/ martes 29 de noviembre de 2022

SIN PROTOCOLO | Las diferencias

La polémica que se generó fue cuál movilización registró la más alta concentración de participantes.

Tanto la del 13 de noviembre y como la del domingo 27, fueron multitudinarias, con sus vertientes y matices.

La primera fue en defensa de la democracia y del Instituto Nacional Electoral (INE).

La segunda fue de respaldo al Presidente Andrés Manuel López Obrador, y por su cuarto informe de gobierno.

De entrada la del 13N, fue denostada con la primera cifra de asistencia de entre 10 mil y 12 mil asistentes, por el secretario de gobierno capitalino, Martí Batres.

Al día siguiente, el Presidente también la minimizó. Dijo que cuando mucho habrían participado 60 mil.

Después, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, hizo eco a la cifra, tal y como replica los dichos del mandatario.

López Obrador retó a la sociedad civil y a los partidos políticos de oposición a que llenaran el Zócalo, porque con 60 mil apenas llegaba a la mitad.

Ese día, la convocatoria rebasó con creces las expectativas de los organizadores. Nunca se imaginaron que podrían haber congregado a unas 850 mil personas.

Al hacer un balance en los días siguientes, estaban felices. Dijeron que eso les permitiría ganar al menos la Ciudad de México en 2024.

Y concluyeron en algo importante: se habían borrado las antiguas diferencias entre la sociedad civil y los partidos políticos.

Incluso, en un rápido balance mencionaron que los partidos de oposición contribuyeron con poco más del 10 por ciento de los asistentes a esa movilización.

Una cifra que podría estimarse en 100 mil participantes. Sin acarreo. Sólo con la invitación a defender al INE.

En resumidas cuentas, fue un triunfo en defensa de la democracia y del INE; un freno a la reforma Constitucional.

En contra parte, la movilización del domingo 27 fue distinta. La 4T presumió que fue el pueblo el que acudió.

Sheinbaum, no vio 60 mil manifestantes en esta marcha. Dijo que llegaron un millón 200 mil. Una opinión diametralmente distinta entre uno y otro evento.

Lo cierto es que cuando López Obrador arribó al Zócalo, el pueblo ya se había empezado a retirar. Las fotografías no mienten.

Como tampoco mienten las interminables filas de casi 2 mil vehículos que trasladaron a los acarreados.

¿Qué otras diferencias hay entre una y otra movilización? El núcleo que marcó el domingo 13, fue –en gran parte- el mismo que le dio el triunfo a López Obrador en 2018.

Ese bloque que incluye a la clase media, ha decido cuál será el sentido de su elección para 2024.

Las dos concentraciones mostraron una sociedad dividida. La diferencia es que al momento de votar, una parte lo hará en conciencia, y la otra a cambio de dádivas.

Ya no falta mucho, son dos años, menos, 20 meses, 21 meses…”, dijo ayer López Obrador.

PROSPECCIÓN… Por cierto, quien le dio saque de banda al senador Ricardo Monreal, fue el ex presidente nacional del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, quien ve difícil que el zacatecano consiga la candidatura presidencial de la oposición. “Viene huyendo del dedazo de López Obrador, no puede pedir que por dedazo la oposición lo elija candidato para el 2024”. Monreal no ha tomado en cuenta que antes de él, en la oposición hay una larga lista. Tan sólo en el PRD, el ex gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, ha visitado 20 estados. Antes de que concluya el año habrá visitado todos.

Twitter: @JoelSaucedo

saucedosj@yahoo.com.mx


La polémica que se generó fue cuál movilización registró la más alta concentración de participantes.

Tanto la del 13 de noviembre y como la del domingo 27, fueron multitudinarias, con sus vertientes y matices.

La primera fue en defensa de la democracia y del Instituto Nacional Electoral (INE).

La segunda fue de respaldo al Presidente Andrés Manuel López Obrador, y por su cuarto informe de gobierno.

De entrada la del 13N, fue denostada con la primera cifra de asistencia de entre 10 mil y 12 mil asistentes, por el secretario de gobierno capitalino, Martí Batres.

Al día siguiente, el Presidente también la minimizó. Dijo que cuando mucho habrían participado 60 mil.

Después, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, hizo eco a la cifra, tal y como replica los dichos del mandatario.

López Obrador retó a la sociedad civil y a los partidos políticos de oposición a que llenaran el Zócalo, porque con 60 mil apenas llegaba a la mitad.

Ese día, la convocatoria rebasó con creces las expectativas de los organizadores. Nunca se imaginaron que podrían haber congregado a unas 850 mil personas.

Al hacer un balance en los días siguientes, estaban felices. Dijeron que eso les permitiría ganar al menos la Ciudad de México en 2024.

Y concluyeron en algo importante: se habían borrado las antiguas diferencias entre la sociedad civil y los partidos políticos.

Incluso, en un rápido balance mencionaron que los partidos de oposición contribuyeron con poco más del 10 por ciento de los asistentes a esa movilización.

Una cifra que podría estimarse en 100 mil participantes. Sin acarreo. Sólo con la invitación a defender al INE.

En resumidas cuentas, fue un triunfo en defensa de la democracia y del INE; un freno a la reforma Constitucional.

En contra parte, la movilización del domingo 27 fue distinta. La 4T presumió que fue el pueblo el que acudió.

Sheinbaum, no vio 60 mil manifestantes en esta marcha. Dijo que llegaron un millón 200 mil. Una opinión diametralmente distinta entre uno y otro evento.

Lo cierto es que cuando López Obrador arribó al Zócalo, el pueblo ya se había empezado a retirar. Las fotografías no mienten.

Como tampoco mienten las interminables filas de casi 2 mil vehículos que trasladaron a los acarreados.

¿Qué otras diferencias hay entre una y otra movilización? El núcleo que marcó el domingo 13, fue –en gran parte- el mismo que le dio el triunfo a López Obrador en 2018.

Ese bloque que incluye a la clase media, ha decido cuál será el sentido de su elección para 2024.

Las dos concentraciones mostraron una sociedad dividida. La diferencia es que al momento de votar, una parte lo hará en conciencia, y la otra a cambio de dádivas.

Ya no falta mucho, son dos años, menos, 20 meses, 21 meses…”, dijo ayer López Obrador.

PROSPECCIÓN… Por cierto, quien le dio saque de banda al senador Ricardo Monreal, fue el ex presidente nacional del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, quien ve difícil que el zacatecano consiga la candidatura presidencial de la oposición. “Viene huyendo del dedazo de López Obrador, no puede pedir que por dedazo la oposición lo elija candidato para el 2024”. Monreal no ha tomado en cuenta que antes de él, en la oposición hay una larga lista. Tan sólo en el PRD, el ex gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, ha visitado 20 estados. Antes de que concluya el año habrá visitado todos.

Twitter: @JoelSaucedo

saucedosj@yahoo.com.mx