/ martes 21 de abril de 2020

“Que poca madre”

Durante el encierro (cuarentena) que millones de mexicanos vivimos por la pandemia denominada COVID-19, lamentablemente también vemos, leemos y escuchamos día a día como el constante bombardeo de información puede provocar una mayor ansiedad, con efectos inmediatos en nuestra salud mental. Pero el sentimiento constante de amenaza puede tener otros efectos más traicioneros en nuestra psicología. Debido a algunas respuestas a las enfermedades que fueron evolucionando con los siglos, el miedo al contagio nos lleva a ser más conformistas y primitivos, y agresivos incluso.

Durante el tiempo que llevamos de aislamiento “voluntario” advertimos por un lado, lonas, carteles, pancartas que se alzan entre las muchas manos de miles de enfermeros, médicos y plantilla de salud que han salido a manifestarse en las distintas entidades del país, por las carencias de medicamentos, materiales e insumos. Es decir, no cuentan con lo mínimo indispensable para combatir el COVID-19 o atender a la población en riesgo, mucho menos para su protección personal.

Por otro lado, los recientes informes de aumento de xenofobia y racismo pueden ser el primer signo del aumento de agresiones contra el personal de salud esto, pero si las predicciones de la investigación científica son correctas, pueden reflejar cambios sociales y psicológicos mucho más profundos. “Que poca madre” que aun cuando estos valerosos hombres y mujeres arriesgan su salud y hasta la vida, sean agredidos verbal y físicamente por otras personas que se escudan en el temor e incertidumbre de la situación. Más lamentable aún que el “gobierno de la 4ta.transformación” no tenga la sensibilidad ni los criterios adecuados para brindar, salud, seguridad y certeza a la población.

Todos los servidores públicos integrantes del sector salud nacional, en especial los que están en la primera línea de fuego, son unos gladiadores, son hoy y siempre nuestros grandes héroes nacionales dedicados a salvar miles de vidas humanas. Seamos todos más receptivos, respetemos su invaluable trabajo e incluso, si podemos, proporcionémosles insumos para su protección.


Durante el encierro (cuarentena) que millones de mexicanos vivimos por la pandemia denominada COVID-19, lamentablemente también vemos, leemos y escuchamos día a día como el constante bombardeo de información puede provocar una mayor ansiedad, con efectos inmediatos en nuestra salud mental. Pero el sentimiento constante de amenaza puede tener otros efectos más traicioneros en nuestra psicología. Debido a algunas respuestas a las enfermedades que fueron evolucionando con los siglos, el miedo al contagio nos lleva a ser más conformistas y primitivos, y agresivos incluso.

Durante el tiempo que llevamos de aislamiento “voluntario” advertimos por un lado, lonas, carteles, pancartas que se alzan entre las muchas manos de miles de enfermeros, médicos y plantilla de salud que han salido a manifestarse en las distintas entidades del país, por las carencias de medicamentos, materiales e insumos. Es decir, no cuentan con lo mínimo indispensable para combatir el COVID-19 o atender a la población en riesgo, mucho menos para su protección personal.

Por otro lado, los recientes informes de aumento de xenofobia y racismo pueden ser el primer signo del aumento de agresiones contra el personal de salud esto, pero si las predicciones de la investigación científica son correctas, pueden reflejar cambios sociales y psicológicos mucho más profundos. “Que poca madre” que aun cuando estos valerosos hombres y mujeres arriesgan su salud y hasta la vida, sean agredidos verbal y físicamente por otras personas que se escudan en el temor e incertidumbre de la situación. Más lamentable aún que el “gobierno de la 4ta.transformación” no tenga la sensibilidad ni los criterios adecuados para brindar, salud, seguridad y certeza a la población.

Todos los servidores públicos integrantes del sector salud nacional, en especial los que están en la primera línea de fuego, son unos gladiadores, son hoy y siempre nuestros grandes héroes nacionales dedicados a salvar miles de vidas humanas. Seamos todos más receptivos, respetemos su invaluable trabajo e incluso, si podemos, proporcionémosles insumos para su protección.