/ jueves 25 de febrero de 2021

23 F: Fallido Golpe de estado en España

Hace 40 años, el teniente Antonio Tejero Molina secuestró el Parlamento de Madrid con la intención de implantar un régimen militar

INSURRECTOS TOMARON EL PARLAMENTO ESPAÑOL


Con detonaciones de fusil y al grito de: ¡Todos al piso y con las manos en la cabeza!, militares irrumpieron en el Congreso central de Madrid


El 23 de febrero de 1891, se registró uno de los hechos más extraordinarios y fascinantes en la historia de España y el mundo, no obstante, fue al mismo tiempo un suceso de gran perversidad que marcó el destino tanto de sus protagonistas como de aquella nación entera.

Aquella tarde en el Parlamento español, se realizaba la votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, político del partido Unión de Centro Democrático (UDC), como nuevo presidente del gobierno español, el reloj marcaba las 18:24 horas cuando la calma -no sólo del Congreso sino de toda España- se vio perturbada.

En el momento en que Landelino Lavilla, presidente del Congreso, tomaba los votos, un grupo de sujetos forrados con el uniforme de la guardia civil irrumpieron con sus fusiles y realizaron varios disparos en el recinto. A la cabeza venía un militar de bigotes y tricornio de cuero, entonces la incertidumbre y el terror se apoderaron de los congresistas y periodistas presentes.

-¡Quietos, nadie se mueva ni intente resistirse! ¡Todos al piso de cara al suelo y con las manos detrás de la cabeza! –Ordenó el sujeto de bigotes, quien poco tiempo después se supo, era el teniente coronel Antonio Tejero, un viejo conocido en la milicia española.

Foto: Archivo| La PRensa

No obstante, contraviniendo sus órdenes, Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente del gobierno, bajó de su escaño y encaró a Tejero, pronto apareció otro guardia civil y lo empujó. Llegaron más y comenzaron a realizar constantes detonaciones hacia arriba. Prácticamente una lluvia de balas dentro del Parlamento. Los diputados pensaron que morirían.

Presas del pánico, los legisladores acataron la orden, como pudieron se tiraron al suelo en sus reducidos escaños. Tejero, pistola en mano se plantó frente al hemiciclo y lanzó más amenazas y disparos.

TRES HOMBRES SE NEGARON A TIRARSE AL SUELO

¡Quietos! ¡Todo esto es por España! Vociferó Tejero

¡Se han vuelto locos! Le reclamó Gutiérrez Mellado, acomodándose los anteojos

Tejero enfurecido, bajó del estrado donde se encontraba el micrófono y se dirigió a Mellado, lo tomó de un hombro y lo empujó. Luego tres guardias más lo zarandearon. Mellado retrocedió varios pasos, mientras Adolfo Suárez, el presidente del Gobierno en retiro intentó calmarlo.

Pero el teniente Coronel Antonio Tejero ya estaba muy enfurecido y volvió a arremeter contra él, con su brazo izquierdo intentó derribarlo pero no pudo. Suárez jaló a Mellado para que no se resistiera, el momento estaba muy tenso y los guardias iban dispuestos a todo.

Tejero volvió a subir al estrado y por fin Adolfo Suárez con ayuda de Santiago Carrillo, el secretario del Partido Comunista, lograron convencer a Mellado de volver a su escaño.

Foto: Archivo

Los guardias civiles se desplegaron con sus fusiles frente al hemiciclo del Congreso, más que listos para accionarlos de nuevo. Afuera más militares custodiaban los alrededores del Parlamento. Aquello, sin duda, se trataba de un intento de golpe de Estado.

HABLÓ CON MILANS DE BOSCH

El Congreso se llenó por unos segundos de un silencio terrorífico, el golpista Antonio Tejero observó de un extremo a otro el recinto parlamentario y se dirigió a los diputados:

-¡Quédense tranquilos, no os haremos daño! –Y caminó hacia una cabina telefónica, por la cual un periodista narraba como podía lo que acontecía para la radio nacional, al ver que se acercaba Tejero, soltó la bocina, cerró los ojos y se dio por muerto.

El militar tomó la bocina e hizo comunicación con un cuartel en la ciudad de Valencia, en específico, con otro coronel de nombre Milans de Bosch:

-Mi general, no hay inconvenientes, todo va bien. Tenemos bajo control el Parlamento.

-Perfecto mi teniente, mandaré los tanques a las calles y en breve declararé el estado de sitio, e implantaré toque de queda en la ciudad –respondió de Bosch.

Parcos, como suelen ser los militares, su diálogo fue breve y cortaron la comunicación. Entonces Antonio Tejero volvió al estrado sólo para vociferar a los diputados: ¡Viva España! ¡Vivan la paz, la seguridad y el orden!

Foto: Archivo| La Prensa

SE REÚNE EL ESTADO MAYOR

Poco después de las 19:00 horas, el director general de la guardia civil, el general José Luis Aramburu Topete, convocó a las máximas autoridades de la milicia a una reunión, para acordar las acciones que realizarían contra los golpistas, pero la situación era tan grave y compleja, que se necesitaba de mucha cautela.

Al epicentro de los hechos llegó el general Aramburu Topete acompañado por un destacamento de militares. Fue justo enfrente del Parlamento, en el famoso Hotel Palace, donde se congregaron las autoridades para buscar una solución que disuadiera a los golpistas. Los alrededores del Congreso se encontraban atiborrados de militares y policías, confusos y a la vez expectantes a recibir cualquier orden de sus superiores.

Por las calles aledañas se pudo escuchar a pequeños grupos de soldados que cantaban el himno franquista “Cara al Sol”, pero otros les respondieron: “¡Vosotros, los fascistas, son los verdaderos terroristas!”.

Foto: Archivo

23F

LA NOCHE EN QUE EL TERROR SE APODERÓ DE ESPAÑA


El ultraderechista Antonio Tejero Molina y sus cómplices secuestraron por más de 16 horas a diputados y ministros del gobierno, mientras en Valencia, Milans de Bosch ordenó el toque de queda


Por otra parte, algunos ciudadanos y policías también se hicieron escuchar con vivas para el rey. Pero todo era tan confuso y la incertidumbre sembró el miedo en todos los ciudadanos de Madrid y toda España, quienes se confinaron en sus casas. Intentaron informarse por la radio sobre lo que sucedía, pero la emisora nacional optó por transmitir himnos y marchas militares, y eso los asustó más, pues de inmediato se les vino a la mente, los años de sufrimiento de la Guerra Civil de 1936.

LAS PROVINCIAS, EN CALMA

Por otro lado, las autoridades militares de las provincias de Valladolid, Barcelona y los baleares reportaron al general Aramburu Topete que la situación en esos lugares se mantenía en completa calma, sin ningún atisbo de violencia, sin embargo Aramburu les aconsejó reforzar las medidas de seguridad en los edificios gubernamentales y estar alertas a cualquier novedad.

Aramburu Topete informó a sus colegas de las provincias, que el teniente coronel Antonio Tejero se encontraba al frente de los golpistas, de inmediato entendieron de qué se trataba el asunto.

¿QUIÉN ERA ANTONIO TEJERO?

Foto: Archivo

En un pueblo de nombre Alhuarín el Grande, en Málaga, nació Antonio Tejero Molina en 1932. Como muchos españoles de la época, sólo tenía dos opciones para medio salir de la pobreza, una era convertirse en sacerdote y la otra en militar. Eligió la segunda y a los 19 años entró en la Academia General Militar de Zaragoza. Desde muy joven simpatizó con el régimen del dictador Francisco Franco y se volvió ultraderechista.

En 1974 fue ascendido a teniente coronel de la guardia civil española y tuvo a su cargo distintas comandancias como la de Guipúzcoa, San Sebastián, Málaga, Extremadura y Madrid, en todas ellas se caracterizó por reprimir movimientos sociales de izquierda o con tendencias claras por instaurar una democracia.


OPERACIÓN GALAXIA

En 1978, España se encontraba en plena transición hacia la democracia, justo en noviembre de ese año, un mes antes de que se aprobara el referéndum que daría legalidad a la nueva Constitución española, Antonio Tejero y un grupo de militares fueron sorprendidos conspirando para ejecutar un golpe de Estado.

La tentativa fue bautizada como Operación Galaxia, debido al lugar donde se reunían los castrenses, un hermoso edificio que tenía una cafetería ubicada en la calle Isaac Peral, en el centro de Madrid, la cual llevaba por nombre: Galaxia.

En aquel arresto, Tejero confesó que tenían como objetivo secuestrar a todos los miembros del gobierno presidido por Adolfo Suárez y obligar al rey Juan Carlos a cambiar la orientación del régimen, por uno evidentemente, ultraderechista.

Foto: Archivo

El coronel Tejero y sus cómplices sólo estuvieron en prisión por algunos meses y en cuanto salieron, comenzaron a fraguar otro intento golpista.

ESTADO DE EXCEPCIÓN EN VALENCIA

Como lo había indicado Milans de Bosch a Tejero, alrededor de las 19:30 horas, el líder de la Tercera Región Militar en Valencia puso en marcha la Operación Turia. Proclamó el estado de excepción en toda Valencia y las regiones a su mando.

Desplegó por las calles a cerca de mil 800 efectivos de la guardia civil, conformados por tres escuadrones de tanquetas y un centenar de ellos tomaron las instalaciones de Radio y Televisión de España (RTVE), cuya programación fue alterada.

A esa hora también, Milans de Bosch instauró el toque de queda, por ello ciudadanos que se encontraban por las calles fueron reconvenidos para que se recluyeran en sus casas.

La situación se tornaba más compleja y no existía algún medio de comunicación que informara sobre lo que pasaba –no solo en el Parlamento, donde Tejero tenía secuestrados a los diputados, sino en otras provincias españolas-, donde también se percataron que las señales de radio y televisión habían sido interrumpidas.

Foto: Archivo

GOLPISTAS LIBERARON A VARIOS DIPUTADOS Y PERIODISTAS

-Por el momento pueden sentarse en sus escaños, pero coloquen las manos sobre sus mesas –ordenó Tejero a sus rehenes. –Ya os he dicho que si cooperan, no va a sucederles nada. Todos obedecieron.

Luego, Tejero se reunió con un grupo de soldados en un salón del Congreso y después de diez minutos se volvió a dirigir hacia sus víctimas: -Vamos a ver, he decidido que puede salir todo aquel que lo desee y no habrá represalias, excepto alguno que otro que nos seguirá haciendo compañía –dijo en tono de burla el militar, siempre con la pistola bien empuñada en su mano derecha.

La orden causó sorpresa en los diputados, no parecían entender a sus secuestradores, pero sin duda, les provocó gran felicidad, los minutos se les habían hecho eternos tirados en el piso, y ahora, sin más, podían quedar en libertad sin sufrir un solo rasguño.

Así que varios de ellos salieron de forma ordenada, también algunos periodistas lo hicieron. Pero en el caso del fotógrafo de la agencia EFE, Manuel Pérez Barriopedro, un intenso frío invadió su cuerpo. El motivo fue que en su zapato izquierdo llevaba oculto un carrete con varias imágenes que logró tomar con su cámara, en el momento justo en que los golpistas tomaron el Parlamento.

Barriopedro comenzó a temblar, pensó que a la salida del recinto algún detector de metales lo delataría y sería hombre muerto. Trató de disimular cuanto pudo y al pasar por la puerta tragó saliva y cerró los ojos. Cuando los abrió estaba en la calle sano y salvo y apretó el paso. Las fotografías que tomó aquella tarde extraordinaria, fueron el testigo eterno que contó al mundo lo sucedido.

Foto: Archivo

Varios de los liberados se fueron a sus casas, otros se reunieron en pequeños grupos y optaron por sacar la tensión en algún bar, y en el caso de los periodistas, se dirigieron lo más rápido posible a las redacciones de sus periódicos para escribir lo que presenciaron.

Entre los integrantes del Congreso que abandonaron el Parlamento se encontraron el vicepresidente Gutiérrez Mellado, el presidente del partido UCD, Agustín Rodríguez Sahagún, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Felipe González y el secretario del Partico Comunista Español, Santiago Carrillo.

MENSAJE DEL REY JUAN CARLOS

Pocos minutos después de las 01:00 de la mañana, Radio y Televisión de España reestableció su señal para transmitir un mensaje del rey Juan Carlos I, dirigido a toda la nación. En él, el monarca fue muy claro al señalar: “He dado órdenes a todas las autoridades civiles y militares del país, para que hagan cuanto sea necesario, para restablecer el orden constitucional y el estado de derecho”.

Además pidió a todos los españoles mantener la calma y confiar en las autoridades, porque ellos restablecerían la paz y el orden en el Congreso.

Y reafirmó: “La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna, acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día, a través de referéndum”.

El mensaje del rey duró poco más de un minuto, pero sería decisivo en la resolución del intento de golpe de Estado.

Foto: Archivo


LOS GOLPISTAS OPTARON POR BRINDAR

El mensaje transmitido por el rey no pudo verse en el Congreso, pero no tardaron en llegar sus palabras a oídos de los golpistas, quienes mantenían retenidos a varios diputados y jefes del gobierno español. Así que, en primera instancia no dieron mucha importancia a lo dicho por el monarca español.

Entonces Tejero y sus hombres optaron por relajarse un poco y saquearon el bar del Parlamento. Se prepararon algunos bocadillos pero con el alcohol no se midieron. Se dieron un festín bárbaro. Destaparon botellas de whisky, vodka, Martini, cerveza y brindaron por lo que consideraron su triunfo.

Por espacio de dos horas, se les vio a varios de ellos deambular por los pasillos y salones del Congreso con botellas de alcohol en una mano y sus fusiles en la otra. Hubo excepciones de militares que terminaron dormidos en el suelo o en los cómodos sillones del Parlamento.

Todo aquello fue tan confuso para los rehenes, quienes no entendían el por qué se les mantenía ahí retenidos, por momentos pensaban que los iban a matar pero en otros confiaban en que los liberarían en cualquier momento. Sin embargo, por la actitud fiestera de los golpistas, se convencían cada vez más de que el golpe de Estado había triunfado y lamentaban el retroceso que para España significaba eso.

Foto: Archivo


FRACASÓ LA REBELIÓN DE ANTONIO TEJERO


Al verse sin apoyo de Milans de Bosch y Alfonso Armada, el hombre del tricornio de cuero se rindió; con esto la democracia española recuperó su pulso



RETIRADA DE LAS TROPAS EN VALENCIA

Por otra parte, desde todos los frentes militares, los generales de cuarteles marítimos y terrestres enviaron telegramas al rey expresando su apoyo a la Corona y al mandato constitucional.

En consecuencia, 40 minutos después del mensaje del monarca, el teniente coronel Milans de Bosch ordenó a las tropas se retiraran de las calles de Valencia, levantó el toque de queda y dio por terminado el estado de excepción en todas las áreas a su mando.

Sin embargo, lo que no hizo, fue comunicarle a su colega Antonio Tejero que sus intenciones de derrocar al gobierno se venían abajo.

Foto: Archivo

EL GOLPISTA FIJÓ SU POSTURA

Mientras Tejero desconocía las acciones de Milans de Bosch en Valencia, él y sus hombres seguían parapetados en el Parlamento español. Alrededor de las cinco de la mañana, tomó de nuevo la bocina telefónica y se comunicó con distintos órganos de prensa a quienes señaló que, en efecto, se trataba de un movimiento golpista “con la intención de establecer en España una verdadera democracia”.

Y continuó: -Españoles: las unidades del ejército y de la guardia civil que desde ayer ocupan el Congreso de los diputados bajo las órdenes del general Milans de Bosch, capitán general en Valencia, no tienen más deseo que actuar por el bien de España y su pueblo.

“No admitimos las autonomías separatistas que sólo desean una España descentralizada. No admitimos la impunidad de terroristas asesinos contra quienes es necesario aplicar todo el peso de la Ley. Las fuerzas militares aceptan y respetan al rey a quien quieren ver asumiendo los destinos de la patria con el apoyo de las fuerzas armadas. Quieren en definitiva la unidad de España, la paz, el orden y la seguridad. ¡Viva España!” –concluyó eufórico y desinhibido por el alcohol.

Foto: Archivo

MENSAJE DEL SENADO ESPAÑOL

Por su parte, el día 24 a las 6 de la mañana, el Senado publicó un comunicado donde señaló que asumía la representación de la soberanía popular, mientras los diputados y el Congreso permanecieran tomados por los golpistas: “Reunidos en el Palacio del Senado, el buró de esta cámara manifiesta a la opinión pública y a las instituciones que el Senado ejerce la representación de la soberanía nacional y apoya todas las decisiones tomadas por las instituciones, en defensa de la Constitución y de la normalidad democrática, mientras dure la actual situación excepcional”.

Al mismo tiempo, el director general de la guardia civil, José Luis Aramburu Topete, sostuvo una conversación con el teniente Antonio Tejero, para persuadirlo de abandonar su desquiciada misión. Minutos más tarde, a las afueras del Parlamento, mediante un altavoz, se les hizo saber a Tejero y sus cómplices que Milans de Bosch había abortado la misión y que no contaban con ningún tipo de apoyo, por lo cual sería mejor que se rindiera y dejara salir a los rehenes.

SE RINDIERON LOS GOLPISTAS

Vía telefónica y después de varias horas de conversación, el general Aramburu Topete logró convencer a Antonio Tejero de que se rindiera junto con sus soldados. Después de 16 horas de tener tomado el Congreso madrileño, el hombre del tricornio de cuero se entregó. El golpista acordó con Aramburu Topete una “rendición honrosa” bajo tres condiciones:

1) Que no hubiera represalias contra él y sus soldados. 2) Al salir no quería presencia de periodistas ni fotógrafos. 3) Que fuera el mismo Aramburu Topete quien lo recibiera al salir del Parlamento. Aramburu y el máximo jefe de la policía nacional española, Carlos Sanz Santamaría, no tuvieron inconveniente y aceptaron.

Foto: Archivo

LIBERTAD A LOS DIPUTADOS Y DEMÁS REHENES

Las manecillas del reloj indicaban las 11:25 de la mañana, cuando 341 diputados que se encontraban secuestrados en el Congreso, fueron por fin liberados. Los rostros de hombres y mujeres congresistas expresaban mucho cansancio, aunque en el fondo estaban felices ya que estaban vivos y libres. Varios de ellos corrieron al Hotel Palace para comunicarse por teléfono con sus familiares y tranquilizarlos.

Después, salieron en fila algunos integrantes del gabinete saliente y por último, el expresidente Adolfo Suárez, a quien ya esperaban sus familiares. Miles de personas congregadas frente al Parlamento los recibieron con aplausos, vivas y consignas: “¡Democracia sí, fascismo no! “¡El pueblo unido, jamás será vencido!”.

Enseguida, los cómplices de Antonio Tejero salieron también en fila. En las puertas del Parlamento los esperaban policías nacionales, a quienes entregaban sus fusiles y de inmediato fueron esposados y subidos a los jeeps. Otros secuaces de Tejero pretendieron escapar por las ventanas del Congreso, pero fueron arrestados y desarmados también.

Al final, salió el teniente coronel Antonio Tejero, quien fumaba un cigarro. Tranquilo hizo el saludo militar al general Aramburu Topete, éste contestó y dio la orden a dos guardias civiles de que lo desarmaran. Después lo esposaron y subieron a un vehículo militar con rumbo al cuartel del Pardo, ubicado en la periferia de Madrid.

Foto: Archivo


EL REY SE NEGÓ A FORMAR PARTE DE LACONSPIRACIÓN


Los artífices del complot fueron sentenciados a 30 años de cárcel; 22 de los 33 procesados rebibieron una condena por su participación en la intentona golpista



REUNIÓN EN EL PALACIO DE LA ZARZUELA

Por la tarde, el rey Juan Carlos recibió a las autoridades máximas del Estado Mayor, entre éstos se dieron cita Manuel Gutiérrez Mellado, los ministros de Defensa interior Rodríguez Sahagún y Rosón Pérez, el presidente de la Junta de jefes de Estado, teniente Ignacio Alfaro Arregui, los capitanes de la primera región militar de los tres ejércitos, generales Quintana y López Sáez, y el almirante Rey Díaz.

También acudieron Adolfo Suárez, presidente del gobierno en retiro, los secretarios del Partido Socialista Obrero Español, Felipe González, el del Partido Comunista, Santiago Carrillo, el presidente del Partido Conservador y Alianza Popular, Manuel Fraga Iribarne y el presidente en ascensión Leopoldo Calvo Sotelo.

Al finalizar la extensa reunión del gabinete, éste anuncio las medidas que se tomarían en contra de los golpistas, quienes serían sometidos a severos procesos judiciales, acusados principalmente de rebelión militar y traición a la patria española.

Por último, el rey agradeció a las autoridades militares su eficaz reacción y su lealtad no sólo con la Corona sino también hacia la democracia y nación españolas.

Foto: Archivo

DRAMÁTICOS SUCESOS EN EL PALACIO REAL

El miércoles 25 por la mañana una tremenda noticia se dio a conocer en distintos medios de comunicación, cuyo contenido dejó helados a la mayoría de los españoles. Una fuente muy cercana al rey Juan Carlos reveló que el lunes 23 por la mañana, varios mandos militares acudieron al Palacio de la Zarzuela para proponerle al rey implantar una nueva dictadura militar y que se uniera a la conspiración, a lo cual, el monarca les respondió contundentemente: “¡Para que su golpe tenga suerte tendrán que pasar sobre mi cadáver!”.

La fuente, quien pidió mantenerse en el anonimato, declaró que al retirarse los mandos castrenses, el rey hizo varias llamadas a diversas comandancias para impedir que se levantaran en armas las guardias civiles y no se salieran con la suya.

El anónimo también reveló el nombre del principal mando provocador, se trató del jefe segundo del Estado mayor, el general Alfonso Armada Comyn, uno de los hombres en quien más confiaba el rey Juan Carlos.

Foto: Archivo

EL JUICIO CONTRA LOS GOLPISTAS

Tras la pronta detención de los principales autores del intento de golpe de Estado: Antonio Tejero Molina, Jaime Milans de Bosch y Alfonso Armada Comyn, junto con ellos fueron arrestados 30 castrenses más. El proceso inicio dos meses después de su captura, pero fue hasta el 19 de febrero de 1982, cuando se realizó el juicio oral en su contra.

33 fueron los golpistas procesados, quienes contaron con 26 abogados defensores, 16 jueces intervinieron, 69 testigos y alrededor de 30 periodistas que también presenciaron los hechos aquel 23 de febrero.

Fue hasta mayo de 1983, cuando el Tribunal Supremo sentenció a 30 de los procesados por los delitos de rebelión militar, traición a la patria, saqueo y otros. Por unanimidad, el teniente Jaime Milans de Bosch, Antonio Tejero Molina y Alfonso Armada Comyn fueron condenados a 30 años de prisión por: “ejecutar material, directa y personalmente un delito de rebelión militar consumado, siendo cabezas de la rebelión los dos primeros y jefe de unidad superior a compañía, el tercero”. El resto tuvieron penas distintas y menores.

Así se cerró uno de los capítulos más fascinantes en la historia mundial, grabado en vivo por las cámaras del propio Parlamento español. Un intento por derrocar un gobierno que apenas experimentaba la democracia, pero que gracias a un puñado de hombres, entre ellos el rey Juan Carlos, España pudo deshacerse de sus demonios del pasado, atormentados por la terrible Guerra Civil del 36 y la espeluznante dictadura de un fanático llamado Francisco Franco.

Foto: Archivo

ANATOMÍA DE UN INSTANTE, JAVIER CERCAS

El intento de golpe de Estado aquel 23 de febrero del 81 fue el momento más antidemocrático y al mismo tiempo el más democrático en la historia de España.

Sí, los españoles pensaron que con la muerte de Francisco Franco habían acabado con la dictadura de 36 años que sufrieron, pero no fue así, el régimen ultraderechista y los horrores de la Guerra Civil terminaron, dice el escritor español Javier Cercas, aquella noche cuando alrededor de 200 soldados al mando de Antonio Tejero tomaron el Parlamento español.

Y se terminaron dice Cercas gracias a sólo un puñado de españoles que defendieron la democracia en ese momento. La acción de Manuel Gutiérrez Mellado, Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, aunado a la enérgica reacción del rey Juan Carlos, quienes se enfrentaron literalmente cara a cara con los golpistas, frenó el golpe de Estado.

El intento golpista despertó en Javier Cercas la necesidad de responderse una pregunta muy básica, comenta él mismo: “¿Por qué aquellos tres personajes, no obedecieron las órdenes de Tejero y sus cómplices, pese a que su vida estaba en juego y se mantuvieron firmes?”. La respuesta trata de hallarla en su libro Anatomía de un instante, el cual parte de aquel santiamén, en el cual se vio amenazada la incipiente democracia española, pero que culminó en la consagración de la misma, gracias a unos cuantos personajes, quienes en el pasado se comportaron como unos verdaderos embusteros.

El suceso analizado a fondo es fascinante, porque a través de ese instante, captado para la eternidad gracias a las cámaras de televisión, “se explican y hayan sentido el comportamiento de sus protagonistas, la transición política de la dictadura a la democracia y los últimos 40 años de vida democrática en España”, afirma el escritor.

INSURRECTOS TOMARON EL PARLAMENTO ESPAÑOL


Con detonaciones de fusil y al grito de: ¡Todos al piso y con las manos en la cabeza!, militares irrumpieron en el Congreso central de Madrid


El 23 de febrero de 1891, se registró uno de los hechos más extraordinarios y fascinantes en la historia de España y el mundo, no obstante, fue al mismo tiempo un suceso de gran perversidad que marcó el destino tanto de sus protagonistas como de aquella nación entera.

Aquella tarde en el Parlamento español, se realizaba la votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, político del partido Unión de Centro Democrático (UDC), como nuevo presidente del gobierno español, el reloj marcaba las 18:24 horas cuando la calma -no sólo del Congreso sino de toda España- se vio perturbada.

En el momento en que Landelino Lavilla, presidente del Congreso, tomaba los votos, un grupo de sujetos forrados con el uniforme de la guardia civil irrumpieron con sus fusiles y realizaron varios disparos en el recinto. A la cabeza venía un militar de bigotes y tricornio de cuero, entonces la incertidumbre y el terror se apoderaron de los congresistas y periodistas presentes.

-¡Quietos, nadie se mueva ni intente resistirse! ¡Todos al piso de cara al suelo y con las manos detrás de la cabeza! –Ordenó el sujeto de bigotes, quien poco tiempo después se supo, era el teniente coronel Antonio Tejero, un viejo conocido en la milicia española.

Foto: Archivo| La PRensa

No obstante, contraviniendo sus órdenes, Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente del gobierno, bajó de su escaño y encaró a Tejero, pronto apareció otro guardia civil y lo empujó. Llegaron más y comenzaron a realizar constantes detonaciones hacia arriba. Prácticamente una lluvia de balas dentro del Parlamento. Los diputados pensaron que morirían.

Presas del pánico, los legisladores acataron la orden, como pudieron se tiraron al suelo en sus reducidos escaños. Tejero, pistola en mano se plantó frente al hemiciclo y lanzó más amenazas y disparos.

TRES HOMBRES SE NEGARON A TIRARSE AL SUELO

¡Quietos! ¡Todo esto es por España! Vociferó Tejero

¡Se han vuelto locos! Le reclamó Gutiérrez Mellado, acomodándose los anteojos

Tejero enfurecido, bajó del estrado donde se encontraba el micrófono y se dirigió a Mellado, lo tomó de un hombro y lo empujó. Luego tres guardias más lo zarandearon. Mellado retrocedió varios pasos, mientras Adolfo Suárez, el presidente del Gobierno en retiro intentó calmarlo.

Pero el teniente Coronel Antonio Tejero ya estaba muy enfurecido y volvió a arremeter contra él, con su brazo izquierdo intentó derribarlo pero no pudo. Suárez jaló a Mellado para que no se resistiera, el momento estaba muy tenso y los guardias iban dispuestos a todo.

Tejero volvió a subir al estrado y por fin Adolfo Suárez con ayuda de Santiago Carrillo, el secretario del Partido Comunista, lograron convencer a Mellado de volver a su escaño.

Foto: Archivo

Los guardias civiles se desplegaron con sus fusiles frente al hemiciclo del Congreso, más que listos para accionarlos de nuevo. Afuera más militares custodiaban los alrededores del Parlamento. Aquello, sin duda, se trataba de un intento de golpe de Estado.

HABLÓ CON MILANS DE BOSCH

El Congreso se llenó por unos segundos de un silencio terrorífico, el golpista Antonio Tejero observó de un extremo a otro el recinto parlamentario y se dirigió a los diputados:

-¡Quédense tranquilos, no os haremos daño! –Y caminó hacia una cabina telefónica, por la cual un periodista narraba como podía lo que acontecía para la radio nacional, al ver que se acercaba Tejero, soltó la bocina, cerró los ojos y se dio por muerto.

El militar tomó la bocina e hizo comunicación con un cuartel en la ciudad de Valencia, en específico, con otro coronel de nombre Milans de Bosch:

-Mi general, no hay inconvenientes, todo va bien. Tenemos bajo control el Parlamento.

-Perfecto mi teniente, mandaré los tanques a las calles y en breve declararé el estado de sitio, e implantaré toque de queda en la ciudad –respondió de Bosch.

Parcos, como suelen ser los militares, su diálogo fue breve y cortaron la comunicación. Entonces Antonio Tejero volvió al estrado sólo para vociferar a los diputados: ¡Viva España! ¡Vivan la paz, la seguridad y el orden!

Foto: Archivo| La Prensa

SE REÚNE EL ESTADO MAYOR

Poco después de las 19:00 horas, el director general de la guardia civil, el general José Luis Aramburu Topete, convocó a las máximas autoridades de la milicia a una reunión, para acordar las acciones que realizarían contra los golpistas, pero la situación era tan grave y compleja, que se necesitaba de mucha cautela.

Al epicentro de los hechos llegó el general Aramburu Topete acompañado por un destacamento de militares. Fue justo enfrente del Parlamento, en el famoso Hotel Palace, donde se congregaron las autoridades para buscar una solución que disuadiera a los golpistas. Los alrededores del Congreso se encontraban atiborrados de militares y policías, confusos y a la vez expectantes a recibir cualquier orden de sus superiores.

Por las calles aledañas se pudo escuchar a pequeños grupos de soldados que cantaban el himno franquista “Cara al Sol”, pero otros les respondieron: “¡Vosotros, los fascistas, son los verdaderos terroristas!”.

Foto: Archivo

23F

LA NOCHE EN QUE EL TERROR SE APODERÓ DE ESPAÑA


El ultraderechista Antonio Tejero Molina y sus cómplices secuestraron por más de 16 horas a diputados y ministros del gobierno, mientras en Valencia, Milans de Bosch ordenó el toque de queda


Por otra parte, algunos ciudadanos y policías también se hicieron escuchar con vivas para el rey. Pero todo era tan confuso y la incertidumbre sembró el miedo en todos los ciudadanos de Madrid y toda España, quienes se confinaron en sus casas. Intentaron informarse por la radio sobre lo que sucedía, pero la emisora nacional optó por transmitir himnos y marchas militares, y eso los asustó más, pues de inmediato se les vino a la mente, los años de sufrimiento de la Guerra Civil de 1936.

LAS PROVINCIAS, EN CALMA

Por otro lado, las autoridades militares de las provincias de Valladolid, Barcelona y los baleares reportaron al general Aramburu Topete que la situación en esos lugares se mantenía en completa calma, sin ningún atisbo de violencia, sin embargo Aramburu les aconsejó reforzar las medidas de seguridad en los edificios gubernamentales y estar alertas a cualquier novedad.

Aramburu Topete informó a sus colegas de las provincias, que el teniente coronel Antonio Tejero se encontraba al frente de los golpistas, de inmediato entendieron de qué se trataba el asunto.

¿QUIÉN ERA ANTONIO TEJERO?

Foto: Archivo

En un pueblo de nombre Alhuarín el Grande, en Málaga, nació Antonio Tejero Molina en 1932. Como muchos españoles de la época, sólo tenía dos opciones para medio salir de la pobreza, una era convertirse en sacerdote y la otra en militar. Eligió la segunda y a los 19 años entró en la Academia General Militar de Zaragoza. Desde muy joven simpatizó con el régimen del dictador Francisco Franco y se volvió ultraderechista.

En 1974 fue ascendido a teniente coronel de la guardia civil española y tuvo a su cargo distintas comandancias como la de Guipúzcoa, San Sebastián, Málaga, Extremadura y Madrid, en todas ellas se caracterizó por reprimir movimientos sociales de izquierda o con tendencias claras por instaurar una democracia.


OPERACIÓN GALAXIA

En 1978, España se encontraba en plena transición hacia la democracia, justo en noviembre de ese año, un mes antes de que se aprobara el referéndum que daría legalidad a la nueva Constitución española, Antonio Tejero y un grupo de militares fueron sorprendidos conspirando para ejecutar un golpe de Estado.

La tentativa fue bautizada como Operación Galaxia, debido al lugar donde se reunían los castrenses, un hermoso edificio que tenía una cafetería ubicada en la calle Isaac Peral, en el centro de Madrid, la cual llevaba por nombre: Galaxia.

En aquel arresto, Tejero confesó que tenían como objetivo secuestrar a todos los miembros del gobierno presidido por Adolfo Suárez y obligar al rey Juan Carlos a cambiar la orientación del régimen, por uno evidentemente, ultraderechista.

Foto: Archivo

El coronel Tejero y sus cómplices sólo estuvieron en prisión por algunos meses y en cuanto salieron, comenzaron a fraguar otro intento golpista.

ESTADO DE EXCEPCIÓN EN VALENCIA

Como lo había indicado Milans de Bosch a Tejero, alrededor de las 19:30 horas, el líder de la Tercera Región Militar en Valencia puso en marcha la Operación Turia. Proclamó el estado de excepción en toda Valencia y las regiones a su mando.

Desplegó por las calles a cerca de mil 800 efectivos de la guardia civil, conformados por tres escuadrones de tanquetas y un centenar de ellos tomaron las instalaciones de Radio y Televisión de España (RTVE), cuya programación fue alterada.

A esa hora también, Milans de Bosch instauró el toque de queda, por ello ciudadanos que se encontraban por las calles fueron reconvenidos para que se recluyeran en sus casas.

La situación se tornaba más compleja y no existía algún medio de comunicación que informara sobre lo que pasaba –no solo en el Parlamento, donde Tejero tenía secuestrados a los diputados, sino en otras provincias españolas-, donde también se percataron que las señales de radio y televisión habían sido interrumpidas.

Foto: Archivo

GOLPISTAS LIBERARON A VARIOS DIPUTADOS Y PERIODISTAS

-Por el momento pueden sentarse en sus escaños, pero coloquen las manos sobre sus mesas –ordenó Tejero a sus rehenes. –Ya os he dicho que si cooperan, no va a sucederles nada. Todos obedecieron.

Luego, Tejero se reunió con un grupo de soldados en un salón del Congreso y después de diez minutos se volvió a dirigir hacia sus víctimas: -Vamos a ver, he decidido que puede salir todo aquel que lo desee y no habrá represalias, excepto alguno que otro que nos seguirá haciendo compañía –dijo en tono de burla el militar, siempre con la pistola bien empuñada en su mano derecha.

La orden causó sorpresa en los diputados, no parecían entender a sus secuestradores, pero sin duda, les provocó gran felicidad, los minutos se les habían hecho eternos tirados en el piso, y ahora, sin más, podían quedar en libertad sin sufrir un solo rasguño.

Así que varios de ellos salieron de forma ordenada, también algunos periodistas lo hicieron. Pero en el caso del fotógrafo de la agencia EFE, Manuel Pérez Barriopedro, un intenso frío invadió su cuerpo. El motivo fue que en su zapato izquierdo llevaba oculto un carrete con varias imágenes que logró tomar con su cámara, en el momento justo en que los golpistas tomaron el Parlamento.

Barriopedro comenzó a temblar, pensó que a la salida del recinto algún detector de metales lo delataría y sería hombre muerto. Trató de disimular cuanto pudo y al pasar por la puerta tragó saliva y cerró los ojos. Cuando los abrió estaba en la calle sano y salvo y apretó el paso. Las fotografías que tomó aquella tarde extraordinaria, fueron el testigo eterno que contó al mundo lo sucedido.

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Varios de los liberados se fueron a sus casas, otros se reunieron en pequeños grupos y optaron por sacar la tensión en algún bar, y en el caso de los periodistas, se dirigieron lo más rápido posible a las redacciones de sus periódicos para escribir lo que presenciaron.

Entre los integrantes del Congreso que abandonaron el Parlamento se encontraron el vicepresidente Gutiérrez Mellado, el presidente del partido UCD, Agustín Rodríguez Sahagún, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Felipe González y el secretario del Partico Comunista Español, Santiago Carrillo.

MENSAJE DEL REY JUAN CARLOS

Pocos minutos después de las 01:00 de la mañana, Radio y Televisión de España reestableció su señal para transmitir un mensaje del rey Juan Carlos I, dirigido a toda la nación. En él, el monarca fue muy claro al señalar: “He dado órdenes a todas las autoridades civiles y militares del país, para que hagan cuanto sea necesario, para restablecer el orden constitucional y el estado de derecho”.

Además pidió a todos los españoles mantener la calma y confiar en las autoridades, porque ellos restablecerían la paz y el orden en el Congreso.

Y reafirmó: “La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna, acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día, a través de referéndum”.

El mensaje del rey duró poco más de un minuto, pero sería decisivo en la resolución del intento de golpe de Estado.

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LOS GOLPISTAS OPTARON POR BRINDAR

El mensaje transmitido por el rey no pudo verse en el Congreso, pero no tardaron en llegar sus palabras a oídos de los golpistas, quienes mantenían retenidos a varios diputados y jefes del gobierno español. Así que, en primera instancia no dieron mucha importancia a lo dicho por el monarca español.

Entonces Tejero y sus hombres optaron por relajarse un poco y saquearon el bar del Parlamento. Se prepararon algunos bocadillos pero con el alcohol no se midieron. Se dieron un festín bárbaro. Destaparon botellas de whisky, vodka, Martini, cerveza y brindaron por lo que consideraron su triunfo.

Por espacio de dos horas, se les vio a varios de ellos deambular por los pasillos y salones del Congreso con botellas de alcohol en una mano y sus fusiles en la otra. Hubo excepciones de militares que terminaron dormidos en el suelo o en los cómodos sillones del Parlamento.

Todo aquello fue tan confuso para los rehenes, quienes no entendían el por qué se les mantenía ahí retenidos, por momentos pensaban que los iban a matar pero en otros confiaban en que los liberarían en cualquier momento. Sin embargo, por la actitud fiestera de los golpistas, se convencían cada vez más de que el golpe de Estado había triunfado y lamentaban el retroceso que para España significaba eso.

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FRACASÓ LA REBELIÓN DE ANTONIO TEJERO


Al verse sin apoyo de Milans de Bosch y Alfonso Armada, el hombre del tricornio de cuero se rindió; con esto la democracia española recuperó su pulso



RETIRADA DE LAS TROPAS EN VALENCIA

Por otra parte, desde todos los frentes militares, los generales de cuarteles marítimos y terrestres enviaron telegramas al rey expresando su apoyo a la Corona y al mandato constitucional.

En consecuencia, 40 minutos después del mensaje del monarca, el teniente coronel Milans de Bosch ordenó a las tropas se retiraran de las calles de Valencia, levantó el toque de queda y dio por terminado el estado de excepción en todas las áreas a su mando.

Sin embargo, lo que no hizo, fue comunicarle a su colega Antonio Tejero que sus intenciones de derrocar al gobierno se venían abajo.

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EL GOLPISTA FIJÓ SU POSTURA

Mientras Tejero desconocía las acciones de Milans de Bosch en Valencia, él y sus hombres seguían parapetados en el Parlamento español. Alrededor de las cinco de la mañana, tomó de nuevo la bocina telefónica y se comunicó con distintos órganos de prensa a quienes señaló que, en efecto, se trataba de un movimiento golpista “con la intención de establecer en España una verdadera democracia”.

Y continuó: -Españoles: las unidades del ejército y de la guardia civil que desde ayer ocupan el Congreso de los diputados bajo las órdenes del general Milans de Bosch, capitán general en Valencia, no tienen más deseo que actuar por el bien de España y su pueblo.

“No admitimos las autonomías separatistas que sólo desean una España descentralizada. No admitimos la impunidad de terroristas asesinos contra quienes es necesario aplicar todo el peso de la Ley. Las fuerzas militares aceptan y respetan al rey a quien quieren ver asumiendo los destinos de la patria con el apoyo de las fuerzas armadas. Quieren en definitiva la unidad de España, la paz, el orden y la seguridad. ¡Viva España!” –concluyó eufórico y desinhibido por el alcohol.

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MENSAJE DEL SENADO ESPAÑOL

Por su parte, el día 24 a las 6 de la mañana, el Senado publicó un comunicado donde señaló que asumía la representación de la soberanía popular, mientras los diputados y el Congreso permanecieran tomados por los golpistas: “Reunidos en el Palacio del Senado, el buró de esta cámara manifiesta a la opinión pública y a las instituciones que el Senado ejerce la representación de la soberanía nacional y apoya todas las decisiones tomadas por las instituciones, en defensa de la Constitución y de la normalidad democrática, mientras dure la actual situación excepcional”.

Al mismo tiempo, el director general de la guardia civil, José Luis Aramburu Topete, sostuvo una conversación con el teniente Antonio Tejero, para persuadirlo de abandonar su desquiciada misión. Minutos más tarde, a las afueras del Parlamento, mediante un altavoz, se les hizo saber a Tejero y sus cómplices que Milans de Bosch había abortado la misión y que no contaban con ningún tipo de apoyo, por lo cual sería mejor que se rindiera y dejara salir a los rehenes.

SE RINDIERON LOS GOLPISTAS

Vía telefónica y después de varias horas de conversación, el general Aramburu Topete logró convencer a Antonio Tejero de que se rindiera junto con sus soldados. Después de 16 horas de tener tomado el Congreso madrileño, el hombre del tricornio de cuero se entregó. El golpista acordó con Aramburu Topete una “rendición honrosa” bajo tres condiciones:

1) Que no hubiera represalias contra él y sus soldados. 2) Al salir no quería presencia de periodistas ni fotógrafos. 3) Que fuera el mismo Aramburu Topete quien lo recibiera al salir del Parlamento. Aramburu y el máximo jefe de la policía nacional española, Carlos Sanz Santamaría, no tuvieron inconveniente y aceptaron.

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LIBERTAD A LOS DIPUTADOS Y DEMÁS REHENES

Las manecillas del reloj indicaban las 11:25 de la mañana, cuando 341 diputados que se encontraban secuestrados en el Congreso, fueron por fin liberados. Los rostros de hombres y mujeres congresistas expresaban mucho cansancio, aunque en el fondo estaban felices ya que estaban vivos y libres. Varios de ellos corrieron al Hotel Palace para comunicarse por teléfono con sus familiares y tranquilizarlos.

Después, salieron en fila algunos integrantes del gabinete saliente y por último, el expresidente Adolfo Suárez, a quien ya esperaban sus familiares. Miles de personas congregadas frente al Parlamento los recibieron con aplausos, vivas y consignas: “¡Democracia sí, fascismo no! “¡El pueblo unido, jamás será vencido!”.

Enseguida, los cómplices de Antonio Tejero salieron también en fila. En las puertas del Parlamento los esperaban policías nacionales, a quienes entregaban sus fusiles y de inmediato fueron esposados y subidos a los jeeps. Otros secuaces de Tejero pretendieron escapar por las ventanas del Congreso, pero fueron arrestados y desarmados también.

Al final, salió el teniente coronel Antonio Tejero, quien fumaba un cigarro. Tranquilo hizo el saludo militar al general Aramburu Topete, éste contestó y dio la orden a dos guardias civiles de que lo desarmaran. Después lo esposaron y subieron a un vehículo militar con rumbo al cuartel del Pardo, ubicado en la periferia de Madrid.

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EL REY SE NEGÓ A FORMAR PARTE DE LACONSPIRACIÓN


Los artífices del complot fueron sentenciados a 30 años de cárcel; 22 de los 33 procesados rebibieron una condena por su participación en la intentona golpista



REUNIÓN EN EL PALACIO DE LA ZARZUELA

Por la tarde, el rey Juan Carlos recibió a las autoridades máximas del Estado Mayor, entre éstos se dieron cita Manuel Gutiérrez Mellado, los ministros de Defensa interior Rodríguez Sahagún y Rosón Pérez, el presidente de la Junta de jefes de Estado, teniente Ignacio Alfaro Arregui, los capitanes de la primera región militar de los tres ejércitos, generales Quintana y López Sáez, y el almirante Rey Díaz.

También acudieron Adolfo Suárez, presidente del gobierno en retiro, los secretarios del Partido Socialista Obrero Español, Felipe González, el del Partido Comunista, Santiago Carrillo, el presidente del Partido Conservador y Alianza Popular, Manuel Fraga Iribarne y el presidente en ascensión Leopoldo Calvo Sotelo.

Al finalizar la extensa reunión del gabinete, éste anuncio las medidas que se tomarían en contra de los golpistas, quienes serían sometidos a severos procesos judiciales, acusados principalmente de rebelión militar y traición a la patria española.

Por último, el rey agradeció a las autoridades militares su eficaz reacción y su lealtad no sólo con la Corona sino también hacia la democracia y nación españolas.

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DRAMÁTICOS SUCESOS EN EL PALACIO REAL

El miércoles 25 por la mañana una tremenda noticia se dio a conocer en distintos medios de comunicación, cuyo contenido dejó helados a la mayoría de los españoles. Una fuente muy cercana al rey Juan Carlos reveló que el lunes 23 por la mañana, varios mandos militares acudieron al Palacio de la Zarzuela para proponerle al rey implantar una nueva dictadura militar y que se uniera a la conspiración, a lo cual, el monarca les respondió contundentemente: “¡Para que su golpe tenga suerte tendrán que pasar sobre mi cadáver!”.

La fuente, quien pidió mantenerse en el anonimato, declaró que al retirarse los mandos castrenses, el rey hizo varias llamadas a diversas comandancias para impedir que se levantaran en armas las guardias civiles y no se salieran con la suya.

El anónimo también reveló el nombre del principal mando provocador, se trató del jefe segundo del Estado mayor, el general Alfonso Armada Comyn, uno de los hombres en quien más confiaba el rey Juan Carlos.

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EL JUICIO CONTRA LOS GOLPISTAS

Tras la pronta detención de los principales autores del intento de golpe de Estado: Antonio Tejero Molina, Jaime Milans de Bosch y Alfonso Armada Comyn, junto con ellos fueron arrestados 30 castrenses más. El proceso inicio dos meses después de su captura, pero fue hasta el 19 de febrero de 1982, cuando se realizó el juicio oral en su contra.

33 fueron los golpistas procesados, quienes contaron con 26 abogados defensores, 16 jueces intervinieron, 69 testigos y alrededor de 30 periodistas que también presenciaron los hechos aquel 23 de febrero.

Fue hasta mayo de 1983, cuando el Tribunal Supremo sentenció a 30 de los procesados por los delitos de rebelión militar, traición a la patria, saqueo y otros. Por unanimidad, el teniente Jaime Milans de Bosch, Antonio Tejero Molina y Alfonso Armada Comyn fueron condenados a 30 años de prisión por: “ejecutar material, directa y personalmente un delito de rebelión militar consumado, siendo cabezas de la rebelión los dos primeros y jefe de unidad superior a compañía, el tercero”. El resto tuvieron penas distintas y menores.

Así se cerró uno de los capítulos más fascinantes en la historia mundial, grabado en vivo por las cámaras del propio Parlamento español. Un intento por derrocar un gobierno que apenas experimentaba la democracia, pero que gracias a un puñado de hombres, entre ellos el rey Juan Carlos, España pudo deshacerse de sus demonios del pasado, atormentados por la terrible Guerra Civil del 36 y la espeluznante dictadura de un fanático llamado Francisco Franco.

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ANATOMÍA DE UN INSTANTE, JAVIER CERCAS

El intento de golpe de Estado aquel 23 de febrero del 81 fue el momento más antidemocrático y al mismo tiempo el más democrático en la historia de España.

Sí, los españoles pensaron que con la muerte de Francisco Franco habían acabado con la dictadura de 36 años que sufrieron, pero no fue así, el régimen ultraderechista y los horrores de la Guerra Civil terminaron, dice el escritor español Javier Cercas, aquella noche cuando alrededor de 200 soldados al mando de Antonio Tejero tomaron el Parlamento español.

Y se terminaron dice Cercas gracias a sólo un puñado de españoles que defendieron la democracia en ese momento. La acción de Manuel Gutiérrez Mellado, Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, aunado a la enérgica reacción del rey Juan Carlos, quienes se enfrentaron literalmente cara a cara con los golpistas, frenó el golpe de Estado.

El intento golpista despertó en Javier Cercas la necesidad de responderse una pregunta muy básica, comenta él mismo: “¿Por qué aquellos tres personajes, no obedecieron las órdenes de Tejero y sus cómplices, pese a que su vida estaba en juego y se mantuvieron firmes?”. La respuesta trata de hallarla en su libro Anatomía de un instante, el cual parte de aquel santiamén, en el cual se vio amenazada la incipiente democracia española, pero que culminó en la consagración de la misma, gracias a unos cuantos personajes, quienes en el pasado se comportaron como unos verdaderos embusteros.

El suceso analizado a fondo es fascinante, porque a través de ese instante, captado para la eternidad gracias a las cámaras de televisión, “se explican y hayan sentido el comportamiento de sus protagonistas, la transición política de la dictadura a la democracia y los últimos 40 años de vida democrática en España”, afirma el escritor.

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