/ martes 19 de julio de 2022

OPINIÓN ARMANDO ZÚÑIGA SALINAS | Urgente, expedir la Ley General de Seguridad Privada

¿Recuerda usted, estimado lector, la última vez que acudió a su plaza comercial favorita, a pagar algún servicio, a una sucursal bancaria o al estadio para ver algún espectáculo deportivo o musical? Seguramente lo recuerda, pero posiblemente no se dio cuenta de lo que tienen en común estos lugares: cuentan con uno o varios elementos de seguridad privada.

Con un boom en su desarrollo como negocio hace aproximadamente 30 años, la industria de la seguridad privada en México da empleo a cerca de un millón de personas en la actualidad y genera 2% del Producto Interno Bruto del país.

No es todo. Datos de las Agrupaciones de Seguridad Unidas por México (ASUME), indican que hay cerca de ocho mil empresas en el sector, sin embargo, se estima que más del 50% caen en la informalidad por falta de permisos, no pagar impuestos ni dar de alta en el seguro social a sus trabajadores, pagar bajos sueldos y no capacitar debidamente al personal, lo que demerita la calidad de los servicios.

En tanto, información del Instituto Mexicano del Seguro Social reporta 417 mil 364 trabajadores en el sector de Servicios de Protección y Custodia, equivalente a la mitad de empresas constituidas formalmente mencionado líneas atrás, y se tiene un registro de siete mil 299 patrones en el sector.

Hay más. Aunque lo más visible son los guardias de seguridad que vemos en empresas, condominios, zonas residenciales, también existen los blindadores, empresas que realizan un trabajo de extraordinaria calidad que actualmente exporta autos blindados a Medio Oriente y Europa, además de las compañías de tecnología que comercializan cámaras de seguridad o las de rastreo vehicular.

Y aunque estemos acostumbrados a ellos, el ver uniformados en diferentes lugares, públicos y privados, hace válida una pregunta: ¿cuál es la diferencia entre seguridad pública y privada?

Según el estudio “La seguridad privada en México: su regulación y prospectiva”, realizado por el Laboratorio de Estudios sobre Empresas Trasnacionales (LET) de la Universidad Nacional Autónoma de México, delimitar las fronteras entre seguridad pública y privada es un trabajo complejo por la porosidad y traslape de funciones entre ambas.

“… Se pueden señalar puntos de análisis. Por ejemplo, el ámbito de acción, público o privado donde las funciones para la seguridad pública son amplias, principalmente de acción reactiva; mientras que para la seguridad privada son limitadas, y de acción preventiva; los sujetos son funcionarios, para el caso público y ciudadanos, para el caso privado”.

El estudio añade que la seguridad pública responde al Poder Ejecutivo y Legislativo; la seguridad privada a su empresa. La financiación de la policía pública es realizada por los ciudadanos a través del gobierno y la privada por los clientes.

La actividad primordial de la seguridad privada es, básicamente, proteger a prácticamente todas las empresas del país.

Complejamente unidas

Parece que no, pero la relación entre ambas, actualmente, es cada vez más sólida y cercana. La seguridad privada es coadyuvante de la pública, situación que quedó demostrada sobre todo en la pandemia, donde se dieron importantes canales de comunicación para evitar problemas como saqueos a tiendas de autoservicio.

El estudio citado líneas arriba indica la complementariedad entre ambas: “El origen de la seguridad privada se argumenta como resultado de la carencia de protección empresarial, frente a la desactualización de la seguridad pública para enfrentar las nuevas modalidades de ataque.

“Aunque histórica y empíricamente se muestra que el aumento de seguridad privada responde a factores como el crecimiento económico, las nuevas responsabilidades civiles y penales para las empresas, mayores estándares de referencia en seguridad, la competitividad de la industria, entre otros”.

Historia y actualidad

Datos del documento “La seguridad privada en México: su regulación y prospectiva”, indican que los inicios de la seguridad privada en México se dieron en la década de los años 70, cuando solamente había alrededor de 40 empresas.

Después de la crisis económica de 1994 el número de empresas comenzó a crecer, pues se especulaba el aumento delictivo. Así, en los años siguientes se registraron anualmente alrededor de 151 empresas con dimensiones y calificaciones desiguales. Para el año 2000 ya eran 1 400 empresas.

Sin embargo, a pesar del desarrollo e importancia de esta industria en el país, la problemática principal que sufre el sector es una regulación Federal obsoleta, una sobre regulación Estatal y Municipal que limita el crecimiento y profesionalización e incentiva la corrupción.

Fue en 1990 cuando se aprobó el primer reglamento que responsabilizaba a la entonces Procuraduría General de Justicia del DF por el registro de empresas de seguridad privada, pero fue hasta el 2006 cuando se publicó la Ley Federal de Seguridad Privada, base por medio de la cual muchas entidades federativas cuentan con sus propias regulaciones en la materia, lo que ha generado un arcoíris de posibilidades que no permite, en los hechos, que la labor de estas empresas sea totalmente controlada.

Actualmente se ha avanzado en la materia. Desde la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados, a cargo de la diputada Juanita Guerra Mena, se han presentado mejoras, al grado de que se logró en la anterior Legislatura una Reforma Constitucional que faculta al congreso a expedir la Ley General de Seguridad Privada.

Sin embargo, su expedición ya presenta un retraso de ocho meses en su publicación, por lo que es urgente expedirla pues al hacerlo permitirá homologar un permiso único a nivel nacional para crear un registro nacional de empresas que dan el servicio en uno o varios estados, establecer la distribución de competencias que tendrán la federación, los estados y los municipios en la materia, además de fijar sanciones para empresas y usuarios que contraten empresas que no tengan las autorizaciones correspondientes.

El gremio

El pasado 5 de julio, el gremio de la seguridad privada en México se reunió con el presidente nacional de Coparmex, José Medina Mora. Cerca de 200 líderes del sector escucharon la ponencia de Medina Mora sobre el Modelo de Desarrollo Inclusivo.

Medina Mora expuso otros puntos como el respeto a la libertad de expresión; un sistema político democrático, de derecho, con instituciones independientes, así como leyes y reglas claras, estables y que se cumplan; al igual que gobiernos e instituciones eficaces, transparentes y que rindan cuentas y, como piedra fundamental, una seguridad pública garante de los derechos de las personas, de la convivencia social y de la actividad económica.

El gremio de la seguridad privada en México, conformado por empresas y trabajadores de todos los niveles, cuenta con un estado de salud positivo, con fuertes signos vitales, con un futuro promisorio y retos por cumplir, como ser testigos del nacimiento de la Ley de Seguridad Privada, concretar la creación de la Cámara de la Industria, que permita profesionalizar y dignificar a un sector tan importante, que sea la punta de lanza para dar certeza a las inversiones y ayudar a la pacificación de nuestro país.

Estoy seguro: hay industria de seguridad privado para rato, que permita dar empleos, seguridad y desarrollo a nuestro país.


Armando Zúñiga Salinas

Presidente de Coparmex CDMX / CEO Grupo IPS

¿Recuerda usted, estimado lector, la última vez que acudió a su plaza comercial favorita, a pagar algún servicio, a una sucursal bancaria o al estadio para ver algún espectáculo deportivo o musical? Seguramente lo recuerda, pero posiblemente no se dio cuenta de lo que tienen en común estos lugares: cuentan con uno o varios elementos de seguridad privada.

Con un boom en su desarrollo como negocio hace aproximadamente 30 años, la industria de la seguridad privada en México da empleo a cerca de un millón de personas en la actualidad y genera 2% del Producto Interno Bruto del país.

No es todo. Datos de las Agrupaciones de Seguridad Unidas por México (ASUME), indican que hay cerca de ocho mil empresas en el sector, sin embargo, se estima que más del 50% caen en la informalidad por falta de permisos, no pagar impuestos ni dar de alta en el seguro social a sus trabajadores, pagar bajos sueldos y no capacitar debidamente al personal, lo que demerita la calidad de los servicios.

En tanto, información del Instituto Mexicano del Seguro Social reporta 417 mil 364 trabajadores en el sector de Servicios de Protección y Custodia, equivalente a la mitad de empresas constituidas formalmente mencionado líneas atrás, y se tiene un registro de siete mil 299 patrones en el sector.

Hay más. Aunque lo más visible son los guardias de seguridad que vemos en empresas, condominios, zonas residenciales, también existen los blindadores, empresas que realizan un trabajo de extraordinaria calidad que actualmente exporta autos blindados a Medio Oriente y Europa, además de las compañías de tecnología que comercializan cámaras de seguridad o las de rastreo vehicular.

Y aunque estemos acostumbrados a ellos, el ver uniformados en diferentes lugares, públicos y privados, hace válida una pregunta: ¿cuál es la diferencia entre seguridad pública y privada?

Según el estudio “La seguridad privada en México: su regulación y prospectiva”, realizado por el Laboratorio de Estudios sobre Empresas Trasnacionales (LET) de la Universidad Nacional Autónoma de México, delimitar las fronteras entre seguridad pública y privada es un trabajo complejo por la porosidad y traslape de funciones entre ambas.

“… Se pueden señalar puntos de análisis. Por ejemplo, el ámbito de acción, público o privado donde las funciones para la seguridad pública son amplias, principalmente de acción reactiva; mientras que para la seguridad privada son limitadas, y de acción preventiva; los sujetos son funcionarios, para el caso público y ciudadanos, para el caso privado”.

El estudio añade que la seguridad pública responde al Poder Ejecutivo y Legislativo; la seguridad privada a su empresa. La financiación de la policía pública es realizada por los ciudadanos a través del gobierno y la privada por los clientes.

La actividad primordial de la seguridad privada es, básicamente, proteger a prácticamente todas las empresas del país.

Complejamente unidas

Parece que no, pero la relación entre ambas, actualmente, es cada vez más sólida y cercana. La seguridad privada es coadyuvante de la pública, situación que quedó demostrada sobre todo en la pandemia, donde se dieron importantes canales de comunicación para evitar problemas como saqueos a tiendas de autoservicio.

El estudio citado líneas arriba indica la complementariedad entre ambas: “El origen de la seguridad privada se argumenta como resultado de la carencia de protección empresarial, frente a la desactualización de la seguridad pública para enfrentar las nuevas modalidades de ataque.

“Aunque histórica y empíricamente se muestra que el aumento de seguridad privada responde a factores como el crecimiento económico, las nuevas responsabilidades civiles y penales para las empresas, mayores estándares de referencia en seguridad, la competitividad de la industria, entre otros”.

Historia y actualidad

Datos del documento “La seguridad privada en México: su regulación y prospectiva”, indican que los inicios de la seguridad privada en México se dieron en la década de los años 70, cuando solamente había alrededor de 40 empresas.

Después de la crisis económica de 1994 el número de empresas comenzó a crecer, pues se especulaba el aumento delictivo. Así, en los años siguientes se registraron anualmente alrededor de 151 empresas con dimensiones y calificaciones desiguales. Para el año 2000 ya eran 1 400 empresas.

Sin embargo, a pesar del desarrollo e importancia de esta industria en el país, la problemática principal que sufre el sector es una regulación Federal obsoleta, una sobre regulación Estatal y Municipal que limita el crecimiento y profesionalización e incentiva la corrupción.

Fue en 1990 cuando se aprobó el primer reglamento que responsabilizaba a la entonces Procuraduría General de Justicia del DF por el registro de empresas de seguridad privada, pero fue hasta el 2006 cuando se publicó la Ley Federal de Seguridad Privada, base por medio de la cual muchas entidades federativas cuentan con sus propias regulaciones en la materia, lo que ha generado un arcoíris de posibilidades que no permite, en los hechos, que la labor de estas empresas sea totalmente controlada.

Actualmente se ha avanzado en la materia. Desde la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados, a cargo de la diputada Juanita Guerra Mena, se han presentado mejoras, al grado de que se logró en la anterior Legislatura una Reforma Constitucional que faculta al congreso a expedir la Ley General de Seguridad Privada.

Sin embargo, su expedición ya presenta un retraso de ocho meses en su publicación, por lo que es urgente expedirla pues al hacerlo permitirá homologar un permiso único a nivel nacional para crear un registro nacional de empresas que dan el servicio en uno o varios estados, establecer la distribución de competencias que tendrán la federación, los estados y los municipios en la materia, además de fijar sanciones para empresas y usuarios que contraten empresas que no tengan las autorizaciones correspondientes.

El gremio

El pasado 5 de julio, el gremio de la seguridad privada en México se reunió con el presidente nacional de Coparmex, José Medina Mora. Cerca de 200 líderes del sector escucharon la ponencia de Medina Mora sobre el Modelo de Desarrollo Inclusivo.

Medina Mora expuso otros puntos como el respeto a la libertad de expresión; un sistema político democrático, de derecho, con instituciones independientes, así como leyes y reglas claras, estables y que se cumplan; al igual que gobiernos e instituciones eficaces, transparentes y que rindan cuentas y, como piedra fundamental, una seguridad pública garante de los derechos de las personas, de la convivencia social y de la actividad económica.

El gremio de la seguridad privada en México, conformado por empresas y trabajadores de todos los niveles, cuenta con un estado de salud positivo, con fuertes signos vitales, con un futuro promisorio y retos por cumplir, como ser testigos del nacimiento de la Ley de Seguridad Privada, concretar la creación de la Cámara de la Industria, que permita profesionalizar y dignificar a un sector tan importante, que sea la punta de lanza para dar certeza a las inversiones y ayudar a la pacificación de nuestro país.

Estoy seguro: hay industria de seguridad privado para rato, que permita dar empleos, seguridad y desarrollo a nuestro país.


Armando Zúñiga Salinas

Presidente de Coparmex CDMX / CEO Grupo IPS