/ domingo 14 de julio de 2019

Los 10 más grandes éxitos del bar bohemio

Twitter, Facebook e Instagram: @RodrigoDLCadena


¿Significan algo para usted, entrañable lector hebdomadario, los nombres de Joseles, Julián, Gerardo Flores, Tony Escudero, Moisés Canelo, Horacio Reyes, Héctor Meneses, Carlos Cuevas, Durcy Denys, Daniel Riolobos, Daniel Riolobos Jr, Carlos Lico, Pirulí, Melanie, Magdalena, Vanessa, Memo Ríos, Vivi Hernández, Lena y Lola, Raúl Vale, Oskar el espectáculo, Polo Polo, Jorge Falcón, Pasquale, Vicky la voz del amor, Rodolfi, Manuel Adrián, Macedonia (Bárbara), Magdalena Zárate, Sofía Miranda (Gabriela), Martín Muñoz, Yekina Pavón, Jorge “El negro” Orozco, Sola, Fernando Ibarra, Xavier Manuel, Omar Alexander, Carmela y Rafael, Dulce, Freddy Noriega, Manolo Muñoz, Luis Daniel y Sergio, Olga María, Miguel Luna, Gemelos JJ, Gemelos Al y Jon, Los Davids, Alejandro Ugalde, Lila Déneken, Somos Hermanos, Salvador Rivera, Fernanda Ocampo, Patrizio, Enrique Guzmán, Manhattan Show, Old Days, Yoshio, Benjamín, Mariana Maesse, Rodolfo Muñiz o José Joel?

¿Algún efecto de nostalgia producen en usted los nombres de los sitios de extintos como Bóboli bar, Les romance, Les Bohemes, Le Baron, El Premier (antes Metrópolis), Marrakesh, Zafiro, El Hashby, El Botín, La guitarra de Chamín, Las Sillas, El Jorongo, El Prim, El Cristal, Veranda, El elefante rosa, La Cueva de Amparo Montes, El Diplomático, El Montenegro del hotel del Prado, La Taberna del Greco, La casa de cantera, El Concorde y Barón Rojo del Wings, El Apache 14, La Plaga o Las Glorias de Baco?

Si bien hoy prácticamente se han disipado en la memoria colectiva de las generaciones, estos lugares fueron grandes impulsores de la canción y en muchos casos semilleros de éxitos que no necesitaron de la radio o la televisión, ni siquiera de la industria discográfica, para forjar éxitos nacidos auténticamente de la bohemia y el neón citadino.

En ocasiones anteriores he hecho algunas referencias muy puntuales a la vida nocturna de México a partir de los años 70, dejando muy en claro que no obstante el poder de los medios masivos de comunicación a través de instrumentos como la payola y otras prácticas que pretenden obligar a las audiencias hacerse cómplices de la imposición de canciones en la búsqueda de la popularidad, finalmente son los sitios como bares y cantinas en donde realmente podemos tener un parámetro libre de lo que a la gente realmente se le queda y las canciones que se vuelcan en el alma popular del bohemio.

Un claro ejemplo de estas canciones está presente en la lista que a continuación pongo a disposición de todos ustedes a través de mi Top 10 de las más populares obras de la escena nocturna en México:

• No soy el aire: De la autoría del maestro Miguel Luna, esta canción es un claro ejemplo de las obras que brotaron en las tascas y clubes de la noche. Fue a través de la iterada interpetación de Benjamín, persistente cantante sonorense, que dicha obra se popularizó de bar en bar hasta que se volvió una infaltable en las complacencias.

• Cuerpo sin alma: Compuesta por Ricardo Cocciante, M. Luberti, A. Cassella y Piero José en 1974, esta profunda balada se arraigó de manera preferente en los centros nocturnos a partir de que cantantes como Tony Escudero la hicieran propia en sus particulares versiones. Si bien ya no es tan común escucharla, esta canción se mantuvo en boga durante mas de 20 años.

• Si me tenías: obra del compositor y cantante peruano Gianmarco, a partir del ingreso de esta canción a la popularidad en los bares de la Ciudad de México, cantantes como Mijares la grabaron posteriormente. Dicha canción se sigue cantando hasta nuestros días con enorme aceptación.

• Me gusta a morir: Esta canción de la compositora Ángeles Álvarez ha conocido inversiones en las voces de Isabel Pantoja, Dulce y en tiempos recientes la finada Jenny Rivera. En los karaokes y pianobares es una de las favoritas de las azucaradas señoras que ya superan el medio siglo.

• Vamos a darnos tiempo: Esta poderosa balada correspondiente a la autoría del compositor andaluz Alejandro Jaén, interpretada hace más de treinta años por el príncipe José José es una de las favoritas en los sitios para kirópteros y licnobios de la metrópoli.

• El hijo que soñé: Durante muchos años esta canción del maestro Gerardo Flores fue interpretada por diversos artistas y cantantes de bar. Entre ellos el propio autor, Fernando Ibarra o Xavier Manuel.

• Qué voy a hacer sin ti: No obstante que este bolero del cubano Rudy Pérez ha sido grabado por artistas de la talla de José Feliciano, es en los bares en donde intérpretes como Daniel Riolobos Jr la convirtieron en una de las favoritas del repertorio del crepúsculo.

• Por cobardía: Cuestionada en su autoría disputada entre Lila Déneken, Bebu Silvetti y Lolita De La Colina, esta nostálgica y melancólica canción es una de las favoritas entre las voces de la sombra.

• Si es la ultima vez: Del compositor, arreglista y pianista veracruzano Alejandro Fernández, conocido como el loco, está bellísima, inspirada y sentida canción es una de las infaltables en los momentos de feeling y descarga en la entrega artística de los intérpretes. Nunca falla alguna que otra lágrima entre el público.

• El triste: Todos la quieren cantar. El público se la pelea. Hay ocasiones en una misma noche se puede llegar a cantar (o mal cantar) más de una decena de veces. Ni el compositor Roberto Cantoral ni el príncipe de la canción imaginaron la trascendencia que esta canción iba a encontrar en lo sucesivo. Lo que yo pueda decir al respecto esta canción sobra.

Si usted quiere ser partícipe del hechizo de la noche a través de la canción, no dude en visitar la catedral de la bohemia, La Cueva de todos nuestros pecados, bajo la anfitrionía de quien estas líneas le dieige semana a semana. Por cierto ¿ya me escribió? ¡Hágalo! Mi correo es rodrigodelacadena@yahoo.com y siempre contesto.

¡Ni una línea más!

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¿Significan algo para usted, entrañable lector hebdomadario, los nombres de Joseles, Julián, Gerardo Flores, Tony Escudero, Moisés Canelo, Horacio Reyes, Héctor Meneses, Carlos Cuevas, Durcy Denys, Daniel Riolobos, Daniel Riolobos Jr, Carlos Lico, Pirulí, Melanie, Magdalena, Vanessa, Memo Ríos, Vivi Hernández, Lena y Lola, Raúl Vale, Oskar el espectáculo, Polo Polo, Jorge Falcón, Pasquale, Vicky la voz del amor, Rodolfi, Manuel Adrián, Macedonia (Bárbara), Magdalena Zárate, Sofía Miranda (Gabriela), Martín Muñoz, Yekina Pavón, Jorge “El negro” Orozco, Sola, Fernando Ibarra, Xavier Manuel, Omar Alexander, Carmela y Rafael, Dulce, Freddy Noriega, Manolo Muñoz, Luis Daniel y Sergio, Olga María, Miguel Luna, Gemelos JJ, Gemelos Al y Jon, Los Davids, Alejandro Ugalde, Lila Déneken, Somos Hermanos, Salvador Rivera, Fernanda Ocampo, Patrizio, Enrique Guzmán, Manhattan Show, Old Days, Yoshio, Benjamín, Mariana Maesse, Rodolfo Muñiz o José Joel?

¿Algún efecto de nostalgia producen en usted los nombres de los sitios de extintos como Bóboli bar, Les romance, Les Bohemes, Le Baron, El Premier (antes Metrópolis), Marrakesh, Zafiro, El Hashby, El Botín, La guitarra de Chamín, Las Sillas, El Jorongo, El Prim, El Cristal, Veranda, El elefante rosa, La Cueva de Amparo Montes, El Diplomático, El Montenegro del hotel del Prado, La Taberna del Greco, La casa de cantera, El Concorde y Barón Rojo del Wings, El Apache 14, La Plaga o Las Glorias de Baco?

Si bien hoy prácticamente se han disipado en la memoria colectiva de las generaciones, estos lugares fueron grandes impulsores de la canción y en muchos casos semilleros de éxitos que no necesitaron de la radio o la televisión, ni siquiera de la industria discográfica, para forjar éxitos nacidos auténticamente de la bohemia y el neón citadino.

En ocasiones anteriores he hecho algunas referencias muy puntuales a la vida nocturna de México a partir de los años 70, dejando muy en claro que no obstante el poder de los medios masivos de comunicación a través de instrumentos como la payola y otras prácticas que pretenden obligar a las audiencias hacerse cómplices de la imposición de canciones en la búsqueda de la popularidad, finalmente son los sitios como bares y cantinas en donde realmente podemos tener un parámetro libre de lo que a la gente realmente se le queda y las canciones que se vuelcan en el alma popular del bohemio.

Un claro ejemplo de estas canciones está presente en la lista que a continuación pongo a disposición de todos ustedes a través de mi Top 10 de las más populares obras de la escena nocturna en México:

• No soy el aire: De la autoría del maestro Miguel Luna, esta canción es un claro ejemplo de las obras que brotaron en las tascas y clubes de la noche. Fue a través de la iterada interpetación de Benjamín, persistente cantante sonorense, que dicha obra se popularizó de bar en bar hasta que se volvió una infaltable en las complacencias.

• Cuerpo sin alma: Compuesta por Ricardo Cocciante, M. Luberti, A. Cassella y Piero José en 1974, esta profunda balada se arraigó de manera preferente en los centros nocturnos a partir de que cantantes como Tony Escudero la hicieran propia en sus particulares versiones. Si bien ya no es tan común escucharla, esta canción se mantuvo en boga durante mas de 20 años.

• Si me tenías: obra del compositor y cantante peruano Gianmarco, a partir del ingreso de esta canción a la popularidad en los bares de la Ciudad de México, cantantes como Mijares la grabaron posteriormente. Dicha canción se sigue cantando hasta nuestros días con enorme aceptación.

• Me gusta a morir: Esta canción de la compositora Ángeles Álvarez ha conocido inversiones en las voces de Isabel Pantoja, Dulce y en tiempos recientes la finada Jenny Rivera. En los karaokes y pianobares es una de las favoritas de las azucaradas señoras que ya superan el medio siglo.

• Vamos a darnos tiempo: Esta poderosa balada correspondiente a la autoría del compositor andaluz Alejandro Jaén, interpretada hace más de treinta años por el príncipe José José es una de las favoritas en los sitios para kirópteros y licnobios de la metrópoli.

• El hijo que soñé: Durante muchos años esta canción del maestro Gerardo Flores fue interpretada por diversos artistas y cantantes de bar. Entre ellos el propio autor, Fernando Ibarra o Xavier Manuel.

• Qué voy a hacer sin ti: No obstante que este bolero del cubano Rudy Pérez ha sido grabado por artistas de la talla de José Feliciano, es en los bares en donde intérpretes como Daniel Riolobos Jr la convirtieron en una de las favoritas del repertorio del crepúsculo.

• Por cobardía: Cuestionada en su autoría disputada entre Lila Déneken, Bebu Silvetti y Lolita De La Colina, esta nostálgica y melancólica canción es una de las favoritas entre las voces de la sombra.

• Si es la ultima vez: Del compositor, arreglista y pianista veracruzano Alejandro Fernández, conocido como el loco, está bellísima, inspirada y sentida canción es una de las infaltables en los momentos de feeling y descarga en la entrega artística de los intérpretes. Nunca falla alguna que otra lágrima entre el público.

• El triste: Todos la quieren cantar. El público se la pelea. Hay ocasiones en una misma noche se puede llegar a cantar (o mal cantar) más de una decena de veces. Ni el compositor Roberto Cantoral ni el príncipe de la canción imaginaron la trascendencia que esta canción iba a encontrar en lo sucesivo. Lo que yo pueda decir al respecto esta canción sobra.

Si usted quiere ser partícipe del hechizo de la noche a través de la canción, no dude en visitar la catedral de la bohemia, La Cueva de todos nuestros pecados, bajo la anfitrionía de quien estas líneas le dieige semana a semana. Por cierto ¿ya me escribió? ¡Hágalo! Mi correo es rodrigodelacadena@yahoo.com y siempre contesto.

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