/ domingo 16 de junio de 2019

La Cueva de Amparo Montes

Solo Bohemios

La Cueva de Amparo Montes

Por Rodrigo De La Cadena

Había una vez una voz pasional que surcó el éter franqueando las barreras del tiempo y el espacio apoderándose de las emociones de más de una generación que nació, creció y amó al compás hechizante de las canciones que interpretara quien fuera conocida como “La señora Bolero”, portento cultural que conquistó la radio y los tocadiscos, adueñándose a su vez de las noches de la Ciudad de México a través de un sitio emblemático que se convirtió en el refugio de las almas bohemias: La Cueva que dió amparo de amor a los románticos inquebrantables.

Corría el año de 1941 cuando México comenzaba a disfrutar una notable paz post-revolucionaria a través del impulso ascendente de su industria nacional en todos los ámbitos. La demografía no superaba los 23 millones de habitantes, mientras que la metrópoli vivía el florecimiento del arte y la cultura en lo que hoy llamamos “la época de oro”. La música de moda la encabezada el prodigioso músico poeta y flaco Agustín Lara, quien mediante intérpretes como Pedro Vargas y Toña La Negra contagiaba de emociones el sentir popular de las américas a ritmo de Bolero, Tango y Fox Trot.

Fue a través de la radio, principal vehículo de difusión en la comunicación masiva en la primera mitad del siglo XX, que la XEQ, recién inaugurada emisora de vanguardia y semillero del arte nacional, fue testigo de una auténtica serendipia cuando la joven chiapaneca acudió al popular programa “Quiero trabajar” en busca de oportunidades como taquimecanógrafa y al ser rechazada por falta de vacantes, el otrora popular locutor Ramiro Gamboa (después Tío Gamboín) al escucharla hablar le preguntó si sabía cantar y ella contestó que sí. De inmediato Chalo Cervera, pianista, se dispuso a acompañarle “Altivez” de Alfredo Parra, provocando una reacción muy positiva tanto en la audiencia del teatro-estudio como en Enrique Contel, Emilio Ballí y Carlos Riveroll, los dos gerentes y el director artístico de la Q. A partir de entonces el éxito no se hizo esperar y Amparo, la revelación del momento, se convirtió en una de las cancioneras estelares de la época.

El 4 de Septiembre de 1970 se materializa su sueño: La Cueva de Amparo Montes como guarida que cobijara en su seno el reducto de la música de la época romántica en contrapartida con el rock’n’roll, entonces tan de moda.

La primera Cueva, ubicada en la avenida Morelos, en la planta baja del restaurante-bar Cardini Internacional, estuvo administrada por Antonio Radell y Alex Cardini Jr. Su primer elenco fue conformado por los cantantes Salvador García, José Luis Caballero, Jorge Fernández, Bertha Cervera y la pianista yucateca Teté Cuevas, integrándose posteriormente el compositor y pianista veracruzano Miguel Pous.

No era raro encontrarse en las noches bohemias con celebridades como María Félix, Cantinflas, Mario Moya Palencia, Chabuca Granda, Eugenio Méndez Docurro, Jacobo Zabludovsky, Irma Dorantes, Verónica Castro, José Luis Cuevas, Jorge Carpizo, Silvia Pinal, Yolanda Vargas Dulché, Nacho Santibáñez, Ignacio López Tarso, Gustavo Alatriste, Roberto Blanco Moheno, Alejandro Carrillo Castro, Guillermo Ochoa o Pancho Liguori.

”Ayer iba el hombre ignaro

A su cueva en pos de amparo;

Hoy que el arte al mundo eleva

Va el ser sensible y preclaro

En pos de Amparo a su cueva”

- Tomás Perrín

¡Ni una línea más!

Solo Bohemios

La Cueva de Amparo Montes

Por Rodrigo De La Cadena

Había una vez una voz pasional que surcó el éter franqueando las barreras del tiempo y el espacio apoderándose de las emociones de más de una generación que nació, creció y amó al compás hechizante de las canciones que interpretara quien fuera conocida como “La señora Bolero”, portento cultural que conquistó la radio y los tocadiscos, adueñándose a su vez de las noches de la Ciudad de México a través de un sitio emblemático que se convirtió en el refugio de las almas bohemias: La Cueva que dió amparo de amor a los románticos inquebrantables.

Corría el año de 1941 cuando México comenzaba a disfrutar una notable paz post-revolucionaria a través del impulso ascendente de su industria nacional en todos los ámbitos. La demografía no superaba los 23 millones de habitantes, mientras que la metrópoli vivía el florecimiento del arte y la cultura en lo que hoy llamamos “la época de oro”. La música de moda la encabezada el prodigioso músico poeta y flaco Agustín Lara, quien mediante intérpretes como Pedro Vargas y Toña La Negra contagiaba de emociones el sentir popular de las américas a ritmo de Bolero, Tango y Fox Trot.

Fue a través de la radio, principal vehículo de difusión en la comunicación masiva en la primera mitad del siglo XX, que la XEQ, recién inaugurada emisora de vanguardia y semillero del arte nacional, fue testigo de una auténtica serendipia cuando la joven chiapaneca acudió al popular programa “Quiero trabajar” en busca de oportunidades como taquimecanógrafa y al ser rechazada por falta de vacantes, el otrora popular locutor Ramiro Gamboa (después Tío Gamboín) al escucharla hablar le preguntó si sabía cantar y ella contestó que sí. De inmediato Chalo Cervera, pianista, se dispuso a acompañarle “Altivez” de Alfredo Parra, provocando una reacción muy positiva tanto en la audiencia del teatro-estudio como en Enrique Contel, Emilio Ballí y Carlos Riveroll, los dos gerentes y el director artístico de la Q. A partir de entonces el éxito no se hizo esperar y Amparo, la revelación del momento, se convirtió en una de las cancioneras estelares de la época.

El 4 de Septiembre de 1970 se materializa su sueño: La Cueva de Amparo Montes como guarida que cobijara en su seno el reducto de la música de la época romántica en contrapartida con el rock’n’roll, entonces tan de moda.

La primera Cueva, ubicada en la avenida Morelos, en la planta baja del restaurante-bar Cardini Internacional, estuvo administrada por Antonio Radell y Alex Cardini Jr. Su primer elenco fue conformado por los cantantes Salvador García, José Luis Caballero, Jorge Fernández, Bertha Cervera y la pianista yucateca Teté Cuevas, integrándose posteriormente el compositor y pianista veracruzano Miguel Pous.

No era raro encontrarse en las noches bohemias con celebridades como María Félix, Cantinflas, Mario Moya Palencia, Chabuca Granda, Eugenio Méndez Docurro, Jacobo Zabludovsky, Irma Dorantes, Verónica Castro, José Luis Cuevas, Jorge Carpizo, Silvia Pinal, Yolanda Vargas Dulché, Nacho Santibáñez, Ignacio López Tarso, Gustavo Alatriste, Roberto Blanco Moheno, Alejandro Carrillo Castro, Guillermo Ochoa o Pancho Liguori.

”Ayer iba el hombre ignaro

A su cueva en pos de amparo;

Hoy que el arte al mundo eleva

Va el ser sensible y preclaro

En pos de Amparo a su cueva”

- Tomás Perrín

¡Ni una línea más!