Como era de esperarse, de nueva cuenta el Área Metropolitana continúa en semáforo rojo, el alarmante índice de contagios basta para que los números en la capital estén por las nubes y por supuesto, los hospitales estén desbordando pacientes, incluso, haya quien de plano muere en la fila o en su casa en espera de una ambulancia.
Ya es demasiado tiempo como para que la gente no sepa que el virus es contagioso y más aun que no sepa cómo evitarlo, pero hay que ser claros, también es que no les importa mucho las recomendaciones pues todos creen que en la familia no va a suceder y ahí vienen después las consecuencias.
Se dijo mil y un veces que diciembre eran fechas para pasar en casa, que no se hicieran reuniones y por supuesto que se siguieran las indicaciones, pero ni así se entendió y la excusa más recurrente es que “en mi familia todos nos cuidamos y ni modo que me vayan a contagiar, al cabo solo es poquito”.
Eso sí, pero ahorita tenemos los hospitales al tope, filas de varias horas, incluso días para que una ambulancia llegue a atender en casa a algún enfermo, y una escases jamás imaginada de tanques y de oxígeno, y no, no se trata de alguien que esté acaparando, es una emergencia real a la que se llegó por la falta de empatía de quienes salieron sin siquiera necesitarlo.
Ahora veamos las cifras para tener en cuenta algo, apenas el viernes se registraron más de 21 casos positivos, solo de quienes se hicieron pruebas en el sector público, de estos, muy probablemente, y eso solo por las estadísticas, se van a morir dos mil, hablamos de una cifra alarmante, pero nos queda claro, que ni así se va a entender la gravedad.
Basta con salir a la calle, si bien ha disminuido la movilidad en la CDMX, ahora las tiendas de autoservicio se han convertido en las nuevas plazas, donde vemos familias enteras paseando como si no pasara nada, jactándose de burlar a la seguridad al entrar de uno por uno, poniendo en riesgo a quienes salen a hacer sus compras, a quien se cuida.
México lucha contra dos pandemias y contra las dos está perdiendo la batalla por un lado lucha contra el Covid 19 y por el otro, y es más mortal, contra la poca empatía y el egoísmo de las personas que más allá de buscar salir de la situación, buscan comodidad en una contingencia que a todos nos tiene, o debería al menos, tener en casa.