Junto con el desconocido COVID-19 avanzan otras pandemias: el hambre y la pobreza.
Mientras la comunidad científica mundial trabaja a contra reloj en el desarrollo de una vacuna, expertos en epidemiología tratan de predecir con la mayor exactitud la fecha en que la ola de contagios empiece a disminuir y autoridades gubernamentales trabajan en innovadoras estrategias para atemperar el impacto de la crisis económica y social por la pandemia, las familias hacen su mejor esfuerzo por quedarse en casa y otros no les queda más que retar diariamente la enfermedad por necesidad, en un intento de morir de hambre.
La pandemia de coronavirus no llegó en el mejor momento para México. De acuerdo con datos del INEGI, el PIB registraba en febrero pasado, antes de la crisis sanitaria una caída de -1.6%. Expertos del Centro de Estudios Espinosa Yglesias advierten que en muy poco tiempo, los efectos de la pandemia de coronavirus (COVID-19) pueden sumir en la pobreza a otros 21 millones de mexicanos. Lo anterior se traduciría en que más de 82 millones de personas en el país carecerían del ingreso necesario para alcanzar un mínimo de bienestar.
Advierten que las decisiones que se tomen a partir de este momento serán definitivas en la historia del país, ya que cualquier error podría retroceder casi un cuarto de siglo la pobreza por ingreso.
De acuerdo a su diagnóstico el Centro de Estudios Espinosa Yglesias informa lo que han venido haciendo otros países, por ejemplo, Chile dedicará recursos equivalentes a 4.7 % de su PIB, Brasil 2.2 %, Perú 2.1 %, Argentina 1.5 % y Colombia 1.3 %. Costa Rica declarará moratoria al pago de impuestos, y Cuba subsidiará a los trabajadores que enfermen. Ecuador aplazará tres meses el cobro de las cuotas de la seguridad social, Guatemala ya autorizó subsidios focalizados a la población pobre, y Venezuela creará un bono especial, según su registro de condiciones sociales.
Por el lado fiscal, los gobiernos de Alemania y Dinamarca se han comprometido, bajo condición de no despidos, a pagar parte de los salarios de los trabajadores de las empresas privadas. En Estados Unidos, por su parte, se aprobó un paquete de estímulos de 2 billones (trillions) de dólares. De estos, resaltan 367 mil millones para préstamos a pequeñas empresas y negocios, 150 mil millones para gobiernos locales y estatales, y 130 mil millones para hospitales.
En cuanto a las transferencias directas, se aprobó un cheque de una sola vez por 1200 dólares para todos los norteamericanos que ganan menos de 75 mil dólares al año. Asimismo, y en varios países, las empresas han anunciado créditos blandos para sobrellevar la crisis.
En México se presentó ya un plan económico anticontingencia por COVID-19 que no agradó a muchos, que consideraron insuficiente y que fue calificado como más de lo mismo.