Operan fuera de la ley, en el clandestinaje del patio de una casa, detrás de la cortina de una miscelánea o cobijadas en la irregularidad de otros comercios ambulantes. Alrededor de ellas el riesgo de otros delitos está presente.
Por las denuncias ciudadanas se sabe de la venta de alcohol a menores de edad en las chelerías, comercialización de drogas, robos a transeúntes como de autopartes, lesiones en riñas, ya sea con arma blanca o de fuego, y eventualmente homicidios.
El pasado 26 de julio, en uno de esos negocios en la colonia CTM Culhuacán, en Coyoacán, fueron asesinadas a tiros tres personas mientras consumían bebidas.
Ese lamentable suceso puede representar la oportunidad para visibilizar desde la ciudadanía los riesgos implícitos en torno a este tipo de negocios montados sobre la promoción de boca en boca, en redes sociales o en el paso por los tianguis.
Proliferaron en medio de la pandemia como alternativa ante las restricciones sanitarias para bares y negocios legalmente establecidos.
De acuerdo con los reportes atendidos desde el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, en las chelerías la principal irregularidad revelada por los testigos es el consumo de bebidas por parte de menores de edad.
Este año, a la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, han llegado más de 270 casos, y las colonias con más reportes son Pedregal de Santo Domingo y Pedregal de Santa Úrsula, en Coyoacán; San Pedro Xalpa en Azcapotzalco, Roma en Cuauhtémoc y Jardines de San Lorenzo Tezonco en Iztapalapa.
Su apertura implica, en muchos casos, un ocultamiento —al menos administrativo— de las autoridades hacendaria, sanitaria, de protección civil y seguridad. Ese sentido clandestino dificulta la operación de las autoridades para la ubicación, suspensión o clausura de estos comercios.
En la recuperación de espacios públicos —como la iniciada hace unas semanas en la Glorieta de Insurgentes— es central la participación ciudadana para la identificación y ubicación de sitios con operación irregular que pueden representar un riesgo para la sana convivencia vecinal.
La disposición exhibida por las autoridades, con el fortalecimiento de operativos impulsados por el Jefe de Gobierno de la capital nacional, Martí Batres, o el modelo de atención implementado en Iztapalapa por la próxima gobernante de la capital nacional, Clara Brugada, requiere voluntad y apertura al reporte vecinal y las denuncias para erradicar este mercado negro de la diversión.
En la Ciudad de México existen establecimientos formales, que pagan impuestos y cumplen con medidas de higiene y protección civil; son negocios tradicionales en los barrios, mientras las chelerías operan sin permisos. Su presencia demanda control, integración a un orden legal, en aprovechamiento de una mayor confianza ciudadana en la seguridad.
Una forma de ordenar el paisaje urbano.
Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres