/ lunes 9 de diciembre de 2019

Se acaba la luna de miel del Fonacot y Luisa María

Hace falta más que honestidad para ocuparse de los puestos directivos en la administración pública y, al parecer, será una lección que aprenderán a fuerza de golpes de realidad los integrantes de la cuatroté. Uno de los primeros casos es observado entre la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, y el titular de Fonacot, Alberto Ortiz Bolaños. La Luna de Miel empezó a inicios de diciembre de 2018, y se agota un año después, pues mientras todo era felicidad y la funcionaria daba su apoyo a Ortiz Bolaños a pesar de no contar con los dos años de experiencia que marca la ley, hoy dicho desconocimiento cobra factura a más de uno de los involucrados en esta trama.

Los trabajadores han sido los más afectados, en primer lugar por la caída de sistemas registrada desde el lunes pasado, pues finalizó el viernes y no se habían reestablecido, motivo por el que no se pudo otorgar ni un sólo crédito a escala nacional o regional. Así, las pérdidas se calculan hasta en 50 millones de pesos al día. Persiste la desinformación, aún cuando la principal consigna del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido entregar los datos en tiempo y forma, transparentar. Una de las muestras más claras de esta situación fueron las redes sociales, en donde la cuenta oficial del Fonacot ofrecía respuestas poco claras para los interesados en conocer hasta cuándo se mantendrían sin actividades.

Si la intención del gobierno actual era recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones, con perfiles como el de Ortiz Bolaños se consigue lo contrario, por ejemplo, sobre el caso aún no se conoce la opinión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), de Adalberto Palma, organismo que tiene como obligación procurar la estabilidad del sistema financiero mexicano. Pero a nadie resultó extraño cuando el viernes pasado Alcalde Luján llamó al directivo a sus oficinas.

Sumado a ello, el Fonacot se ha mantenido en el ojo del huracán desde que Alberto Ortiz aprobó unilateralmente el Fondo de Protección de Pagos, esquema que algunos consideran inviable debido a que debe funcionar mediante cuentas individualizadas para respaldar a los acreditados en caso de desempleo, invalidez o fallecimiento. Sin embargo, precisamente al tener que apegarse a ese esquema se quedaría sin recursos suficientes, en cuyo caso nadie responderá por los acreditados aunque hayan realizado la aportación que exige su contrato, ni siquiera el mismo Fonacot.

La reputación del Fonacot está en juego e incluso sus operaciones, ya que es analizado en la Cámara de Senadores por la Comisión del Trabajo y Previsión Social, que preside Napoleón Gómez Urrutia. Nos cuentan los involucrados en hacer ver este conflicto que ni pagando desplegados en diarios amigos atacando a los críticos se podrá silenciar este escándalo en proceso.

Hace falta más que honestidad para ocuparse de los puestos directivos en la administración pública y, al parecer, será una lección que aprenderán a fuerza de golpes de realidad los integrantes de la cuatroté. Uno de los primeros casos es observado entre la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, y el titular de Fonacot, Alberto Ortiz Bolaños. La Luna de Miel empezó a inicios de diciembre de 2018, y se agota un año después, pues mientras todo era felicidad y la funcionaria daba su apoyo a Ortiz Bolaños a pesar de no contar con los dos años de experiencia que marca la ley, hoy dicho desconocimiento cobra factura a más de uno de los involucrados en esta trama.

Los trabajadores han sido los más afectados, en primer lugar por la caída de sistemas registrada desde el lunes pasado, pues finalizó el viernes y no se habían reestablecido, motivo por el que no se pudo otorgar ni un sólo crédito a escala nacional o regional. Así, las pérdidas se calculan hasta en 50 millones de pesos al día. Persiste la desinformación, aún cuando la principal consigna del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido entregar los datos en tiempo y forma, transparentar. Una de las muestras más claras de esta situación fueron las redes sociales, en donde la cuenta oficial del Fonacot ofrecía respuestas poco claras para los interesados en conocer hasta cuándo se mantendrían sin actividades.

Si la intención del gobierno actual era recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones, con perfiles como el de Ortiz Bolaños se consigue lo contrario, por ejemplo, sobre el caso aún no se conoce la opinión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), de Adalberto Palma, organismo que tiene como obligación procurar la estabilidad del sistema financiero mexicano. Pero a nadie resultó extraño cuando el viernes pasado Alcalde Luján llamó al directivo a sus oficinas.

Sumado a ello, el Fonacot se ha mantenido en el ojo del huracán desde que Alberto Ortiz aprobó unilateralmente el Fondo de Protección de Pagos, esquema que algunos consideran inviable debido a que debe funcionar mediante cuentas individualizadas para respaldar a los acreditados en caso de desempleo, invalidez o fallecimiento. Sin embargo, precisamente al tener que apegarse a ese esquema se quedaría sin recursos suficientes, en cuyo caso nadie responderá por los acreditados aunque hayan realizado la aportación que exige su contrato, ni siquiera el mismo Fonacot.

La reputación del Fonacot está en juego e incluso sus operaciones, ya que es analizado en la Cámara de Senadores por la Comisión del Trabajo y Previsión Social, que preside Napoleón Gómez Urrutia. Nos cuentan los involucrados en hacer ver este conflicto que ni pagando desplegados en diarios amigos atacando a los críticos se podrá silenciar este escándalo en proceso.