/ viernes 20 de enero de 2017

INTENSO DRAMA DE TORTURAS INQUISITORIALES

LUIS FRANCISCO MACÍAS

ARCHIVOS SECRETOS DE POLICÍA

PORTADA

INTENSO DRAMA DE TORTURAS INQUISITORIALES

ROBERT ARNOLD VICTIMABA A SU ESPOSA YSIRVIENTES

LA MÁS ESPANTOSA INQUISICIÓN EN UNA MANSIÓN DE SANÁNGEL

De un tremendo drama, incubado en un cerebro enfermo, empapadoen ideas inquisitoriales, tuvo conocimiento LA PRENSA, al conocersela espeluznante acusación contra el ingeniero de aviación, RobertArnold, de nacionalidad checoslovaca, quien en su lujosa y sombríamansión hizo pasar horas de terror y pánico a su esposa, a quienbalaceó en repetidas ocasiones, sujetándola a otras muchastorturas, haciendo lo mismo con una bella y joven sirvienta, aquien no conforme con haberla hecho su amante por la fuerza, adiario la sometía a inenarrables tormentos, teniéndolaencadenada, desnuda y hambrienta, haciendo lo propio con el mozo desu casa. Los dos fueron rescatados por la policía, habiéndolosencontrado con grilletes y completamente desnudos.

Arnold, para cubrir sus crímenes se fingía presa del deliriode persecución.

El despiadado hombre fue detenido en su mansión de la AvenidaSan Ángel 26, de donde se rescató a Teresa  Jiménez Romo y almozo Ricardo Aldana Gama. Era el viernes 2 de noviembre de1945.

El reportero policial Rafael Pérez Martín del Campo dio ampliacobertura a este caso que indignó a la sociedad.

ENCADENABA A LA ESPOSA Y A LA AMANTE, JUNTAS

Teresa Jiménez contaba con 19 años de edad. Dijo que el 2 deseptiembre de 1941 entró a servir a la casa del extranjero y de suesposa Gerda, pero que al poco tiempo la hizo su amante por lafuerza y el 8 de marzo de 1943 tuvo una hija de él -Alicia-, quien no podía ni hablar, pues era objeto de mal trato.

Algunas noches, a Gerda y a Teresa las desnudaba y lasencadenaba, dejándolas sin comer. Por su parte, el mozo RicardoAldana dijo que Arnold padecía delirio de persecución.

-Su casa la tiene con rejas y siempre me indicaba que vigilara,sobre todo cuando se estacionaban coches frente a la puerta o separaban individuos en las cercanías de la finca.

El viernes 2 de noviembre, a las 8:00 horas llegó Arnold a lacasa y pasó al mozo al despacho, y cuando menos lo esperó, aquéllo golpeó en la cabeza y perdió el conocimiento. Al recobrarlo,se encontró en el cuarto -donde ya estaba Teresa-, sin ropa yencadenado, hasta que fue salvado por agentes del ServicioSecreto.

MAR DE FONDO

En este caso se supo que el ingeniero de aviación habíacometido más delitos con otras muchachas.

La casa de la Avenida San Ángel presentaba un gran misterio. Sehablaba de un personaje de novela con característicasdiversas.

Robert Arnold tenía diploma de ingeniero de aviación. Llevabaa cabo papeles centrales: desde el científico que era aceptado enel mundo de los negocios, hasta el de hábil estafador, villano ysádico, émulo del Sátiro de Duesseldorff o un "Barba Azul" de laépoca.

Su negra personalidad lo llevó a cometer los peores crímenes.A sus hijas, Dorothy y Alicia -la primera de 18 años y la segundade casi 3-, las sometió a actos horripilantes con los que él sedivertía. Su esposa Gerda Schwartz estaba internada en unsanatorio, a consecuencia del balazo que sufrió en el costadoizquierdo y que le fue disparado por el ingeniero desquiciado.

Teresa Jiménez, la bella amante, era atendida en el HospitalJuárez de las heridas que recibió al ser atormentada y vejada porel sádico inquisidor.

LOS CRÍMENES del inquisidor eran negros. Las huellas quepresentaba Teresa Jiménez, sirvienta de "La Casa de losTormentos", y a quien forzó para convertirla en su amante, nopodían mentir. Su espalda, cara y las muñecas de su brazosmostraban huellas de los grilletes que llevó por mucho tiempo. Elpueblo indignado pedía severo castigo para "El Chacal de SanÁngel".

DEMENTE INFERNAL

Pero, había más víctimas del infernal Arnold. En esta ciudady sus cercanías había jóvenes muchachas que conservabancicatrices del despiadado trato que les dio el checoslovaco, quiena una de ellas le ofreció hasta diez mil dólares para que fuerasu amante.

De los fraudes, se contaban numerosas víctimas, queinocentemente se dejaron engatuzar, según para participar dealgunos inventos, perdiendo cantidades que ascendían a seiscientosmil pesos. Y un personaje de nacionalidad alemana trató deinterponer sus influencias y dinero para rescatar de la cárcel alacusado, pero las autoridades de Villa Álvaro Obregón no estabandispuestas a que "La Bestia de San Ángel", como también se lellamó, se burlara de la justicia. Y hasta se pensó en elManicomio de La Castañeda para alojarlo.

La casa de la Avenida San Ángel 26 era de estilo californiano ytenía un pasaje que comunicaba a un palacete en Avenida delDesierto donde Arnold organizaba bacanales para aliviar sulocura.

DOMINIO DE UN DEMENTE

En los primeros momentos de la investigación afloró el negroperfil del ingeniero de aviación, quien ejercía gran poder en suesposa y su joven amante, a quienes atormentaba. Las mujeresestaban enfermas de pánico. Durante años lo obedecieronciegamente. Gerda Schwartz soportó que en París, Arnold latuviera viviendo con otras cinco mujeres, a las que daba igualtrato que a ella. Comían en la misma mesa. Un día salía con unay otras veces elegía a la que más le gustaba para exhibirlas porlos Campos Elíseos y otros lugares donde se daba cita con laélite.

Gran misterio encerraba la vida del checoslovaco. Vino a Méxicoescapando de tierras europeas azotadas por los horrores de laSegunda Guerra Mundial.

Cuando los alemanes se aproximaron a París, Arnold aseguró asu esposa y a su hija Dorothy y marchó a Portugal, de donde setrasladó a Cuba. Quiso entrar  a Estados Unidos, pero sussecretos de aviación no le sirvieron para nada.

TERESITA

Cuando nuestro reportero visitó a Teresa Jiménez en elHospital Juárez, se encontró con una jovencita de rostrodelicado, maltratado por los golpes. No tenía características dehaber trabajado como sirvienta. Su tez apiñonada y cejas pobladasacentuaban su belleza. Era accesible y amable; durante laentrevista dijo ser de Aguascalientes.

Se le notaron inmediatamente las huellas del encadenamiento quesufrió. La muñecas de sus brazos presentaban moretones. Suspiernas y espalda igual. Las fotografías no mentían.

Relató que a los pocos días de haber entrado a trabajar a lamansión de San Ángel, Arnold la hizo su amante. La señora Gerdano dijo nada, seguramente por el temor a su esposo. Y las dosfueron amigas.

-Como había muchas habitaciones en la casona, cada quienocupaba recámaras diferentes. En cuatro años, la señora Gerdaapenas si era tratada por el checoslovaco, que no la miraba bien,porque ya no era joven, pero en cambio a mí sí.

Apuntó Teresa que en 1944 acompañó a su amante a Argentina; yhasta le tomó cariño. Pero ese sentimiento quedó enterrado porlas atrocidades de las que fue víctima tiempo después.

Lo único que quería Teresa era tranquilidad, pues solo deseabadedicarse a su hijita Alicia.

Dijo la joven hospitalizada que a Gerda y a ella las teníaamenazada de muerte el ingeniero.

Decía que lo traicionaban y no les permitía que salieran de lamansión o que observaran la calle a través de la ventana.

OTROS TESTIMONIOS

El chófer de planta dijo que Arnold era un sujeto que se dabavida de príncipe y que cuando utilizaba autos de alquiler le dabaal ruletero de 30 a 50 pesos por la dejada.

Por otros conductos este diario supo que el "inventor" hacíafrecuentes viajes al extranjero, llevando de compañía a mujeresmexicanas y de otras nacionalidades.

También se dijo que era un tipo "muy influyente".

Respecto a las residencias -comunicadas por un pasaje- delextranjero nacionalizado mexicano, podemos anotar que estabaninstaladas a todo lujo y tenían alfombras de cinco centímetros deespesor. Los muebles eran de inmejorable calidad. Contaban conaparatos costosísimos de calefacción y para cambiar el aire.

Robert Arnold logró reunir joyas y obras de gran valor, entreellas un cuadro de Rembrandt, del que se dijo, tenía un costo demillón y medio de dólares y que guardaba celosamente en el Bancode México. A eso atribuía que gente misteriosa se moviera por lascercanías de San Ángel, sospechando de sus intenciones pararobarle. Por ello cuando viajaba en autos de alquiler, cambiaba decamino y rodeaba para llegar al lugar deseado.

Las fotografías muestran en primer término a Robert Arnold,quien en su casa de San Ángel tenía instaladas sus cámaras detortura. Fue considerado como una bestia capaz de cometer lasmayores atrocidades en sus explosiones demenciales. Su rostrorevelaba los estigmas de la violencia. Abajo de él, cinco de susvíctimas. De izquierda a derecha, el último de sus veladores,golpeado con saña por el desquiciado individuo; Alberto García,otro velador, a quien seccionó bárbaramente una mano, dejándolomanco; la niñita Alicia Arnold Jiménez, su propia hija procreadacon su amante Teresa, y a la que también torturaba; MargaritaAlcántara, de la que quiso abusar después de golpearla y SocorroHumana, que logró librarse de los feroces asaltos. Y en lafotografía superior izquierda, Teresa Jiménez, retratada con sumadre.

¿CÓMO ATORMENTABA A SUS VÍCTIMAS ROBERTARNOLD?

- TENEBROSO CUARTO DE LOS SUPLICIOS EN SU MANSIÓN

- QUERÍA DEFENDERSE ENFANGANDO A SU ESPOSA E HIJA

Había sido ya descubierta la azarosa vida del inquisidor. Muchodel misterio  en torno a la personalidad del fugitivo de la guerraiba aclarándose. Robert Arnold permanecía en la Cárcel de VillaÁlvaro Obregón. Los presos lo bautizaron como "El Monje Blanco",porque para eludir las cámaras fotográficas se cubría con unasábana blanca.

Arnold tenía 54 años de edad. Era blanco y de ojos azules; decara enjuta, delgado y caído de hombros. "Antes era gordo yfornido", dijo su chofer.

En la Cárcel de San Ángel se notaba gran expectación, y pocoa poco la gente iba llegando a las afueras de esa prisión enespera de ver a tan siniestro personaje. Arnold confiaba en que suspoderosos contactos lo salvaran del "atropello que se cometía conél".

El juez no le concedió libertad bajo fianza en virtud de losmuchos delitos por los que se le acusaba, siendo entre ellos los delesiones, secuestro con tormento, disparo de arma de fuego yotros.

El ser diabólico llevaba a varias de sus numerosas víctimas ala cámara de los suplicios, en su mansión. Las encerraba en uncuarto de madera y hierro, donde las sometía a tormentosinfernales, tales como hacer caer por una claraboya una gota deagua constantemente, y por ese mismo lugar les bajaba, una vez enveinticuatro horas, una pieza de pan amarrada con un hilo quesubía o bajaba cuando iban a cogerla, sólo para gozar de ladesesperación de sus víctimas.

Los actos de sadismo que cometía en sus jóvenes y bellassirvientas eran para "descansar" de sus experimentos científicos ysus trabajos como estafador que llevaba a cabo.

Su esposa Gerda Schwartz fue una de las primeras víctimas deldesequilibrado sujeto, a quien le echaba lodo una vez detenido,imputándole que lo engañaba con docenas de amantes.

El aventurero confesó que había secuestrado, lesionado,disparado y encadenado a sus víctimas, pero según él, eso notenía importancia comparándolo con las amenazas de muerte de susmuchos enemigos, "quienes quisieron eliminarlo para quedarse consus inventos"...

- "El Inquisidor de San Ángel" en manos de la justicia. Semostraba grotescamente rendido.

- Con esto dominaba a sus víctimas y volcaba en ellas lacrueldad de su imaginación demoniaca.

- Nadie se imaginaba que dentro de esta residencia se cometieranterribles torturas.

- Inocente criatura en brazos de la esposa del velador de laresidencia maldita.

- Esta simpática cervatilla fue, sin duda, mudo testigoviviente de grandes monstruosidades.

- Este lujoso automóvil Nash se encontraba en la mansióninquisitorial.

EL MONSTRUO DE SAN ÁNGEL HABLA DE SUSATROCIDADES

Las autoridades de la demarcación Álvaro Obregón averiguabanlos crímenes y desmanes cometidos por el repulsivo chacal...Avaricia, bajas pasiones, intrigas, audacia, fantasía, pero másque nada una exhibición de desequilibrio mental es lo que sedestacaba en la diligencia del lunes 5 de noviembre de 1945.

Robert Arnold dijo estar enfermo y se había negado rotundamentea salir de la infecta celda que ocupaba, sin embargo, durante losinterrogatorios dijo que tenía enemigos y que todos trataron deasesinarlo.

Entró en contradicciones y confesó haber golpeado a susvíctimas, pero aseguró que todo fue por sus nervios.

A pregunta del juez acerca del momento en que sedujo a TeresaJiménez, el chacal se alteró, explicando que en un banco teníadocumentos que demostraban que la muchacha había sido violentadapor su propio padre y con la ayuda de su madre, cuando Teresatenía cinco años de edad.

Al terminar la diligencia, los reporteros entraron a la celdadel chacal y cruzaron unas palabras con él, mientras losfotógrafos fracasaban una y otra vez en sus propósitos deretratar al detenido, quien a su vez, mascullaba maldiciones.

CONTINUARÁ

Escrito por LA PRENSA

Investigación hemerográfica:

LUIS FRANCISCO MACÍAS

Aspectos de las diligencias efectuadas en San Ángel para tratarde averiguar toda la verdad en los indignantes delitos y maniobrasdel inquisidor Arnold. En primer término, el acusado, que sefingía enfermo para no salir de su celda; luego el juez y susecretario. Por último, el ingeniero Luis Struck. También seobserva a un grupo de periodistas llegando a la prisión en queestaba detenida "La Bestia de San Ángel". A la derecha, en últimotérmino, el defensor, licenciado González Piñón.

LUIS FRANCISCO MACÍAS

ARCHIVOS SECRETOS DE POLICÍA

PORTADA

INTENSO DRAMA DE TORTURAS INQUISITORIALES

ROBERT ARNOLD VICTIMABA A SU ESPOSA YSIRVIENTES

LA MÁS ESPANTOSA INQUISICIÓN EN UNA MANSIÓN DE SANÁNGEL

De un tremendo drama, incubado en un cerebro enfermo, empapadoen ideas inquisitoriales, tuvo conocimiento LA PRENSA, al conocersela espeluznante acusación contra el ingeniero de aviación, RobertArnold, de nacionalidad checoslovaca, quien en su lujosa y sombríamansión hizo pasar horas de terror y pánico a su esposa, a quienbalaceó en repetidas ocasiones, sujetándola a otras muchastorturas, haciendo lo mismo con una bella y joven sirvienta, aquien no conforme con haberla hecho su amante por la fuerza, adiario la sometía a inenarrables tormentos, teniéndolaencadenada, desnuda y hambrienta, haciendo lo propio con el mozo desu casa. Los dos fueron rescatados por la policía, habiéndolosencontrado con grilletes y completamente desnudos.

Arnold, para cubrir sus crímenes se fingía presa del deliriode persecución.

El despiadado hombre fue detenido en su mansión de la AvenidaSan Ángel 26, de donde se rescató a Teresa  Jiménez Romo y almozo Ricardo Aldana Gama. Era el viernes 2 de noviembre de1945.

El reportero policial Rafael Pérez Martín del Campo dio ampliacobertura a este caso que indignó a la sociedad.

ENCADENABA A LA ESPOSA Y A LA AMANTE, JUNTAS

Teresa Jiménez contaba con 19 años de edad. Dijo que el 2 deseptiembre de 1941 entró a servir a la casa del extranjero y de suesposa Gerda, pero que al poco tiempo la hizo su amante por lafuerza y el 8 de marzo de 1943 tuvo una hija de él -Alicia-, quien no podía ni hablar, pues era objeto de mal trato.

Algunas noches, a Gerda y a Teresa las desnudaba y lasencadenaba, dejándolas sin comer. Por su parte, el mozo RicardoAldana dijo que Arnold padecía delirio de persecución.

-Su casa la tiene con rejas y siempre me indicaba que vigilara,sobre todo cuando se estacionaban coches frente a la puerta o separaban individuos en las cercanías de la finca.

El viernes 2 de noviembre, a las 8:00 horas llegó Arnold a lacasa y pasó al mozo al despacho, y cuando menos lo esperó, aquéllo golpeó en la cabeza y perdió el conocimiento. Al recobrarlo,se encontró en el cuarto -donde ya estaba Teresa-, sin ropa yencadenado, hasta que fue salvado por agentes del ServicioSecreto.

MAR DE FONDO

En este caso se supo que el ingeniero de aviación habíacometido más delitos con otras muchachas.

La casa de la Avenida San Ángel presentaba un gran misterio. Sehablaba de un personaje de novela con característicasdiversas.

Robert Arnold tenía diploma de ingeniero de aviación. Llevabaa cabo papeles centrales: desde el científico que era aceptado enel mundo de los negocios, hasta el de hábil estafador, villano ysádico, émulo del Sátiro de Duesseldorff o un "Barba Azul" de laépoca.

Su negra personalidad lo llevó a cometer los peores crímenes.A sus hijas, Dorothy y Alicia -la primera de 18 años y la segundade casi 3-, las sometió a actos horripilantes con los que él sedivertía. Su esposa Gerda Schwartz estaba internada en unsanatorio, a consecuencia del balazo que sufrió en el costadoizquierdo y que le fue disparado por el ingeniero desquiciado.

Teresa Jiménez, la bella amante, era atendida en el HospitalJuárez de las heridas que recibió al ser atormentada y vejada porel sádico inquisidor.

LOS CRÍMENES del inquisidor eran negros. Las huellas quepresentaba Teresa Jiménez, sirvienta de "La Casa de losTormentos", y a quien forzó para convertirla en su amante, nopodían mentir. Su espalda, cara y las muñecas de su brazosmostraban huellas de los grilletes que llevó por mucho tiempo. Elpueblo indignado pedía severo castigo para "El Chacal de SanÁngel".

DEMENTE INFERNAL

Pero, había más víctimas del infernal Arnold. En esta ciudady sus cercanías había jóvenes muchachas que conservabancicatrices del despiadado trato que les dio el checoslovaco, quiena una de ellas le ofreció hasta diez mil dólares para que fuerasu amante.

De los fraudes, se contaban numerosas víctimas, queinocentemente se dejaron engatuzar, según para participar dealgunos inventos, perdiendo cantidades que ascendían a seiscientosmil pesos. Y un personaje de nacionalidad alemana trató deinterponer sus influencias y dinero para rescatar de la cárcel alacusado, pero las autoridades de Villa Álvaro Obregón no estabandispuestas a que "La Bestia de San Ángel", como también se lellamó, se burlara de la justicia. Y hasta se pensó en elManicomio de La Castañeda para alojarlo.

La casa de la Avenida San Ángel 26 era de estilo californiano ytenía un pasaje que comunicaba a un palacete en Avenida delDesierto donde Arnold organizaba bacanales para aliviar sulocura.

DOMINIO DE UN DEMENTE

En los primeros momentos de la investigación afloró el negroperfil del ingeniero de aviación, quien ejercía gran poder en suesposa y su joven amante, a quienes atormentaba. Las mujeresestaban enfermas de pánico. Durante años lo obedecieronciegamente. Gerda Schwartz soportó que en París, Arnold latuviera viviendo con otras cinco mujeres, a las que daba igualtrato que a ella. Comían en la misma mesa. Un día salía con unay otras veces elegía a la que más le gustaba para exhibirlas porlos Campos Elíseos y otros lugares donde se daba cita con laélite.

Gran misterio encerraba la vida del checoslovaco. Vino a Méxicoescapando de tierras europeas azotadas por los horrores de laSegunda Guerra Mundial.

Cuando los alemanes se aproximaron a París, Arnold aseguró asu esposa y a su hija Dorothy y marchó a Portugal, de donde setrasladó a Cuba. Quiso entrar  a Estados Unidos, pero sussecretos de aviación no le sirvieron para nada.

TERESITA

Cuando nuestro reportero visitó a Teresa Jiménez en elHospital Juárez, se encontró con una jovencita de rostrodelicado, maltratado por los golpes. No tenía características dehaber trabajado como sirvienta. Su tez apiñonada y cejas pobladasacentuaban su belleza. Era accesible y amable; durante laentrevista dijo ser de Aguascalientes.

Se le notaron inmediatamente las huellas del encadenamiento quesufrió. La muñecas de sus brazos presentaban moretones. Suspiernas y espalda igual. Las fotografías no mentían.

Relató que a los pocos días de haber entrado a trabajar a lamansión de San Ángel, Arnold la hizo su amante. La señora Gerdano dijo nada, seguramente por el temor a su esposo. Y las dosfueron amigas.

-Como había muchas habitaciones en la casona, cada quienocupaba recámaras diferentes. En cuatro años, la señora Gerdaapenas si era tratada por el checoslovaco, que no la miraba bien,porque ya no era joven, pero en cambio a mí sí.

Apuntó Teresa que en 1944 acompañó a su amante a Argentina; yhasta le tomó cariño. Pero ese sentimiento quedó enterrado porlas atrocidades de las que fue víctima tiempo después.

Lo único que quería Teresa era tranquilidad, pues solo deseabadedicarse a su hijita Alicia.

Dijo la joven hospitalizada que a Gerda y a ella las teníaamenazada de muerte el ingeniero.

Decía que lo traicionaban y no les permitía que salieran de lamansión o que observaran la calle a través de la ventana.

OTROS TESTIMONIOS

El chófer de planta dijo que Arnold era un sujeto que se dabavida de príncipe y que cuando utilizaba autos de alquiler le dabaal ruletero de 30 a 50 pesos por la dejada.

Por otros conductos este diario supo que el "inventor" hacíafrecuentes viajes al extranjero, llevando de compañía a mujeresmexicanas y de otras nacionalidades.

También se dijo que era un tipo "muy influyente".

Respecto a las residencias -comunicadas por un pasaje- delextranjero nacionalizado mexicano, podemos anotar que estabaninstaladas a todo lujo y tenían alfombras de cinco centímetros deespesor. Los muebles eran de inmejorable calidad. Contaban conaparatos costosísimos de calefacción y para cambiar el aire.

Robert Arnold logró reunir joyas y obras de gran valor, entreellas un cuadro de Rembrandt, del que se dijo, tenía un costo demillón y medio de dólares y que guardaba celosamente en el Bancode México. A eso atribuía que gente misteriosa se moviera por lascercanías de San Ángel, sospechando de sus intenciones pararobarle. Por ello cuando viajaba en autos de alquiler, cambiaba decamino y rodeaba para llegar al lugar deseado.

Las fotografías muestran en primer término a Robert Arnold,quien en su casa de San Ángel tenía instaladas sus cámaras detortura. Fue considerado como una bestia capaz de cometer lasmayores atrocidades en sus explosiones demenciales. Su rostrorevelaba los estigmas de la violencia. Abajo de él, cinco de susvíctimas. De izquierda a derecha, el último de sus veladores,golpeado con saña por el desquiciado individuo; Alberto García,otro velador, a quien seccionó bárbaramente una mano, dejándolomanco; la niñita Alicia Arnold Jiménez, su propia hija procreadacon su amante Teresa, y a la que también torturaba; MargaritaAlcántara, de la que quiso abusar después de golpearla y SocorroHumana, que logró librarse de los feroces asaltos. Y en lafotografía superior izquierda, Teresa Jiménez, retratada con sumadre.

¿CÓMO ATORMENTABA A SUS VÍCTIMAS ROBERTARNOLD?

- TENEBROSO CUARTO DE LOS SUPLICIOS EN SU MANSIÓN

- QUERÍA DEFENDERSE ENFANGANDO A SU ESPOSA E HIJA

Había sido ya descubierta la azarosa vida del inquisidor. Muchodel misterio  en torno a la personalidad del fugitivo de la guerraiba aclarándose. Robert Arnold permanecía en la Cárcel de VillaÁlvaro Obregón. Los presos lo bautizaron como "El Monje Blanco",porque para eludir las cámaras fotográficas se cubría con unasábana blanca.

Arnold tenía 54 años de edad. Era blanco y de ojos azules; decara enjuta, delgado y caído de hombros. "Antes era gordo yfornido", dijo su chofer.

En la Cárcel de San Ángel se notaba gran expectación, y pocoa poco la gente iba llegando a las afueras de esa prisión enespera de ver a tan siniestro personaje. Arnold confiaba en que suspoderosos contactos lo salvaran del "atropello que se cometía conél".

El juez no le concedió libertad bajo fianza en virtud de losmuchos delitos por los que se le acusaba, siendo entre ellos los delesiones, secuestro con tormento, disparo de arma de fuego yotros.

El ser diabólico llevaba a varias de sus numerosas víctimas ala cámara de los suplicios, en su mansión. Las encerraba en uncuarto de madera y hierro, donde las sometía a tormentosinfernales, tales como hacer caer por una claraboya una gota deagua constantemente, y por ese mismo lugar les bajaba, una vez enveinticuatro horas, una pieza de pan amarrada con un hilo quesubía o bajaba cuando iban a cogerla, sólo para gozar de ladesesperación de sus víctimas.

Los actos de sadismo que cometía en sus jóvenes y bellassirvientas eran para "descansar" de sus experimentos científicos ysus trabajos como estafador que llevaba a cabo.

Su esposa Gerda Schwartz fue una de las primeras víctimas deldesequilibrado sujeto, a quien le echaba lodo una vez detenido,imputándole que lo engañaba con docenas de amantes.

El aventurero confesó que había secuestrado, lesionado,disparado y encadenado a sus víctimas, pero según él, eso notenía importancia comparándolo con las amenazas de muerte de susmuchos enemigos, "quienes quisieron eliminarlo para quedarse consus inventos"...

- "El Inquisidor de San Ángel" en manos de la justicia. Semostraba grotescamente rendido.

- Con esto dominaba a sus víctimas y volcaba en ellas lacrueldad de su imaginación demoniaca.

- Nadie se imaginaba que dentro de esta residencia se cometieranterribles torturas.

- Inocente criatura en brazos de la esposa del velador de laresidencia maldita.

- Esta simpática cervatilla fue, sin duda, mudo testigoviviente de grandes monstruosidades.

- Este lujoso automóvil Nash se encontraba en la mansióninquisitorial.

EL MONSTRUO DE SAN ÁNGEL HABLA DE SUSATROCIDADES

Las autoridades de la demarcación Álvaro Obregón averiguabanlos crímenes y desmanes cometidos por el repulsivo chacal...Avaricia, bajas pasiones, intrigas, audacia, fantasía, pero másque nada una exhibición de desequilibrio mental es lo que sedestacaba en la diligencia del lunes 5 de noviembre de 1945.

Robert Arnold dijo estar enfermo y se había negado rotundamentea salir de la infecta celda que ocupaba, sin embargo, durante losinterrogatorios dijo que tenía enemigos y que todos trataron deasesinarlo.

Entró en contradicciones y confesó haber golpeado a susvíctimas, pero aseguró que todo fue por sus nervios.

A pregunta del juez acerca del momento en que sedujo a TeresaJiménez, el chacal se alteró, explicando que en un banco teníadocumentos que demostraban que la muchacha había sido violentadapor su propio padre y con la ayuda de su madre, cuando Teresatenía cinco años de edad.

Al terminar la diligencia, los reporteros entraron a la celdadel chacal y cruzaron unas palabras con él, mientras losfotógrafos fracasaban una y otra vez en sus propósitos deretratar al detenido, quien a su vez, mascullaba maldiciones.

CONTINUARÁ

Escrito por LA PRENSA

Investigación hemerográfica:

LUIS FRANCISCO MACÍAS

Aspectos de las diligencias efectuadas en San Ángel para tratarde averiguar toda la verdad en los indignantes delitos y maniobrasdel inquisidor Arnold. En primer término, el acusado, que sefingía enfermo para no salir de su celda; luego el juez y susecretario. Por último, el ingeniero Luis Struck. También seobserva a un grupo de periodistas llegando a la prisión en queestaba detenida "La Bestia de San Ángel". A la derecha, en últimotérmino, el defensor, licenciado González Piñón.

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