/ martes 23 de julio de 2019

Ya no tienen vergüenza

Con razón dicen que los tiempos de antes siempre fueron mejores, y cómo no, si todo era menos violento, en el camión te quitaban la cartera y ni cuenta te dabas, los más avezados cortaban la bolsa con una navaja y se llevaban el monedero; y así había otros tipos de delitos, todos perseguidos por la ley, pero con el mínimo de violencia.

Entre estos había el “retintero” que era el muchacho que arrebataba la bolsa a la dama y echaba a correr, el “zorrero” quien entraba a la casa por la ventana o puerta y se llevaba la licuadora o el radio y los dueños de la casa se percataban por la mañana, el cristalero que era ese que rompía vidrios de casa o autos cuando no había nadie, para llevarse algún objeto de valor.

Con razón Efraín Alcaraz Montes (a) “El Carrizos” reclamó durante una conferencia de prensar que él no era un ratero, sino un ladrón; un hombre que aparentemente siguió un código de no violencia en su carrera criminal.

Tal como otros tristemente célebres delincuentes, “El Carrizos” tiene su historia, pues ya desde chamaco tenía malas mañas, que lo llevaron a convertirse en lo que se conoce en la historia del delito como un criminal de carrera, con habilidades para saltar bardas, azoteas y entras sigilosamente a viviendas, lo que se conocía como un “zorrero”.

Incluso, se hizo un documental de su vida que se llamó Viejos delincuentes, dado que robó casas de expresidentes y deportistas: Luis Echeverría, José López Portillo, Hugo Sánchez y Olga Breeskin entre otros.

Dicen que uno de sus últimos atracos fue descubierto porque dejó su firma, es decir llevarse las fundas de las almohadas para cargar el botín, lo que le costó 18 años de cárcel.

Pero no se trata de hacer apología del crimen y menos enaltecer a un maloso, sino de exponer a la rata que ahora opera solo con violencia, como ese par de tontos que dispararon al chofer de la combi que asaltaban en la México-Puebla, o el trio de ladrones que por llevarse un botín de 120 mil pesos entraron hasta la mismísima sucursal bancaria para cometer su robo.

Cuando fueron alcanzados por la policía abrieron fuego sin importar que hubiera ciudadanos en los alrededores, hasta que fueron sometidos y detenidos.

No es mejor ningún tiempo en que un delincuente te roba, solo que ahora son unos sinvergüenzas que a la menor provocación usan la violencia y no les importa a dónde tengan que llegar.

Twitter: @Antoniodemarcel

E-mail: antonio.marcelo@oem.com.mx

Con razón dicen que los tiempos de antes siempre fueron mejores, y cómo no, si todo era menos violento, en el camión te quitaban la cartera y ni cuenta te dabas, los más avezados cortaban la bolsa con una navaja y se llevaban el monedero; y así había otros tipos de delitos, todos perseguidos por la ley, pero con el mínimo de violencia.

Entre estos había el “retintero” que era el muchacho que arrebataba la bolsa a la dama y echaba a correr, el “zorrero” quien entraba a la casa por la ventana o puerta y se llevaba la licuadora o el radio y los dueños de la casa se percataban por la mañana, el cristalero que era ese que rompía vidrios de casa o autos cuando no había nadie, para llevarse algún objeto de valor.

Con razón Efraín Alcaraz Montes (a) “El Carrizos” reclamó durante una conferencia de prensar que él no era un ratero, sino un ladrón; un hombre que aparentemente siguió un código de no violencia en su carrera criminal.

Tal como otros tristemente célebres delincuentes, “El Carrizos” tiene su historia, pues ya desde chamaco tenía malas mañas, que lo llevaron a convertirse en lo que se conoce en la historia del delito como un criminal de carrera, con habilidades para saltar bardas, azoteas y entras sigilosamente a viviendas, lo que se conocía como un “zorrero”.

Incluso, se hizo un documental de su vida que se llamó Viejos delincuentes, dado que robó casas de expresidentes y deportistas: Luis Echeverría, José López Portillo, Hugo Sánchez y Olga Breeskin entre otros.

Dicen que uno de sus últimos atracos fue descubierto porque dejó su firma, es decir llevarse las fundas de las almohadas para cargar el botín, lo que le costó 18 años de cárcel.

Pero no se trata de hacer apología del crimen y menos enaltecer a un maloso, sino de exponer a la rata que ahora opera solo con violencia, como ese par de tontos que dispararon al chofer de la combi que asaltaban en la México-Puebla, o el trio de ladrones que por llevarse un botín de 120 mil pesos entraron hasta la mismísima sucursal bancaria para cometer su robo.

Cuando fueron alcanzados por la policía abrieron fuego sin importar que hubiera ciudadanos en los alrededores, hasta que fueron sometidos y detenidos.

No es mejor ningún tiempo en que un delincuente te roba, solo que ahora son unos sinvergüenzas que a la menor provocación usan la violencia y no les importa a dónde tengan que llegar.

Twitter: @Antoniodemarcel

E-mail: antonio.marcelo@oem.com.mx

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