/ sábado 27 de noviembre de 2021

Las buscadoras y el Estado

Para quienes viven la tragedia de tener un familiar desaparecido, los tres niveles de gobierno son un fracaso, sin importar su filiación política. Nadie las ayuda realmente, realizan su búsqueda en condiciones adversas, hacen el trabajo que tendría que hacer el Estado, brincando todas las trabas que la autoridad es capaz de ponerles… y aun así, han logrado encontrar a seres queridos y a cientos más de desaparecidos.

Dice el comité de Derechos Humanos de la ONU que tiene registro de que en México hay aproximadamente 94 mil desaparecidos, pero que sólo se conocen 35 sentencias. La impunidad ronda el 100%.

Deben lidiar diariamente con gobiernos omisos, militares y policías hostiles, carencia de recursos, inexistencia de protocolos, burocracia, desinterés, permanente clima de amenazas y acusan complicidad de la prensa al callar las dimensiones del problema.

Lucía de los Ángeles Díaz, del colectivo Solcito, de Veracruz, es contundente: “Yo acuso de omisos y criminales a los medios de comunicación grandes, los de la ciudad de México. Apenas hacen menciones marginales a nuestros esfuerzos.

“Nosotras, en nueve meses hemos encontrado 65 cuerpos, y eso para los medios no es noticia. En otros países, en Alemania, eso sería una gran nota, un escándalo, aquí no pasa nada.”

Delia Icela Quiroa Flores Valdés, del Colectivo 10 Marzo de Tamaulipas, y Celia Flores, del Colectivo Madres Buscadoras fueron menos rudas con los medios, sobre todo con los periodistas locales, que han ayudado a visibilizarlas e incluso a darles la protección que indirectamente les otorga la difusión de sus casos

Delia relató el caso de cuando fueron al predio La Bartolina, donde primero tuvieron que pedir permiso al grupo criminal de Los Ciclones para entrar. “Era urgente ir, porque el agua de mar estaba arrastrando huesos y evidencias; dice que encontraron tapetes de auto con manchas hemáticas que la autoridad no quería recolectar, o ropa con hongos que no querían recoger, aun siendo evidencia.”

Cecilia, de la madres buscadoras de Sonora, contó del viacrucis para acceder al uso de una máquina que compró el gobierno federal, a un costó 8 millones de pesos, con la que se pueden procesar identificaciones de ADN de 5 casos en una hora, contra los meses que tarda el método tradicional.

“Y pues la máquina no se usa, o muy de vez en cuando. Sólo ayer encontramos 18 fosas con cuerpos, en Sonora, pudimos ver 14 y a otras 3 no nos dejaron ir. De aquí a que se comience a procesar la información genética de los encontrados pasarán meses. ¡Ahí podría estar mi hijo! Es desesperante.”

De los Semefos hablaron mucho y mal. Delia: “En Reynosa había uno muy chiquito, pero después de la matanza de San Fernando, se construyó uno más grande. Pero ahora éste no tiene luz, no tienen para pagarla. Otros semefos tienen cuerpos apilados, arrumbados como basura, abiertos en canal algunos. Terrible

Las fosas comunes son otro caso. Hemos visto cuando las abren y hay personas todavía amarradas o con sábanas del IMSS, cuando se supone que ya pasaron por un proceso forense. Dicen que de noche llegan los marinos y los avientan, así nomás, sin cuidado y sin procesos legales. Se sabe también que entregan cuerpos que no son, a sabiendas, por flojera de hacer los estudios forenses.

Una tragedia que sucede todos los días en nuestro país, en la que parece que muchos no hacen, ni hacemos, mucho por respaldar, empezando por los gobiernos de todo el país.

Para quienes viven la tragedia de tener un familiar desaparecido, los tres niveles de gobierno son un fracaso, sin importar su filiación política. Nadie las ayuda realmente, realizan su búsqueda en condiciones adversas, hacen el trabajo que tendría que hacer el Estado, brincando todas las trabas que la autoridad es capaz de ponerles… y aun así, han logrado encontrar a seres queridos y a cientos más de desaparecidos.

Dice el comité de Derechos Humanos de la ONU que tiene registro de que en México hay aproximadamente 94 mil desaparecidos, pero que sólo se conocen 35 sentencias. La impunidad ronda el 100%.

Deben lidiar diariamente con gobiernos omisos, militares y policías hostiles, carencia de recursos, inexistencia de protocolos, burocracia, desinterés, permanente clima de amenazas y acusan complicidad de la prensa al callar las dimensiones del problema.

Lucía de los Ángeles Díaz, del colectivo Solcito, de Veracruz, es contundente: “Yo acuso de omisos y criminales a los medios de comunicación grandes, los de la ciudad de México. Apenas hacen menciones marginales a nuestros esfuerzos.

“Nosotras, en nueve meses hemos encontrado 65 cuerpos, y eso para los medios no es noticia. En otros países, en Alemania, eso sería una gran nota, un escándalo, aquí no pasa nada.”

Delia Icela Quiroa Flores Valdés, del Colectivo 10 Marzo de Tamaulipas, y Celia Flores, del Colectivo Madres Buscadoras fueron menos rudas con los medios, sobre todo con los periodistas locales, que han ayudado a visibilizarlas e incluso a darles la protección que indirectamente les otorga la difusión de sus casos

Delia relató el caso de cuando fueron al predio La Bartolina, donde primero tuvieron que pedir permiso al grupo criminal de Los Ciclones para entrar. “Era urgente ir, porque el agua de mar estaba arrastrando huesos y evidencias; dice que encontraron tapetes de auto con manchas hemáticas que la autoridad no quería recolectar, o ropa con hongos que no querían recoger, aun siendo evidencia.”

Cecilia, de la madres buscadoras de Sonora, contó del viacrucis para acceder al uso de una máquina que compró el gobierno federal, a un costó 8 millones de pesos, con la que se pueden procesar identificaciones de ADN de 5 casos en una hora, contra los meses que tarda el método tradicional.

“Y pues la máquina no se usa, o muy de vez en cuando. Sólo ayer encontramos 18 fosas con cuerpos, en Sonora, pudimos ver 14 y a otras 3 no nos dejaron ir. De aquí a que se comience a procesar la información genética de los encontrados pasarán meses. ¡Ahí podría estar mi hijo! Es desesperante.”

De los Semefos hablaron mucho y mal. Delia: “En Reynosa había uno muy chiquito, pero después de la matanza de San Fernando, se construyó uno más grande. Pero ahora éste no tiene luz, no tienen para pagarla. Otros semefos tienen cuerpos apilados, arrumbados como basura, abiertos en canal algunos. Terrible

Las fosas comunes son otro caso. Hemos visto cuando las abren y hay personas todavía amarradas o con sábanas del IMSS, cuando se supone que ya pasaron por un proceso forense. Dicen que de noche llegan los marinos y los avientan, así nomás, sin cuidado y sin procesos legales. Se sabe también que entregan cuerpos que no son, a sabiendas, por flojera de hacer los estudios forenses.

Una tragedia que sucede todos los días en nuestro país, en la que parece que muchos no hacen, ni hacemos, mucho por respaldar, empezando por los gobiernos de todo el país.