/ sábado 24 de agosto de 2019

¿Mexicanos felices?

¿Es cierto que los mexicanos son un pueblo feliz? La respuesta es sí y las principales fuentes de esa felicidad, a diferencia de países desarrollados como Estados Unidos o los europeos, no radica en la acumulación de bienes materiales y riqueza, sino en la armonía familiar, tener trabajo (aunque sea mal pagado) y mantener un buen estado de salud.

El filósofo griego Aristóteles, quien aportó más sobre este tema define la felicidad como el punto medio entre el exceso y la carencia, la virtud que no busca eliminar los deseos sino encausarlos en acciones bellas que dan un sentido de transcendencia a la vida humana.

Aristóteles coincide con el padre del psicoanálisis Sigmund Freud en que la felicidad es la meta y el propósito central de la vida humana. El médico austriaco agrega que el ser humano busca dos finalidades: experimentar sensaciones placenteras y evitar el dolor, por lo que sí algunos dicen que la salud es la ausencia de la enfermedad, entonces podríamos definir que la felicidad es la ausencia de dolor o sufrimiento.

La felicidad es un episodio esporádico en la vida de las personas, en el que influyen desde factores genéticos, familiares y sociales, hasta económicos, culturales e incluso medio ambientales, como el clima caluroso y la luz solar que permiten una mejor producción de serotonina, químico cerebral asociado a la sensación de placer.

Según datos de Consulta Mitofsky de Roy Campos, los mexicanos si son un pueblo feliz al ocupar el puesto número 23 en las mediciones internacionales, y solo superado en la región de las Américas por Estados Unidos, Canadá y Costa Rica.

Sin embargo, Roy Campos hace notar que en diciembre de 2018, el promedio de felicidad era de 8.0. Este indicador en 2012 alcanzó su nivel más alto de 8.5, pero actualmente, la felicidad de los mexicanos bajó a 7.3.

De acuerdo con de Consulta Mitosfsky, la felicidad de los mexicanos depende de su familia, de sus amigos, de la afición al futbol, no del gobierno ni del ingreso.

También hace feliz a los mexicanos comer unos buenos tacos, compartir una cerveza con amigos o familiares, tener un trabajo (aunque sea precario), que los hijos puedan tener acceso a la educación o cuando un ser querido enferma cuente con atención médica. Para algunos, estos satisfactores pueden parecer mínimos y poco ambiciosos, pero su carencia provocaría una verdadera crisis emocional colectiva que ningún discurso motivacional podría revertir fácilmente.

¿Es cierto que los mexicanos son un pueblo feliz? La respuesta es sí y las principales fuentes de esa felicidad, a diferencia de países desarrollados como Estados Unidos o los europeos, no radica en la acumulación de bienes materiales y riqueza, sino en la armonía familiar, tener trabajo (aunque sea mal pagado) y mantener un buen estado de salud.

El filósofo griego Aristóteles, quien aportó más sobre este tema define la felicidad como el punto medio entre el exceso y la carencia, la virtud que no busca eliminar los deseos sino encausarlos en acciones bellas que dan un sentido de transcendencia a la vida humana.

Aristóteles coincide con el padre del psicoanálisis Sigmund Freud en que la felicidad es la meta y el propósito central de la vida humana. El médico austriaco agrega que el ser humano busca dos finalidades: experimentar sensaciones placenteras y evitar el dolor, por lo que sí algunos dicen que la salud es la ausencia de la enfermedad, entonces podríamos definir que la felicidad es la ausencia de dolor o sufrimiento.

La felicidad es un episodio esporádico en la vida de las personas, en el que influyen desde factores genéticos, familiares y sociales, hasta económicos, culturales e incluso medio ambientales, como el clima caluroso y la luz solar que permiten una mejor producción de serotonina, químico cerebral asociado a la sensación de placer.

Según datos de Consulta Mitofsky de Roy Campos, los mexicanos si son un pueblo feliz al ocupar el puesto número 23 en las mediciones internacionales, y solo superado en la región de las Américas por Estados Unidos, Canadá y Costa Rica.

Sin embargo, Roy Campos hace notar que en diciembre de 2018, el promedio de felicidad era de 8.0. Este indicador en 2012 alcanzó su nivel más alto de 8.5, pero actualmente, la felicidad de los mexicanos bajó a 7.3.

De acuerdo con de Consulta Mitosfsky, la felicidad de los mexicanos depende de su familia, de sus amigos, de la afición al futbol, no del gobierno ni del ingreso.

También hace feliz a los mexicanos comer unos buenos tacos, compartir una cerveza con amigos o familiares, tener un trabajo (aunque sea precario), que los hijos puedan tener acceso a la educación o cuando un ser querido enferma cuente con atención médica. Para algunos, estos satisfactores pueden parecer mínimos y poco ambiciosos, pero su carencia provocaría una verdadera crisis emocional colectiva que ningún discurso motivacional podría revertir fácilmente.

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