Con seguridad, en ningún momento Andrés Manuel López Obrador pensó que el final de su sexenio sería traumático.
Contradictorio también, con sentimientos encontrados, dadas las condiciones de la victoria electoral y al mismo tiempo crispación social.
En su papel de opositor al régimen de Enrique Peña Nieto, López Obrador cuestión el papel del presidente priista de ese momento.
La desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, marcó el inicio de la caída del gobierno peñanietista.
A partir de ese momento el discurso obradorista se radicalizó a tal grado de exigir la renuncia de Peña Nieto como Presidente.
Durante su sexenio recibió a los familiares de los estudiantes desaparecidos, pero en ningún momento les dio respuestas convincentes.
Las protestas, acciones, reclamos de los padres de los normalistas, encontraron eco en diversos sectores de la sociedad.
Cada año, las movilizaciones eran más intensas, una de las cuales derribó una puerta de Palacio Nacional.
Ningún funcionario federal responsable de darle seguimiento a las indagatorias, entregó resultadosque dejaran satisfechas a los familiares de los alumnos.
Impotente, López Obrador se vio sometido por el sistemático activismo de los inconformes por falta de resultados.
En la recta final de su gobierno, las calles del centro de la Ciudad de México, albergaron fuertes movilizaciones.
Destrucción de comercios y mobiliario urbano, incendios en los mismos y todo tipo de desmanes, fueron el marco para empañar la despedida triunfal del Presidente saliente.
Este problema, es uno más de los que le será heredado a la presidenta entrante Claudia Sheinbaum.
Han pasado 10 años de ese terrible episodio, el cual no pudo ser resuelto por el gobierno que prometió y no cumplió.
El autor de la llamada “verdad histórica”, Jesús Murillo Karam, recibió como castigo de la federación, una tortuosa estadía en prisión por su delicado estado de salud.
Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, responsable de darle seguimiento el caso, se metió en problemas al inmiscuir en los hechos al futuro secretario de Seguridad Pública federal, Omar García Harfuch.
Por esa osadía, Encinas no tuvo cabida en el gabinete de Claudia Sheinbaum, por lo que se vio obligado a refugiarse en una secretaría con la jefa electa de gobierno Clara Brugada.
Ese es el saldo de una investigación fallida que no ha dado respuesta ni desprendido el dolor a los padres de los estudiantes de Ayotzinapa.
Vaya despedida la de López Obrador: un ambiente hostil.
PROSPECCIÓN… Desde la SRE nos informan que Publio Rivera Rivas, Director General de Coordinación Política de esa dependencia y colaborador de Alicia Bárcena, ha sido señalado decomportamientos misóginos y maltratos constantes. A pesar de ello, Rivera presume de su rol de operador político de Bárcena y de su futura posición en la Secretaría de Medio Ambiente. Además, Rivera ha sido criticado por favorecer a su pareja, quien lo acompaña en misiones oficiales convertidas en vacaciones. Rivera también estuvo sumido en un escándalo durante un foro de la ONU al intentar usar credenciales diplomáticas fuera del estricto protocolo de la organización. A pesar de estas controversias, Rivera mantiene la protección de Bárcena, quien lo considera su principal asesor político, lo que ha generado preocupaciones debido a su historial de conductas inapropiadas y presunto antagonismo hacia la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
X: @JoelSaucedo