De nueva cuenta, por otra semana más, la Ciudad de México permanecerá en semáforo rojo, lo cual indica que las actividades no esenciales seguirán cerradas, que la economía seguirá detenida y por supuesto esto se debe a que los contagios y hospitalizaciones están muy por encima de lo que se esperaba, es decir, el llamado a quedarse en casa, ha sido en vano.
Desde diciembre pasado, el alto índice de contagios y decesos en el valle de México se tuvo que ir al semáforo rojo, porque los hospitales se veían saturados, las hospitalizaciones iban en aumento y todo fue por la poca empatía de las personas que se dedicaron a salir de vacaciones, a pasear descuidando las medidas sanitarias.
Esto llevó a un promedio de 12 mil contagios al día, a que no haya menos de cinco o seis ambulancias afuera de cada uno de los hospitales, que ya son casi todos, que atienden Covid 19, a que la ciudad viva una escases de oxigeno nunca antes vista, a que en ningún hospital haya espacio para atender a algún enfermo.
Sin duda pareciera que esta vez hay más personas que ya están quedándose en casa, pero aun no ha sido suficiente, pues las fiestas y reuniones, pese a los múltiples llamados a no hacerlas, y es justo ahora que vemos en los hospitales a quienes desobedecieron esos llamados, ahora los contagios se cuentan por miles, así como los muertos.
Son más de 30 mil muertos, solo en la Ciudad de México, en los hospitales hay camas solo por dos razones, porque se muera algún paciente, o porque se recupere y de acuerdo a las estadísticas, ambas cosas suceden a menudo en los hospitales. Los números de México son alarmantes, sobre todo comparados con el lugar de origen de la pandemia.
El pasado viernes, la jefa de gobierno volvió a declarar la alerta máxima, aquí es donde la salud y la economía están por colapsar, pues por un lado no debemos salir para evitar contagios, pero una muy buena parte de la población no come si no sale a buscar el sustento.
Miles perdieron el trabajo formal y ahora buscan en la informalidad el sustento, nos estamos volviendo prácticamente unos kamikazes porque hay que arriesgar la vida para sobrevivir, por muy ilógico que parezca, pues de otra manera no hay forma de pagar la renta, la comida o los servicios.