El viernes el presidente López Obrador reclamó a Estados Unidos por no dar información precisa sobre la detención de El Mayo Zambada y el hijo de El Chapo Guzmán. Textual dijo: “Por ejemplo, ¿qué pasó con el piloto, quién era? Y desde luego que saben de dónde salió el avión, y queremos saber más sobre la negociación, si fue un acuerdo o cómo llegó a declarar el abogado del señor Zambada de que lo habían detenido, entonces, saber bien todo esto, vamos a esperar”
La respuesta llegó por la tarde. El embajador Ken Salazar fue muy puntual. Es un avión mexicano con un piloto mexicano, que no es empleado por nadie de Estados Unidos, no fue contratado por ello y no es ciudadano, el vuelo salió de Sinaloa y llegó a Nuevo México, Los agentes que participaron no están en México, en todo caso era una operación entre los cárteles dónde uno, Joaquín Guzmán, entregó al otro, El Mayo Zambada que sí fue llevado contra su voluntad, Toda esta información, remata el embajador, ya la tiene el gobierno de México y la Fiscalía General de la República. La duda entonces es si todas estás preguntas no se las hicieron en la mesa de seguridad que hace todos los días antes de la mañanera y si no le contaron todo.
Ahora, en esta idea de saber qué fue lo qué pasó la narrativa se complica mucho porque el abogado de El Mayo Zambada dio a conocer un posicionamiento en el que dice que fue emboscado cuando esperaba reunirse con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y con Héctor Melesio Cuen Ojeda, que fue asesinado antes de todo este. La reunión con los políticos era para limar asperezas y terminar con el enfrentamiento político que hay entre ambos, en su declaración El Mayo Zambada dice que vió en el sitio a Cuen Ojeda, a Joaquín Guzmán después fue secuestrado y terminó en Estados Unidos.
El resultado de esta operación es que hay un político asesinado, Héctor Melesio Cuen Ojeda, y un jefe del narco secuestrado y entregado, El Mayo Zambada; un gobernador puesto contra la pared, que niega todo vínculo con todo mundo y un presidente con demasiadas dudas, muchas de ellas legítimas, pero al que, parece, no le cuentan todo lo que pasa. El gobernador debería de pedir licencia para aclarar todo este proceso, sobre todo porque hay una vinculación directa de un jefe del narco con su presencia en una supuesta reunión -mediación de un conflicto en el estado, por cierto, según el testimonio hecho público por el abogado Cuen Ojeda habría sido asesinado en el mismo sitio donde se iba a hacer la reunión y él fue secuestrado.
Rubén Rocha dijo, en medio de toda esta polémica, “yo no estaba ese día en Sinaloa, todo me lo informaron durante el día y la noche, y regrese al otro día muy tempranito” (...) “si dijeron que iba a estar yo, pues mintieron y si les creyó, pues cayó en la trampa”. No fue lo único que hizo, pidió a la FGR que investigue a fondo las acusaciones, insiste en que no tiene ningún vínculo con el narco y que todo debe resolverse a través de las instituciones y el presidente lo respalda y hasta felicita por enfrentar esta crisis con cautela. De nuevo Sinaloa pone de cabeza a la política y a los políticos de la 4T.
En otros temas, nos cuentan que la reunión entre la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López, con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) capítulo Guerrero y las empresas de la zona Diamante de Acapulco se concentró en la crisis que se vive en la zona a casi 10 meses del paso del huracán Otis. Más allá de la declaración oficial sobre las acciones coordinadas en la zona Diamante, la queja es que más allá de la primeras calles pegadas a la playa no hay un trabajo de recuperación del puerto, siguen los árboles derrumbados, la reactivación de la zona Diamante de Acapulco sigue pendiente y están buscando abrir un canal de comunicación con el próximo gobierno federal.
PD: Nos dicen en la Sedena que los mandos superiores están listos para ofrecer su lealtad el 1 de octubre al nuevo titular del Poder Ejecutivo, a quien reconocen como Comandante Supremo. No hay duda, explican, sobre su institucionalidad