Luego de las fiestas, por la entrada de la Navidad y el Año Nuevo 2020, el despertar para los habitantes del Valle de México ha sido amargo, por la escalada de precios y los llamados ajustes a diversos servicios, no obstante que unas semanas antes se había anunciado que no habría aumento a impuestos ni nuevos cobros.
Pese a todo, el alza de precios y los llamados ajustes ya pulverizaron el aumento al salario mínimo, que dicho sea de paso es únicamente para quienes ganan esta percepción, no para todos.
Estos ajustes ya se veían venir desde el momento en que fue aprobada la Miscelánea Fiscal 2020, donde se dijo que habría aumento a bebidas azucaradas, alcohol y tabaco, según para inhibir su consumo.
Tal vez, sería bueno pensar en una buena campaña nacional desde las primarias para que la población conozca los riesgos del consumo excesivo de azucares, contenidas en jugos y refrescos, mismas que aceleran enfermedades como las ligadas a la obesidad, que van desde la hipertensión hasta la diabetes.
Lo mismo debe ocurrir con el consumo de drogas legales como el alcohol y el tabaco, sin embargo, se fueron por la fácil, que es aumentar el precio, como si de esta manera la población fuera a hacer conciencia y dejara de consumir estos productos.
A esto se suma que habrá multas que van de los 42 mil a 168 mil pesos, para quienes no acaten el llamado para evitar entregar al consumidor final bolsas de plástico, como si el imponer leyes punitivas fuera a crear la conciencia necesaria para cambiar la forma de vivir.
Y si cree que ahí termina todo, espere, además hay aumento a servicios como las licencias para conducir tipo A para automovilistas, B para taxistas y C para transporte de pasajeros y tenencia.
Además, aumento en reposición de tarjeta de circulación, actas de nacimiento y matrimonio. Y si vive en el Edomex: dos pesos más al pasaje de transporte colectivo, Mexibus y Mexicable.
No es lo mejor ver el lado negativo de las cosas, pero cerrar los ojos a la realidad no la hace desaparecer.
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