Es cierto que nadie se esperaba que el año 2020 estuviera marcado por una crisis pandémica que suma ya más de 4,400 muertes y cerca de 43 mil infectados, por la que además un millón de mexicanos perderán su empleo y más de 10 millones ingresarán a las filas de pobreza.
Después de la cuarentena –nombre que quedó corto frente al paro que ya lleva casi 60 días- las autoridades gubernamentales, tal como lo han venido haciendo hasta ahora con el manejo de cifras de la pandemia, lanza mensajes inciertos, ambiguos y sin metodología para anunciar la reanudación de actividades.
Sin una estrategia definida, la autoridad federal anuncia la reanudación de actividades en sectores productivos prioritarios y solo en aquellos municipios que registren bajas tasas de trasmisión y contagio por COVID-19, decisión y responsabilidad que endosó a los gobiernos municipales y estatales.
Tal anunció ya prendió todas las alertas en estos niveles de gobierno que no tienen la certeza de llamar a la población a retomar sus actividades al no contar con datos contundentes que les garantice que no se podrá en riesgo la salud de las personas.
La incertidumbre no se hizo esperar en los llamados ridículamente “municipios de la esperanza”, denominación que de tajo discriminó a todos los demás que ahora deberán ser considerados como “los municipios sin esperanza o desesperanzados”. Y conste que no es alusión a la Ciudad de México.
No solo los ex Secretarios de Salud cuestionan las cifras de la pandemia. Las dudas y la incertidumbre es generalizada, como lo demuestra la creciente demanda de solicitudes de información interpuestas ante el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que hasta la fecha ha recibido un total de 1,793 solicitudes de información sobre la evolución de la pandemia y ha registrado 26,500 visitas al micrositio Transparencia Proactiva COVID-19.
Más allá de la verborrea, las principales dudas de los mexicanos versan obviamente sobre el número de enfermos, muertes, casos sospechosos y velocidad de contagio, así como el método o modelo utilizado para conocer el comportamiento de las distintas fases de la pandemia, que hasta ahora ha mostrado una serie de errores, pues primero se habló de un confinamiento de 30 días, pero ya van casi 60 días; además de picos de contagio itinerantes que se van recorriendo e incluso coinciden con las fechas propuestas para reanudar actividades productivas o escolares.