/ martes 6 de agosto de 2019

Prioridad dotar de presupuesto en materia de seguridad y educación

Uno de los hechos que ha llamado la atención a los especialistas en derechos humanos son los linchamientos que se han registrado en los últimos tres años a nivel nacional.

De acuerdo a un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), se han detectado 366 casos, desde el 2015 al 2018, principalmente en 188 municipios donde prevalece la pobreza y bajos niveles de educación.

Este dato es para reflexionar sobre la imperante necesidad de no dar marcha atrás a acciones y programas que buscan abatir la pobreza, apuestan por la educación y el combate a la inseguridad pública.

Nuestro país requiere que se invierta en políticas públicas en estos rubros y, un ejemplo de ello, son las cifras y los municipios detectados que registran niveles de pobreza y de pobreza moderada en casi 50% de su población y donde muchos de sus habitantes apenas terminaron la educación básica.

Estamos hablando de municipios como Ecatepec con 28 casos, Cárdenas con 10, Iztapalapa con ocho, Naucalpan con siete y Puebla con 13, según señala el Informe Especial sobre Linchamientos en Territorio Nacional por la CNDH, el cual ubica que la principal causa de los mismos es el robo en el patrimonio de las personas en un 69% de los casos.

En el análisis y debate sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2020, que iniciará muy pronto en el Congreso de la Unión, esta situación no puede ignorarse, pues estamos hablando de una situación que tiende a aumentar, según señala la propia CNDH.

El estudio define a los linchamientos como “actos ilícitos, que constituyen una de las expresiones más graves de la crisis de inseguridad, violencia e impunidad”. Pero también hay que agregar que la inseguridad en nuestro país es un problema que tiene niveles preocupantes y que la percepción de la población no es muy positiva.

Por esta razón, es importante garantizar el presupuesto suficiente y acciones en materia de seguridad, educación y combate a la pobreza. No es una tarea fácil, pero es de alta prioridad atenderlo.

Uno de los hechos que ha llamado la atención a los especialistas en derechos humanos son los linchamientos que se han registrado en los últimos tres años a nivel nacional.

De acuerdo a un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), se han detectado 366 casos, desde el 2015 al 2018, principalmente en 188 municipios donde prevalece la pobreza y bajos niveles de educación.

Este dato es para reflexionar sobre la imperante necesidad de no dar marcha atrás a acciones y programas que buscan abatir la pobreza, apuestan por la educación y el combate a la inseguridad pública.

Nuestro país requiere que se invierta en políticas públicas en estos rubros y, un ejemplo de ello, son las cifras y los municipios detectados que registran niveles de pobreza y de pobreza moderada en casi 50% de su población y donde muchos de sus habitantes apenas terminaron la educación básica.

Estamos hablando de municipios como Ecatepec con 28 casos, Cárdenas con 10, Iztapalapa con ocho, Naucalpan con siete y Puebla con 13, según señala el Informe Especial sobre Linchamientos en Territorio Nacional por la CNDH, el cual ubica que la principal causa de los mismos es el robo en el patrimonio de las personas en un 69% de los casos.

En el análisis y debate sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2020, que iniciará muy pronto en el Congreso de la Unión, esta situación no puede ignorarse, pues estamos hablando de una situación que tiende a aumentar, según señala la propia CNDH.

El estudio define a los linchamientos como “actos ilícitos, que constituyen una de las expresiones más graves de la crisis de inseguridad, violencia e impunidad”. Pero también hay que agregar que la inseguridad en nuestro país es un problema que tiene niveles preocupantes y que la percepción de la población no es muy positiva.

Por esta razón, es importante garantizar el presupuesto suficiente y acciones en materia de seguridad, educación y combate a la pobreza. No es una tarea fácil, pero es de alta prioridad atenderlo.