/ viernes 26 de julio de 2019

Seguridad al precio que sea

Hartos de la inseguridad, los mexicanos están dispuestos a que se violen las leyes, la presunción de la inocencia y las garantías individuales, a cambio de la promesa de acabar con la impunidad y la inseguridad.

Detenciones civiles, intentos de linchamiento, policías que entran a domicilios sin orden de cateo, balaceras en lugares públicos, a plena luz del día, son ya el escenario de todos los días.

La organización ciudadana Semáforo Delictivo dio a conocer que en el primer semestre del año se incrementó la violencia en nueve delitos: extorsión en 35%, violación 12%, robo a negocio 11%, feminicidio 9%, violencia familiar 6%, homicidio 4%, lesiones 4% y secuestro de 2%.

Al respecto señala la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex): la mujer trabajadora que regresa a casa en transporte público, el estudiante que camina en los alrededores de su escuela y el empresario que transporta sus mercancías, ellos, sin importar su edad o condición social, han visto trastocada su vida cotidiana y han limitado sus libertades por la inseguridad.

Recientemente, se dio a conocer el estudio Cultura de legalidad en México del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, en el que se observa que 84% de los mexicanos justifica se cometan faltas o infracciones, como en los viejos tiempos: un país de leyes no escritas y, de principios entendidos.

Ya no es sólo decir: me pase el alto porque llevo prisa; ahora, el 62% de los mexicanos está de acuerdo con que, para poder capturar delincuentes, en ocasiones las autoridades pueden actuar al margen de la ley.

El 77% no considera que los mexicanos respeten las leyes; vivimos en un país donde se ve con naturalidad trastocar el estado de derecho.

Pero, además, el 56% de los encuestados piensa que, si es para beneficiar a la población, se justifica que un servidor público cometa una infracción. Sin embargo, el 64% no estima que la corrupción sea parte de la cultura de los mexicanos.

Textualmente hay que decirlo: Las autoridades están rebasadas en el combate a la criminalidad; la población está desesperada y, no sólo está por lograr la seguridad cueste lo que cueste, ahora sin más comunes los intentos de linchamiento, la justicia por propia mano. Los focos rojos están encendidos en todo el país.

En Twitter @TXTUALes

Hartos de la inseguridad, los mexicanos están dispuestos a que se violen las leyes, la presunción de la inocencia y las garantías individuales, a cambio de la promesa de acabar con la impunidad y la inseguridad.

Detenciones civiles, intentos de linchamiento, policías que entran a domicilios sin orden de cateo, balaceras en lugares públicos, a plena luz del día, son ya el escenario de todos los días.

La organización ciudadana Semáforo Delictivo dio a conocer que en el primer semestre del año se incrementó la violencia en nueve delitos: extorsión en 35%, violación 12%, robo a negocio 11%, feminicidio 9%, violencia familiar 6%, homicidio 4%, lesiones 4% y secuestro de 2%.

Al respecto señala la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex): la mujer trabajadora que regresa a casa en transporte público, el estudiante que camina en los alrededores de su escuela y el empresario que transporta sus mercancías, ellos, sin importar su edad o condición social, han visto trastocada su vida cotidiana y han limitado sus libertades por la inseguridad.

Recientemente, se dio a conocer el estudio Cultura de legalidad en México del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, en el que se observa que 84% de los mexicanos justifica se cometan faltas o infracciones, como en los viejos tiempos: un país de leyes no escritas y, de principios entendidos.

Ya no es sólo decir: me pase el alto porque llevo prisa; ahora, el 62% de los mexicanos está de acuerdo con que, para poder capturar delincuentes, en ocasiones las autoridades pueden actuar al margen de la ley.

El 77% no considera que los mexicanos respeten las leyes; vivimos en un país donde se ve con naturalidad trastocar el estado de derecho.

Pero, además, el 56% de los encuestados piensa que, si es para beneficiar a la población, se justifica que un servidor público cometa una infracción. Sin embargo, el 64% no estima que la corrupción sea parte de la cultura de los mexicanos.

Textualmente hay que decirlo: Las autoridades están rebasadas en el combate a la criminalidad; la población está desesperada y, no sólo está por lograr la seguridad cueste lo que cueste, ahora sin más comunes los intentos de linchamiento, la justicia por propia mano. Los focos rojos están encendidos en todo el país.

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