Desde el primer momento en que ocurrió la balacera en Plaza Artz, todo se centró en la movilización, la participación de varios hombres, el terror causado a los comensales y aunque la pistolera ofreció una primera versión, poco se indagó de ella.
“Lo conocí por las redes sociales y me engañó” dijo tranquila a los policías y se tragaron el anzuelo, porque con esta novela trágica de amor fue presentada ante las autoridades.
Pero se cayó todo cuando las víctimas fueron identificadas por sus credenciales, lo cual llevó los reflectores a ellos, de quienes habló la embajada y hasta un medio de comunicación de Jerusalem, donde ofrecieron un perfil de al menos uno de los caídos, a quien relacionan con el crimen.
Esta carrera criminal no solo ocurrió en Israel, donde al parecer debía una vida, también en esta Ciudad de México, donde hace unos años fue detenido por traficar drogas, lo que le costó un tiempo tras las rejas.
La última vez que entró a México fue con un motivo muy rosa, porque aquí tenía una “novia” y al parecer le fue aceptado.
Aunque volviendo a la detenida Esperanza “N” hay mucha historia detrás que sería interesante conocer: una mujer a quien no le tembló la mano para accionar la pistola.
Ella fue certera en sus tiros y tenía todo un plan de entrada y salida, con un transporte que la sacaría de la zona, aunque parece que todo cambió con la aparición de uniformados de la SSC.
De Esperanza poco se sabe, únicamente que es oriunda de Tláhuac, que ahí tendría su domicilio y hasta estuvo inscrita en el padrón de algunos programas sociales, es decir, no se trata de ninguna sombra, por lo cual la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México tiene todo para aclarar este caso que implica a las mafias de Israel y México.
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