Como balde de agua cayó sobre muchos mexicanos que esperaban ansiosamente la vacuna contra Covid-19, el anuncio de que la alianza farmacéutica Pfizer-BioNTech retrasará la entrega de vacunas.
El incierto discurso oficialista volvió a hacer de las suyas. De un día a otro cambió de opinión y autorizó a organismos privados, empresas y gobiernos estatales comprar sus propios inmunológicos, siempre y cuando cumplan ciertos requisitos y, obviamente, los encuentren disponibles en el mercado internacional.
El repentino cambio de opinión no es porque se quiera corregir el error, es algo que se parece más al clásico grito de “¡sálvese quien pueda!”, ante la ineptitud e incapacidad que ha demostrado la autoridad para cumplir con su obligación de proteger y cuidar la salud de todos los mexicanos.
¡Qué envidia!, (de la buena dicen algunos) causaron las imágenes de la vacunación masiva que lleva a cabo Estados Unidos en sus grandes estadios y emblemáticos parques de diversiones ante la mirada de toda su población y el mundo entero, mientras en México la información sobre la compra y aplicación de vacunas está reservada y por trascendidos, la población se entera del agandalle de las pocas dosis que llegan.
Ante este nuevo escenario, el gobierno de la 4T, así como organismos privados y gobiernos estatales centran su atención en el inmunológico chino de CanSino y la vacuna rusa Sputnik V.
Entre las ventajas que ofrece la vacuna china de CanSino Biologics destaca su precio de 4 dólares en comparación con los 19 dólares que cuesta la vacuna de Pfizer; que su esquema es de una sola dosis y que su conservación, almacenamiento y traslado no requiere sistemas de ultra refrigeración de -70 grados, por lo que se adapta a las cadenas de frío que tienen hospitales y laboratorios mexicanos.
La desventaja es que la vacuna de CanSino se encuentra en fase tres y pese a que en China y Rusia ya ha sido aprobada para su uso emergente, en países occidentales ninguna agencia sanitaria, como la FDA de Estados Unidos o la EMA en Europa (Agencia Europea de Medicamentos) le han dado todavía su autorización.
Algunos consideran que la vacuna china es una opción viable para cumplir la meta de vacunación gubernamental en México, pero para ello, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) deberá aprobar su uso emergente.
La Cofepris tendrá que irse sola en el trabajo de autorización y validación de los estudios clínicos de la vacuna de CanSino, justo cuando la agencia sanitaria mexicana no pasa por su mejor momento, debido a los recortes presupuestales y los despidos de personal técnico a consecuencia de las medidas de austeridad de la 4T, ahorro que ha salido más caro.
