/ viernes 27 de noviembre de 2020

Violencia y feminicidios íntimos

Entre las más recientes estadísticas sobre Género, Salud y Desarrollo en América, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publica una estadística que ofrece luz sobre una vertiente pocas veces mencionada en el tema de la violencia contra las mujeres y que nos compete a toda la sociedad en su conjunto resolver: las “razones” por las cuales las mujeres “aceptan” la violencia de sus cónyuges.

Mediante una encuesta realizada en 2019, apunta la OPS, se midió el porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años y mujeres de 15 a 49 años que declararon “aceptar el maltrato a la cónyuge por al menos una razón”, estas razones fueron: 1) Salir sin avisarle, 2) descuidar a los niños, 3) discutir con él, 4) negarse a tener sexo con él o 5) quemar la comida.

Estas razones reflejan los patrones respecto del lugar, valor y comportamiento o acciones que los hombres esperan de sus parejas íntimas; y el control que se creen con derecho a ejercer sobre su libertad de acción y su vida misma. Es decir, se trata de una violencia íntima ejercida con base en estereotipos que, al pasar de los años, aún siguen presentes en las relaciones de pareja y que, conscientemente o no, algunos sectores de las sociedades mantienen vigentes.

Atrapadas en estas ideas anquilosadas de desigualdad, desvalor y estereotipos, las propias familias extendidas y ciertos sectores de la sociedad podrían estar jugando un papel fundamental para que estos patrones perduren con el tiempo y “justifiquen” o “naturalicen” estos tipos de violencia.

De ahí que el cambio de estos esquemas, en hombres, mujeres y en la sociedad toda, sea de una urgencia evidente. De otro modo, la violencia contra las mujeres, que afecta a todas las sociedades del mundo en mayor o menor medida, no sólo crece o se mantiene estable, sino que puede convertirse en antecedente de delitos mayores, como el feminicidio.

El Observatorio de Género de la Cepal muestra, con los datos disponibles de algunos países de la región, que la tasa de muertes de mujeres ocasionada por su pareja o expareja íntima sigue siendo elevada.

En la mayoría de los países de América Latina, apunta CEPAL, 2 de cada 3 feminicidios se producen en contextos de relaciones de pareja o ex pareja.

Los países con mayor incidencia de feminicidios íntimos en América Latina en 2018 fueron: República Dominicana (1.5 casos por cada 100.000 mujeres), Uruguay (1.4) y Puerto Rico (1.2). En el Caribe, las mayores tasas al año 2018 se registraron en Barbados (3.4 por cada 100.000 mujeres), Belice (2.6) y Suriname (1.8).

México tiene una tasa de 1.4 por cada 100 mil mujeres en feminicidios, si bien es difícil encontrar una tasa de feminicidios íntimos por cada 100 mil mujeres.

Entre las más recientes estadísticas sobre Género, Salud y Desarrollo en América, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publica una estadística que ofrece luz sobre una vertiente pocas veces mencionada en el tema de la violencia contra las mujeres y que nos compete a toda la sociedad en su conjunto resolver: las “razones” por las cuales las mujeres “aceptan” la violencia de sus cónyuges.

Mediante una encuesta realizada en 2019, apunta la OPS, se midió el porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años y mujeres de 15 a 49 años que declararon “aceptar el maltrato a la cónyuge por al menos una razón”, estas razones fueron: 1) Salir sin avisarle, 2) descuidar a los niños, 3) discutir con él, 4) negarse a tener sexo con él o 5) quemar la comida.

Estas razones reflejan los patrones respecto del lugar, valor y comportamiento o acciones que los hombres esperan de sus parejas íntimas; y el control que se creen con derecho a ejercer sobre su libertad de acción y su vida misma. Es decir, se trata de una violencia íntima ejercida con base en estereotipos que, al pasar de los años, aún siguen presentes en las relaciones de pareja y que, conscientemente o no, algunos sectores de las sociedades mantienen vigentes.

Atrapadas en estas ideas anquilosadas de desigualdad, desvalor y estereotipos, las propias familias extendidas y ciertos sectores de la sociedad podrían estar jugando un papel fundamental para que estos patrones perduren con el tiempo y “justifiquen” o “naturalicen” estos tipos de violencia.

De ahí que el cambio de estos esquemas, en hombres, mujeres y en la sociedad toda, sea de una urgencia evidente. De otro modo, la violencia contra las mujeres, que afecta a todas las sociedades del mundo en mayor o menor medida, no sólo crece o se mantiene estable, sino que puede convertirse en antecedente de delitos mayores, como el feminicidio.

El Observatorio de Género de la Cepal muestra, con los datos disponibles de algunos países de la región, que la tasa de muertes de mujeres ocasionada por su pareja o expareja íntima sigue siendo elevada.

En la mayoría de los países de América Latina, apunta CEPAL, 2 de cada 3 feminicidios se producen en contextos de relaciones de pareja o ex pareja.

Los países con mayor incidencia de feminicidios íntimos en América Latina en 2018 fueron: República Dominicana (1.5 casos por cada 100.000 mujeres), Uruguay (1.4) y Puerto Rico (1.2). En el Caribe, las mayores tasas al año 2018 se registraron en Barbados (3.4 por cada 100.000 mujeres), Belice (2.6) y Suriname (1.8).

México tiene una tasa de 1.4 por cada 100 mil mujeres en feminicidios, si bien es difícil encontrar una tasa de feminicidios íntimos por cada 100 mil mujeres.

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