/ martes 16 de julio de 2024

OPINIÓN POR FERNANDO SCHÜTTE ELGUERO | A veinte años de la Marcha Blanca y algo más

El 27 de Junio del 2004, se llevó a cabo la Marcha Blanca, hace 20 años en el seno del Consejo Ciudadano que yo presidía empezamos a organizar un movimiento a favor de la paz en virtud de la terrible inseguridad que vivíamos los mexicanos, a este movimiento se sumaron diversos grupos unos con nobles intenciones y otros no tanto, la derecha intentó manipularlo a tal grado que gran parte de la narrativa actual señala a cierto grupo como quien inició la idea y la encabezó, en un afán protagónico que más tarde se convertiría en una empresa dela “sociedad civil” que vendía certificados de cumplimiento en materia de seguridad a los gobiernos federal, estatal y municipal.

A esa marcha acudimos dos millones de personas, según las cuentas ofrecidas por actuarios de la UNAM, además de las organizadas en las diferentes ciudades del país, era una marcha por la paz y la convirtieron en una marcha en contra de la delincuencia. Años atrás yo había iniciado un movimiento llamado listón blanco, mismo que generó un par de marchas pequeñas encabezadas por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, hombre al que admito y respeto, pero que en ese momento tuvo una participación criticable, luego el presidente Zedillo convocó a una reunión en el Museo de Antropología en donde se organizó un gabinete de seguridad y se conformó México Unido Contra la Delincuencia, movimiento legítimo en ese tiempo y representado dignamente por Josefina Ricaño, reunión a la que me negué a asistir, pues se trataba de un acto político solamente cuando lo necesario eran estrategias y sobre todo voluntad política que incluía que los gobiernos dejaran de tener sociedades criminales, que dejaran de ser permisivos y socios de la delincuencia organizada.

Los homicidios fueron creciendo como hemos podido verlo y cada sexenio se atribuye victorias pírricas, cuando disminuye un pequeño porcentaje la criminalidad, la verdad es que dan vergüenza nuestros gobiernos, no acaban de entender que junto con la pobreza y la mala educación, la delincuencia es el cáncer que hace que México no pueda crecer adecuadamente y que ello impone un sistema policial, fiscal, judicial y carcelario que solo refuerzan el modelo de inseguridad pública.

Sobre las anécdotas de aquella marcha podría yo escribir un libro, mis enormes diferencias con Fox, su intolerancia e ineficacia, los roces con los grupos que se iban sumando al movimiento, las auditorias fiscales que Fox me envió y mis charlas con mi interlocutor oficial, el General Secretario de la Defensa Nacional.

Por otro lado, me parecen muy lógicas todas las noticias referentes al atentado en contra de Donald Trump, desde las que condenan el acto y lo califican como terrorismo interno, con todas las implicaciones que ello conlleva, hasta quienes cuestionan su veracidad. La falta de escrúpulos de Trump, ha hecho que que existan voces que invitan a dudar del hecho y lo consideran autoatentado, como aquellos que dicen que si trataron de matarlo, y exponen razones como el odio que él mismo genera y la división que ha logrado del pueblo norteamericano.

Haiga sido como haiga sido (frase excelsa de Felipe Calderón), no es muy distinto de lo que pasa en nuestro país. Polarización social, hacerse la víctima parece una forma de hacer política que conmueve a los más tontos para votar o apoyar políticamente por lástima o en contra de una injusticia imaginaria.

Opinión por Fernando Schütte Elguero

@FSchutte

El 27 de Junio del 2004, se llevó a cabo la Marcha Blanca, hace 20 años en el seno del Consejo Ciudadano que yo presidía empezamos a organizar un movimiento a favor de la paz en virtud de la terrible inseguridad que vivíamos los mexicanos, a este movimiento se sumaron diversos grupos unos con nobles intenciones y otros no tanto, la derecha intentó manipularlo a tal grado que gran parte de la narrativa actual señala a cierto grupo como quien inició la idea y la encabezó, en un afán protagónico que más tarde se convertiría en una empresa dela “sociedad civil” que vendía certificados de cumplimiento en materia de seguridad a los gobiernos federal, estatal y municipal.

A esa marcha acudimos dos millones de personas, según las cuentas ofrecidas por actuarios de la UNAM, además de las organizadas en las diferentes ciudades del país, era una marcha por la paz y la convirtieron en una marcha en contra de la delincuencia. Años atrás yo había iniciado un movimiento llamado listón blanco, mismo que generó un par de marchas pequeñas encabezadas por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, hombre al que admito y respeto, pero que en ese momento tuvo una participación criticable, luego el presidente Zedillo convocó a una reunión en el Museo de Antropología en donde se organizó un gabinete de seguridad y se conformó México Unido Contra la Delincuencia, movimiento legítimo en ese tiempo y representado dignamente por Josefina Ricaño, reunión a la que me negué a asistir, pues se trataba de un acto político solamente cuando lo necesario eran estrategias y sobre todo voluntad política que incluía que los gobiernos dejaran de tener sociedades criminales, que dejaran de ser permisivos y socios de la delincuencia organizada.

Los homicidios fueron creciendo como hemos podido verlo y cada sexenio se atribuye victorias pírricas, cuando disminuye un pequeño porcentaje la criminalidad, la verdad es que dan vergüenza nuestros gobiernos, no acaban de entender que junto con la pobreza y la mala educación, la delincuencia es el cáncer que hace que México no pueda crecer adecuadamente y que ello impone un sistema policial, fiscal, judicial y carcelario que solo refuerzan el modelo de inseguridad pública.

Sobre las anécdotas de aquella marcha podría yo escribir un libro, mis enormes diferencias con Fox, su intolerancia e ineficacia, los roces con los grupos que se iban sumando al movimiento, las auditorias fiscales que Fox me envió y mis charlas con mi interlocutor oficial, el General Secretario de la Defensa Nacional.

Por otro lado, me parecen muy lógicas todas las noticias referentes al atentado en contra de Donald Trump, desde las que condenan el acto y lo califican como terrorismo interno, con todas las implicaciones que ello conlleva, hasta quienes cuestionan su veracidad. La falta de escrúpulos de Trump, ha hecho que que existan voces que invitan a dudar del hecho y lo consideran autoatentado, como aquellos que dicen que si trataron de matarlo, y exponen razones como el odio que él mismo genera y la división que ha logrado del pueblo norteamericano.

Haiga sido como haiga sido (frase excelsa de Felipe Calderón), no es muy distinto de lo que pasa en nuestro país. Polarización social, hacerse la víctima parece una forma de hacer política que conmueve a los más tontos para votar o apoyar políticamente por lástima o en contra de una injusticia imaginaria.

Opinión por Fernando Schütte Elguero

@FSchutte