/ domingo 16 de enero de 2022

Un dejá vu de la crisis de los misiles en Cuba

Innumerables películas se han filmado y ríos de tinta han corrido sobre el conocido conflicto de los misiles entre la Unión Soviética y Estados Unidos. En octubre de 1962, la población del planeta se mantuvo en vilo durante 15 días cuando Estados Unidos descubre que los soviéticos estaban instalando un misil balístico de alcance medio en Cuba. Tras una serie de negociaciones secretas, Kennedy y Kruschov llegaron a un acuerdo: los soviéticos accedieron a desmantelar el misil de Cuba, mientras que los americanos se comprometieron a retirar sus misiles de Turquía y no invadir Cuba ni apoyar a ningún grupo opositor al gobierno de Fidel Castro. Los cubanos reprocharon amargamente esta decisión soviética, pues se veían a sí mismos y a su territorio como los protagonistas de esta página de la historia. Nunca el planeta ha vuelto a estar tan cerca de una guerra nuclear.

Hoy, 60 años después, la historia se vuelve a escribir pero en clave de Europa del Este. El conflicto comienza en 2014 con la anexión de Rusia de la Península de Crimea como resultado de la revolución ucraniana; acción que no es reconocida por el Gobierno de Ucrania, y es considerada ilegal tanto por la Unión Europea como por los Estados Unidos.

Ucrania comparte fronteras con Rusia y con Europa, lo que la vuelve un territorio estratégico desde el punto de vista geopolítico. Frente a la supuesta intención de continuar la expansión rusa y respaldados por la OTAN, se han instalado misiles antitanques estadounidenses sobre suelo ucraniano y se han desplegado tropas que fueron detectadas por satélites rusos, mientras que Reino Unido se ha mostrado interesado en construir dos bases navales. Por su parte, Rusia ha desplegado también tropas, vehículos y armamento en la zona de Donbás, bajo el control de los separatistas ucranianos.

El conflicto se encuentra en su momento más álgido, lo que llevó a que el lunes se sostuviera en Ginebra una ronda de negociaciones entre Estados Unidos y Rusia sin haber llegado a ningún acuerdo: los americanos han amenazado a los rusos con el establecimiento de medidas económicas y comerciales como evitar la apertura del gasoducto Nordstream 2 que llevaría gas de Rusia a Europa a través de Alemania, del cual ya hemos hablado en esta columna, y desconectar al sistema bancario ruso del sistema internacional de pagos SWIFT, amenaza recurrente por parte de la Unión Europea cada que surge un conflicto con los rusos. Por su parte, el Vicecanciller ruso; Sergei Ryabokov, dijo que ni confirma ni descarta la posibilidad de iniciar un despliegue militar en Cuba y Venezuela si aumentan las tensiones con Estados Unidos.

Y así querido lector, empezamos el 2022 con un dejá vu


Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves


Innumerables películas se han filmado y ríos de tinta han corrido sobre el conocido conflicto de los misiles entre la Unión Soviética y Estados Unidos. En octubre de 1962, la población del planeta se mantuvo en vilo durante 15 días cuando Estados Unidos descubre que los soviéticos estaban instalando un misil balístico de alcance medio en Cuba. Tras una serie de negociaciones secretas, Kennedy y Kruschov llegaron a un acuerdo: los soviéticos accedieron a desmantelar el misil de Cuba, mientras que los americanos se comprometieron a retirar sus misiles de Turquía y no invadir Cuba ni apoyar a ningún grupo opositor al gobierno de Fidel Castro. Los cubanos reprocharon amargamente esta decisión soviética, pues se veían a sí mismos y a su territorio como los protagonistas de esta página de la historia. Nunca el planeta ha vuelto a estar tan cerca de una guerra nuclear.

Hoy, 60 años después, la historia se vuelve a escribir pero en clave de Europa del Este. El conflicto comienza en 2014 con la anexión de Rusia de la Península de Crimea como resultado de la revolución ucraniana; acción que no es reconocida por el Gobierno de Ucrania, y es considerada ilegal tanto por la Unión Europea como por los Estados Unidos.

Ucrania comparte fronteras con Rusia y con Europa, lo que la vuelve un territorio estratégico desde el punto de vista geopolítico. Frente a la supuesta intención de continuar la expansión rusa y respaldados por la OTAN, se han instalado misiles antitanques estadounidenses sobre suelo ucraniano y se han desplegado tropas que fueron detectadas por satélites rusos, mientras que Reino Unido se ha mostrado interesado en construir dos bases navales. Por su parte, Rusia ha desplegado también tropas, vehículos y armamento en la zona de Donbás, bajo el control de los separatistas ucranianos.

El conflicto se encuentra en su momento más álgido, lo que llevó a que el lunes se sostuviera en Ginebra una ronda de negociaciones entre Estados Unidos y Rusia sin haber llegado a ningún acuerdo: los americanos han amenazado a los rusos con el establecimiento de medidas económicas y comerciales como evitar la apertura del gasoducto Nordstream 2 que llevaría gas de Rusia a Europa a través de Alemania, del cual ya hemos hablado en esta columna, y desconectar al sistema bancario ruso del sistema internacional de pagos SWIFT, amenaza recurrente por parte de la Unión Europea cada que surge un conflicto con los rusos. Por su parte, el Vicecanciller ruso; Sergei Ryabokov, dijo que ni confirma ni descarta la posibilidad de iniciar un despliegue militar en Cuba y Venezuela si aumentan las tensiones con Estados Unidos.

Y así querido lector, empezamos el 2022 con un dejá vu


Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves