/ martes 12 de octubre de 2021

Pobreza, poder del populismo

Como ya se ha dicho en diversos ensayos literarios presentados, la historia de América Latina -y México no es la excepción- está llena de "episodios populistas", en los cuales se ve reflejado fielmente que la pobreza da poder al populismo, así, diferentes regímenes en nuestro país han causado efectos devastadores, a grado tal, que la pobreza y pobreza extrema en nuestra nación alcanza ya, según José Nabor Cruz Marcelo, secretario ejecutivo del Coneval que; con base en los resultados de la ‘Medición multidimensional de la pobreza en México 2018-2020′, en 2018 había 51.9 millones de personas en situación de pobreza, mientras que en 2020, también a causa de la pandemia de COVID-19, dicha cifra incrementó a 55.7 millones. En el rubro de población en situación de pobreza extrema se registró un aumento de 2.1 millones, por lo que el número total subió de 8.7 millones a 10.8.

El vocablo “populista” se utilizó durante la presidencia de Cárdenas en México, pero también al régimen peronista en la Argentina y al del presidente Vargas en el Brasil. Mas recientemente, y a pesar de las diferencias considerables, se empleó también el término populista al régimen de Allende en Chile, a las presidencias de Echeverría y López Portillo, y de García en el Perú. Existen grandes diferencias ideológicas entre todos ellos, como las hay también en el contexto internacional en el que ocurren". Perón salió de la "derecha militar", mientas que Allende estaba "en la izquierda". Cárdenas consolidaba el régimen posrevolucionario en México: Allende intentaba construir el socialismo en Chile.

México es un gran país y, con todos los defectos de su viejo sistema político, ha vivido un proceso democratizador indiscutible, en el que tanto las élites como la población común y corriente vienen participando con entusiasmo. De acuerdo al diario El País, los Gobiernos de estas últimas décadas fueron elegidos en elecciones genuinas, y su política internacional ha correspondido en esos años con la del llamado Grupo de Lima, que, en casos como los de Venezuela y Nicaragua —dos regímenes autoritarios y corruptos—, ha mantenido una posición impecable, exigiendo elecciones libres y defendiendo a la oposición que es víctima de maltratos, encarcelamientos, torturas y asesinatos. Desde que está en el poder López Obrador, México ha optado por una “neutralidad” que equivale a complicidad con ambas dictaduras (como si se pudiera ser neutral ante la peste bubónica).

La era de los caudillos pues, debe quedar atrás y para siempre en una América Latina, son la libertad y la democracia las que van reemplazando a las tiranías populistas que, solo buscan generar más pobres, mantener su poder y le han hecho tanto daño a México. La presente administración definió su ideología populista. Un solo hombre gobierna, es el estratega, da los discursos y marca la agenda… es decir, la narrativa de confrontación entre el pueblo y la élite mexicana.

Como ya se ha dicho en diversos ensayos literarios presentados, la historia de América Latina -y México no es la excepción- está llena de "episodios populistas", en los cuales se ve reflejado fielmente que la pobreza da poder al populismo, así, diferentes regímenes en nuestro país han causado efectos devastadores, a grado tal, que la pobreza y pobreza extrema en nuestra nación alcanza ya, según José Nabor Cruz Marcelo, secretario ejecutivo del Coneval que; con base en los resultados de la ‘Medición multidimensional de la pobreza en México 2018-2020′, en 2018 había 51.9 millones de personas en situación de pobreza, mientras que en 2020, también a causa de la pandemia de COVID-19, dicha cifra incrementó a 55.7 millones. En el rubro de población en situación de pobreza extrema se registró un aumento de 2.1 millones, por lo que el número total subió de 8.7 millones a 10.8.

El vocablo “populista” se utilizó durante la presidencia de Cárdenas en México, pero también al régimen peronista en la Argentina y al del presidente Vargas en el Brasil. Mas recientemente, y a pesar de las diferencias considerables, se empleó también el término populista al régimen de Allende en Chile, a las presidencias de Echeverría y López Portillo, y de García en el Perú. Existen grandes diferencias ideológicas entre todos ellos, como las hay también en el contexto internacional en el que ocurren". Perón salió de la "derecha militar", mientas que Allende estaba "en la izquierda". Cárdenas consolidaba el régimen posrevolucionario en México: Allende intentaba construir el socialismo en Chile.

México es un gran país y, con todos los defectos de su viejo sistema político, ha vivido un proceso democratizador indiscutible, en el que tanto las élites como la población común y corriente vienen participando con entusiasmo. De acuerdo al diario El País, los Gobiernos de estas últimas décadas fueron elegidos en elecciones genuinas, y su política internacional ha correspondido en esos años con la del llamado Grupo de Lima, que, en casos como los de Venezuela y Nicaragua —dos regímenes autoritarios y corruptos—, ha mantenido una posición impecable, exigiendo elecciones libres y defendiendo a la oposición que es víctima de maltratos, encarcelamientos, torturas y asesinatos. Desde que está en el poder López Obrador, México ha optado por una “neutralidad” que equivale a complicidad con ambas dictaduras (como si se pudiera ser neutral ante la peste bubónica).

La era de los caudillos pues, debe quedar atrás y para siempre en una América Latina, son la libertad y la democracia las que van reemplazando a las tiranías populistas que, solo buscan generar más pobres, mantener su poder y le han hecho tanto daño a México. La presente administración definió su ideología populista. Un solo hombre gobierna, es el estratega, da los discursos y marca la agenda… es decir, la narrativa de confrontación entre el pueblo y la élite mexicana.