/ martes 8 de junio de 2021

Los ciudadanos siempre tuvieron otros datos

A pesar de la entrada del semáforo verde en la Ciudad de México este lunes 7 de junio y el aceleramiento de la campaña de vacunación contra Covid-19, la ciudadanía capitalina demostró tener otros datos y castigó en las urnas el uso descarado de programas de salud con fines electorales.

Los habitantes de la Ciudad de México saben que la salud es un derecho consagrado en la Constitución, que ningún partido, por mucho que esté en el gobierno y tenga mayoría legislativa, puede hacer uso electorero de los programas y acciones que velan el bien más preciado de todo ser humano, que es la vida y la salud.

La falta de medicinas, la desaparición del Seguro Popular, así como de las estancias infantiles y los refugios para mujeres víctimas de violencia fueron otras facturas que los ciudadanos cobraron puntualmente en las urnas.

La insensibilidad del gobierno -que dice ser de corte social- se demostró cuando dejó a su suerte a miles de familias, micro y pequeños negocios frente a la devastadora crisis económica generada por la prolongada pandemia de Covid-19, mientras abría sin recato la cartera para sus megaproyectos de construcción y, hasta para la compra de una nueva refinería en Estados Unidos.

Sin escuchar a nadie, en sus casi tres primeros años de gobierno, la 4T ha hecho lo que ha querido, ha mostrado el rostro más soberbio del poder y eso no gustó a muchos mexicanos, sobre todo, a los habitantes de la Ciudad de México que se han caracterizado por su alto sentido solidario y fuerte capacidad de resiliencia cuando se enfrentan tragedias como los sismos de 1985 y 2017, o más recientemente, el desplome de la Línea 12 del Metro.

La autoridad no ha sabido entender a esos ciudadanos capitalinos que todos los días salen presurosos de sus casas y se saben amontonar en transportes públicos indignos que tratan a las personas como si fueran carga, aún en riesgo de su propia seguridad e integridad física.

No ha logrado entender a esos habitantes capitalinos que están acostumbrados a respirar altas dosis de emisiones contaminantes sin protestar ni darse cuenta. Esos habitantes capitalinos a los que se les cobran despiadadamente impuestos, multas, derechos y recargos, sin recibir a cambio servicios de calidad. Por eso, el resultado electoral, debe ser un fuerte llamado de atención, para las autoridades actuales y para los que vienen. Ojalá no cometan los mismos errores.

A pesar de la entrada del semáforo verde en la Ciudad de México este lunes 7 de junio y el aceleramiento de la campaña de vacunación contra Covid-19, la ciudadanía capitalina demostró tener otros datos y castigó en las urnas el uso descarado de programas de salud con fines electorales.

Los habitantes de la Ciudad de México saben que la salud es un derecho consagrado en la Constitución, que ningún partido, por mucho que esté en el gobierno y tenga mayoría legislativa, puede hacer uso electorero de los programas y acciones que velan el bien más preciado de todo ser humano, que es la vida y la salud.

La falta de medicinas, la desaparición del Seguro Popular, así como de las estancias infantiles y los refugios para mujeres víctimas de violencia fueron otras facturas que los ciudadanos cobraron puntualmente en las urnas.

La insensibilidad del gobierno -que dice ser de corte social- se demostró cuando dejó a su suerte a miles de familias, micro y pequeños negocios frente a la devastadora crisis económica generada por la prolongada pandemia de Covid-19, mientras abría sin recato la cartera para sus megaproyectos de construcción y, hasta para la compra de una nueva refinería en Estados Unidos.

Sin escuchar a nadie, en sus casi tres primeros años de gobierno, la 4T ha hecho lo que ha querido, ha mostrado el rostro más soberbio del poder y eso no gustó a muchos mexicanos, sobre todo, a los habitantes de la Ciudad de México que se han caracterizado por su alto sentido solidario y fuerte capacidad de resiliencia cuando se enfrentan tragedias como los sismos de 1985 y 2017, o más recientemente, el desplome de la Línea 12 del Metro.

La autoridad no ha sabido entender a esos ciudadanos capitalinos que todos los días salen presurosos de sus casas y se saben amontonar en transportes públicos indignos que tratan a las personas como si fueran carga, aún en riesgo de su propia seguridad e integridad física.

No ha logrado entender a esos habitantes capitalinos que están acostumbrados a respirar altas dosis de emisiones contaminantes sin protestar ni darse cuenta. Esos habitantes capitalinos a los que se les cobran despiadadamente impuestos, multas, derechos y recargos, sin recibir a cambio servicios de calidad. Por eso, el resultado electoral, debe ser un fuerte llamado de atención, para las autoridades actuales y para los que vienen. Ojalá no cometan los mismos errores.

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