Tras el arrollador triunfo de Morena en 2018, Ricardo Monreal asumió el liderazgo de su partido en el Senado.
Monreal se erigió como coordinador de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo).
Habiloso, convenció a los coordinadores de firmar un acuerdo que le otorgaba super poderes en el Senado.
De facto trasladaron facultades de la Mesa Directiva a la Jucopo, entre las que está el manejo del millonario presupuesto.
Pero no sólo eso, firmaron un plan de austeridad que redujo salarios a senadores y personal de alto mando. Nadie debía ganar más que el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Decidieron cerrar los tres restaurantes, donde los legisladores solo firmaban y podían llevar invitados sin pagar un peso.
Hubo otras restricciones que afectaron a los trabajadores, incluidos los de base.
Martí Batres llegó manco a la presidencia de la Mesa Directiva, y cuando pretendió reelegirse, Monreal lo frenó.
En un edificio relativamente nuevo, en 2019 el Senado gastó 319.9 millones de pesos en piso vinílico y alfombra, además en aplicar pintura ambiental.
Se le dio mantenimiento al sistema de aire, se colocó una fachada de cristal, se actualizó el mecanismo de votación y se instalaron seis elevadores.
En 2020, los senadores gastaron 338.6 millones de pesos en una pantalla LED del salón de plenos, en el sistema de iluminación y equipo de aire.
Con un presupuesto de 4 mil 080 millones de pesos en 2021, hubo otras inversiones de nuevo en mantenimiento.
En plena austeridad el presupuesto no registró ninguna disminución. Por el contrario, en 2022 se incrementó 125 millones de pesos, al quedar en 4 mil 438 millones.
Los senadores se preguntan dónde están los ahorros del plan de austeridad, que incluyó el recorte semestral de su bono y aguinaldo.
El mayor enojo radica en que Monreal metió al Senado en la sucesión, ocasionando el distanciamiento de López Obrador.
La consecuencia: hay estancados al menos 60 importantes nombramientos y ratificaciones. Hay más de mil iniciativas en la congeladora.
Y mientras, Monreal en campaña controlando los recursos para financiar sus aspiraciones.
PROSPECCIÓN… Socios cooperativistas de La Cruz Azul en la planta de Tula, que mantienen su administración legal, advierten de nuevas amenazas de otra toma violenta y hacen un llamado a las autoridades municipales, estatales y federales a implementar patrullajes continuos y establecer seguimiento desde las cámaras de los C5. Al gobernador de Hidalgo, Omar Fayad le piden monitorear desde el C5 las vialidades de acceso a la planta, a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y al gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo detectar aglomeraciones inusuales con gente armada y decenas de camiones y automóviles para prevenir su desplazamiento a la planta en Tula. Paralelamente le piden a Sheinbaum implementar esquemas de inteligencia para detectar a quienes financian esos movimientos. Los socios cooperativistas, familias y trabajadores exigen evitar un nuevo baño de sangre como el del pasado 27 de abril.
Twitter: @JoelSaucedo
