A quince meses de decretada la pandemia, después de poco más de dos millones de contagios y miles y miles de muertos, luego de ver empresas grandes despedir a millones de trabajadores y a pequeños negocios nacer y morir en medio de la crisis, al fin el color verde llegó al semáforo, al menos en la CDMX.
Verde no significa para nada que ya se puede salir sin cubrebocas, o hacer la fiesta masiva que quedó pendiente el año pasado, este color significa que hay suficientes camas para atender a la población, es decir, el verde solo significa que si hay enfermos graves, habrá camas con ventilador disponibles para ellos.
De ahí que sea la responsabilidad de uno la que predomine y prevalezca, como si se tratara de la ley del más fuerte, el mejor cuidado es el que va a lograr sobrevivir, porque lo que si es un hecho es que ahora los contagios se siguen contando por miles al día, lo que dice que no está bajando el índice, solo que ahora si hay donde internarlos.
Es cierto, los contagios han mostrado una tendencia a la baja, de ahí que haya unidades covid que ya están desapareciendo, hospitales que ya se están reconvirtiendo de nuevo a su esquema original y por supuesto, a la baja en los traslados vía ambulancia también han disminuido, eso es un hecho que no se puede refutar.
No obstante, eso no significa para nada que ya todo pasó y que solo fue una lluvia que ya se quitó. Los contagios siguen tan a la orden del día que sin problema cuadruplicaría la cantidad que hoy exactamente hace un año se estaban contabilizando; es decir, matemáticamente hay muchos más contagios el 6 de junio de 2021, que el 6 de junio de 2020.
Tampoco es que ya con la vacuna todos estén a salvo, pues esta solo reduce el índice de mortalidad, no previene el contagio, lo cual nos lleva a que no, el verde no nos está fijando el final de la pandemia, no nos está dando la pauta para dejar el cubrebocas y las medidas de seguridad; únicamente nos señala que tenemos un lugar casi seguro en un hospital.
Sería demasiada IRRESPONSABILIDAD de nuestra parte pensar que a partir del lunes y como por arte de magia, ya podemos volver a nuestra vida de antes, vida que por cierto ya no volverá; sería irresponsable creer que quienes manejaron 15 meses la pandemia con las patas, en un día hayan aprendido todo y cambiado.