiras y las contradicciones a las cuales sucumbieron sus protagonistas.


23 DE MARZO / EL NEGOCIADOR FALLIDO

Por el modo en que Paulette había desaparecido, cuando menos en apariencia, con la poca y ambigua información que la policía tenía hasta ese momento, lo primero que pensaron fue que se trataba de un secuestro. Se condujeron bajo esa premisa y echaron mano de un especialista, un sujeto que operaba para la Unidad Antisecuestros de la Procuraduría del Estado de México; su trabajo era negociar con los plagiarios para que liberaran a sus víctimas sin hacerles daño alguno. José Luis, como se llamaba, contaba con una extensa lista de personas rescatadas con éxito, podríamos decir, que tenía una prestigiosa trayectoria en la corporación.

¡MURIÓ ASFIXIADA!

La necropsia evidenció que la niña tenía entre cinco y nueve días de fallecida cuando descubrieron supuestamente su cadáver en el interior de su habitación, la cual había sido registrada varias veces por las autoridades

Como era costumbre, su trabajo requería de mucha paciencia hasta recibir la ansiada llamada y negociar con los criminales. Así que se apostó en la sala del domicilio de los Gebara Farah, pero pasaron tres días y José Luis, el negociador, tenía la certeza de que en la desaparición de Paulette había algo muy turbio, pues ya habían trascurrido varios días y nadie llamó para pedir el rescate de la pequeña. Con más dudas que al comienzo, el siguiente paso de las autoridades fue interrogar a todos los integrantes del domicilio de los Gebara Farah, con la intención de poder establecer una línea de investigación sólida que los llevara a esclarecer el caso.


¿LIZETTE, “LA CHINA” Y EL VIAJE A LOS CABOS

El jefe de la Policía Ministerial del Estado de México Víctor Magaña y el subprocurador Alfredo Castillo se acercaron a Amanda de la Rosa, también conocida como “La China”, quien era la mejor amiga de Lizette Farah. De forma amable, le dijeron que necesitaban hacerle algunas preguntas y subieron a una de las recámaras donde iniciaron el interrogatorio: -Sabemos que tú y Lizette pasaron juntas el fin de semana, ¿Adónde fueron? –preguntó Castillo. –Hicimos un viaje a Los Cabos –respondió Amanda. -¿Quiénes más iban con ustedes? –insistió Alfredo. Amanda guardó silencio por unos segundos, suspiró y dijo: -¿De verdad necesitan saberlo? –Sí, toda la información es valiosa –contestó Magaña. –Está bien, fuimos a Los Cabos porque allá nos reunimos con un amigo de Lizette, quien rentó una casa. Estaban también seis o siete hombres más, a quienes no conocía. Por lo que me platicó mi amiga y pude darme cuenta, ambos se tienen un cariño especial, sin embargo no puedo asegurar que sean amantes o novios, no tengo ni idea de cómo se le pueda nombrar a lo que ellos tienen –afirmó “La China”, un tanto desconcertada.

Foto: Archivo

Después, Amanda pidió al subprocurador Castillo no contarle nada al respecto a Mauricio, quien de por sí estaba destrozado por la desaparición de su hija, como para recibir otro golpe como ése, además les dijo que su amiga no pensaba dejarlo, ya que se sentía muy feliz con la familia que tenía. Alfredo le contestó que a ellos no les interesaba saber si Lizette tenía amantes o no, lo que querían era resolver el caso y no precipitar las investigaciones, por el momento, no le comentarían nada.


28 DE MARZO: ENTREVISTA CON LA PRENSA

Con el paso de los días, la situación se complicaba aún más para las autoridades y los padres de Paulette afirmaban a los medios de comunicación que estaban muy unidos, que “recuperarían a su hija y saldrían adelante”. Para ese momento, el vestíbulo del Edificio 11 de Hacienda del Ciervo se encontraba atiborrado de periodistas y cámaras, incluso, las unidades de control remoto de las dos televisoras más grandes del país se habían instalado también, el caso comenzaba a tomar protagonismo y a elevar el rating televisivo en horarios estelares.

A través de los medios, Mauricio Gebara y Lizette Farah hacían del conocimiento público que si se trataba de un secuestro, ellos estaban dispuestos a pagar el rescate y no proceder contra los plagiarios, suplicaban que les devolvieran con bien a su hija, pues si su intención había sido “clavarles una daga muy profundo, ya lo habían conseguido” y no soportaban más aquel calvario.

Con la intención de dar a conocer los detalles del caso, El Diario de las Mayorías realizó una entrevista con el señor Mauricio Gebara, nada menos que en el lugar de los hechos, en el domicilio de la familia, en Interlomas.

En el lugar, el reportero Antonio de Marcelo fue testigo de cómo en el departamento había una constante movilización policiaca, la sala se había convertido en un centro de informática, pues varias personas atendían llamadas, mensajes por Facebook y correos electrónicos, todo con el objetivo de obtener noticias que llevaran con el paradero de Paulette. La familia también elaboró varias lonas con los datos de la pequeña y un teléfono donde podían dejar información, éstas, las distribuyeron en varias zonas de la ciudad, e incluso, el señor Gebara pagó para que se colocaran varios espectaculares, donde se solicitaba el apoyo de los ciudadanos.

Atribulado, Mauricio recibió al reportero de La Prensa y dialogaron en la cocina de su departamento. Con la mirada perdida, contó una vez más lo que ya todos sabían: el día 21 regresó por la noche de Valle de Bravo con sus dos hijas: Chez y Paulette, llegaron dormidas y Lizette y Érika ya los esperaban, metieron a las niñas en brazos y las dejaron en sus respectivas habitaciones. El lunes por la mañana cuando la nana se disponía a arreglar a Po para el colegio, ya no estaba. “Desde entonces no he podido dormir y lo que más me conmociona, cómo es que alguien pudo entrar, si no hubo violencia para extraer a Paulette”. Y en eso tenía razón, pues cómo era posible que en un lugar con tanto personal de vigilancia, cámaras y cerraduras, la pequeña desapareciera sin que alguien se hubiera dado cuenta.

Foto: Archivo

“Me siento sumamente frustrado, porque a pesar del profesionalismo de la policía, no tengo noticias de Paulette. Por ello, también he pedido que se investigue a toda la gente cercana a mi hija porque el único y principal interés es que aparezca, a costa de lo que sea y no me importa ser yo mismo el señalado”.

Y continuó: “Ella para entrar al mundo pagó un boleto muy caro, cuatro meses para que se desarrollara. Así es que ya luchó muy fuerte para permanecer en este mundo, no entendemos por qué tenga que estar pagando otro castigo. Por el momento confiamos plenamente en las autoridades y en el procurador Alberto Bazbaz, como puede ver, les hemos abierto las puertas de esta casa y dado todas las facilidades para que investiguen y encuentren a mi hija”, concluyó el consternado padre.

Aquel día por la noche, la señora Lizette Farah, en apariencia tranquila, dio una conferencia de prensa en el vestíbulo de su departamento, donde a grandes rasgos señaló: “Lo único que quiero es que mi hija regrese a casa. Mi instinto de madre me dice que ella está bien. Confío en las autoridades por el trabajo que están haciendo y porque sé que son muy competentes”. No obstante, era evidente que el caso estaba superando a la policía. A seis días de la desaparición de Paulette, no tenían pistas concretas, el misterio aumentaba, así como la peste de que algo muy perturbador envolvía este caso.

Foto: Archivo


ARRAIGAN A LOS PADRES Y LAS NANAS DE LA NIÑA

La incertidumbre trajo desesperación y sembró la discordia en los padres de la pequeña Paulette, quienes se enfrascaron en una fuerte discusión en la que Mauricio Gebara culpó a Lizette de la desaparición de su hija. Como el veneno que fluye por los colmillos de la serpiente, así proliferaron las palabras del marido en contra de su esposa, a quien le reclamó que la noche del domingo 21 de marzo, ella metió un bulto a su casa y no a su hija, por lo tanto, la responsabilizó de lo que le ocurriera y la amenazó con decírselo a la policía. Su esposa muy furiosa lo insultó, le gritó que cómo era posible que dudara de ella y además, que les fuera a mentir a las autoridades. Al día siguiente, a petición del subprocurador Alfredo Castillo, ambos acudieron a ratificar sus declaraciones ante la Procuraduría mexiquense.

29 DE MARZO

Después de volver a interrogar a Mauricio y Lizette, el juez tercero de lo penal de Tlalnepantla les ordenó un arraigo de 30 días, debido a inconsistencias y falsedades en sus declaraciones, por otra parte, a las empleadas Érika y Marta, quienes fungían como nanas de las hijas del matrimonio Gebara Farah, también las incluyó en la decisión, pero a ellas por ser las últimas personas que convivieron con Paulette. Por ello, los cuatro fueron trasladados a un inmueble bajo el resguardo de la Procuraduría de Justicia del Estado de México.

Ese mismo día, el procurador mexiquense Alberto Bazbaz Sacal ofreció una conferencia de prensa, en la cual dio unas explicaciones un tanto discordantes, pues afirmó que el arraigo contra los padres de Paulette no era por alguna sospecha en su contra, sino para tener contacto permanente con ellos y las dos niñeras. No obstante, aseguró que su hipótesis sobre que una persona muy cercana a la familia se había llevado a la niña, cobraba fuerza.

Por último, dio a conocer los datos de las acciones que se habían llevado a cabo hasta ese momento en torno al caso, los cuales, parecían tener la intención de resaltar, que la Procuraduría del Estado de México y las corporaciones policiacas trabajaban incansablemente para dar con el paradero de Paulette, aunque los hechos decían otra cosa: no tenían una línea de investigación sólida para resolver el caso.

Foto: Archivo

Los datos que el procurador fueron los siguientes: 100 agentes de la Policía Judicial y de la Ministerial, apoyados con caninos adiestrados buscaban a la menor. Se habían practicado 23 peritajes en distintas especialidades, 6 exámenes de poligrafía, se analizaron 16 cámaras de video, se habían realizado 32 entrevistas con los padres de Paulette, varias de ellas en la misma cama donde dormía la niña, otras más con familiares y vecinos, se hicieron 66 inspecciones ministeriales, cateado 12 domicilios aledaños al departamento de los Gebara Farah y llevado a cabo dos reconstrucciones de los hechos.

También se enviaron oficios de colaboración a todas las procuradurías del país, e incluso internacionales para que apoyaran en la búsqueda de Paulette. Sin embargo, un fuerte rumor comenzó a correr por los pasillos de la PGJEM, el cual decía, que Mauricio Gebara y Lizette Farah se apuntaban como los principales sospechosos de la misteriosa desaparición de la pequeña, por lo cual el procurador Alberto Bazbaz tomó la decisión de arraigarlos para interrogarlos de forma más rigurosa y llegar a la verdad de los hechos.

¿SOSPECHOSOS Y CONFESOS?

Es sencillo, al decir el procurador Bazbaz que los padres de Paulette habían falseado sus declaraciones, significaba que, o bien sabían algo o en su defecto, ocultaban información que no se habían atrevido a contar a las autoridades.

¿Pero cuál era esa información? ¿Por qué desde la desaparición de la niña el caso se empantanaba más en lugar de esclarecerse? ¿Qué era eso turbio que flotaba en el aire y que las autoridades no podían disipar?

Por otra parte, Lizette Farah, madre de la pequeña desaparecida, reveló al subcomandante Juan José Granjeno Olascuaga y al policía ministerial Ricardo Arturo Prida Galicia lo siguiente: “Yo sé dónde está Paulette, y también sé quiénes la desaparecieron… fue mi esposo Mauricio”.

Luego de interrogar a Lizette, los agentes volvieron a platicar con el señor Mauricio: “Su esposa lo acusa de haberlo planeado todo”. “Como les dije, yo sé dónde está mi hija, y también están involucradas mi esposa y las nanas Érika y Marta…”, respondió.

Foto: Archivo

MADRUGADA 1 DE ABRIL

Los peritos de la Procuraduría mexiquense entraron a la habitación de la pequeña, tenían como misión, realizar un inventario, bajo la supervisión de la subprocuradora de Naucalpan, María del Carmen Hernández. Llevaban pocos minutos en el lugar, cuando de pronto un olor fétido llamó su atención. Uno de ellos lo comentó con sus compañeros y comenzó a mover los muñecos de peluche, no encontró nada raro, luego se asomó debajo de la cama, encendió su lámpara sorda y alumbró los recovecos, no vio nada extraño. Entonces otro removió las cobijas de la cama e hicieron el terrible hallazgo: el cuerpo de Paulette yacía metido en un reducido espacio entre el colchón y la piesera, su cuerpo había entrado en la etapa de descomposición. Eran las primeras horas del jueves 1 de abril de 2010.

De inmediato, la funcionaria María del Carmen dio aviso al subprocurador Alfredo Castillo, quien en poco tiempo llegó al fraccionamiento Hacienda del Ciervo, en Interlomas, donde ordenó se hicieran las diligencias pertinentes: levantar el cuerpecito de la niña y realizar las pruebas criminalísticas en toda la habitación.

Así fue como después de diez días de la misteriosa desaparición de Paulette, las autoridades dieron con ella, por desgracia, sin vida, pero más lamentable aún, en su habitación, lugar donde según ellos, habían inspeccionado rigurosamente, incluso con ayuda de caninos adiestrados, entonces… ¿cómo es posible que no la hubieran encontrado antes? ¿Cuáles serían las explicaciones del procurador Bazbaz al respecto?

foto: Archivo

LA CONFERENCIA DEL PROCURADOR

Después de unas horas del hallazgo del cadáver de Paulette, el procurador mexiquense Alberto Bazbaz dio una conferencia de prensa, donde explicó sobre los horrores del caso: “Estamos aquí, para informar a la sociedad, sobre el lamentable hallazgo del cuerpo sin vida de la pequeña Paulette Gebara Farah. Todos los que hemos estado involucrados en su búsqueda, autoridades o no, sentimos la decepción que implica la pérdida de la esperanza de hallarla con vida…”. Explicó que la causa de la muerte de la niña fue asfixia por sofocamiento, esto derivado a la posición en que quedó su cuerpo: en un escondrijo entre la piesera y el colchón de la cama, por lo cual no pudo respirar y se ahogó.

Otro periodista le preguntó si era posible que el cuerpo de la pequeña estuvo en otra parte y alguien en un descuido de los elementos que resguardaban el lugar, aprovechó para meter el cadáver donde lo encontraron; sin embargo el procurador señaló que no podía afirmar tal situación, por el momento, se abría la investigación correspondiente por el delito de homicidio contra quien resultara responsable.

Después del exhaustivo análisis al cuerpo de la menor, los médicos forenses de la Procuraduría mexiquense llegaron a la conclusión de que Paulette tenía entre 5 y 9 días de haber muerto, así lo expidieron en el reporte oficial y se lo hicieron llegar al procurador Alberto Bazbaz.

Al siguiente día, tras salir del inmueble donde estaba arraigado el matrimonio Gebara Farah, en el centro de Toluca, el procurador declaró lo siguiente: “De acuerdo con el estudio de cronotanatología practicado por médicos legistas al cuerpo de la menor, ella tenía entre 5 y 9 días de haber fallecido…”.

¡DOLOROSA DESPEDIDA!

Sin saber cómo falleció, quiénes fueron los culpables, con muchas preguntas y varias contradicciones, además de sus padres separados, fue sepultada Paulette

Por otra parte, las procuradurías mexiquense y del entonces Distrito Federal se dieron a la tarea de buscar al amigo íntimo de la señora Lizette, con el cual se reunieron en Los Cabos, ya que sospecharon, tenía mucho que ver en el homicidio de Paulette.

SÁBADO 4 DE ABRIL/ LEVANTAN ARRAIGO A PADRES Y NANAS

Pero como había sido una constante en esta investigación, la Procuraduría mexiquense volvió a cambiar de parecer y aquel día, muy temprano, anunció en un escueto comunicado, que cancelaría el arraigo de 30 días para los señores Lizette Farah y Mauricio Gebara, así como para las nanas Érika y Marta Casimiro.

¿Por qué habían cambiado de opinión las autoridades, si los padres y nanas de Paulette sabían lo que le ocurrió a la niña y el señor Mauricio Gebara se los confesó al subcomandante Juan José Granjeno Olascuaga y al agente ministerial Ricardo Arturo Prida Galicia? ¿Por qué de considerarlos sospechosos, de pronto sólo fueron indiciados y se les retiró el arraigo? ¿Por qué en lugar de esclarecer de una vez por todas el caso, le seguían dando vueltas?

“NO ES JUSTO QUE ME CULPEN”: LIZETTE FARAH

Angustiada, pero sin lágrimas, así se mostró una vez más Lizette Farah ante las cámaras de televisión, durante una entrevista televisiva, después de una semana de arraigo.

Ante la conductora de televisión, Lizette se defendió de los ataques padecidos por no derramar lágrimas ni expresar un sufrimiento desgarrador, propios de una madre que ha perdido a su hija. Cuando se le cuestionó si había visto las imágenes del lugar donde encontraron a Paulette, respondió: “Mi corazón no está preparado para eso”. Después añadió: “Lo único que no me suena es que me hayan culpado a mí, me parece injusto…”.

“NO METO LAS MANOS POR NADIE”: MAURICIO GEBARA

Por otro lado, Mauricio Gebara dio también una entrevista a la televisión y en ella señaló que no estaba en condición de meter las manos al fuego por nadie y enfatizó: “Sigo con la convicción de que mi hija no se accidentó. Sabemos que en la actualidad existe mucha ciencia y tecnología para las investigaciones, por lo que muy pronto sabremos, lo que verdaderamente pasó”.

A las 15:30 horas, del 6 de abril, personal del Panteón Francés sacó de una de las capillas el ataúd blanco que contenía los restos de la pequeña Po, para subirlo en la carroza y realizar el recorrido hacia su tumba.

La carroza encabezaba el cortejo fúnebre, atrás, Lizette Farah y Arlette, su hermana, lideraban el grupo de personas que acudieron al entierro. El auto avanzaba, mientras un sol de primavera caía a plomo y hacía más lacerante el paisaje.

La carroza se detuvo en la sección Jardín de los franceses, Letra A, donde dos hombres con uniforme azul bajaron el ataúd de la pequeña Paulette y lo condujeron al foso 194-A.

A partir de ese momento, los acontecimientos se sucedieron breves, pero muy dolidos, como en una terrible ensoñación. Breve, como la misma existencia de Po. Luego, los sujetos de azul metieron el pequeño féretro blanco a la fosa y antes de comenzar a palear, Lizette, su hermana y otros familiares y amigos arrojaron rosas blancas y rosa pálido encima de su cajón y varios de ellos, no pudieron contener el llanto.

Las paladas de los sepultureros comenzaron a cubrir de tierra el ataúd y cuando terminaron, Lizette, la madre de Paulette, por fin se desbordó; se inclinó y casi con una rodilla en tierra, depósito por último tres rosas blancas y le lloró a su hija como nunca se había visto.

MAURICIO ES UN COBARDE: LIZETTE

Al siguiente día de sepultar a su hija, Lizette dio una entrevista más, en ella, la madre de Po fue muy contundente, se fue con todo contra su esposo y asumió una actitud a la ofensiva nunca antes vista, como si antes, algo la obligó a contenerse: “Mauricio es un cobarde, toda su vida lo ha sido, siempre atrás de mí y de su familia, él nunca pudo resolver los problemas”.

Además sugirió que su esposo cargaba una cuenta pendiente y por ello se ocultó al extraviarse su hija: “Por sus actos, por cómo se está comportando desde que desapareció la niña, es porque tiene una culpabilidad y no quiere que se sepa”. Por otro lado, también le dio lo suyo a los medios: “Ésta será mi última entrevista, he decidido no hablar más para los medios de comunicación, pues los convocamos para que ayudaran a encontrar a mi hija, no para que lo convirtieran en un circo”.

Foto: Archivo La Prensa

Ante la ola de críticas y escepticismo por parte de la opinión pública por los resultados negativos en la investigación, el subprocurador Alfredo Castillo se vio obligado a dar algunas explicaciones y trató de justificar la cadena de errores que habían cometido: “…lo digo de forma personal, me frustran los errores que cometí, sí, pero me frustra más ese escepticismo sobre que siempre se tienen que sembrar cadáveres, que siempre se tienen que hacer las cosas mal, que siempre se tiene que mentir y siempre se tiene que obtener todo de manera ilícita”.

También exaltó la supuesta cautela con la que actuó la Procuraduría diciendo que si hubiera intervenido el ministerio público de inmediato y detenido a los padres de Paulette, pero si ésta hubiera sido secuestrada, el descrédito para la institución hubiera sido enorme.

En verdad, el subprocurador parecía muy convencido de sus palabras, pero sus explicacionesfueron muy incongruentes: “La cama de la niña nunca fue vista en su totalidad, no se quitaron por completo las cobijas ni se levantó el colchón para ver por abajo; nadie nos dijo que en la cama había un hueco”, señaló Castillo.

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“NI INSTRUCTOR NI AMANTE”: ROBERTO AYALA

Roberto Ayala, el supuesto amante de Lizette Farah y con quien en un inicio, se dijo, había pasado el fin de semana previo a la desaparición de Paulette en Los Cabos, acudió de manera voluntaria a la Procuraduría General del Estado de México a declarar. Al ser cuestionado sobre la relación que tenía con la señora Lizette Farah, afirmó: “Ni soy instructor de gimnasio como se ha dicho, ni soy amante de Lizette. Yo me dedico a las ventas, tengo una compañía al respecto y conocí a Lizette por Facebook, donde platicábamos esporádicamente. Acepto que nos vimos cuatro o cinco ocasiones, fuimos a tomar un café, pero por supuesto, no somos amantes”. Tras comprobar más adelante, lo dicho por el señor Roberto Ayala, la Procuraduría no encontró ninguna relación de él con la muerte de la pequeña Paulette, así que no lo molestarían más.

26 DE MAYO

Con su postura muy clara, de que aunque habían cometido errores en la investigación, pero hicieron lo correcto, el procurador de Justicia del Estado de México Alberto Bazbaz renunció a su cargo y en una conferencia de prensa señaló: “La polémica derivada de este caso ha desgastado el vínculo que debe existir entre esta autoridad y la sociedad. Por esta razón he decidido presentar al gobernador del estado mi renuncia al cargo de procurador general de Justicia. Estoy convencido de que por encima de cualquier cargo público debe estar la fortaleza y solidez de la institución”.

En su lugar, tomó el cargo Alfredo Castillo, quien fungía como subprocurador del Estado de México y fue uno de los principales responsables de la investigación sobre la enigmática muerte de la niña Paulette Gebara Farah, de cuatro años.

La versión oficial señaló que, la pequeña Po falleció asfixiada de manera accidental, al quedar atrapada entre la piesera y el colchón de su cama, que estuvo ahí su cuerpo nueve días, hasta que la encontraron y que nadie se dio cuenta. Sus padres de algún modo aceptaron dicha versión, la cual, hasta el día de hoy, no suena verosímil, y no lo es, porque el caso estuvo lleno de pifias deleznables y muchas contradicciones. En pocas palabras, la versión de las autoridades, estimados lectores, no es una realidad aceptable ni que se sostenga y la muerte de la inocente niña quedó en la impunidad.


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Esta es la historia de una infamia, la cual sucedió en una de las zonas más acaudaladas del Valle de México: Interlomas. Sitio que alberga a personas muy adineradas, con poder, como políticos y empresarios. Un paraíso habitado por gente, que en apariencia, parece tener una vida perfecta e inmune al sufrimiento y la desgracia. Un sitio, hay que decirlo, que desentona con la evidente pobreza de la periferia.


22 DE MARZO DEL 2010

La mañana de lunes, en uno de los llamados garden house del Edificio 11 del Fraccionamiento Hacienda del Ciervo, Érika Casimiro comenzaba con sus responsabilidades de nana, como lo hacía de forma habitual, así que se dirigió al cuarto de Paulette, de cuatro años, una chiquita con discapacidad motriz y de lenguaje, a quien asistía en varias de sus actividades, una de ellas, prepararla para asistir al jardín de niños.

Al entrar a la habitación de Po, como la llamaban de cariño, se llevó la desagradable sorpresa de que la niña no se encontraba en su cama. Movió un poco las cobijas, revisó debajo de la misma, removió algunos peluches, hurgó por los rincones donde la pequeña se pudiera esconder y estarle jugando una broma, pero no fue así.

De inmediato, Érika corrió a la recámara de la señora Lizette, madre de la niña y le informó que Paulette no se encontraba en su cama, ella un tanto despreocupada, le contestó que la buscara en el cuarto de Mauricio, su esposo, pero la nana respondió que el señor no se encontraba en casa, debido a que salió muy temprano a hacer ejercicio.

Foto: Archivo

La señora Lizette preguntó a Érika si Marta, la otra nana, sabía algo de su hija, pero le contestó que tampoco la había visto. En ese momento, las tres mujeres comenzaron a buscarla por todos los rincones de la casa. Hurgaron por todas las habitaciones y estancias, le gritaban por su nombre con las esperanzas de que la pequeña diera señal de su paradero, pero no tuvieron éxito.

Salieron a escudriñar por todas las áreas del edificio: jardines, estancia de juegos, estacionamiento y vestíbulo, sin embargo Paulette no aparecía. De pronto a Lizette le vino una terrible corazonada y echó a correr hacia la alberca, pidió a Dios no corroborar su terrible presentimiento; la destapó y sintió un gran alivio de que su pequeña no estuviera ahogada.

Después se condujo a la caseta de vigilancia para preguntarles a los elementos de seguridad si habían visto a su hija, pero éstos le respondieron que no, así que su preocupación creció, no concebía cómo era posible que no supieran nada de ella o que no la hubieran visto por ningún lado.

Minutos más tarde, Mauricio Gebara, su esposo, llegó a casa donde Lizette y las nanas le informaron sobre la desaparición de su hija, desesperados por la situación, éste decidió telefonear a una de sus hermanas, quien tenía una amiga con influencias en la Procuraduría General del Estado de México y fue así, como alrededor de las 10:00 horas, la policía arribó al fraccionamiento de Interlomas para colaborar en la búsqueda de la pequeña Paulette.

Foto: Archivo

Las instrucciones las dirigía un sujeto alto, blanco, con una cicatriz profunda en el rostro, encima del traje azul oscuro que llevaba puesto traía una chamarra del mismo color con letras blancas en la espalda con la leyenda “POLICÍA”, era el subprocurador de justicia del Estado de México, Alfredo Castillo.

Pronto desplegó a varios policías para que peinaran todo el edificio, las revisiones incluso se realizaron en departamentos aledaños, donde los vecinos colaboraron con ellos. Otro grupo entró a la habitación de la pequeña Paulette con varios caninos adiestrados, ahí los perros exploraron el lugar y les dieron a oler las sábanas de la niña para que la rastrearan por todo el domicilio de los Gebara Farah. Es sabido que el olfato de un canino muy pocas veces falla, así que pusieron toda su confianza en ellos.

Por otra parte, algunos investigadores buscaban huellas dactilares o pisadas en el departamento y corroboraron que no se habían violado las cerraduras y tampoco había ventanas rotas. Confiaron que al revisar los videos del circuito de seguridad tendrían pistas que los llevara a dar con el paradero de la niña, pero al consultar a los guardias, éstos les mencionaron que sólo usaban las cámaras para monitorear, por lo tanto, no tenían registros de las imágenes.

El garden house de los Gebara Farah era un verdadero búnker, decenas de policías entraban y salían del departamento en su intento por encontrar a la pequeña Po, mientras las autoridades se preguntaban ¿cómo podría salir de casa sin que nadie se diera cuenta?, sería posible que ¿alguien la sustrajera sin dejar rastro?

Foto: Archivo

Los días previos a la desaparición de Paulette, el señor Mauricio Gebara salió de paseo con sus dos hijas a Valle de Bravo, volvieron del viaje el domingo por la noche, cerca de las nueve, su esposa Lizette los estaba esperando, así que salió a recibirlos al vestíbulo del edificio.

Las niñas se encontraban dormidas y Mauricio se las entregó a su esposa y a la nana, quienes las llevaron entre sus brazos hacia el interior del domicilio, mientras él se dispuso a guardar el coche en el estacionamiento. El par de mujeres se dirigió a las habitaciones de las pequeñas. Lizette se hizo cargo de Chez, la mayor, a quien le colocó la pijama y acostó, la nana hizo lo propio con Paulette. Después Lizette fue al cuarto de su hija menor, quien ya se encontraba bajo las cobijas, le dio la bendición y las buenas noches, se despidió de ella, apagó la luz y cerró la puerta. Sobre lo que acontecería después, no se sabe con certeza porque los hechos quedarían envueltos por la intriga, el misterio, las mentiras y las contradicciones a las cuales sucumbieron sus protagonistas.


23 DE MARZO / EL NEGOCIADOR FALLIDO

Por el modo en que Paulette había desaparecido, cuando menos en apariencia, con la poca y ambigua información que la policía tenía hasta ese momento, lo primero que pensaron fue que se trataba de un secuestro. Se condujeron bajo esa premisa y echaron mano de un especialista, un sujeto que operaba para la Unidad Antisecuestros de la Procuraduría del Estado de México; su trabajo era negociar con los plagiarios para que liberaran a sus víctimas sin hacerles daño alguno. José Luis, como se llamaba, contaba con una extensa lista de personas rescatadas con éxito, podríamos decir, que tenía una prestigiosa trayectoria en la corporación.

¡MURIÓ ASFIXIADA!

La necropsia evidenció que la niña tenía entre cinco y nueve días de fallecida cuando descubrieron supuestamente su cadáver en el interior de su habitación, la cual había sido registrada varias veces por las autoridades

Como era costumbre, su trabajo requería de mucha paciencia hasta recibir la ansiada llamada y negociar con los criminales. Así que se apostó en la sala del domicilio de los Gebara Farah, pero pasaron tres días y José Luis, el negociador, tenía la certeza de que en la desaparición de Paulette había algo muy turbio, pues ya habían trascurrido varios días y nadie llamó para pedir el rescate de la pequeña. Con más dudas que al comienzo, el siguiente paso de las autoridades fue interrogar a todos los integrantes del domicilio de los Gebara Farah, con la intención de poder establecer una línea de investigación sólida que los llevara a esclarecer el caso.


¿LIZETTE, “LA CHINA” Y EL VIAJE A LOS CABOS

El jefe de la Policía Ministerial del Estado de México Víctor Magaña y el subprocurador Alfredo Castillo se acercaron a Amanda de la Rosa, también conocida como “La China”, quien era la mejor amiga de Lizette Farah. De forma amable, le dijeron que necesitaban hacerle algunas preguntas y subieron a una de las recámaras donde iniciaron el interrogatorio: -Sabemos que tú y Lizette pasaron juntas el fin de semana, ¿Adónde fueron? –preguntó Castillo. –Hicimos un viaje a Los Cabos –respondió Amanda. -¿Quiénes más iban con ustedes? –insistió Alfredo. Amanda guardó silencio por unos segundos, suspiró y dijo: -¿De verdad necesitan saberlo? –Sí, toda la información es valiosa –contestó Magaña. –Está bien, fuimos a Los Cabos porque allá nos reunimos con un amigo de Lizette, quien rentó una casa. Estaban también seis o siete hombres más, a quienes no conocía. Por lo que me platicó mi amiga y pude darme cuenta, ambos se tienen un cariño especial, sin embargo no puedo asegurar que sean amantes o novios, no tengo ni idea de cómo se le pueda nombrar a lo que ellos tienen –afirmó “La China”, un tanto desconcertada.

Foto: Archivo

Después, Amanda pidió al subprocurador Castillo no contarle nada al respecto a Mauricio, quien de por sí estaba destrozado por la desaparición de su hija, como para recibir otro golpe como ése, además les dijo que su amiga no pensaba dejarlo, ya que se sentía muy feliz con la familia que tenía. Alfredo le contestó que a ellos no les interesaba saber si Lizette tenía amantes o no, lo que querían era resolver el caso y no precipitar las investigaciones, por el momento, no le comentarían nada.


28 DE MARZO: ENTREVISTA CON LA PRENSA

Con el paso de los días, la situación se complicaba aún más para las autoridades y los padres de Paulette afirmaban a los medios de comunicación que estaban muy unidos, que “recuperarían a su hija y saldrían adelante”. Para ese momento, el vestíbulo del Edificio 11 de Hacienda del Ciervo se encontraba atiborrado de periodistas y cámaras, incluso, las unidades de control remoto de las dos televisoras más grandes del país se habían instalado también, el caso comenzaba a tomar protagonismo y a elevar el rating televisivo en horarios estelares.

A través de los medios, Mauricio Gebara y Lizette Farah hacían del conocimiento público que si se trataba de un secuestro, ellos estaban dispuestos a pagar el rescate y no proceder contra los plagiarios, suplicaban que les devolvieran con bien a su hija, pues si su intención había sido “clavarles una daga muy profundo, ya lo habían conseguido” y no soportaban más aquel calvario.

Con la intención de dar a conocer los detalles del caso, El Diario de las Mayorías realizó una entrevista con el señor Mauricio Gebara, nada menos que en el lugar de los hechos, en el domicilio de la familia, en Interlomas.

En el lugar, el reportero Antonio de Marcelo fue testigo de cómo en el departamento había una constante movilización policiaca, la sala se había convertido en un centro de informática, pues varias personas atendían llamadas, mensajes por Facebook y correos electrónicos, todo con el objetivo de obtener noticias que llevaran con el paradero de Paulette. La familia también elaboró varias lonas con los datos de la pequeña y un teléfono donde podían dejar información, éstas, las distribuyeron en varias zonas de la ciudad, e incluso, el señor Gebara pagó para que se colocaran varios espectaculares, donde se solicitaba el apoyo de los ciudadanos.

Atribulado, Mauricio recibió al reportero de La Prensa y dialogaron en la cocina de su departamento. Con la mirada perdida, contó una vez más lo que ya todos sabían: el día 21 regresó por la noche de Valle de Bravo con sus dos hijas: Chez y Paulette, llegaron dormidas y Lizette y Érika ya los esperaban, metieron a las niñas en brazos y las dejaron en sus respectivas habitaciones. El lunes por la mañana cuando la nana se disponía a arreglar a Po para el colegio, ya no estaba. “Desde entonces no he podido dormir y lo que más me conmociona, cómo es que alguien pudo entrar, si no hubo violencia para extraer a Paulette”. Y en eso tenía razón, pues cómo era posible que en un lugar con tanto personal de vigilancia, cámaras y cerraduras, la pequeña desapareciera sin que alguien se hubiera dado cuenta.

Foto: Archivo

“Me siento sumamente frustrado, porque a pesar del profesionalismo de la policía, no tengo noticias de Paulette. Por ello, también he pedido que se investigue a toda la gente cercana a mi hija porque el único y principal interés es que aparezca, a costa de lo que sea y no me importa ser yo mismo el señalado”.

Y continuó: “Ella para entrar al mundo pagó un boleto muy caro, cuatro meses para que se desarrollara. Así es que ya luchó muy fuerte para permanecer en este mundo, no entendemos por qué tenga que estar pagando otro castigo. Por el momento confiamos plenamente en las autoridades y en el procurador Alberto Bazbaz, como puede ver, les hemos abierto las puertas de esta casa y dado todas las facilidades para que investiguen y encuentren a mi hija”, concluyó el consternado padre.

Aquel día por la noche, la señora Lizette Farah, en apariencia tranquila, dio una conferencia de prensa en el vestíbulo de su departamento, donde a grandes rasgos señaló: “Lo único que quiero es que mi hija regrese a casa. Mi instinto de madre me dice que ella está bien. Confío en las autoridades por el trabajo que están haciendo y porque sé que son muy competentes”. No obstante, era evidente que el caso estaba superando a la policía. A seis días de la desaparición de Paulette, no tenían pistas concretas, el misterio aumentaba, así como la peste de que algo muy perturbador envolvía este caso.

Foto: Archivo


ARRAIGAN A LOS PADRES Y LAS NANAS DE LA NIÑA

La incertidumbre trajo desesperación y sembró la discordia en los padres de la pequeña Paulette, quienes se enfrascaron en una fuerte discusión en la que Mauricio Gebara culpó a Lizette de la desaparición de su hija. Como el veneno que fluye por los colmillos de la serpiente, así proliferaron las palabras del marido en contra de su esposa, a quien le reclamó que la noche del domingo 21 de marzo, ella metió un bulto a su casa y no a su hija, por lo tanto, la responsabilizó de lo que le ocurriera y la amenazó con decírselo a la policía. Su esposa muy furiosa lo insultó, le gritó que cómo era posible que dudara de ella y además, que les fuera a mentir a las autoridades. Al día siguiente, a petición del subprocurador Alfredo Castillo, ambos acudieron a ratificar sus declaraciones ante la Procuraduría mexiquense.

29 DE MARZO

Después de volver a interrogar a Mauricio y Lizette, el juez tercero de lo penal de Tlalnepantla les ordenó un arraigo de 30 días, debido a inconsistencias y falsedades en sus declaraciones, por otra parte, a las empleadas Érika y Marta, quienes fungían como nanas de las hijas del matrimonio Gebara Farah, también las incluyó en la decisión, pero a ellas por ser las últimas personas que convivieron con Paulette. Por ello, los cuatro fueron trasladados a un inmueble bajo el resguardo de la Procuraduría de Justicia del Estado de México.

Ese mismo día, el procurador mexiquense Alberto Bazbaz Sacal ofreció una conferencia de prensa, en la cual dio unas explicaciones un tanto discordantes, pues afirmó que el arraigo contra los padres de Paulette no era por alguna sospecha en su contra, sino para tener contacto permanente con ellos y las dos niñeras. No obstante, aseguró que su hipótesis sobre que una persona muy cercana a la familia se había llevado a la niña, cobraba fuerza.

Por último, dio a conocer los datos de las acciones que se habían llevado a cabo hasta ese momento en torno al caso, los cuales, parecían tener la intención de resaltar, que la Procuraduría del Estado de México y las corporaciones policiacas trabajaban incansablemente para dar con el paradero de Paulette, aunque los hechos decían otra cosa: no tenían una línea de investigación sólida para resolver el caso.

Foto: Archivo

Los datos que el procurador fueron los siguientes: 100 agentes de la Policía Judicial y de la Ministerial, apoyados con caninos adiestrados buscaban a la menor. Se habían practicado 23 peritajes en distintas especialidades, 6 exámenes de poligrafía, se analizaron 16 cámaras de video, se habían realizado 32 entrevistas con los padres de Paulette, varias de ellas en la misma cama donde dormía la niña, otras más con familiares y vecinos, se hicieron 66 inspecciones ministeriales, cateado 12 domicilios aledaños al departamento de los Gebara Farah y llevado a cabo dos reconstrucciones de los hechos.

También se enviaron oficios de colaboración a todas las procuradurías del país, e incluso internacionales para que apoyaran en la búsqueda de Paulette. Sin embargo, un fuerte rumor comenzó a correr por los pasillos de la PGJEM, el cual decía, que Mauricio Gebara y Lizette Farah se apuntaban como los principales sospechosos de la misteriosa desaparición de la pequeña, por lo cual el procurador Alberto Bazbaz tomó la decisión de arraigarlos para interrogarlos de forma más rigurosa y llegar a la verdad de los hechos.

¿SOSPECHOSOS Y CONFESOS?

Es sencillo, al decir el procurador Bazbaz que los padres de Paulette habían falseado sus declaraciones, significaba que, o bien sabían algo o en su defecto, ocultaban información que no se habían atrevido a contar a las autoridades.

¿Pero cuál era esa información? ¿Por qué desde la desaparición de la niña el caso se empantanaba más en lugar de esclarecerse? ¿Qué era eso turbio que flotaba en el aire y que las autoridades no podían disipar?

Por otra parte, Lizette Farah, madre de la pequeña desaparecida, reveló al subcomandante Juan José Granjeno Olascuaga y al policía ministerial Ricardo Arturo Prida Galicia lo siguiente: “Yo sé dónde está Paulette, y también sé quiénes la desaparecieron… fue mi esposo Mauricio”.

Luego de interrogar a Lizette, los agentes volvieron a platicar con el señor Mauricio: “Su esposa lo acusa de haberlo planeado todo”. “Como les dije, yo sé dónde está mi hija, y también están involucradas mi esposa y las nanas Érika y Marta…”, respondió.

Foto: Archivo

MADRUGADA 1 DE ABRIL

Los peritos de la Procuraduría mexiquense entraron a la habitación de la pequeña, tenían como misión, realizar un inventario, bajo la supervisión de la subprocuradora de Naucalpan, María del Carmen Hernández. Llevaban pocos minutos en el lugar, cuando de pronto un olor fétido llamó su atención. Uno de ellos lo comentó con sus compañeros y comenzó a mover los muñecos de peluche, no encontró nada raro, luego se asomó debajo de la cama, encendió su lámpara sorda y alumbró los recovecos, no vio nada extraño. Entonces otro removió las cobijas de la cama e hicieron el terrible hallazgo: el cuerpo de Paulette yacía metido en un reducido espacio entre el colchón y la piesera, su cuerpo había entrado en la etapa de descomposición. Eran las primeras horas del jueves 1 de abril de 2010.

De inmediato, la funcionaria María del Carmen dio aviso al subprocurador Alfredo Castillo, quien en poco tiempo llegó al fraccionamiento Hacienda del Ciervo, en Interlomas, donde ordenó se hicieran las diligencias pertinentes: levantar el cuerpecito de la niña y realizar las pruebas criminalísticas en toda la habitación.

Así fue como después de diez días de la misteriosa desaparición de Paulette, las autoridades dieron con ella, por desgracia, sin vida, pero más lamentable aún, en su habitación, lugar donde según ellos, habían inspeccionado rigurosamente, incluso con ayuda de caninos adiestrados, entonces… ¿cómo es posible que no la hubieran encontrado antes? ¿Cuáles serían las explicaciones del procurador Bazbaz al respecto?

foto: Archivo

LA CONFERENCIA DEL PROCURADOR

Después de unas horas del hallazgo del cadáver de Paulette, el procurador mexiquense Alberto Bazbaz dio una conferencia de prensa, donde explicó sobre los horrores del caso: “Estamos aquí, para informar a la sociedad, sobre el lamentable hallazgo del cuerpo sin vida de la pequeña Paulette Gebara Farah. Todos los que hemos estado involucrados en su búsqueda, autoridades o no, sentimos la decepción que implica la pérdida de la esperanza de hallarla con vida…”. Explicó que la causa de la muerte de la niña fue asfixia por sofocamiento, esto derivado a la posición en que quedó su cuerpo: en un escondrijo entre la piesera y el colchón de la cama, por lo cual no pudo respirar y se ahogó.

Otro periodista le preguntó si era posible que el cuerpo de la pequeña estuvo en otra parte y alguien en un descuido de los elementos que resguardaban el lugar, aprovechó para meter el cadáver donde lo encontraron; sin embargo el procurador señaló que no podía afirmar tal situación, por el momento, se abría la investigación correspondiente por el delito de homicidio contra quien resultara responsable.

Después del exhaustivo análisis al cuerpo de la menor, los médicos forenses de la Procuraduría mexiquense llegaron a la conclusión de que Paulette tenía entre 5 y 9 días de haber muerto, así lo expidieron en el reporte oficial y se lo hicieron llegar al procurador Alberto Bazbaz.

Al siguiente día, tras salir del inmueble donde estaba arraigado el matrimonio Gebara Farah, en el centro de Toluca, el procurador declaró lo siguiente: “De acuerdo con el estudio de cronotanatología practicado por médicos legistas al cuerpo de la menor, ella tenía entre 5 y 9 días de haber fallecido…”.

¡DOLOROSA DESPEDIDA!

Sin saber cómo falleció, quiénes fueron los culpables, con muchas preguntas y varias contradicciones, además de sus padres separados, fue sepultada Paulette

Por otra parte, las procuradurías mexiquense y del entonces Distrito Federal se dieron a la tarea de buscar al amigo íntimo de la señora Lizette, con el cual se reunieron en Los Cabos, ya que sospecharon, tenía mucho que ver en el homicidio de Paulette.

SÁBADO 4 DE ABRIL/ LEVANTAN ARRAIGO A PADRES Y NANAS

Pero como había sido una constante en esta investigación, la Procuraduría mexiquense volvió a cambiar de parecer y aquel día, muy temprano, anunció en un escueto comunicado, que cancelaría el arraigo de 30 días para los señores Lizette Farah y Mauricio Gebara, así como para las nanas Érika y Marta Casimiro.

¿Por qué habían cambiado de opinión las autoridades, si los padres y nanas de Paulette sabían lo que le ocurrió a la niña y el señor Mauricio Gebara se los confesó al subcomandante Juan José Granjeno Olascuaga y al agente ministerial Ricardo Arturo Prida Galicia? ¿Por qué de considerarlos sospechosos, de pronto sólo fueron indiciados y se les retiró el arraigo? ¿Por qué en lugar de esclarecer de una vez por todas el caso, le seguían dando vueltas?

“NO ES JUSTO QUE ME CULPEN”: LIZETTE FARAH

Angustiada, pero sin lágrimas, así se mostró una vez más Lizette Farah ante las cámaras de televisión, durante una entrevista televisiva, después de una semana de arraigo.

Ante la conductora de televisión, Lizette se defendió de los ataques padecidos por no derramar lágrimas ni expresar un sufrimiento desgarrador, propios de una madre que ha perdido a su hija. Cuando se le cuestionó si había visto las imágenes del lugar donde encontraron a Paulette, respondió: “Mi corazón no está preparado para eso”. Después añadió: “Lo único que no me suena es que me hayan culpado a mí, me parece injusto…”.

“NO METO LAS MANOS POR NADIE”: MAURICIO GEBARA

Por otro lado, Mauricio Gebara dio también una entrevista a la televisión y en ella señaló que no estaba en condición de meter las manos al fuego por nadie y enfatizó: “Sigo con la convicción de que mi hija no se accidentó. Sabemos que en la actualidad existe mucha ciencia y tecnología para las investigaciones, por lo que muy pronto sabremos, lo que verdaderamente pasó”.

A las 15:30 horas, del 6 de abril, personal del Panteón Francés sacó de una de las capillas el ataúd blanco que contenía los restos de la pequeña Po, para subirlo en la carroza y realizar el recorrido hacia su tumba.

La carroza encabezaba el cortejo fúnebre, atrás, Lizette Farah y Arlette, su hermana, lideraban el grupo de personas que acudieron al entierro. El auto avanzaba, mientras un sol de primavera caía a plomo y hacía más lacerante el paisaje.

La carroza se detuvo en la sección Jardín de los franceses, Letra A, donde dos hombres con uniforme azul bajaron el ataúd de la pequeña Paulette y lo condujeron al foso 194-A.

A partir de ese momento, los acontecimientos se sucedieron breves, pero muy dolidos, como en una terrible ensoñación. Breve, como la misma existencia de Po. Luego, los sujetos de azul metieron el pequeño féretro blanco a la fosa y antes de comenzar a palear, Lizette, su hermana y otros familiares y amigos arrojaron rosas blancas y rosa pálido encima de su cajón y varios de ellos, no pudieron contener el llanto.

Las paladas de los sepultureros comenzaron a cubrir de tierra el ataúd y cuando terminaron, Lizette, la madre de Paulette, por fin se desbordó; se inclinó y casi con una rodilla en tierra, depósito por último tres rosas blancas y le lloró a su hija como nunca se había visto.

MAURICIO ES UN COBARDE: LIZETTE

Al siguiente día de sepultar a su hija, Lizette dio una entrevista más, en ella, la madre de Po fue muy contundente, se fue con todo contra su esposo y asumió una actitud a la ofensiva nunca antes vista, como si antes, algo la obligó a contenerse: “Mauricio es un cobarde, toda su vida lo ha sido, siempre atrás de mí y de su familia, él nunca pudo resolver los problemas”.

Además sugirió que su esposo cargaba una cuenta pendiente y por ello se ocultó al extraviarse su hija: “Por sus actos, por cómo se está comportando desde que desapareció la niña, es porque tiene una culpabilidad y no quiere que se sepa”. Por otro lado, también le dio lo suyo a los medios: “Ésta será mi última entrevista, he decidido no hablar más para los medios de comunicación, pues los convocamos para que ayudaran a encontrar a mi hija, no para que lo convirtieran en un circo”.

Foto: Archivo La Prensa

Ante la ola de críticas y escepticismo por parte de la opinión pública por los resultados negativos en la investigación, el subprocurador Alfredo Castillo se vio obligado a dar algunas explicaciones y trató de justificar la cadena de errores que habían cometido: “…lo digo de forma personal, me frustran los errores que cometí, sí, pero me frustra más ese escepticismo sobre que siempre se tienen que sembrar cadáveres, que siempre se tienen que hacer las cosas mal, que siempre se tiene que mentir y siempre se tiene que obtener todo de manera ilícita”.

También exaltó la supuesta cautela con la que actuó la Procuraduría diciendo que si hubiera intervenido el ministerio público de inmediato y detenido a los padres de Paulette, pero si ésta hubiera sido secuestrada, el descrédito para la institución hubiera sido enorme.

En verdad, el subprocurador parecía muy convencido de sus palabras, pero sus explicacionesfueron muy incongruentes: “La cama de la niña nunca fue vista en su totalidad, no se quitaron por completo las cobijas ni se levantó el colchón para ver por abajo; nadie nos dijo que en la cama había un hueco”, señaló Castillo.

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“NI INSTRUCTOR NI AMANTE”: ROBERTO AYALA

Roberto Ayala, el supuesto amante de Lizette Farah y con quien en un inicio, se dijo, había pasado el fin de semana previo a la desaparición de Paulette en Los Cabos, acudió de manera voluntaria a la Procuraduría General del Estado de México a declarar. Al ser cuestionado sobre la relación que tenía con la señora Lizette Farah, afirmó: “Ni soy instructor de gimnasio como se ha dicho, ni soy amante de Lizette. Yo me dedico a las ventas, tengo una compañía al respecto y conocí a Lizette por Facebook, donde platicábamos esporádicamente. Acepto que nos vimos cuatro o cinco ocasiones, fuimos a tomar un café, pero por supuesto, no somos amantes”. Tras comprobar más adelante, lo dicho por el señor Roberto Ayala, la Procuraduría no encontró ninguna relación de él con la muerte de la pequeña Paulette, así que no lo molestarían más.

26 DE MAYO

Con su postura muy clara, de que aunque habían cometido errores en la investigación, pero hicieron lo correcto, el procurador de Justicia del Estado de México Alberto Bazbaz renunció a su cargo y en una conferencia de prensa señaló: “La polémica derivada de este caso ha desgastado el vínculo que debe existir entre esta autoridad y la sociedad. Por esta razón he decidido presentar al gobernador del estado mi renuncia al cargo de procurador general de Justicia. Estoy convencido de que por encima de cualquier cargo público debe estar la fortaleza y solidez de la institución”.

En su lugar, tomó el cargo Alfredo Castillo, quien fungía como subprocurador del Estado de México y fue uno de los principales responsables de la investigación sobre la enigmática muerte de la niña Paulette Gebara Farah, de cuatro años.

La versión oficial señaló que, la pequeña Po falleció asfixiada de manera accidental, al quedar atrapada entre la piesera y el colchón de su cama, que estuvo ahí su cuerpo nueve días, hasta que la encontraron y que nadie se dio cuenta. Sus padres de algún modo aceptaron dicha versión, la cual, hasta el día de hoy, no suena verosímil, y no lo es, porque el caso estuvo lleno de pifias deleznables y muchas contradicciones. En pocas palabras, la versión de las autoridades, estimados lectores, no es una realidad aceptable ni que se sostenga y la muerte de la inocente niña quedó en la impunidad.


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