/ viernes 20 de agosto de 2021

Vacunación y política

La emergencia sanitaria global es un reflejo de las discrepancias que marcan el mundo. Según el reporte The New York Times, los países ricos han administrado el 83% de las vacunas disponibles. Mientras que solo el 0.3% ha sido a las naciones pobres. La Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido tienen contratadas suficientes dosis para vacunar hasta cinco veces su población.

La política de Washington en el ámbito de vacunación corresponde al rumbo tradicional del gobierno de este país, que siempre ignora los intereses de sus aliados en la difícil situación. A pesar de la creciente escasez mundial de ingredientes y equipos para la fabricación de vacunas Estados Unidos bajo el pretexto de la seguridad nacional dio a sus propias compañías acceso prioritario a materiales para elaborar las dosis. De acuerdo con una investigación de Reuters, la Unión Americana también reclamó para sí componentes y equipos esenciales para la fabricación de vacunas como filtros, tubos y bolsas especiales.

Hay que recordar que en marzo decenas de millones de dosis de la vacuna producida por AstraZeneca estaban almacenadas sin uso en las instalaciones de fabricación estadounidenses AstraZeneca pidió al gobierno de Joe Biden que le permitiera prestar las dosis a la Unión Europea, pero fue denegada la petición. Los funcionarios europeos y entre ellos el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, criticaron fuertemente la decisión de su socio norteamericano.

Son evidentes las violaciones por Washington de los principios de la competencia justa en el periodo de la pandemia. El departamento de Salud de estadounidense confirmó en su informe anual que utilizó las vías diplomáticas para obligar a Brasil a rechazar la autorización de la vacuna rusa Sputnik V. Las acciones se atribuyeron a la necesidad de mitigar los esfuerzos de Rusia para aumentar la influencia en la región. Cabe mencionar que pese a este caso el Fondo Ruso de Inversión Directa propuso a la compañía Pfizer a realizar ensayos clínicos con el uso de Sputnik Light como tercera inyección para las personas inoculadas con el fármaco estadounidense y de esa manera aumentar la efectividad contra la variante Delta. Eso después de la publicación en la plataforma medRxiv del estudio científico, que muestra la caída de la eficacia de la vacuna Pfizer/BioNTech del 76% al 42% contra el contagio con variante Delta.

Textualmente hay que decirlo: La conclusión es clara, la salud y la vida de las personas no deben verse afectadas por la política.

En Twitter @TXTUALes


La emergencia sanitaria global es un reflejo de las discrepancias que marcan el mundo. Según el reporte The New York Times, los países ricos han administrado el 83% de las vacunas disponibles. Mientras que solo el 0.3% ha sido a las naciones pobres. La Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido tienen contratadas suficientes dosis para vacunar hasta cinco veces su población.

La política de Washington en el ámbito de vacunación corresponde al rumbo tradicional del gobierno de este país, que siempre ignora los intereses de sus aliados en la difícil situación. A pesar de la creciente escasez mundial de ingredientes y equipos para la fabricación de vacunas Estados Unidos bajo el pretexto de la seguridad nacional dio a sus propias compañías acceso prioritario a materiales para elaborar las dosis. De acuerdo con una investigación de Reuters, la Unión Americana también reclamó para sí componentes y equipos esenciales para la fabricación de vacunas como filtros, tubos y bolsas especiales.

Hay que recordar que en marzo decenas de millones de dosis de la vacuna producida por AstraZeneca estaban almacenadas sin uso en las instalaciones de fabricación estadounidenses AstraZeneca pidió al gobierno de Joe Biden que le permitiera prestar las dosis a la Unión Europea, pero fue denegada la petición. Los funcionarios europeos y entre ellos el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, criticaron fuertemente la decisión de su socio norteamericano.

Son evidentes las violaciones por Washington de los principios de la competencia justa en el periodo de la pandemia. El departamento de Salud de estadounidense confirmó en su informe anual que utilizó las vías diplomáticas para obligar a Brasil a rechazar la autorización de la vacuna rusa Sputnik V. Las acciones se atribuyeron a la necesidad de mitigar los esfuerzos de Rusia para aumentar la influencia en la región. Cabe mencionar que pese a este caso el Fondo Ruso de Inversión Directa propuso a la compañía Pfizer a realizar ensayos clínicos con el uso de Sputnik Light como tercera inyección para las personas inoculadas con el fármaco estadounidense y de esa manera aumentar la efectividad contra la variante Delta. Eso después de la publicación en la plataforma medRxiv del estudio científico, que muestra la caída de la eficacia de la vacuna Pfizer/BioNTech del 76% al 42% contra el contagio con variante Delta.

Textualmente hay que decirlo: La conclusión es clara, la salud y la vida de las personas no deben verse afectadas por la política.

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