/ domingo 6 de septiembre de 2020

¿Se merece la CDMX el amarillo?

Pareciera que la próxima semana la iniciaremos con el semáforo amarillo en la Ciudad de México, pero, ¿realmente la capital merece cambiar de color? Es la entidad con mayor número de contagios y también de decesos, la mayor en desobediencia civil y por supuesto, la más poblada.

Después de casi 14 semanas en naranja, la ocupación hospitalaria ha bajado, no obstante, el índice de contagios y decesos continúa estacionado, lo que indica que aun no baja, sin embargo, pareciera que es tanta la necesidad de la gente de volver a salir a la calle que no importa tanto que los contagios pudieran darse en cascada.

Después de casi medio año de que el virus llegara a la capital y se decretara la jornada nacional de sana distancia, en la capital mucha gente parece que más allá de su salud están las ganas de salir a la calle, a divertirse, y un ejemplo es la actriz Andrea Legarreta quien en su desesperación por salir, fue al cine con su familia y días después, todos dieron positivo a Covid-19.

Y así como esa historia hay miles en la capital, familias enteras acuden a las plazas y los tianguis a caminar, a dar la vuelta como si el usar alcohol en las manos, un cubrebocas a medio poner y algo de gel antibacterial fuera la barrera suficiente para evitar contagios; que el andar solo en familia no pusiera en peligro a nadie.

La irresponsabilidad al evitar el contagio se ha llevado familias enteras, pero ni así hay personas que no ponen de su parte y abarrotan los lugares públicos sin las minimas medidas de seguridad, vaya ni siquiera guardan la distancia, porque “pues ya todo pasó”, ya no hay necesidad de que se cuide uno, dicen algunos.

La conciencia no va a llegar por arte de magia y está claro que de parte del gobierno tampoco va a llegar, así que queda en nosotros el querer contagiarse o no; la vacuna aun no existe y quizá aun pasen varios meses para que esta llegue al país y aun más para que se pueda distribuir.

También hace falta ver si es que ante el desabasto de medicinas que ha imperado en le régimen de la 4T no llega hasta las vacunas, pues el covid alcanzó a la temporada de influenza y justo ahora empieza la temporada de esta enfermedad, lo que viene a complicar más la contingencia.

Pareciera que la próxima semana la iniciaremos con el semáforo amarillo en la Ciudad de México, pero, ¿realmente la capital merece cambiar de color? Es la entidad con mayor número de contagios y también de decesos, la mayor en desobediencia civil y por supuesto, la más poblada.

Después de casi 14 semanas en naranja, la ocupación hospitalaria ha bajado, no obstante, el índice de contagios y decesos continúa estacionado, lo que indica que aun no baja, sin embargo, pareciera que es tanta la necesidad de la gente de volver a salir a la calle que no importa tanto que los contagios pudieran darse en cascada.

Después de casi medio año de que el virus llegara a la capital y se decretara la jornada nacional de sana distancia, en la capital mucha gente parece que más allá de su salud están las ganas de salir a la calle, a divertirse, y un ejemplo es la actriz Andrea Legarreta quien en su desesperación por salir, fue al cine con su familia y días después, todos dieron positivo a Covid-19.

Y así como esa historia hay miles en la capital, familias enteras acuden a las plazas y los tianguis a caminar, a dar la vuelta como si el usar alcohol en las manos, un cubrebocas a medio poner y algo de gel antibacterial fuera la barrera suficiente para evitar contagios; que el andar solo en familia no pusiera en peligro a nadie.

La irresponsabilidad al evitar el contagio se ha llevado familias enteras, pero ni así hay personas que no ponen de su parte y abarrotan los lugares públicos sin las minimas medidas de seguridad, vaya ni siquiera guardan la distancia, porque “pues ya todo pasó”, ya no hay necesidad de que se cuide uno, dicen algunos.

La conciencia no va a llegar por arte de magia y está claro que de parte del gobierno tampoco va a llegar, así que queda en nosotros el querer contagiarse o no; la vacuna aun no existe y quizá aun pasen varios meses para que esta llegue al país y aun más para que se pueda distribuir.

También hace falta ver si es que ante el desabasto de medicinas que ha imperado en le régimen de la 4T no llega hasta las vacunas, pues el covid alcanzó a la temporada de influenza y justo ahora empieza la temporada de esta enfermedad, lo que viene a complicar más la contingencia.

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